jueves, 14 de enero de 2021

Hoy. sigue presente

Hoy recordamos al Policía Nacional José Anseán Castro, asesinado por la banda terrorista Eta, el día 14 de enero de 1992 en Bilbao. 

El 14 de enero el Policía Nacional José Anseán Castro era abatido a tiros en torno a las 7:30 de la mañana, cuando se dirigía con su mujer a coger el autobús que debería haberlo llevado hasta su trabajo en el cuartel de la Policía Nacional de Basauri. Dos individuos descendieron de un taxi robado y realizaron un número indeterminado de disparos que acabaron con la vida del policía. 

Policía José Anseán Castro


La víctima fue rematada en el suelo por uno de los terroristas. Las fuerzas de seguridad atribuyeron de inmediato el atentado al comando Vizcaya de ETA. 

El atentado fue cometido por dos personas que se aproximaron al policía por la espalda y le dispararon a bocajarro. Uno de los disparos le fue hecho en la sien, cuando se encontraba caído en el suelo. En el momento del atentado, José Anseán Castro se encontraba en compañía de su esposa y se dirigía a su puesto de trabajo, en una unidad polivalente del Cuerpo Nacional de Policía. Los terroristas utilizaron un taxi que habían robado sobre las 6 de la mañana en una parada situada en la plaza España, en pleno centro de Bilbao, obligando a su propietario a introducirse en el maletero y dirigiéndose a continuación a la avenida Miraflores, del barrio de Bolueta. 

El cuerpo del policía fue trasladado desde el aeropuerto de Sondica hasta Lugo, donde se celebraron los funerales. La capilla ardiente, por expreso deseo de la familia, se instaló en la casa número 115 de la calle de San Roque, domicilio del suegro de la víctima. 

Cerca de cuatro mil personas asistían en Lugo al funeral por el alma del Policía Nacional José Anseán. Entre los presentes se encontraban el delegado del Gobierno en Galicia, Domingo García Sabell; Conselleiro de la presidencia de la Xunta de Galicia, Dositeo Rodríguez; Presidente de Parlamento de Galicia, Victorino Núñez: Gobernadores civiles de Lugo y Vizcaya; Gobernador Militar de Lugo; presidente de la Diputación Provincial de Lugo, Francisco Cacharro; Jefe Superior de Policía de Galicia, Julián Negredo; los comisarios de Policía de Bilbao y Lugo, señores Carballeira y Vilaboy, así como otras autoridades militares, civiles y policiales. 

Desde el número 115 de la calle de San Roque hasta la Iglesia de San Francisco Javier del barrio de Fingoi de la capital lucense, el féretro con los restos mortales de José Anseán fue trasladado, precedido de numerosas coronas y presidido por los padres, viuda e hijo del Policía Nacional asesinado, así como de las autoridades presentes. 

En el atrio de la iglesia, el féretro que iba envuelto en la Bandera Nacional, se detuvo unos instantes, dando lugar a uno de los momentos más dolorosos, al desvanecerse la viuda de la víctima, Ana María Pérez, lo que hizo que surgiesen voces en contra de las autoridades y contra los asesinos de Eta. La multitud, que ocupaba toda la Iglesia y sus alrededores, prorrumpió en una cerrada ovación en el instante en que el féretro entraba en el templo. 

La Misa fue oficiada por el obispo de Lugo Monseñor Fray José Gómez, que en su homilía recordó que “una vez más nos enfrentamos a una acción fruto de la obcecación que condenamos sin paliativos pues el policía José Anseán fue asesinado vil, traidora e inicuamente”. 

Finalizada la Misa, la comitiva que acompañaba los restos del policía Nacional José Anseán se trasladó al cementerio parroquial de Vilar de San Lorenzo en el municipio de Baleira, donde la viuda de José Anseán volvió a desvanecerse. El padre del Policía asesinado por Eta, profundamente emocionado, vertió durante unos momentos duras críticas hacia el gobierno de la nación, al que culpó del asesinato de su hijo y llamó sinvergüenzas. 

José Anseán Castro, de 38 años, era natural de Lugo, estaba casado con Ana María Pérez y tenía un hijo de 14 años. Llevaba doce años destinado en el País Vasco y, en el momento de su asesinato, prestaba servicio en la unidad polivalente del Cuerpo Nacional de Policía de Bilbao, encargada de la custodia de edificios y del traslado de reclusos. Como medida de autoprotección, los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado evitaban utilizar el coche privado y tenían órdenes de usar el transporte público. La vida de Ana María fue un auténtico calvario con terribles consecuencias en su único hijo, que estuvo en tratamiento psiquiátrico desde el asesinato del padre. Pocos días después de su asistencia al juicio contra Gadafi, José Manuel Anseán Pérez, de 29 años en esos momentos, se suicidó en su casa de Lugo. Fue al día siguiente de conocerse la sentencia condenatoria contra Gadafi.

¡¡Dulce et decorum est pro patria mori!!



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