Del boletín "Emblema" de enero, tomamos este interesante trabajo de nuestro amigo, compañero de la Orden de la Placa y el Mérito y colaborador, Carlos Fernández Barallobre.
En la madrugada del domingo 2 de diciembre, un vecino de Sabadell se despertó de forma repentina al escuchar un fuerte golpe que provenía del patio de luces de su vivienda. No le dio la mayor importancia y se volvió a dormir.
Helena Jubany |
Sin embargo, sobre las nueve de la mañana, otro vecino descubría un cuerpo desnudo de una mujer joven, con parte de su ropa interior quemada, con la cabeza desfigurada a consecuencia del impacto contra el suelo, hecho que imposibilitó la identificación inmediata, tendido en el patio interior del edificio.
Se trataba de Helena Jubany, una bibliotecaria de 27 años de edad, que además de su profesión era periodista y escribía cuentos infantiles en idioma catalán y pertenecía a un grupo de naturaleza la Unión Excursionista de Sabadell.
El día uno de diciembre Helena se había citado con su padre para comer en Mataró. Al ver que no aparecía, decidió llamarla pero no contestó. El domingo había quedado con una amiga, tampoco apareció. Su padre, preocupado, se desplazó hasta el piso de Sabadell, sin encontrarla. Como era domingo, esperó al lunes para contactar con su lugar de trabajo, la biblioteca de Sentmenat, donde trabajaba y donde le informaron de que el viernes no se había presentado a trabajar. A raíz de esto, el padre de la víctima denunció la desaparición. Fue gracias a la denuncia que la Policía Nacional pudo identificar el cadáver de Helena.
La causa fue asumida por el juez Manuel Horacio García, del Juzgado de Instrucción número 3 de Sabadell. Las primeras indagaciones de la Policía Nacional apuntaron a que la víctima Helena, habría recibido una llamada por la mañana del viernes 30 de noviembre, saliendo de su casa y tomando su vehículo, dirigiéndose a la calle Calvet d'Estrella 48, con la confluencia de Güell i Ferrer de Sabadell. Allí, en un inmueble, desde cuya azotea fue presuntamente lanzada Helena, propiedad de dos conocidos suyos, una maestra llamada Montse Careta y su compañero sentimental, un abogado criminalista, Santiago Laiglesia, alguien la narcotizó, pues la autopsia revelaría que le habían administrado una sustancia que contenía benzodiacepina, que la dejó inconsciente y la secuestró. Aún con vida, en estado semi comatoso, la subieron a la azotea del edificio donde fue lanzada, y donde la Policía encontraría cabellos de la víctima, así cómo la ropa que llevaba Helena plegada. La víctima tenía también algunas quemaduras y una sustancia blanquecina en la vagina. En la azotea la Policía Nacional encontró también una caja de cerillas que, supuestamente, habían servido para quemar a Helena.
Tras arduas investigaciones la Policía Nacional conoció que a Helena Jubany, la habían intentado envenenar en dos ocasiones. El 17 de septiembre de 2001, Helena encontró en el portal de su casa una botella de horchata, la bebida preferida de Helena, y unos pastelitos con una nota escrita a mano y en catalán, que decía: Helena, sorpresa. Pasábamos por aquí y hemos dicho: A ver Helena que se explica. Somos???? (Te llamaremos) “A comérselo todo”. El 9 de octubre Helena encontró un nuevo obsequio en la puerta de su casa, esta vez, un zumo de melocotón Granini, acompañado de una segunda nota manuscrita donde se indicaba que se tomara con buen humor la anécdota, que pronto se revelaría el misterio. La nota decía: “Helena, ante todo esperamos que te tomes esto con el mismo sentido del humor que nosotros. A la tercera revelaremos el misterio. Muy seguro te echarás unas risas. Nos gustaría mucho volver a coincidir en una excursión de la UES. Ya lo hablaremos! Ahora vamos a ver si encontramos un lugar bueno, bonito y barato en Sabadell para perfeccionar el inglés. Ah! Buen provecho, no nos hagas un feo, eh?! En la tercera ya nos invitarás tú, sin duda. Besos.” Ella lo ingirió y se sintió fatal, así que envió el resto a analizar y el resultado fue que estaba cargado de somníferos.
