jueves, 3 de febrero de 2022

José Ramos Bazaga

Nos hacemos eco y publicamos el interesante y documentado artículo de nuestro amigo y compañero, el Inspector Jefe Agustín Flores Aragón, que sobre la personalidad del que fuera miembro del Cuerpo de Vigilancia, José Ramos Bazaga, ha aparecido publicado en la Revista de Estudios Antequeranos.

Debido a la extensión del trabajo, lo publicaremos en dos entregas, una el texto y la segunda las imágenes que lo acompañan.

RESUMEN

Extremeño de nacimiento, José Ramos Bazaga, se asentó en Antequera a finales del S. XIX y durante seis años (1900-1906), vivió en la ciudad, en la que dirigió como Jefe, el Cuerpo de la Guardia Municipal. Durante su estancia en Antequera y dando riendas sueltas a su vocación literaria, comenzó a escribir algunos de sus libros, como “El Policía Práctico”, “Mis Memorias” o “Llagas Sociales”, incluso en unión de otros antequeranos, fundó la revista “Antequera en Fiestas”, que tuvo como mérito reunir a los distintos escritores de la ciudad, para enaltecer y divulgar las peculiaridades de la feria de agosto.

Con posterioridad a 1906, fallecido su amigo y mentor, el político Francisco Romero Robledo, quien le ayudó a conseguir su trabajo, dimitió del mismo y marchó a Madrid, donde opositó e ingresó en el Cuerpo estatal de Investigación y Vigilancia. En este Cuerpo desarrollaría una intensa actividad profesional que le llevaría a ocupar cargos de importancia en diferentes capitales del país y también en Francia. Acreedor a distintas condecoraciones policiales por sus meritorios servicios, moriría ya jubilado en 1955 en Valencia a los ochenta y dos años. En la última etapa de su vida padecería el sufrimiento por ver asesinado a su hijo, Teniente de la Guardia de Asalto en la Revolución de Asturias.

SYNOPSIS

Born in the province of Extremadura, José Ramos Bazaga settled in Antequera at the end of 19th century. He lived in the city for six years (1900-1906) and supervised the squad of police officers (Cuerpo de la Guardia Municipal) as their chief. During the stay in Antequera he let go of his literary vocation and started writing books harvesting titles like “El Policia Práctico” (The Practical Police), “Mis Memorias” (My Memories) and “Llagas Sociales” (Social Wound). He also founded the “Antequera en Fiestas” (Antequera in Festivities) magazine with some local people and succeeded to gather a range of writers of the city to upraise and disseminate the special features and characteristics of the August fair.

In 1906 after the death of his friend and mentor, the politician Francisco Romero Robledo, who had helped him to get his job, he resigned and departed for Madrid. In Madrid, he sat for an official exam and passed to join the national squad of investigation and surveillance (Cuerpo estatal de Investigación y Vigilancia). He carried out an intense professional activity in the squad, as a result he became an important in-charge in different capital cities of the country and also in France. Due to his praiseworthy dedication, he was truly deserving of those police awards granted. He deceased in 1955 at the age of 82 in the city of Valencia as one of the retired. Though, at the final page of his life he suffered from the murder of his son who was a lieutenant of the police assault force (Guardia de Asalto) during the revolution of the province of Asturias. (Traducción: MAN WAH CHU).

El Comisario José Ramos Bazaga


Antequera, a finales del 1900, daba el salto al siguiente año y siglo bajo la alcaldía de Francisco Guerrero Muñoz (1), persona muy vinculada a Francisco Romero Robledo, que venía ejerciendo el puesto de primera autoridad local desde el uno de enero de 1894, cargo en el que permanecería hasta junio de 1905. No era, sin embargo, la primera vez que dirigía el Consistorio, pues ya a inicios de la Restauración ocupó la Alcaldía entre los años 1876 y 1881.

Fue Francisco Guerrero Muñoz, un alcalde que impulsó la remodelación urbana de la ciudad con ensanches de aceras en calle Estepa, empedramientos y construcción de nuevos acerados en diferentes calles, conformación de paseos públicos, instalación de un nuevo alumbrado de la ciudad, etc. proyectó y ejecutó en suma multitud de acciones públicas en beneficio del común, que le valieron ser calificado como un buen alcalde y si no el mejor, uno de los mejores de todo el S.XIX.

De otra parte, la vida económica social antequerana a finales del S.XIX, se apoyaba en dos pilares fundamentales, uno de ellos, la industria textil desplegada a orillas del rio La Villa con un número considerable de fábricas instaladas, y aunque su actividad declinaba, trabajaban en ellas un buen porcentaje de obreros de la ciudad; y como segundo pilar, un potente sector agrario, que las desamortizaciones habían hecho aún más latifundista y más alejado en cuanto a posibilidades de adquisición de la propiedad por parte de los asalariados. Entre ambos sectores englobaban a la mayoría de la mano de obra de la ciudad, varios miles de obreros, todos ellos muy concienciados políticamente, en especial los del sector industrial. Decaía la industria, aumentaban los campesinos y la vida económica de la ciudad se estancaba.

Y en esta época, que coincidía con el ecuador de la Restauración Monárquica instaurada por Cánovas en 1877 en la persona de Alfonso XII, sobresalía políticamente un personaje de suma importancia tanto en la sociedad antequerana como en España, Francisco Romero Robledo, que había sido ministro de Fomento, Gobernación, Ultramar y de Gracia y Justicia, y aún le quedaba por presidir el Congreso de los Diputados entre los años 1903 y 1905, antes de fallecer el tres de marzo de 1906

Sus adversarios políticos, los hermanos Aguilar Pérez Coronel, ya habían visto desaparecer a dos de sus integrantes, José Antonio Aguilar, fallecido en 1885 y a su hermano Manuel María fallecido en 1900, el primero abogado y Diputado a Cortes durante el bienio liberal y el segundo alcalde de la ciudad durante unos meses en la I Republica, solo quedaba en activo, pero envuelto en problemas de herencia familiar y enfermo, otro hermano, también abogado y Diputado a Cortes en su día, Francisco Joaquín Aguilar, que moriría en 1911 y que era ya solo recuerdo de un pasado turbulento y revolucionario de la ciudad.

Pues bien, en esta sociedad que se asomaba al S.XX, aparece en Antequera José Ramos Bazaga, personaje objeto de nuestra investigación y del que Francisco Romero Robledo, fue padrino laboral. Le ayudó en la búsqueda de un trabajo que le permitiese continuar, en cierto modo, con su profesión de Policía, pues había ocupado eficazmente el cargo de Inspector del Cuerpo estatal de Investigación y Vigilancia en Granada, en cuyo desempeño le había sorprendido una de las cesantías habituales en aquellas fechas, decretada por el Gobierno y se había quedado sin trabajo.

Tras la cesantía, José Ramos Bazaga solicitó ayuda a Francisco Romero Robledo, insinuándole que podía ejercer el cargo de segundo jefe de la Guardia Municipal de Antequera, al tener noticias de que el titular se encontraba de baja por enfermedad. Romero Robledo, habló con el alcalde Francisco Guerrero y consiguió que éste le ofreciera, no la sustitución del jefe de la Guardia Municipal, sino la propia Jefatura de la misma.

Así fue cómo el uno de enero de 1900, José Ramos, comenzó su andadura profesional en nuestra ciudad, desempeñando con gran tino y eficacia dicho cargo según consta en certificaciones que en más de una ocasión las propias autoridades municipales expidieron.

Ejerció como Jefe de la Guardia Municipal de Antequera desde enero de 1900 hasta mediados de 1906, en que, una vez fallecido su mentor, presentó su dimisión con carácter irrevocable.

Durante su estancia en Antequera, además de Jefe de la Guardia Municipal, fue un prolífico hombre de letras, escribió libros, artículos periodísticos e incluso fundó en unión de otros antequeranos la revista anual “Antequera en Fiestas”, con el ánimo de publicitar y dar realce a la feria “grande” de agosto.

