En Barcelona caía asesinado otro policía Armada, en este caso Juan Ruiz Muñoz, de 49 años. A las 15,30 horas del domingo día 14 de septiembre, cuando el policía Juan Ruiz Muñoz se dirigía a su domicilio vestido de paisano, a la altura del número 12 de la Vía Favencia se le acercaron dos individuos jóvenes armados quienes sin mediar palabra y apoyando uno de ellos su pistola en la cabeza del servidor del orden, le efectuaron a la vez dos disparos, rematando su vituperable acción hiriéndole con una navaja y produciéndole una herida en la región occipital, otra el vientre y una tercera en el muslo izquierdo, cayendo fulminado al suelo, mientras los agresores emprendían veloz huida. El Policía Armada fue trasladado con urgencia a un centro sanitario donde nada se pudo hacer por salvarle la vida.
Juan Ruiz Muñoz, que prestaba sus servicios con peluquero en el II Escuadrón de Caballería de la Policía Armada, siguiendo su costumbre dominical y una vez finalizada su labor de arreglo de peluquería en el cuartel, se dirigía vestido de paisano y completamente desarmado hacia su casa situada en la calle Bará nº9.
Cadáver de Policía Juan Ruíz Muñoz |
Entre los efectos personales que cayeron junto al cadáver del servidor del orden público se halló una bolsa que contenía churros y patatas fritas así como los útiles de peluquero. Los asesinos llevaban merodeando por las cercanías de donde se produjo la agresión mortal del policía Armada una media hora antes de perpetrarse y debían de ser conocedores de las costumbres de Juan Ruiz Muñoz.
La capilla ardiente quedó instalada en el acuartelamiento de la Policía Armada de San Martín, sito en la barcelonesa calle Guipúzcoa y donde compañeros del policía asesinado, Policía Gubernativa y Guarda Civil velaron el féretro que se hallaba envuelto en la bandera Nacional. A la capilla ardiente se acercaron, entre otros, el gobernador Civil de Barcelona Rodolfo Martín Villa y el Jefe Superior de Policía señor Apestegui, que fueron recibidos a su llegada por el General Inspector de las Fuerzas de la Policía Armada José María Tomé a quien acompañaba el coronel de la IV Circunscripción señor Coll de Sansimón.
A La mañana siguiente y presidido por el Director General de Seguridad, Francisco Dueñas Gavilan, a quien acompañaban las principales autoridades militares y civiles de la Región, se celebró en la Capilla Castrense del parque de la Ciudadela el funeral de corpore in sepulto por el alma del policía Armada asesinado. El templo se hallaba abarrotado de público, así como los alrededores del mismo. Fuerzas de la Policía Militar custodiaban las entradas del recinto. En la explanada se hallaba formado un Escuadrón de la Policía Armada a caballo con banda de cornetas y tambores y de música que fue revistado a su llegada por el capitán General de accidental de Cataluña, Gobernador Militar de la Plaza, Ángel Vega Franco y el Director General de Seguridad Dueñas Gavilán.
En lugar preferente de la Capilla se situaron la viuda de Policía asesinado, María Luisa Gil Antón, hermanos y otros familiares, así como el Gobernador Civil de Barcelona Martín Villa, presidente de la Diputación Provincial Juan Antonio Saramaranch, General Inspector de la Policía Armada señor Tomé, alcalde accidental Joaquín Travé, presidente de la Audiencia de Barcelona señor Obiols, Jefe superior de Policía y otras personalidades entre las que se encontraban los procuradores en Cortes señores Viola y Calviño, así como los Jefes del sector aéreo General Joaquín Puig de Cárcer, Jefe del sector Naval almirante Martín Allegue y general Jefe de la IV zona de la Guardia Civil Luengo Tejero.
El Director General de Seguridad, General Dueñas Gavilán, impone la Medalla de Oro del Mérito Policial, a título póstumo, al Policía Ruíz Muñoez |
El funeral fue oficiado por el Coronel Castrense Don Gaspar Cardona asistido por otros cuatro sacerdotes, pronunciando la homilía el padre Rey Stolle que recordó como Jesucristo reaccionó violentamente contra quienes vulneraban el orden público.
Al finalizar la Santa Misa compañeros del Policía asesinado trasladaron su féretro hasta el exterior del templo en cuya explana el Director General de Seguridad pronunció unas palabras en las que señaló que “estamos ante un hecho vil y repugnante. Sin embargo estos actos no erosionan la moral de las Fuerzas del Orden. Ante estos restos mortales y ante los españoles bien nacidos que nos acompañan en el dolor, hacemos patente que nuestra moral de combatientes se ve reforzada. Y pedimos a Dios que no nos dé el descanso hasta encontrar a los autores de este vituperable acto”.
Posteriormente y en nombre del ministro de la Gobernación, el Director General de Seguridad le impuso la medalla de Oro del Mérito Policial al humilde servidor del orden público. En ese instante los asistentes prorrumpieron en aplausos y vivas a España, Franco, Policía Armada, Ejército y Guardia Civil. Los compañeros de Juan Ruiz Muñoz entonaron el himno de la Policía Armada y a continuación las miles de personas congregadas entonaron el “Cara al Sol, dando los gritos de ritual el Gobernador Civil Marín Villa.
Inmediatamente después los restos del Policía Armada Ruiz Muñoz salieron en un furgón con destino a Marbella donde recibieron cristiana sepultura, escoltado por siete jeeps de la Policía Armada repletos de coronas de flores.
Entierro del Policía Ruíz Muñoz |
Al terminar las exequias fúnebres se formó una manifestación espontanea que desde el Parque de la Ciudadela recorrió el paseo de Colón, paralizando una de sus calzadas, arreciando los gritos de “Muera el FRAP”, ¡Ejército al Poder!, continuos Vivas a España, a Franco, y a las Fuerzas del Orden y cuatro pancartas en las que se podía leer: "Militares, salvad a España del comunismo”, “Ejército al poder”, “Los diarios y las librerías burguesas, aliados del comunismo” y “La ETA no indulta, indultar al enemigo es delito de alta traición”, deteniéndose ante el Gobierno Civil y Capitanía General, siguiendo por las Ramblas, calle Fernando, Plaza de San Jaime, donde, ante el ayuntamiento, se les unió un joven con una gran bandera de España, hasta llegar a la Vía layetana donde se hallaba la Jefatura Superior de Policía y ante la cual prorrumpieron en una cerrada ovación, entonándose el “Cara al Sol”. Finalizado el canto del Himno de la Falange los manifestantes se disolvieron pacíficamente.
Juan Ruiz natural de Marbella, estaba casado, era padre de una niña de seis años y le faltaban dos mese para jubilarse,
Carlos Fernández Barallobre.
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