lunes, 14 de septiembre de 2020

Hoy, sigue presente

Hoy recordamos a los Policías Nacionales Jesús Ordóñez Pérez, Juan Seronero Sacristán, Alfonso López Hernández y Antonio Cedillo Toscano, asesinados por ETA, el día 14 de septiembre de 1982, en Rentería (Guipúzcoa). 


A las once de la mañana del día 14 de septiembre un vehículo “Z” de la Policía Nacional en patrulla oficial y formado por una dotación de tres agentes se detuvo en la venta Susperregui, en el bar del caserío “Franchilla”. De igual forma ante la puerta del bar se detuvo también un Seat Supermirafiori camuflado de la Policía Nacional, en el que viajaban dos agentes vestidos de paisano. Los cinco Policías se apearon de los vehículos y se introdujeron en el bar donde tomaron unos bocadillos. 

Policía Jesús Ordoñez Pérez

A las once y veinticinco, una vez terminadas las consumiciones, la patrulla emprendía de nuevo su camino con dirección a San Sebastián por la carretera de las de las Ventas de Astigarraga, en la localidad guipuzcoana de Rentería. A la patrulla le siguió, dándole escolta, el coche K camuflado. A 800 metros del bar donde habían parado, en una curva de la citada carretera, muy cerca de las Cuevas de Landarbaso, fueron objeto de una mortal emboscada que le tendió un grupo terrorista etarra formado por seis individuos. 

Policía Juan Seronero Sacristán

Los terroristas entre los que se encontraban, como posteriormente se conocería, Manuel Urionabarrenechea, alias Manu, Jesús María Zabarte Arreguí “el carnicero de Mondragón”, estaban apostados en diferentes lugares de la carretera detrás de un terraplén. Aprovechando que los vehículos policiales aminoraron la marcha, a consecuencia de una curva muy cerrada, los asesinos comenzaron a disparar profusamente, y de forma indiscriminada, contra los dos vehículos que quedaron empotrados contra el arcén. Los disparos alcanzaron a los Policías Nacionales Jesús Ordóñez Pérez y Juan Seronero Sacristan. Resultó con heridas muy graves Alfonso López Hernández, y con heridas graves Antonio Cedillo Toscano y Juan José Torrente Terrón, que recibió disparos en el brazo derecho, tórax, muslo derecho y pierna izquierda. 

Policía Alfonso López Hernández

Antonio Cedillo, que iba de paisano en el coche camuflado, consiguió salir del vehículo y enfrentarse a tiros con los terroristas, pero estos ya se habían dado a la fuga en dos turismos. Herido, continuó caminando cerca de 500 metros hacia adelante, en dirección a Rentería, para pedir auxilio hasta que cayó al suelo. A los pocos minutos pasó por la carretera una furgoneta “Ebro”, matrícula SS-5673-F conducida por José Elósegui, que al ver un hombre mal herido tirado en la carretera paró para atenderle. El Policía Nacional le dijo a Elósegui, como después declararía el camionero, “ayúdenme, por favor y lléveme a un hospital”. El camionero le introdujo en su vehículo y dio media vuelta para dirigirse a Rentería. 

Policía Antonio Cedillo Toscano

A un kilómetro de distancia, el camionero, con el policía herido, se encontró con uno de los vehículos en que habían huido los terroristas. Uno de los asesinos se apeó del coche y con una metralleta en mano hizo parar a la furgoneta, registrando su interior. Al ver al policía herido lo sacó del vehículo que le trasladaba a un hospital, como un fardo lo arrojó sobre la cuneta y .le remató de forma ignominiosa de un tiro en la nuca. 

Los cuerpos de los dos policías asesinados estaban bañados en un charco de sangre. Los dos heridos por su parte, quedaron semiconscientes. En el lugar del atentado quedaron los dos vehículos policiales tiroteados por delante y por detrás, presentando un centenar de orificios. A los pocos minutos un gran efectivo policial, acompañado de una ambulancia, se personó en el lugar de los hechos, formándose importantes controles policiales en la zona. Los Policías heridos, Juan José Torrente y Alfonso López Hernández fueron trasladados en ambulancia al hospital de la Cruz Roja de san Sebastián. En el camino fallecía el policía Alfonso López Hernández, que ingresó en el hospital ya cadáver. Juan José Torrente Terron, quinto policía que formaba la patrulla, ingresó directamente en quirófano donde fue Intervenido. Tras una hora de operación y en estado de coma fue internado en le Unidad de Vigilancia Intensiva con pronóstico muy grave. El Policía Nacional Alfonso López Hernández, estaba casado, tenía una hija de tres años y hacía tres años que había ingresado en el Cuerpo. 

Juan Seronero Sacristán, sería cristianamente sepultado en Gijón. En el cementerio general de Valencia, era enterrado Jesús Ordóñez Pérez. Los restos mortales de Antonio Cedillo Toscano serían sepultados en el pueblo sevillano de Olivares. De igual forma, en la parroquia de la Sagrada Familia de Mataró, tenía lugar el funeral por el alma de Alfonso López Fernández, que sería inhumado en el cementerio de la localidad barcelonesa. 

¡¡Dulce et decorum est pro patria mori!! 


1 comentario:

  1. Jesús María Zabarte Arregui fue condenado a cuatro penas de prisión deveinte años por asesinato cualificado con alevosía y premeditación, y a doce años más por un delito de asesinato en grado de tentativa.

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