BIOGRAFIA

Nació en la localidad de Valverde de Leganés (Badajoz), el veintinueve de junio de 1873, era hijo de Benito Ramos Guerra, miembro del Cuerpo de Carabineros, natural de Torreorgaz (Cáceres) y de Juana Bazaga Román, natural de Aldea del Cano (Cáceres).

En dicha población extremeña vivió al parecer escaso tiempo, pues cuando solicita en una ocasión, su partida de nacimiento al ayuntamiento, especifica que debido al poco tiempo que vivió en la citada localidad, no conocía a nadie que pudiese interceder por él para hacerle llegar una copia.

Tal vez por traslado paterno podría haber recalado en Antequera, ya que cuando, a la edad de 16 años, se incorporó como voluntario al Ejercito, manifestó ser estudiante y residente en Antequera.

Desde un principio quiso ser militar, pero por falta de recursos económicos no pudo ingresar en la Academia de oficiales y lo hizo entonces, como soldado voluntario en el Batallón de Cazadores de Tarifa (Cádiz) en 1889, donde permaneció por espacio de tres años. Al ascender a Sargento, es destinado en octubre de 1893 a Melilla y allí participó en operaciones de guerra, apoyando a convoyes de transportes y municiones.

Desde la ciudad norteafricana fue trasladado a Jerez de la Frontera donde permaneció hasta el dieciséis de mayo de 1895, en que pasó por decisión propia a la reserva activa y estableció su residencia en Antequera.

Su salida del Ejercito, se produjo porque cuando intentaba desde la categoría de sargento acceder a la oficialidad a través de una Academia existente en Zamora, el Gobierno decretó el cierre de la misma y viendo truncada de nuevos sus ilusiones de ser oficial, decidió licenciarse al cumplir el periodo obligatorio firmado.

Durante su vida militar, José Ramos, a la edad de veintiún años, contrajo matrimonio en la Iglesia Parroquial de San Sebastián en Antequera, el día 24 de mayo de 1894, con María Jesús Cabello Martín de 24 años de edad, hija de Antonio Cabello Trillo y Dolores Martin, ambos de esta ciudad.

Fruto del matrimonio, nacieron en Antequera, su hija Angustias el 24 de marzo de 1895; María Jesús el día 23 de julio de 1899; Josefa el 18 de noviembre de 1901 y José el 27 de marzo de 1905. Tuvo otro hijo llamado Benito, que debió nacer fuera de Antequera.

INICIO DE SU CARRERA POLICIAL

Asentado en Antequera tras el abandono del Ejército, solicitó incorporarse a la policía de Granada en julio de 1895, su solicitud fue aceptada y se le nombró, seguramente en atención a sus antecedentes militares, Inspector de 1ª clase del cuerpo de Investigación y Vigilancia en Granada, donde comienza su larga carrera policial. Allí nació su nueva vocación que ejercería a lo largo de más de treinta y cuatro años en distintas capitales de España y del extranjero, en las diferentes categorías profesionales a las que fue ascendiendo.

HOJA DE SERVICIOS

En su expediente profesional (2) consta resumidamente lo siguiente:

El 25 de mayo de 1897, desempeñando sus funciones en Granada, sostuvo un tiroteo con varios individuos armados fugados de presidio a los que trató de detener cuando robaban en una vivienda de la calle Sardinas núm. 2 de dicha ciudad. Por dicho acto profesional se le propuso para la concesión de la Cruz de Isabel la Católica, incluso se le recomendó al Ministro de la Gobernación para que resolviese favorablemente la concesión.

No obstante, lo anterior, en octubre de ese año, por decisión del Gobierno fue declarado cesante.

Tras dos años de cesantía, durante los cuales residió al parecer en Antequera, fue nombrado Jefe de la Guardia Municipal de esta localidad. En ella permaneció por espacio de seis años, desde el uno de enero de 1900 en que comenzó su actividad laboral, hasta mediados de 1906 en que dimitió.

El seis de octubre de 1906, fue nombrado Inspector de 2ª Clase del Cuerpo de Investigación y Vigilancia en Madrid, cargo del que de nuevo se le declaró cesante el 25 de enero de 1907. Días antes del cese, participó en el descubrimiento de una fábrica de billetes y monedas falsos y fue herido en el desarrollo de otro servicio policial, al evitar que unos amotinados en protesta por la carestía de la vida y la subida del pan, incendiaran una panadería.

El día dos de diciembre de 1907, opositó para conseguir plaza en el referido Cuerpo policial y lo logró en Madrid, donde fue nombrado Inspector, a principios del año siguiente.

En octubre de 1909, sus superiores, sin que consten los motivos, le felicitaron por los servicios prestados en Biarrit, Paris y Burdeos y le propusieron para un ascenso. Es en estas fechas cuando investiga en Francia, por decisión de las autoridades españolas, el asesinato de Vicenta Verdier, ocurrido en la capital de España el 13 de junio de 1907 en un inmueble de calle Tudescos y aunque es detenido un supuesto autor denunciado anónimamente, quedó judicialmente absuelto y el crimen está aún sin resolver (3).

En marzo de 1911, continuaba prestando sus funciones policiales fuera de España, esta vez en la frontera Portuguesa. En su expediente profesional, no hay constancia alguna de estos traslados y servicios en el extranjero, tanto en Francia como en Portugal, solo existen referencias por propuestas de felicitaciones, pero no ordenes concretas de traslado a dichos países, quizá para proteger con el anonimato y el silencio documental esas labores de inteligencia en ambos países.

En noviembre de 1911 aunque es trasladado a Barcelona, vuelve a Madrid como agregado, en comisión de servicios, unos meses después. En la capital ejercería de Secretario de Comisaria, hasta que, en febrero de 1913, fue trasladado a Valencia, al ascender a Inspector de 1º Clase.

Allí solo permanecería por espacio de tres meses y regresaría de nuevo a Madrid, donde sería nombrado en años sucesivos Inspector-Jefe, Comisario y Comisario de 1º Clase.

A partir de 1920, debió ejercer sus funciones policiales en la Embajada de España en París, pues en marzo de 1922, se le propone por los excepcionales méritos demostrados en el tiempo que lleva residiendo en dicha Embajada, para la concesión de la Orden de Isabel la Católica y un premio en metálico de 3.000 pts. y ello, especialmente, por las gestiones realizadas en la búsqueda y captura de los asesinos (Luis Nicolau y su pareja Joaquina Lucia Concepción) del Presidente del Consejo de Ministros Eduardo Dato.

El 11 de octubre de 1928, es nombrado Comisario Jefe de Brigada, razonándose en la propuesta de nombramiento, que merece tal ascenso por los servicios que presta en la Embajada de España en París, como agregado.

Tres años más tarde es destinado a la Comisaria de Málaga, desde donde partió a Sevilla en octubre de 1932, al haber sido nombrado Comisario Jefe de esa ciudad.

En Sevilla, le sorprendió el golpe de estado del General Sanjurjo, y fue elogiada en la prensa nacional, su actitud de lealtad con la Republica en dicha situación conflictiva y grave (4). Según consta en la Memoria fechada en 2009, para el grado de Doctorado de Joaquín Gil Honduvilla, perteneciente a la Universidad de Huelva, los sublevados a las órdenes del general Sanjurjo, se presentaron en el Gobierno Civil de Sevilla con la intención de detener al Gobernador, ofreciendo resistencia el Teniente Coronel Ildefonso Puigdengolas y el Comisario José Ramos Bazaga, que fue destituido y sustituido en ese acto por Mariano de la Rivera. Fracasado el golpe recuperaría el puesto y a finales de año volvería a Madrid.

En el Heraldo de Madrid de 12 de agosto de 1932, se elogió la actitud del Gobernador de Sevilla, del Alcalde y del Comisario Ramos Bazaga, y se realzó que se mantuvieron leales a la Republica y se resistieron a los sublevados.

