martes, 22 de octubre de 2024

Cuando el GRAPO tensó dramáticamente a La Coruña

Del boletín "Emblema" de octubre, tomamos este artículo de nuestro buen amigo y compañero el Inspector Jefe (R) Eloy Ramos Martínez.

En 1983 existía una agencia del desaparecido Banco Exterior de España, en el número 163 de la Avenida de Finisterre en la capital gallega. A las ocho menos diez de la mañana del 12 de septiembre de dicho año, el conserje de la citada entidad bancaria, Jaime Luaces, que iba a abrir la oficina, se vio abordado en la calle Gramela, a unos 100 metros del banco, por una pareja joven (hombre y mujer) que le enseñaron una pistola y una navaja, al tiempo que le mostraban un folio escrito con la frase “Esto es un atraco. Abra el banco”.

Federico Cavero Jávega, entonces Jefe Superior de Policía de Galicia

Acompañado por la pareja llegó a la oficina, donde ya estaba la encargada de la limpieza, Teresa Ansede, que supuso en principio que eran clientes del banco. Tras encañonarlos con sendas armas les obligaron a echarse al suelo donde los ataron de pies y manos, lo mismo que a los demás empleados, según iban llegando al banco. En total, siete, tres mujeres y cuatro hombres.

Así esperaron a las 9 de la mañana, hora en la que debía abrirse la caja fuerte. A punta de pistola obligaron al director y a la cajera a que pusieran en marcha el mecanismo de apertura de la misma y a que metieran en una bolsa de plástico el dinero.

Pasó un cierto tiempo de angustia para los empleados pues los terroristas se impacientaron por la lentitud con la que funcionaba el mecanismo de apertura.

No se supo cómo, pero alguien accionó la alarma y la Policía acudió con tanta rapidez que, cuando los atracadores se encontraban ya con su bolsa de plástico repleta, con 3.200.000 pesetas en billetes (despreciaron las monedas, tanto españolas como en divisas), ya había un “Zeta” del 091 a la puerta del banco. Habían pasado dos minutos. Los terroristas obligaron a decir al director que no pasaba nada, pero dos agentes entraron a pesar de todo.

Ese fue el momento culminante del atraco. El terrorista varón disparó contra los policías, consiguiendo alcanzarles, pero si ocasionarles daño alguno, pues, milagrosamente, el sargento José González López recibió el balazo en la hebilla del cinturón del uniforme, saliendo indemne del percance. También el cabo que lo acompañaba resultó alcanzado en la sujeción de la defensa, saliendo también ileso del ataque.

Ambos policías no respondieron con fuego al ataque alevoso sufrido en evitación de que alguna de las personas resultara herida, pero no abandonaron el recinto bancario.

Los terroristas se replegaron al interior de la oficina, reteniendo a los empleados. Se trataba de los miembros de los GRAPO Alfonso González Cambeiro y María del Carmen Cayetano Navarro. El primero había sido detenido en Galicia por primera vez el 25 de octubre de 1976 por su pertenencia a banda armada. El 26 de abril de 1982 había participado en el atentado contra un “Zeta” de la Policía en Barcelona, en el que resultó muerto Diego García Calderón y herido su compañero Antonio García Colón. El 29 de abril de 1983 había asesinado al guardia civil Plácido Pedreira Álvarez conductor de un autobús escolar de la Benemérita, hecho perpetrado en La Coruña, a la altura de los PP Salesianos, delante de los niños que transportaba al colegio. Lo hizo acompañado de su pareja María Teresa de Jesús González Rodríguez.

Por su parte, María del Carmen Cayetano Navarro, era la esposa del también miembro de la banda Ángel Collazo Araújo y, por tanto, cuñada del jefe de la misma, Abelardo, muerto en un enfrentamiento con la Policía el 29 de agosto de 1980. Asimismo, era hermana de otra militante, de nombre Aurora, que por entones cumplía condena.

Ella había sido detenida por la colocación de bombas en una vía férrea el 23 de septiembre de 1977 y de nuevo el 22 de junio de 1979 en Córdoba por actividades terroristas del GRAPO y otra vez el 13 de octubre del mismo año por tenencia de explosivos y la Policía la consideraba como la que suministraba éstos a la banda. Su última hazaña había sido su participación en el referido asesinato del guardia civil Plácido Pedreira Álvarez.

Tras el repliegue de los terroristas al interior del banco, comenzó el largo periodo de espera hasta el desenlace. Las emisoras de radio difundieron la noticia y el público comenzó a aglomerarse en las cercanías, mientras un gran despliegue policial cortaba el tráfico en la Avenida de Finisterre y la Policía Municipal lo regulaba en las calles adyacentes.

El gobernador civil, Domingo Ferreiro Picado con el jefe superior de Policía, Federico Cavero Jávega, y otros mandos policiales, dirigían la operación. Los atracadores adelantaban sus objetivos a través de las emisoras de radio, pues se permitió que se acercaran periodistas. “Pedimos – declaraban a Antena 3 - que se nos garantice que no se nos va a torturar cuando lleguemos a Comisaria” . Se identificaron como miembros del GRAPO, manifestando que su intención con el atraco era expropiar fondos para dicha organización. La que hablaba era Carmen Cayetano Navarro, que también declaró a Radio Coruña que “Si algún disparo se hace, será la Policía”, y negó que se hubiera disparado contra los agentes.

Poco antes de las doce, el gobernador Domingo Ferreiro mantuvo el primer contacto con los periodistas. Fue entonces cuando se supo que los terroristas pedían la mediación de un abogado vigués, Jesús Sanjuás Formoso, cuyo traslado a La Coruña estaba dispuesta a facilitar la Policía.

De hecho el citado abogado fue llevado a la capital por el helicóptero del SAR con base en el aeropuerto coruñés de Alvedro, llegando a las tres menos veinte, cuando el episodio del atraco ya había finalizado. En vuelo se le comunicó a la tripulación del helicóptero que el secuestro había concluido con la llegada de otro abogado, Ricardo García Miguez.

Pero sin adelantar acontecimientos, digamos que a las doce la limpiadora fue puesta en libertad porque sufría mareos. Cuarenta minutos después, los secuestradores dejaron salir a la cajera, Inmaculada Fuciños. A la una y veinte de la tarde quedó liberada la tercera mujer, Elena Miranda. Ya solo quedaban los cuatro empleados varones. Minutos antes, el gobernador civil se había vuelto a reunir con los informadores y les explico que un abogado coruñés, Ricardo García Miguez se había entrevistado ya con los terroristas y había recogido su petición de que se les dieran garantías de buen trato policial, y que se les permitiera ser visitados diariamente por sus abogados y por médicos. En aquel momento se pensaba ya que no sería necesaria la presencia del letrado vigués.

A las dos menos veinticinco de la tarde Domingo Ferreiro se volvió a reunir con la prensa en el piso transformado en centro de mando, en una casa junto al Banco. Habló telefónicamente con Radio Nacional de España, para que lo pudieran oír los terroristas a los que se les había facilitado un transistor por el abogado. Sus palabras fueron: “Estoy con el abogado Ricardo García Miguez, que se ha entrevistado ahora mismo dentro del banco y estamos de acuerdo con el compromiso a que ha llegado él con los secuestradores y el compromiso que la Administración, el Gobierno, defiende es que durante el tiempo en que permanezcan detenidos, antes de pasar a disposición judicial, podrán ser visitados y hablar con los letrados Ricardo García Miguez y Jesús Sanjuás Formoso, los cuales podrían pedir la presencia de un médico. Una vez que se cumpla este mensaje que lanzamos a los secuestradores, ellos han decidido que van a abandonar la entidad bancaria. En estos momentos va hacia allí el abogado para salir conjuntamente con ellos y esperamos que en breves momentos esta mañana de tensión tenga su fin”.

Los diez minutos siguientes fueron de alto voltaje. Se despejó por completo la salida del banco y, por fin, a las dos menos cuarto un coche “Zeta” se colocó delante de la puerta de la entidad y González Cambeiro era introducido en el mismo. Otro “Zeta”sirvió para llevar a Carmen Cayetano Navarro.

Con el jefe superior y el abogado coruñés a cada lado, el gobernador civil celebró una rueda de prensa en la que manifestó que había sido un éxito policial la detención de dos militantes el GRAPO peligrosos. Éxito en el que había tenido especial protagonismo el jefe superior Federico Cavero Jávega y el abogado coruñés Ricardo García Míguez. Insistió en que se había actuado coordinadamente en contacto permanente con el ministro y el director general de la Policía. Añadió que había hablado personalmente con el presidente del Gobierno Felipe González que estuvo informado en tiempo real de lo acontecido. Se felicitó por la brillante actuación policial y agradeció la suerte providencial de que los policías salieran ilesos de los disparos sufridos.

Los secuestradores entregaron las armas al abogado coruñés y salieron acompañados de un inspector de Policía que entró desarmado al banco con el letrado.

Finalmente, tras los interrogatorios, la Policía supo que ambos terroristas estaban acompañados en el atraco por la también miembro del GRAPO Teresa de Jesús González Rodríguez, la compañera de Cambeiro, que estaba en el exterior pero al ver llegar a la Policía desapareció de la escena. También había una cuarta terrorista que no intervino en la acción: Mercedes Padrós Corominas, que permanecía en un piso franco que tenían en La Coruña y que estaba en la calle Mariscal Pardo de Cela 6 – 2º , en la zona de San Pedro de Mezonzo. Allí los policías encontraron fundas para armas de fuego, varias pelucas y abundante propaganda del GRAPO.

Tanto una como otra serían detenidas en enero de 1985, y es de señalar que Mercedes Padrós estaba considerada como la máxima responsable en la organización terrorista y había sido la jefa del comando asaltante en La Coruña.

En La Coruña no lograron su propósito pero consiguieron un plus de publicidad y siguieron con el mantra de las torturas. Pobrecitos los asesinos.

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