Con mucha tristeza e indignación, recibimos la noticia de la muerte, en acto de servicio, de un miembro de la Policía Nacional.
Es indignante la situación de las Fuerzas del Orden en nuestra Patria, impedidas de actuar o con miedo a hacerlo para evitar las consecuencias que ello puede acarrear.
Vivimos en un país en el que los asesinos de Policías ocupan escaños en las Instituciones con la aquiescencia del gobierno e incluso, alguno que se emocionaba viendo como apaleaban a un policía, ocupó cartera ministerial.
Hay que echar fuera a esta gentuza de las Instituciones, ¡ya!
Descanse en paz este Policía caído en acto de servicio, en cumplimiento de su sagrado deber y que para él brille, por la intercesión del Santo Angel de la Guarda, una luz perpetua..
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