El 25 de enero de 1933 es nombrado Comisario General y se le destinó a Barcelona (5), ciudad donde se jubilaría el 14 de marzo de 1933. Finalizada su etapa profesional estableció su residencia definitiva en Valencia, ciudad en la que murió el seis de octubre de 1955 a la edad de ochenta y dos años, viudo, sobreviviéndole según acta de fallecimiento, sus hijos: Benito, Angustias, María y Josefa.

SERVICIO DE INTELIGENCIA EN FRANCIA

Aparte de lo referido en su hoja de servicios y expediente profesional, se sabe que Ramos Bazaga, prestó servicios en la Embajada de España en París durante bastantes años, ya en 1909, dos años después de su ingreso en el Cuerpo, es felicitado por sus servicios en Francia (Biarrit, París y Burdeos) y cuando asciende a Comisario en 1928 se especifica que merece el ascenso por sus meritorios servicios en Paris.

El general Emilio Mola Vidal, se refiere a Ramos Bazaga en su libro Obras Completas (6), al relatar su paso como Director de la Dirección General de Seguridad durante los años 1930-1931, cuando dice: “En Francia, bajo la personal dirección de Quiñones de León (Embajador) que tenía a sus órdenes al Comisario José Ramos Bazaga, funcionaba una organización que era en absoluto ajena a la Dirección General de Seguridad, la que se limitaba--me refiero a ésta última,-- a acusar recibo de las informaciones que les eran remitidas por un agente secreto francés, que tengo entendido que era o había sido funcionario de policía, y que estaba bien relacionado.

Este servicio venía funcionando en la misma forma desde que Don Juan de la Cierva fue ministro de la Gobernación; servicio que subsistió, aunque con mi oposición en cuanto a la gestión de Ramos Bazaga, pues entendía que no era lógico ni procedente que actuase un Comisario de la Policía Gubernativa, que directamente debía estarme subordinado, sin tener la menor relación conmigo.

En este punto Quiñones de León era tan celoso, se sentía tan asistido y se consideraba tan indispensable, que ni siquiera autorizaba la correspondencia entre dicho funcionario y yo sin una directa fiscalización por su parte, lo que era en extremo desagradable para quien como yo sentía el valor de la responsabilidad y no gustó nunca de estar mediatizado por persona a la que no debiese directo acatamiento”.

Como vemos por este comentario del general Mola, nuestro personaje, se encontraba en Paris, en los años 1930-31 integrado en los servicios de inteligencia españoles y recibiendo órdenes directas del Embajador Quiñones de León, situación ésta, a la que se oponía el general quejándose por no poder “entenderse” directamente con este funcionario a pesar de estarle subordinado.

Esta situación tan especial en la actividad profesional de Ramos Bazaga y su relación con el Embajador Quiñones de León, que el mismo Director General de Seguridad debe asumir a pesar de sus quejas, no puede explicarse sino porque la misma estuviese autorizada por instancias superiores.

Pensando en esta peculiaridad, se nos viene a la memoria y se entrelazan dos hechos que pudieran explicarla. Uno de ellos, proviene de una conversación mantenida con un nieto de Ramos Bazaga, Don Carlos Ramos Aspiroz, coronel del Ejército jubilado, (hijo de José Ramos Cabello, teniente de la Guardia de Asalto asesinado en la Revolución de Octubre de 1934), quien nos asegura que, según la historia familiar, su abuelo Ramos Bazaga, fue jefe de los servicios de seguridad del Rey y tuvo una muy buena relación de confianza con Alfonso XIII y su hijo D. Juan.

De esto último, no hemos encontrado ninguna referencia en su expediente personal, ni en la prensa, pero en el inicio de un manuscrito de Ramos Bazaga, titulado “Manuscrito sobre la Historia de Antequera”, uno de cuyos ejemplares se encuentra depositado en el Archivo Histórico de Antequera, aparece una dedicatoria escrita por el amigo y compañero receptor del manuscrito a quien se lo regaló, sin que conste el nombre, y que dice así: “HISTORIA DE LA CIUDAD DE ANTEQUERA” (Málaga), Escrito o copiado por Don José Ramos Bazaga, Jefe Superior de Policía, agregado durante muchos años en la Embajada de España en París, donde prestó muy señalados servicios y persona de la mayor confianza de S.M. Alfonso XIII (que Dios Guarde) y de toda la Real Familia, así como del señor Embajador Juan José Quiñones de León, a cuyas órdenes directas ambos estuvimos” (7).

Como queda constancia en este párrafo, escrito por este supuesto compañero, Ramos Bazaga, tenía la confianza directa del Rey Alfonso XIII, en ese tiempo en que prestó sus servicios en Francia. También sale a colación en este párrafo el nombre del Embajador, Quiñones de León, (nombre que coincide con el que señala el general Mola) bajo cuyas órdenes directas actuaba, ajenas estas al parecer, a la relación de jerarquía que debía al general Mola como Director General de Seguridad.

Esto concuerda en parte con la versión dada por Carlos Ramos Aspiroz, cuando dice que su abuelo fue un hombre de confianza del Rey Alfonso XIII y de la Casa Real y ello podría explicar esa relación tan especial con el Embajador español en París.

Se como fuese, lo cierto es que a partir del exilio del Rey Alfonso XIII, Ramos Bazaga vuelve a Madrid y es destinado a Málaga en mayo de 1931 y ya no nos consta que, durante su servicio en activo, volviera a Francia.

Entre la documentación, un tanto escasa de su expediente profesional, nos llama la atención una carta escrita el 19 de julio de 1941 y dirigida al Director General de Seguridad, en la que solicita se le conceda el título de Comisario Honorario de la Policía, cuerpo del que dice es: “la nobilísima Institución a la que ha consagrado toda su existencia” y a tal fin acompaña su currículum profesional ya reseñado.

En esta solicitud manifiesta haber servido al Estado 34 años, un mes y tres días, más seis años no abonables a efectos de derechos pasivos como Jefe de la Guardia Municipal de Antequera, donde dice que por aquellos tiempos la recrudescencia del bandolerismo y los delitos de sangre, llegaron a constituir una seria preocupación, no solo en dicho término sino en toda Andalucía; y tres años más que sirvió durante la guerra civil al servicio de la causa nacional en París, a las órdenes del Delegado del general Franco.

De este último párrafo se entiende que aún después de jubilado y durante toda la guerra civil estuvo en operaciones especiales de inteligencia en París, a las órdenes de un Delegado de Franco.

Ratifica luego, que ha permanecido numerosos años en el extranjero en misiones especiales, habiendo obtenido por sus servicios condecoraciones y premios en metálico y nunca reprobación ni nota desfavorable en su expediente.

Lo de su servicio en Francia, durante la guerra civil, bajo las órdenes del Delegado de Franco, resulta extraño pues al inicio de la guerra civil, José Ramos ya estaba jubilado.

Por alguna razón, que ahora se nos escapa, debió ser movilizado o quizá solicitó de alguna manera él mismo su reincorporación al Cuerpo, dadas las circunstancias que atravesaba el país. Todo ello resulta aún más extraño cuando en esa época residía en Valencia, ciudad que se mantuvo republicana hasta finales de la guerra.

Sea por la razón que fuere, lo cierto es que durante el conflicto civil y pese a estar jubilado, sirvió y estuvo a las órdenes de Franco en territorio francés, donde seguramente aportaría su experiencia profesional adquirida durante los muchos años que prestó servicios de inteligencia en dicho territorio.

La justificación para este cambio de actitud de José Ramos Bazaga, quien durante el golpe de Estado de Sanjurjo en 1932, siendo Comisario de Sevilla, fue elogiado públicamente en la prensa por su lealtad a la Republica, tal vez se debiera a que su hijo José Ramos Cabello, teniente de infantería y jefe de una Compañía de Guardias de Asalto, del Cuerpo de Seguridad, fue asesinado por los integrantes de la Revolución de Octubre de 1934 en Asturias, cuando trataba de liberar a un cuartel de la Guardia Civil del acoso violento de los revolucionarios. Estas trágicas circunstancias tal vez influyeran en un cambio en sus pensamientos políticos y en su actitud al iniciarse la guerra civil.

En otra instancia suya, de fecha 1 de mayo de 1952, en que solicitaba nuevamente se le concediese la placa insignia y el carnet de Comisario Honorario, dice en esta ocasión, estar en posesión de la Cruz de Isabel la Católica, la Orden de Carlos III, la Encomienda de Alfonso XII y varias condecoraciones extranjeras, aparte de hacer constar su currículum como escritor de varios libros, entre los que destaca por su relación con la Policía, el “Policía Practico”, “Llagas Sociales”, “Policía Española” y “Memorias de un Policía”.

FACETA COMO ESCRITOR

José Ramos, olvidó pronto aquella primitiva vocación de juventud por la Milicia, que en dos ocasiones había visto frustrada, y se centró en su nueva labor profesional, que con el discurrir del tiempo engendraría en él una fortísima vocación, esta vez la policial, que mantuvo a lo largo de su dilatada carrera profesional. Paralelamente a aquella, desarrolló durante su vida una extraordinaria afición literaria que en muchas ocasiones tuvo a su profesión como centro y foco de sus estudios, de sus libros y sus divulgaciones. Fue una persona muy preocupada por la cultura, por el arte, pero también por la sociedad que le había tocado vivir, comportándose en este aspecto como un adelantado en ideas y un visionario de la problemática existente y sus posibles remedios o soluciones, siempre encaminados hacia el mejoramiento del bienestar y derechos de los ciudadanos.

Escribió profusamente sobre la Institución Policial de la que se enorgullecía en pertenecer, pero a la que quería cambiar profundamente para acomodarla a los nuevos tiempos y hacerla más querida por la población, más humana, más integra, más preparada, desterrando de ella la corrupción, las cesantías que tanto le habían perjudicado y para hacerla más eficiente en sus cometidos y obligaciones.

Su afán literario, le llevará a escribir varios libros, artículos, crónicas, poesía, etc., muchas de las cuales fue publicando en la prensa de la época, resaltando en algunas de ellas, a su juicio, determinados problemas graves de la sociedad.

En Antequera fundará la revista denominada “Antequera en Fiestas”, en unión de otros antequeranos, entre ellos Antonio Calvo Plaza. Tuvieron estos, la iniciativa de reunir a lo más destacado de la cultura y el arte de la ciudad, que aprovechando las ediciones de la revista para divulgación y esplendor de la feria “grande” de agosto, publicaron en ella lo más relevante de sus plumas.

LIBROS ESCRITOS:

“EL POLICIA PRACTICO”

Su vocación por efectuar cambios en la Institución Policial, la refleja de una u otra forma en todos sus libros relacionados con la labor policiaca. En este libro, escrito en 1908, se dirigió al Presidente del Consejo de Ministros D. Antonio Maura y Montaner y le expresó al solicitar humildemente su avaloración al mismo, lo siguiente:

“Que no le ha movido al escribirlo otro propósito que pueda servir de base para la instrucción de los que, en España, pertenecen a la Policía” ……. “Y para que otras plumas que tengan la práctica y la autoridad de que la mía carece, se ocupen de este asunto…….Que la Policía sea un Instituto cuyos cargos no se obtengan por el favor y que estos cargos, que deben ser desempeñados por personas aptas y dignas, no sean dados por satisfacer el capricho o la exigencia de éste o el otro personaje……El talento de V.E. comprenderá las ventajas de la inamovilidad de los empleados públicos y si no fueran bastantes las consideraciones que para el bien público ello reportaría, sería suficiente para hacer una ley de inamovilidad, el acabar con las torturas, las angustias, los sufrimientos que los cambios de gobiernos llevan consigo a millares de familias”.

El libro está prologado por José Millán Astray, padre del que luego fuera fundador de la Legión, que en aquellas fechas ejercía de Comisario del Cuerpo de Investigación y Vigilancia en Madrid, jefe por tanto y amigo de Ramos Bazaga.

Al final del prólogo, hace Millán Astray, una descripción exacta del contenido del libro que merece la pena reseñar:

“Su libro es un conjunto muy notable de conocimientos policiacos, sus observaciones prácticas, muy atinadas y revelando profundo estudio de la cuestión dentro y fuera de España, y los formularios resultarán muy útiles a todos, porque estando sujetos a la precisión oficial, se distancian de la rutina y facilitaran mucho las primeras diligencias de todo trabajo”.

Entre las aspiraciones del autor al escribir este libro, figuran el dar a conocer a los españoles, el mundo desconocido de la Policía, se habla mucho, dice: “de su desorganización, de su desmoralización y de su ineptitud….hora es ya de que acabe el desprecio, la aversión, el odio que la sociedad siente hacia la policía española; hora es ya de que entre, para bien de la Nación, en una era de progreso, con profundo y exacto conocimiento de sus fines, hora es ya de que la Policía sea amada y respetada por los ciudadanos que, viendo en ella garantía de sus derechos, la defensa de sus intereses y la salvaguardia de sus vidas, acabaran por considerarla como mantenedora del orden y sostenedora de la tranquilidad y el bienestar social”.

“Sirva pues este libro de estímulo a cuantos se sienten con bríos para coadyuvar a la creación de una policía ilustrada y digna”.

Recorriendo el contenido del libro vemos que en él se refleja y estudia concienzudamente todo lo referente a la actividad policial, desde la problemática que presenta el tema de los confidentes, al trabajo policial en las elecciones políticas de primeros del S.XX, pasando por la antropometría y fotografía policial, inspecciones oculares, dactiloscopía, interrogatorios, cacheos, detenciones, técnicas de investigación policial, atestados, casos prácticos etc. y relata algunos casos investigados por él durante su estancia en Antequera, dejando constancia de su destino en la ciudad, en los distintos formularios que redacta sobre las diversas diligencias policiales.

Como curiosidad reseñar que hace ya tiempo llegó a mis manos, procedente de mi amigo Pablo Blázquez Muñoz, un ejemplar de este libro, que el autor había regalado y dedicado, en su tiempo, a su Bisabuelo Carlos Blázquez y Ruiz Tagle y que ha quedado escaneado al permitirlo aquel, en el Archivo Histórico de esta ciudad. Hoy es un libro de edición agotada, descatalogado y muy difícil o imposible de encontrar.

“LLAGAS SOCIALES”

Este otro libro, fue impreso en la Imprenta Fin de Siglo de Málaga c/ Especerías núm. 5 en el año 1906 y se encuentra depositado en la Biblioteca Municipal de Málaga, sita en la Avda. de Europa 49.

En él estudia el autor, la sociedad que le tocó vivir, a la que cree gravemente enferma, debilitada e infectada por una serie de males o llagas, que requiere para su sanidad el médico adecuado que, bajo su visión, no puede ser otro que la Policía.

Desgrana y expone a lo largo del libro una serie de argumentaciones sobre cómo se engendran esas llagas o males de la sociedad y su posible solución. Él considera llagas para la sociedad el “Juego”, el “Bandolerismo”, la “Prostitución”, el “Anarquismo” y la “Huelga”;

Con respecto al “Juego”, dice: “avasalladora, tiránica, absorbente es la pasión del juego. Solo los celos le disputan el primer lugar entre la monomanía y la pérdida total de la razón”.

En cuanto al “Bandolerismo", capitulo que dedica a “su respetable y bondadoso amigo antequerano Carlos Blázquez y Ruiz Tagle” lo define “como fantasma ferozmente sanguinario, que se mueve, campea y ha tomado un incremento inverosímil en las provincias de Málaga, Córdoba, Sevilla y Cádiz”.

Reseña en toda su crudeza como ejemplo de esta actividad delictiva, el intento de secuestro de su amigo Carlos Blázquez Ruiz Tagle, a manos de tres bandoleros armados que dispararon y causaron la muerte del cochero que conducía el coche de caballos en el que viajaba el Sr. Blázquez por la carretera de Córdoba y causaron heridas graves al guarda de la finca que le acompañaba. El secuestro resultó frustrado por la acción decisiva del Sr. Blázquez, al arrear con insistencia a los caballos y no parar hasta llegar al cortijo.

Habla de las distintas modalidades delictivas de los bandidos de la época, como el robo de caballerías, ganado, gallinas, aceite, los procedimientos que emplean para distraer lo ajeno y las denominaciones que reciben en la jerga delictiva cada uno de ellos: “quirinistas”, “gumeros”, “luises o balachores”, “silistas” etc. También habla del bandolero más famoso en aquellas fechas, “El Vivillo”, natural de Estepa, del prestigio que tenía entre los delincuentes, de sus procedimientos para los robos de las caballerías, y también del “Vizcaya” a quien considera en realidad, jefe de la partida del Vivillo. Y no solo habla de estos males de la sociedad, sino también de sus causas y de sus posibles remedios.

Para él, “La sociedad que solo rinde culto al dinero, sin tomarse el trabajo de averiguar su procedencia, es una sociedad podrida.” Y expone a modo de sentencias algunas elucubraciones sobre la delincuencia que conviene reseñar porque nos dan idea de su forma de ser y de pensar, así dice: “Del parentesco, del compadrazgo, de la amistad cultivada con dádivas o con servicios más o menos punibles, resulta el encumbramiento de las nulidades, la apoteosis de los licenciosos y la impunidad de los delincuentes”. “Ha llegado a perderse en España hasta la noción de lo que es delito”. “El que extrae parte de los fondos municipales, provinciales o del estado para subvertir las necesidades de los ineptos, los zánganos y los pillos, roba a los contribuyentes. Y cuando ese robo pasa como la cosa más natural, ¿hemos de llevárnoslas manos a la cabeza cuando se habla de bandolerismo? ¿no estará en lo posible que el bandolerismo tenga alguna razón de ser?.

Como vemos critica a la delincuencia a la que considera una llaga social, pero también a los poderes públicos cuando actúan sin justicia ni equidad.

A la “Prostitución”, otra llaga de la sociedad, la considera como una de las más graves dolencias crónicas de la misma, de muy difícil extinción ya que desde épocas remotas se ha apoderado de las distintas clases sociales. Comenta sobre las diferentes personas y situaciones que a principios del S. XX, coadyuvaban al ejercicio de la prostitución como “El Ama”, “La Pupila”, La Cocotte”, “las reuniones de confianza”.

La instrucción primaria y la educación en general, la cultura y la protección del Estado a la mujer, son imprescindibles según él, para intentar reducir la problemática de la prostitución.

Cuando habla del “Anarquismo”, se refiere a él como “enfermedad”, “que hizo su aparición en algunas naciones con carácter epidémico y que, al propagarse y extenderse por toda la parte civilizada del globo, se ha hecho endémica. Le achaca, que ataca al cerebro de sus víctimas, lo degenera, y a semejanza del daltonismo que lleva a la retina pervertidos los colores que recoge la pupila, así pervierte las ideas de la humanidad de patria y de progreso, haciendo que el enfermo crea conglomeración lo que es disgregación, amor lo que es odio, eterna paz lo que es eterna guerra y convenciéndolo de que en la naturaleza está la moral universal, y en el despojarse de cuanto se relaciona con la fe, la solución de todos los conflictos”.

Y él cree, que el anarquismo existe: “en primer lugar, por falta de instrucción en el proletariado, por falta de ilustración en la clase media y por la carencia de cultura y de moralidad en la clase elevada.

En segundo lugar, por la inercia, la pasividad y la ineptitud de los gobernantes. Y en tercero y último, por la deficiencia de las leyes y por el abandono, la incuria, la desaprensión y la mala fe de los encargados de velar por la custodia de ellas, por su recta y pronta aplicación, y por la inteligencia del cumplimiento de sus mandatos y prescripciones”.

Concluye el libro con la “Historia de una Huelga”, en la que expone con crudeza y en especial el ambiente agrícola de la época, la concentración de trabajadores en las plazas públicas a primeras horas del alba en solicitud de trabajo, la sequía en esas fechas en que lo escribe, que aumentaba el número de los parados, el hambre, las manifestaciones, pacíficas en principio, de los que carecían de trabajo y la falta de futuro que van haciendo insostenible la situación para los obreros, de la cual se aprovechan los que sin escrúpulos y a ganancias en rio revuelto, animan a los trabajadores a rebelarse contra los propietarios.

Y cuando esto ocurre, “El pánico cunde entonces entre los pudientes, las autoridades se alarman, se declara la huelga, se nombran comisiones para recaudar dinero y repartirlo entre los que nada tienen. Se arreglan calles y caminos vecinales, el trabajador se acostumbra al jornal y al poco trabajo, mientras oye las ideas que expanden los revolucionarios, pero el dinero se acaba y todo vuelve a empezar, los trabajadores siguen sin trabajo, vuelven a las plazas públicas y ni el Ayuntamiento ni el Estado, hacen nada por ellos, la única solución que les queda es emigrar. Para él el remedio a todo ello es la educación de los trabajadores y el culpable de que no sea así la tienen los gobiernos”.

“MIS MEMORIAS”

Este libro, debió escribirlo durante su estancia en Antequera o en una fecha posterior cercana, si bien se publicó por capítulos en “Nueva Revista”, a partir del número 8 de agosto de 1932, cuando era Comisario Jefe de Sevilla.

También se publicó más tarde, así mismo por capítulos, en el Sol de Antequera, ya fallecido el autor, a partir del 5 de julio de 1959.

En el capítulo inicial del folletín expone el autor, cómo debido a su amistad con Romero Robledo, para el que solo tiene palabras elogiosas, llegó a ser Jefe de la Guardia Municipal de Antequera.

En este libro retrata la grave situación de la delincuencia que sufría la ciudad, la escasa preparación con que encontró a los componentes de la Guardia Municipal y la energía que debió impulsar a sus acciones en los primeros meses de su estancia en Antequera, hasta ir solventando con éxito el desempeño de su cargo.

Describe Ramos Bazaga en este libro, determinados hechos delictivos ocurridos en Antequera en los que había tenido intervención directa, como un robo cometido en el domicilio de su amigo Francisco Cámara, a quien dedica el libro, cuyas investigaciones le llevaron a Cádiz y Sevilla, logrando la detención de los autores y la recuperación de los sustraído, o el asesinato de un guarda de campo por parte de unos ladrones de aceitunas, amén de otros hechos acaecidos en Granada, como los asesinatos cometidos por “Terrubias”.

Su pluma, culta, de vocabulario extenso y sabia en los entresijos policiales y delincuencia, describe minuciosamente los hechos y atrapa sin duda el ánimo del lector hasta la finalización de la obra.

Del Libro LA POLICIA ESPAÑOLA, hemos encontrado una edición en la Biblioteca Nacional, que ha quedado depositada digitalmente en el Archivo Histórico de Antequera, comprobando que el citado libro es un canto a lo que debe ser la Policía, la visión que sobre la misma existía en la sociedad española, las reformas oportunas que debían iniciarse y las dificultades con que en esas fechas se encontraba el cuerpo para el cumplimiento de sus funciones.

OTRAS OBRAS Y ARTICULOS PERIODISTICOS

Hombre polifacético, observador consumado, autodidacta, de pluma fácil y elegante, preocupado por el mundo de la cultura y del arte en general y con una sensibilidad acentuada, se sintió motivado por muchas circunstancias en su vida y fue expresando en sus libros y escritos, todo aquello que sus sentidos le trasladaban del entorno y de la sociedad en que vivía.

Una de sus épocas más fructíferas, sin duda, es la de su estancia en Antequera, entre 1900 y 1906, período que inspiró el contenido de algunos de sus libros, pero no solo se limitó a ello, sino que, en unión de otros personajes de la cultura antequerana, fundaron la revista anual Antequera en Fiestas para realce de la feria.

