domingo, 22 de abril de 2018

1984. ETA asesina en Pamplona al Policía Nacional Diego Torrente Reverte

Hacia las nueve de la noche del jueves 7 de junio la banda terrorista ETA asesinaba en Pamplona al Policía Nacional Diego Torrente Reverte disparándole a quemarropa. La víctima recibió varios impactos en la cintura y en la cabeza, y falleció de modo inmediato. 

El atentado se produjo en las inmediaciones del estadio de fútbol El Sadar, en cuya zona se entrenaba todos los días el policía asesinado, que se hallaba preparando un examen de profesor de Educación Física. Diego Torrente se encontraba fuera de servicio, limpiando su coche, cuando se le acercaron dos etarras con la intención de robarle el vehículo, ignorando que su propietario era un agente de la Policía. Uno de ellos se dispuso a sacar la pistola mientras decía "Somos de...". Diego se dio cuenta de que eran terroristas y creyó que iban a matarle, por lo que no le dejó acabar la frase y se abalanzó sobre sus agresores. Durante el forcejeo uno de los etarras logró darle un empujón, momento que aprovechó el otro para dispararle a quemarropa en el corazón. Inmediatamente después se dieron a la fuga en un “R- 1 2” de color crema, en el que les esperaba un tercer componente del comando. En el lugar del atentado fueron encontrados varios casquillos de bala, calibre 9 mm. “Parabeilum”, munición habitualmente utilizada por ETA-M. 

Policía Diego Torrente Reverte

El funeral de corpore insepulto por el alma del Policía Nacional Diego Torrente, al que asistió el ministro del Interior, José Barrionuevo, se celebró al día siguiente, en la Iglesia de Cizur Mayor, próxima a Pamplona. 

A su llegada el ministro del Interior, a quien acompañaban el inspector jefe de la Policía Nacional, general Félix Alcalá Galiano, y el presidente del Gobierno de Navarra, Gabriel Urralburu, fue increpado por numerosos de los asistentes al acto fúnebre, que se desarrolló en medio de un ambiente de gran tensión y nerviosismo ante la imposibilidad de las Fuerzas del Orden de contener los excitados ánimos de los centenares de ciudadanos presentes. 

En el interior de la iglesia, que estaba completamente abarrotada de público, una hermana del Policía Nacional asesinado, golpeó en varias ocasiones al ministro del Interior, José Barrionuevo, que, al igual que las demás autoridades presentes, fue insultado repetidas veces, y hubo de protegerse con sus manos de los golpes que la mujer le propinó con su bolso cuando el ministro iba a darle el pésame. Los redactores gráficos tuvieron prohibida la entrada al templo. 

En su homilía, el sacerdote Florentino Lategui, que ofició el funeral, hizo referencia a que dos de los hijos del policía nacional asesinado iban a realizar la primera comunión mañana, domingo, lo que provocó escenas de gran emoción. "Habéis matado", dijo el sacerdote, "la inocencia de unos chicos maravillosos que creían en un mundo bonito. Quiera Dios que la semilla del odio que en ellos habéis sembrado no fructifique". Y añadió: "Me aterra pensar que en medio de nosotros, disfrazados de personas, puedan existir hienas con sed de sangre. Y me aterra que haya una especie de animales sin alma ni sentimiento que puedan aplaudir a unos asesinos que no acaban de entender lo que significa ser personas". 

Al finalizar las honras fúnebres, el féretro de Diego Torrente, envuelto en la bandera Nacional, fue sacado a hombros por sus compañeros, mientras la Unidad de Música de la División Navarra nº 6 interpretaba La Muerte no es el Final, el toque de Oración y el Himno de la Policía Nacional, ante la emoción de los centenares de presentes que volvieron con sus gritos a increpar a las autoridades y a dar Vivas a España, a la Policía Nacional y a la Guardia Civil. Una gran pancarta en la que se podía leer “Habéis entregado todo a ETA pero con Navarra no podréis” fue desplegada a la salida del templo. 

El féretro que contenía los restos de Diego Torrente Reverte fue trasladado a Puerto Lumbreras (Murcia), su localidad de nacimiento, para recibir cristiana sepultura. 

Los autores del asesinato de Diego Torrente pertenecían al grupo Mendaur de ETA. En 1985 la Audiencia Nacional condenó a Enrique Labay Machín a 27 años de cárcel. Al ser condenado por el antiguo Código Penal de 1973, redimió penas que le permitieron salir de prisión en 2006, en vez de hacerlo en 2014. 
Labay era uno de los 118 reclusos etarras que abandonarían la prisión hasta 2008 por beneficios penitenciarios, y pudieron adelantar sus excarcelaciones al redimir sus penas realizando actividades en el centro penitenciario o matriculándose en la Universidad. 

Nueve años después, en 1994, la misma sección 2ª condenó a sendas penas de 27 años de prisión a los otros dos componentes del comando que asesinó al Policía Nacional Diego Torrente, José Ignacio Urdiain Ciriza y Joaquín Sancho Biurrun. Urdiain fue detenido en Francia el 13 de abril de 1989 y extraditado a España el 9 de enero de 1992. Formó parte del comando Mendaur de ETA que operó en Pamplona a principios de los años ochenta y después estuvo integrado en el comando Goierri. Condenado a penas que sumaban más de 340 años de cárcel por tres asesinatos y un secuestro, cumplió 21 años de prisión en España y abandonó el centro penitenciario donde se hallaba en 2013, tras la sentencia del tribunal de Estrasburgo que dejaba sin efecto la aplicación de la doctrina Parot . Por su parte Sancho Biurrun se integró en ETA en 1982 formando parte del comando Mendaur. Huyó a Francia al ser desmantelado ese grupo. Fue detenido en 1989 por la policía gala y condenado a 4 años de prisión por los tribunales de París. Extraditado en 1993, fue condenado a 57 años de prisión por dos asesinatos. Abandonó la cárcel en 2013 después de haber cumplido veinte años por el mismo motivo que su compañero pistolero Urdain Ciriza. 

Diego Torrente Reverte tenía de 30 años. Natural de Puerto Lumbreras (Murcia), estaba casado y tenía tres hijos de corta edad. En el año de 2005 el Ayuntamiento de su localidad natal acordó poner el nombre del agente asesinado a una de las plazas del pueblo. 

De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo. 

Carlos Fernández Barallobre. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario