Del boletín "Emblema" de abril tomamos este artículo de nuestro buen amigo Carlos Fernández Barallobre.
Un comando del Exército Guerrilleiro do Pobo Galego Ceibe (EGPGC), formado por 4 militantes atacaba el 2 de febrero de 1989 a dos agentes de la Guardia Civil en el municipio de Irijoa (La Coruña) causando la muerte al Guardia Civil Benedicto García Ruzo e hiriendo a su compañero Antonio Pérez Freire.
Guardias Civiles y vecinos rastrean el monte, tras el asesinato del agente García Ruzo |
El grupo terrorista había secuestrado en La Coruña, en la noche del miércoles 1 de febrero, a un vigilante nocturno, al que abandonó en la localidad de Suevos después de robarle su revólver. A continuación se trasladó al punto del atentado. A la una y cinco de la madrugada, los terroristas realizaron una llamada telefónica al cuartel de la Guardia Civil en Irijoa en la que anunciaron un accidente de circulación
Acudió al lugar una pareja de la Guardia Civil, encontrando a un individuo tendido delante de un Ford Fiesta. Cuando uno de los Guardias Civiles se acercó para auxiliar al supuesto herido, los terroristas trataron de anestesiarle con cloroformo, pero fallaron en el intento.
Se produjo entonces un tiroteo que se saldó con la muerte del miembro del Instituto Armado, Benedicto García y las graves heridas de Antonio Pérez Freire, quien, pese a recibir cinco balazos, logró dar aviso a las fuerzas de la Benemérita mediante la emisora del coche oficial, al grito de “¡Nos están matando!”, a la vez que inutilizaba a tiros el vehículo de los asesinos, por lo que estos tuvieron que huir a pie.
Dos de los cuatro miembros del comando fueron arrestados de inmediato por la Guardia Civil en las proximidades del lugar, mientras los otros dos huyeron del lugar. Sin embargo dos días después, era detenida en La Coruña, Josefa Rodríguez Porca, acusada de ser la líder del comando asesino de Irijoa. Ocho miembros del Exercito fueron enviados a una cárcel en Madrid. Otros miembros del grupo se refugiaron en Portugal.
La capilla ardiente del malogrado servidor del orden quedó instalada en la Casa-Cuartel de Irijoa, por donde pasaron el alcalde de La Coruña, Francisco Vázquez; el gobernador civil, Ramón Berra; el presidente de la Diputación de La Coruña, José Manuel Romay Beccaría; el capitán general, teniente General Martínez Pariente; y el gobernador militar, General de División Jorge Suanzes; entre otras autoridades civiles y militares
Al día siguiente los restos mortales de Benedicto García Ruzo recibieron sepultura en el panteón familiar del cementerio de Bandoxa-Oza dos Ríos, de donde era natural, ante un millar de personas. Con los acordes del himno Nacional, la Banda y Música del Gobierno Militar de La Coruña recibió el féretro con los restos mortales de Benedicto García Ruzo, que envuelto en la Bandera Nacional, fue portado a hombros por sus propios compañeros. Instantes antes de que el cadáver entrase en la iglesia parroquial de San Martín de Bandoxa-Oza dos Ríos, sobre las cinco de la tarde, el director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, colocó sobre el féretro la Cruz de Oro al Mérito de la Guardia Civil, al tiempo que la Unidad de Música interpretaba la marcha “La muerte no es el final”.
A las honras fúnebres, entre otras autoridades civiles y militares, asistieron el presidente de la Xunta, González Laxe y el director general de la Guardia Civil, Luis Roldan, varios conselleiros del gobierno gallego, capitanes generales de la Zona Marítima del Cantábrico y de la Región Militar del Noroeste, gobernador civil y el general jefe de Estado Mayor, entre otras personalidades civiles y militares.
La misa de cuerpo presente fue oficiada por el obispo auxiliar de Santiago, Ricardo Blázquez, que en su homilía dijo que “los autores del atentado pretenden sustituir la voluntad popular por sus sueños peligrosos y sus utopías negadoras de libertad.”
Una vez finalizado el acto religioso, el cuerpo del guardia civil asesinado fue trasladado al panteón familiar, en una de cuyas urnas quedó depositado el féretro, en medio de escenas de gran dolor de familiares y compañeros, La Unidad de Música del Gobierno Militar de La Coruña dio su último adiós a Benedicto García Ruzo con las notas del himno de la Guardia Civil.
Muy debilitado por aquellas detenciones, pero sobre todo por la falta de credibilidad y apoyo en la sociedad gallega, al ver que se habían convertido en una banda de despiadados asesinos terroristas, con dos crímenes a la espalda y el brutal atentado contra la discoteca Clangor el criminal grupo cesó momentáneamente en su actividad delictiva, reapareciendo en septiembre 1991 cuando la Policía Nacional detuvo a Manuel Chao y a otros miembros del EGPGC en la frontera franco-española de Cataluña, desmantelando por completo la organización terrorista. Según los datos de la Policía Nacional, desde 1987 hasta 1993 el EGPGC mató a dos personas e hirió a otras 48.
En junio de 2003 la Audiencia Nacional condenaba a 72 años de cárcel al integrante del Exército Guerrileiro do Povo Galego Ceibe, Manuel Quintáns López, extraditado desde Méjico adonde había huido, por su participación en el atentado perpetrado en 1989 en Irijoa (La Coruña) contra el Guardia Civil Benedicto García. Josefa Rodríguez Porca, sería condenada a 84 años de cárcel. Sin embargo en 2013, al anularse la doctrina Parot abandonaría definitivamente la cárcel saliendo en libertad.
Manuel Quintans, tras salir de prisión se dedicó a escribir. El primer líder del exercito, Antón Arias Curto sería condenado a 10 años de prisión, tras haberlo amnistiado el gobierno socialista de Felipe González en 1986, siendo detenido de nuevo en 1988. En septiembre de 1995 fue liberado al cumplir las dos terceras partes de la condena
Por su parte el otro líder, Manuel Chao Dobarro, juzgado en la Audiencia Nacional el 11 de abril de 1994, fue condenado a 17 años de cárcel, saliendo en libertad condicional el 13 de agosto de 1999.
El Guardia Civil Benedicto García Ruzo, era natural de Oza de los Ríos, tenía 45 años. Estaba casado y era padre de una hija de 9 años.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se concedió al Guardia Civil Benedicto García Ruzo la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
Carlos Fernández Barallobre.
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