1.- REVISTA ANTEQUERA EN FIESTAS

Fue una revista de publicación anual que se editó entre los años 1902-1904 (8) con motivo de las fiestas de agosto. Fue patrocinada por Romero Robledo y dirigida por Calvo Plaza y Ramos Bazaga, entre otros. Se imprimió en Granada, en la imprenta de Paulino Ventura Traveset, c/ Mesones 52. Sus números se convirtieron en un verdadero foco literario de la época, colaborando en ellos, escritores, políticos e impresores de Antequera (Pérez de la Manga, Vital Aza, J. Bores, Luna Pérez, Trinidad de Rojas, Luis Moreno, Romero Ramos, Quirós de los Ríos, etc.

En su número 1, publicado en agosto de 1902, Francisco Romero Robledo dedica un corto prólogo en el que asevera, “que la vida es un duro combate, en el que afectos e inclinaciones del alma, resultan sacrificados a lo que más se aprecia y tiene por inflexible deber”.

Se publican en este primer número fotos de la Hacienda y el lago del Romeral, de la azucarera, (Ingenio San José) y una vista general de Antequera. En él escriben entre otros, Antonio Calvo Plaza, con un artículo dedicado exclusivamente al discurrir de la feria de agosto; Jerónimo Vida, que lo hace sobre el amor a la patria chica, al pueblo, en el que cada cual nacemos y Juan Quirós de los Ríos pública un poema sobre la Peña.

José Ramos Bazaga, escribe un poema resaltando los “encantos de Antequera”: sus hombres ilustres, sus mujeres, su historia, sus industrias, etc. dedicado a Romero Robledo.

Francisco Guerrero Delgado envía desde Huelva su particular “Boceto de brocha gorda” sobre la Feria y Trinidad de Rojas pública un poema inédito, también lo hace desde Madrid, Pérez de la Manga.

Cierra la edición, Ramos Bazaga con un poema titulado “Sucedido”, a modo de una situación chistosa ocurrida en la feria entre un gitano y el comprador de un mulo, y finaliza dando las gracias a todos cuantos han colaborado en que la impresión de la Revista Antequera en Fiestas fuera una realidad.

En el número 2 de la revista, editado en agosto de 1903, se publican fotos de la feria, plaza de toros, paseo, caseta del ayuntamiento, etc. con artículos de Javier Bores y Romero, Pérez de la Manga, Vital Aza quien hace en un corto poema final, distintas referencias elogiosas a las autoridades de la ciudad, alcalde, juez, y a Ramos Bazaga, a quien alude como: “El Jefe de Policía que, en sus ratos de ocio, hace versos muy notables”.

En el contenido de esta revista figura así mismo, un Poema de Calvo Plaza titulado Fragmento, un artículo de Luis Moreno, sobre la cuestión social, otro de Luna Pérez sobre el “Antaño y Ogaño” de Antequera, distintos poemas de Trinidad de Rojas, Pozo Caballero y una miscelánea escrita por Ramos Bazaga sobre Antequera, Trinidad de Rojas, Vital Aza y Francisco Palma.

El número 3 de la revista Antequera en Fiestas, se publica el 1 de agosto de 1904 y contiene un escueto prólogo de Romero Robledo destinado a satisfacer los ruegos y deseos de Ramos Bazaga para que le envíe algo escrito de su puño y letra, con la idea de publicarlo en la nueva edición de la revista con motivo de la próxima feria.

En esta ocasión escriben en ella, Javier Bores Romero y lo hace sobre el progreso agrícola, Francisco Guerrero Delgado con un poema sobre la ciudad y la feria, una carta abierta a Ramos Bazaga por parte de Luis Moreno Maguel, en el que le dice: “Me consuela hoy, querido amigo, Antequera en Fiestas”, porque vuestro ejemplo es digno de imitación y aplauso, y gallarda muestra de que, en el arte, como en todo, más hace el que más quiere”.

Cierran la edición de este último número, J. Romero Ramos con un artículo sobre la Caja de Ahorros, un poema de Pérez de la Manga, otro artículo sobre la Romería al nacimiento de la Villa escrito en su día por Javier de Rojas y Rojas, Marqués de la Peña, ya fallecido, en honor a su alma poética, una obra musical de Antonio Calvo Plaza y un resumen de una excursión al Torcal firmada por Deber-Trud, (seudónimo utilizado por Ramos Bazaga).

Completan el contenido de este número otros artículos como el de munipalización de los servicios escrito por Jerónimo Vida y finaliza la edición un escrito de Ramos Bazaga sobre la personalidad y cualidades de Ovelar y Cid y del alcalde Francisco Guerrero.

2.- PATRIA CHICA

Con motivo del aniversario de la muerte de su amigo Calvo Plaza, escribe desde Berna (Suiza), una instantánea publicada en la Revista Literaria Patria Chica (9), en honor del mismo, en la que resalta la profunda amistad que ambos mantenían, las bondades de la personalidad del fallecido, su encomiable estilo literario tanto en prosa como en poesía y sus cualidades en la composición de obras musicales.

3.- NUEVA REVISTA

En agosto de 1932, comenzó su colaboración literaria con “Nueva Revista” siendo Comisario en Sevilla, publicando un artículo en el núm. 8, de la misma, titulado “DE MIS APUNTES”, que versaba sobre el robo de la imagen del Niño de San Antonio que le denunciaba el Sacristán de una iglesia, robo que se repetía en otras tantas que tenían la misma imagen y que finalmente resuelto resultó ser el autor, una pobre mujer, que en su desdicha por el abandono a la que le tenía sometida de su marido, guardaba las imágenes santas en su domicilio con el fin de que obrasen el milagro de la vuelta de su esposo. Seguramente era su forma de exponer públicamente el abandono del domicilio conyugal por parte de los hombres, que tan alto porcentaje alcanzaba en la época.

Seguramente esta colaboración se vería interrumpida por el golpe de estado de Sanjurjo y su vuelta profesional a Madrid.

En marzo de 1934, volvería a colaborar con Nueva Revista, publicando en folletín encuadernable, ”MIS MEMORIAS”, que finalizarían en noviembre de 1935.

En agosto de 1934, José Ramos Bazaga, escribiría un artículo en “Nueva Revista”, titulado “DE MIS APUNTES” dedicado a su amigo José García Berdoy. En esta ocasión trataba de poner de manifiesto la gravedad de la descomposición familiar y la vulnerabilidad de los menores como consecuencia de los malos tratos infligidos a las mujeres por los maridos, lo que en la actualidad llamamos violencia de género.

Es interesante así mismo su crónica sobre una excursión al Torcal, realizada en mayo de 1904, publicada en el “Defensor de Granada” y reproducida posteriormente en “Nueva Revista” en Octubre de 1934.

Reseña en ella, la jornada que varios amigos vivieron y disfrutaron en la Sierra del Torcal, hacia la cual se dirigieron de madrugada a lomos de caballerías por el camino de las Escaleruelas y regresaron al anochecer luego de recorrer la misma. Describe con precisión los detalles geológicos de la Sierra dando a conocer sus peculiaridades, identificando el nombre de muchos de sus parajes y de los diversos monumentos líticos que la acción de la climatología ha ido conformando con el discurrir del tiempo, a la par que hace alusión a determinadas historias y leyendas ocurridas en el lugar.

3.- REVISTA IDEARIUM

En nuestro Archivo Histórico solo hay un número de la Revista Idearium, el número 30, editado en Granada el 31 de agosto de 1901, prologado por Francisco Romero Robledo, y en el que A. Calvo Plaza escribe un artículo descriptivo de la ciudad de Antequera, reseñando en el mismo que lo hace a ruego de Francisco J. Cobos, a quien lo dedica, y también a iniciativa de José Ramos Bazaga, quien pidió a la dirección de la revista un número exclusivamente dedicado a Antequera.

En él se reflejan fotos del autor del artículo Sr. Calvo Plaza, del alcalde Francisco Guerrero, de Romero Robledo, del Obispo de Málaga Juan Muñoz Herrera, Trinidad de Rojas, Ramos Bazaga y otras sobre distintos monumentos de la ciudad, Pendón Histórico, Arcos del Paseo, Dolmen de Menga, Expiración de San Francisco, etc. con poema de Trinidad de Rojas sobre Antequera.

En la citada Revista, Ramos Bazaga, publica un artículo titulado “De todo un poco”, en el que hace un recorrido en primer lugar por la Hacienda del Romeral, describiendo sus encantos naturales, como lugar idóneo para el descanso y reposo del guerrero político, su propietario y amigo, Francisco Romero Robledo. Pasa luego a detallar recuerdos históricos antequeranos, como la Casulla conformada por una bandera arrebatada a los sarracenos y utilizada en la celebración de la función religiosa dedicada a Santa Eufemia, Patrona de la ciudad, en el aniversario de la conquista de la ciudad por el Infante D. Fernando; el Pendón entregado por éste a Rodrigo de Narváez, nombrándole Alcaide de la ciudad; el Eccehomo o Señor de la Espina venerado en la Iglesia de San Sebastián, atribuido a Alonso Cano; la expiración de San Francisco o el Cristo que aparece fotografiado en la revista, propiedad de Trinidad de Rojas.


4.- SOL DE ANTEQUERA

Ya fallecido, se volverían a publicar “MIS MEMORIAS” al igual que en “Nueva Revista”, en el periódico “Sol de Antequera”, durante los años 1859 y 1860 (10).

Hemos reseñado la preocupación de Ramos Bazaga, por todo lo relacionado con la cultura en general, ahora lo constatamos de boca de Francisco Palma, uno de los escultores más prestigiosos de Antequera, en una entrevista en el Sol de Antequera, cuando cuenta en ella cómo a través de este conoció a Romero Robledo y la ayuda que recibió del político para iniciar sus estudios y su carrera artística (11).

Describe Paco Palma, a Bazaga, “como el jefe de Policía, hombre muy culto y preocupado por el arte, quien lo presentó a Romero Robledo, llevándolo al Romeral donde este vivía y encima de una mesa de billar le hizo una exposición que dejó a los presentes muy impresionados”. Con motivo de esta visita y la exposición que hizo Paco Palma, entonces un joven de unos catorce años sin estudios y sin posibilidades económicas, Romero Robledo medió con la alcaldía de la ciudad, para que le becaran y pudiera marchar a estudiar a Málaga.


5.- LA CRONICA

En el semanario “La Crónica” (12), por parte del miembro de la Academia de las Nobles Artes de Antequera, Juan Campos Rodríguez, se resalta otro hecho de especial importancia, que demuestra integración social de Ramos Bazaga en la Antequera de principios del S.XIX, y su viva preocupación por la historia de la ciudad, de su arte y su cultura.

Este académico publica y analiza en el semanario “La Crónica”, un reportaje firmado por Ramos Bazaga, titulado “Antequera. Sus monumentos prehistóricos”, en el que aporta además de fotografías, una descripción de las características arquitectónicas de los nuevos Dólmenes descubiertos, el de Viera y el del Romeral. Se publicó dicho reportaje, según Juan Campos, en el número 1209 de la Revista “La Ilustración Artística”, editada en Barcelona el 27 de febrero de 1905 y gracias al mismo se pudo determinar con claridad la fecha exacta de los descubrimientos, el de Viera en febrero de 1903 y el del Romeral en agosto de 1904.

INFORME DEL MINISTERIO DE INSTRUCCIÓN PUBLICA SOBRE SUS LIBROS

Ramos Bazaga, elevaba a sus superiores, a fin de que estos valoraran sus posibles méritos para constancia en su currículum profesional, las distintas obras literarias que iba escribiendo y a la par lo hacía también con aquellos informes que determinadas instituciones habían emitido sobre esas obras a su requerimiento.

En su expediente profesional encontramos precisamente dos de estos informes que pasamos a transcribir.

Uno de ellos correspondiente al dictaminado por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes (13), que dice:

“La Comisión de esta Real Academia ha examinado con todo detenimiento las obras intituladas “El Policía Práctico”, “Llagas Sociales” y “la Policía Española” de que es autor D. José Ramos Bazaga para emitir el informe solicitado y para establecer razonadamente la conclusión que proceda, estima oportuno que debe consignar por separado las observaciones que le han sugerido cada una de las mencionadas obras.

La denominada “El Policía Práctico” es un compendio de todo lo que deben saber los agentes encargados de velar por la seguridad pública y perseguir a los delincuentes. Dividese en dos partes, la primera está destinada a exponer las condiciones propias de la Policía, los nervios y personas de que se prevén valer en el cumplimiento de sus funciones y los especiales objetos de su vigilancia.

La segunda parte presenta formularios judiciales y gubernativos sobre los escritos que han de redactar los dedicados a estas empresas y casos prácticos para indicar la conducta que es conveniente adoptar en determinados y difíciles momentos. Esta segunda parte es la que reviste mayor novedad con relación a los trabajos de índole parecida que en España se han publicado, trabajos que por otro lado no se proponen de un modo directo tan útil tarea.

Sus indicaciones y consejos, así como los datos muy resumidos, por cierto, sobre fotografía, antropometría, interrogatorios y pruebas, resultan provechosos y son los que constituyen, junto con la segunda parte del libro la materia propia de una labor destinada a servir de guía a estos auxiliares de la justicia.

Sin embargo a su lado se encuentran enunciados de pura teorización y hasta de profesión política, a nuestro juicio, ajenos de todo punto al propósito que preside “El Policía Práctico”: los primeros porque los datos de la realidad son los que se imponen y porque una obra de teoría sobre tales servicios exigiría otros desarrollos y no es necesaria para los agentes y policías subalternos; los segundos porque precisamente en desterrar de estos representantes de una misión de justicia el matiz político, está el problema para alcanzar la dignificación del Cuerpo a que aspira el Sr. Bazaga. Prescindiendo de estos enunciados los restantes forman un conjunto muy aceptable y útil para el fin propuesto.

En llagas Sociales, estudia el Sr. Ramos lo que él considera como enfermedades que tienen invadidas los organismos que constituyen el cuerpo social y examina a este propósito el juego, la prostitución, el bandolerismo, el anarquismo y las huelgas, exponiendo observaciones propias, algunas consideraciones atinadísimas y conceptos que revelan un verdadero conocimiento de estos vicios sociales, cual corresponde conocerlos a quien figura en la Institución de Policía, sobre la que descansa la vida, la hacienda y la tranquilidad de los ciudadanos. En conjunto esta obra, atendido el fin que persigue, que es patentizar dichos vicios que el autor denomina Llagas Sociales, e indicar ligeramente los remedios aplicables a cada una de ellas, es muy recomendable por el trabajo de vulgarización que indispensablemente deben conocer quienes pertenezcan o intenten pertenecer a la Policía.

La obra titulada “La Policía Española” pone con claridad de manifiesto el estado en que esta se encuentra. El Sr. Ramos Bazaga reconoce acertadamente que la corrompida sociedad actual puede regenerarse si hay en todos los ciudadanos, especialmente en los encargados de velar por la tranquilidad de aquella, decidido propósito de cooperar cada cual en la medida de sus fuerzas, a obra tan redentora aboga el autor por la disolución de la actual Policía, que considera insuficiente y propone la creación de un Cuerpo de Vigilancia, de verdad, para toda España cuyos individuos convenientemente ilustrados y retribuidos habrán de velar por la seguridad de la vida y de la hacienda del ciudadano dentro de las poblaciones, dejando a la Guardia Civil el exclusivo cuidado de tales sagrados derechos en los campos.

