En las paredes de la Escuela Nacional se puede ver el decálogo con el que se rigen los policías de todas las categorías, algo que no podemos olvidar nunca, por respeto a nuestra Patria, a la sociedad que hemos jurado servir y a todos los policías españoles, de todos los tiempos, que dieron su vida en cumplimiento del sagrado deber:
1. Proteger y respetar el libre ejercicio de los derechos y libertades de todos los ciudadanos y contribuir al bienestar y la cohesión social de la Nación.
2. Colaborar con la administración de Justicia en la aplicación de las leyes, la investigación de los delitos y en la protección de las víctimas y trato correcto a los detenidos.
3. Cumplir las órdenes siempre que se ajusten a los criterios de legalidad y oponerse a realizar todas aquellas que vayan contra la Constitución o las leyes.
4. Rechazar todo acto de corrupción y actuar para evitarlos, denunciando todos aquellos de los que pudiéramos tener conocimiento.
5. Evitar toda discriminación por razón de raza, religión, creencias, sexo, edad, ideología, discapacidad o cualquier otra de similar naturaleza.
6. Dar un trato esmerado a los ciudadanos a quienes se ofrecerá información suficiente, auxiliándoles en aquellas situaciones que requieran una actuación inmediata para evitar riesgo o desamparo.
7. Prestar un tratamiento especial a las personas más vulnerables de la comunidad.
8. Guardar el secreto profesional de todas las actuaciones, garantizando el derecho a la intimidad y a la propia imagen.
9. Evitar situaciones de abuso de poder y hacer un uso siempre proporcionado de la fuerza.
10. Responsabilizarse individualmente de todas las actuaciones y oponerse a aquellas que puedan vulnerar las disposiciones de este Código y de la legislación vigente.
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