viernes, 22 de marzo de 2024

Al respecto de la Placa-insignia de la Escala Superior de 1942

El pasado día 18 publicamos, en este blog, una entrada al respecto de una Placa-insignia de la Escala Superior, reglamentada en 1942, recientemente incorporada a la valiosa colección de nuestro buen amigo, compañero y colaborador Simón Javier Iglesias Andrés.

En la remisión de los datos de la Placa, Simón Javier ya nos explicaba que esta había sufrido daños en su cromatismo debido, probablemente, a su uso o a una mala restauración.

Ahora, un lector del blog nos remite un correo en el que nos manifiesta lo siguiente:

"Me he quedado estupefacto cuando he visto las fotos que has publicado, al ver el destrozo que a mí juicio le han hecho a esa Placa.

Estado de la pieza cuando fue vendida por su propietaria

Esa placa la puso a la venta una heredera de un Comisario, a mediados de febrero, quien la ofreció a varias personas, y uno de ellos pagó una barbaridad de dinero en una especie de subasta por un conjunto de 4 placas entre las que se encontraba ésta.

Adjunto dos fotos del estado en la que se encontraba ésta placa, que no era la mejor del mundo, pero tenía una pátina acorde al uso que tuvo, con algunos saltos de esmalte, y manteniendo aún restos del baño de dorado que llevaba la misma, y manteniendo algo del acabado original del águila con el tono que incluso sale en el BOE de la época:

"en el centro, el escudo nacional, compuesto del águila imperial, sobrepuesta en alpaca plateada imitación plata oxidada".

Parte posterior de la pieza

Quiero transmitirte mi indignación, porque en mi opinión, creo que los aficionados y coleccionistas a estas piezas históricas, tenemos una responsabilidad con las insignias que adquirimos, y más aún con piezas tan extraordinarias como esta que nos ocupa, para preservarlas durante muchos años en el mejor estado posible sin causarles daños irreparables.

Me da mucha pena que personas con un altísimo poder adquisitivo pero sin ningún criterio ni histórico ni de conservación y restauración, adquieran estas piezas por capricho y las destrocen a su antojo.

Pues quien haya realizado la "restauración" pintando donde faltaba el esmalte, puliendo el metal hasta acabar con cualquier resto original, ha hecho algo equiparable al famoso "Ecce Homo" de localidad de Borja en Zaragoza, donde se destrozó una pintura mural de incalculable valor".

Igualmente, señala que "También sería interesante que hicieras una entrada en tu blog pidiendo que si no se tiene conocimientos de restauración, que no se toquen esas insignias para no perderlas para siempre".

Apoyamos la opinión de este lector de la que es partícipe. igualmente, Simón Javier Iglesias, muy sensibilizado con este tema quien conoce a la perfección no solo los desaguisados hechos en materia de restauración de piezas, sino también la necesidad de no tocar nada si no se tienen suficientes conocimientos para ello. 

Una pieza mal restaurada carece del mínimo valor al no ajustarse a lo contemplado en la norma que reguló su uso. Por tanto, las restauraciones no pueden quedar al albur del restaurador y, mucho menos, practicarlas con el fin de que las piezas "queden más bonitas" ya que el daño es irreparable.

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