Por todas las anteriores razones esta Comisión entiende que las obras tituladas El Policía Práctico, Llagas Sociales y La Policía Española, originales de Don José Ramos Bazaga pueden y deben ser recomendadas para que sirvan al autor de mérito en su carrera.

Madrid a 27 de mayo de 1908. El Presidente Luís Miller, rubricado, Alfredo Serrano Tores, rubricado, El Secretario L. de Sosa Gallego-rubricado.

Este dictamen fue aprobado por la Junta de Gobierno de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación en su sesión de 27 de mayo del corriente año. Madrid 26 de diciembre de 1908.

INFORME DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS MORALES Y POLITICAS

Un segundo informe, esta vez de la Academia de Ciencias Morales y Políticas (14) dice: Examinados los libros de José Ramos Bazaga, el “Policía Práctico”, Llagas Sociales y Memoria de un Policía, por dicha Academia se emite informe que dice:

En relación al primer libro, el Policía Practico, se dice que ya mereció un informe de esta Academia en fecha 10 de junio de 1908, en que se ensalzaron el buen método y claridad con que está expuesto su múltiple contenido. Mayor importancia doctrinal, aunque no sea tan inmediata utilidad, tienen otros trabajos del Sr. Ramos Bazaga.

El libro “Llagas Sociales”, en que trata problemas tan interesantes como “el Juego”, “el Bandolerismo”, la Prostitución”, “el Anarquismo” y las “Huelgas”, siempre desde el punto de vista policiaco, es un capítulo de Sociología, por decirlo así, patológica, en que con perfecto conocimiento de esas enfermedades colectivas, elevación moral, sentido práctico, y exposición clara, metódica y concreta y aún amena dentro de la seriedad y decencia del estilo científico, reseñase bien las dolencias y sus posibles remedios paliativos.

No menos instructivo y por algún concepto más, son las “Memorias de un Policía”, en que hay artículos destinados a la crítica en general de la Institución policiaca de España, con luminosas ideas prácticas para su mejoramiento; y otros son casos clínicos o son hechos criminales expuestos desde el punto de vista de su investigación y descubrimiento de la Policía.

En conjunto la obra del Sr. Ramos Bazaga, revela una aplicación persistente a las funciones del importante ramo auxiliar de la Administración de Justicia y de la conservación del orden público en que presta sus servicios, talento para comprender esas mismas funciones y condiciones estimables para la popularización del conocimiento de cuanto atañe a la policía, cosa muy necesaria en nuestra Patria, donde una larga y mala tradición tiene desconceptuado tal servicio reputando muchos que es odiosa, y hasta hidalgo y caballeroso el encubrimiento de los criminales y perturbadores de la paz social.

En los escritos del Sr. Ramos Bazaga, desvanecese semejante y perniciosa equivocación, siendo por lo mismo de suma utilidad para el progreso de las costumbres públicas, algo de provechoso apostolado para la comprensión por todos de los deberes de la ciudadanía, sin cuya rigurosa observancia son nocivos y perturbadores los derechos de cuya conquista tanto se envanece nuestra generación. Madrid 18 de febrero de 1815.

Aparte de los libros ya comentados, de su iniciativa junto a Calvo Plaza en la fundación y dirección de la Revista Antequera en Fiestas y de los artículos periodísticos reseñados, creemos que Ramos Bazaga, fue seguramente, autor de otros muchos artículos que iría escribiendo en todas aquellas localidades por las que transcurrió su vida, y que seguirán durmiendo en el silencio de las hemerotecas a la espera de ulteriores investigaciones.

ASESINATO DE SU HIJO, TENIENTE DE LA GUARDIA DE ASALTO, JOSE RAMOS CABELLO

De manera resumida expondremos la historia de la pérdida de su hijo José, que tanto debió influir en su comportamiento futuro.

En el número de enero de 1935 de “Nueva Revista”, se publica una descriptiva exposición emitida según se dice por las “fuerzas vivas” de Asturias y resto de corporaciones oficiales, en apoyo de la propuesta de concesión de La Cruz Laureada, elevada a la superioridad, por el Teniente Coronel Agustin Muñoz Grandes, a favor de su subordinado el Teniente antequerano de la Guardia de Asalto, José Ramos Cabello, hijo de José Ramos Bazaga, asesinado por los revolucionarios de Octubre de 1934 en Asturias.

En ella se relata el comportamiento de la compañía de asalto dirigida por el teniente José Ramos Cabello, destinado en Oviedo, a quien se le ordenó la liberación del cuartel de la Guardia Civil de Sama de Langreo, atacado por los revolucionarios en los primeros días de Octubre. A tal fin salió de Oviedo y en sus proximidades tuvo los primeros choques con los mineros que controlaban las carreteras, acciones que se repitieron a lo largo del camino hasta conseguir llegar al Cuartel de la Guardia Civil de Sama, no sin importantes pérdidas entre sus hombres.

El día seis de octubre después de agotadas las municiones y casi derribados los muros del cuartel por la dinamita de los atacantes, salieron a la desesperada disparando sus últimos cartuchos, José Ramos Cabello, dos oficiales más y dos guardias, todos heridos, con la idea de contactar con las fuerzas de auxilio, internándose en el monte de Gargantada. Allí fueron encontrados heridos y extenuados y trasladados a Sama, donde un comité revolucionario los condenó a muerte, ejecutándose este el día nueve de octubre.

Así mismo en el periódico Sol de Antequera del día 6 de octubre de 1935, en el primer aniversario de su muerte, se publicó una moción de ley presentada a las Cortes por el Diputado liberal demócrata Alfonso Muñoz de Diego en unión de otros diputados asturianos, para que se le concediese el grado de capitán al fallecido José Ramos Cabello y una pensión extraordinaria a su esposa, Carmen Aspiroz Luis y a sus hijos menores José Luis y Carlos Ramos Aspiroz.

Esta muerte, fue con seguridad un mazazo no solo personal sino ideológico y debió afectar notable y negativamente a José Ramos Bazaga, que ya se encontraba jubilado desde el año anterior.

Él, que se había resistido a la “Sanjurjada” de 1932, jugándose la vida en defensa de la República, veía como en nombre de ella, un sector que decía defender aquellos ideales asesinaba a su hijo que, precisamente en ese momento, ejecutaba un acto de servicio público ordenado por las autoridades en nombre de esa misma Republica. Todo un sin sentido difícil de asimilar, tal vez por ello como hemos señalado, durante el transcurso de la guerra civil y ya jubilado apoyara en Francia, a los servicios de inteligencia del general Franco.

Bibliografía:

El Policía Práctico. Llagas Sociales. Manuscrito sobre la Historia de Antequera. Mis Memorias. De mis Apuntes.
Archivo Histórico del Ministerio del Interior (Madrid).
Archivo Histórico Municipal de Antequera.
Revista Estudios Antequeranos.
Revista Antequera en Fiestas.
Revista Patria Chica.
Nueva Revista.
Sol de Antequera.
La Crónica.
Heraldo de Madrid. EL Globo.

Agustín Flores Aragón.

Notas:

1.- AHMA Acta 1 de julio de 1895, L. 1871
2.- Archivo Histórico del Ministerio del Interior-Madrid-.
3.- Periódico el Globo de Madrid núm, 11.811 de 18-9-1909.
4.- Heraldo de Madrid 12-8-1932
5.- Toma posesión periódico
6.- Obras Completas, General Emilio Mola Vidal
7.- AHMA Manuscrito sobre la Historia de la ciudad de Antequera.
8.- Narciso Diaz Escobar. Revista Estudios Antequeranos.
9,. Patria Chica, 21 febrero 1915
10.- Sol de Antequera, número 1858 de 5 julio 1959 a 20 marzo 1960.
11.- Sol de Antequera, núm. 237, de 7 enero 1923.
12.- La Crónica núm. 536 de 2 febrero de 2013.
13.- Expediente Profesional. Archivo Histórico Ministerio Interior-Madrid-
14.- Expediente Profesional. Archivo Histórico Ministerio Interior. -Madrid-

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