Esos dos anónimos encaminaron la investigación hacia un grupo de personas relacionadas con el grupo de excursionistas. Los funcionarios de Policía conocieron que Montse Careta y Santiago Laiglesia, al igual que Ana Echaguivel, a quien también se dirigieron las investigaciones, debido a que ella había podido ser la que escribió las notas anónimas contra Helena Jubany, eran miembros de la Unión Excursionista de Sabadell. Ni Montserrat, Santiago y Ana, pudieron explicar a la Policía dónde habían estado la noche de autos, y por qué no habían ido a trabajar la mañana del 3 de diciembre..
El 12 de febrero de 2002 la Policía Nacional detenía a Montserrat Careta como presunta autora del crimen, ingresando en la prisión de Wad-Ras de Barcelona. En un registro de su piso la Policía Nacional encontraría dos botes de Noctamid, un psicofármaco de efectos hipnóticos que contiene Benzodiapezina, la misma sustancia que se había encontrado en el cuerpo de la víctima. La Policía Nacional también localizó una caja de cerillas como las que se habían encontrado a la azotea.
Con Careta en prisión, el juez ordenó la detención de Santiago Laiglesia y de Ana Echaguivel. El 23 de marzo se detuvo a Ana Echaguivel, de 32 años y vecina de Sabadell. Tras realizársele una prueba de caligrafía esta determinó que era la autora de la primera mitad del segundo anónimo que Jubany había recibido las semanas previas a su muerte.
El 7 de mayo de 2002, Montserrat Careta fue encontrada muerta colgada en el lavabo de su celda en la prisión de Wad-Ras de Barcelona. Había dejado una nota donde aseguraba que era inocente del homicidio que se le atribuía. Tenía una cuerda de nilón ligada al cuello. Por su parte, Ana Echaguivel, fue puesta en libertad con cargos en junio de 2002.
En otoño de 2002 el juez levantó el secreto de sumario, y los familiares de Helena Jubany hicieron una rueda de prensa el 3 de octubre, donde el abogado de la familia, informó de una posible hipótesis de que el asesinato de Helena Jubany se fundamentaba en un "juego de rol".
En octubre de 2005, la causa fue finalmente archivada al considerar el juez que la “solidez de las pruebas” no era suficiente para sustentar la acusación, que también pesaba sobre el compañero sentimental de Careta, también detenido, Santiago Laiglesia Pla, quien por cierto no aparecía en ninguno de las casi 1.000 folios del sumario, y sobre Ana Echaguivel,
Con el sumario archivado, la familia de la presunta asesina Montserrat Careta, pidió la reapertura del sumario al considerar que el asesino o asesinos continúan libres, algo a lo que se han adherido los familiares de la víctima.
Todo apunta a que Santiago Laiglesia tiene mucho que decir, pues se conoció que dormía en el mismo piso donde ocurrió el crimen, pues tenía llaves del mismo; que las pruebas de la caja de cerillas y los envases de Noctamid, estaban colocadas para incriminar a Montserrat Careta, puesto que si ella efectivamente hubiera suministrado los fármacos a Jubany y realizado las quemaduras, no habría dejado ambas pruebas inculpatorias en su casa durante más de dos meses. Por otra parte Careta era una mujer pequeña y menuda de complexión, lo que no le hubiera permitido cometer ella sola el asesinato, pues no habría tenido fuerza suficiente para subir hasta la azotea el cuerpo de Helena y lanzarlo al vacío. Alguien le ayudó, como está convencido de ello un agente de la Policía Nacional, que cree firmemente que el asesino fue Santiago Laiglesia.
Finalmente el 3 de agosto de 2020 el juzgado de primera instancia n° 2 de Sabadell dictó la reapertura de la investigación por el asesinato de Helena Jubany, cuyo delito, según la ley, prescribe en 2025. ¿Se lograra conocer al asesino? ¿Se resolverá el crimen? La Policía Nacional continúa con su trabajo.
Carlos Fernández Barallobre.
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