jueves, 27 de julio de 2017

1979. ETA asesina en Pamplona al Inspector de Policía Carlos Sanz Biurrun

A las 14:45 horas del día 8 de octubre, la banda terrorista ETA asesinaba a tiros en la bajada de Labrit de Pamplona al inspector-jefe de la Brigada Regional de Investigación Criminal de Policía de Pamplona, Carlos Sanz Biurrun. 


A Carlos Sanz lo habían intentado asesinar meses antes, el 29 de julio, pero no lo encontraron en su casa. Esta vez sí lo consiguieron. Carlos acababa de aparcar su coche en la bajada de Labrit y estaba cerrando la puerta del vehículo cuando dos jóvenes, con la cara descubierta, dispararon sobre él. Instintivamente, el inspector del Cuerpo Superior de Policía intentó hacer uso de su arma reglamentaria, tras esquivar los primeros disparos, pero el fuego cruzado, realizado por los atacantes, le alcanzó en la cabeza, muriendo casi al instante. Otros disparos impactaron en vehículos aparcados junto al de Carlos Sanz.

Inspector Carlos Sanz Biurrun

Dos testigos presenciales del atentado, que se encontraban en el balcón de un edificio próximo al lugar de los hechos, informaron a la policía que los terroristas estaban dentro de un Simca 1200 de color gris aparcado en la bajada de Labrit. Cuando vieron que Carlos Sanz descendía de su vehículo, dos de ellos salieron y le dispararon desde ambos lados de la calle. A continuación regresaron corriendo al Simca 1200, en el que les esperaba un tercer terrorista con el motor del vehículo en marcha. Cruzaron la calle e hicieron parar a los coches que circulaban en dirección al barrio de la Chantrea, haciendo ademanes con las pistolas, huyendo en dirección a ese barrio. El vehículo que utilizaron para la huida, y que lo dejarían abandonado con las puertas abiertas en el propio barrio de la Chantrea, había sido robado esa misma mañana. Su propietario fue encontrado a media tarde, encadenado a un árbol, en la localidad navarra de Berrioplano.

Fuerzas de la Policía Nacional y del Cuerpo Superior de Policía, tanto de la Brigada Antiterrorista como de la Criminal, a la que pertenecía Carlos Sanz, procedieron a lo largo de la tarde a un minucioso rastreo del barrio de la Chantrea y sus alrededores .

Poco después del atentado el cuerpo del inspector fue trasladado urgentemente al Hospital de Navarra por una ambulancia del Parque Municipal de Bomberos, ingresando cadáver en el centro sanitario.

Carlos Sanz recibió dos impactos de bala en la cabeza mortales de necesidad y otros dos en el pecho. Fueron siete las detonaciones escuchadas en el atentado. Varios de los proyectiles se incrustaron en un vehículo estacionado junto al del policía.

Carlos Sanz solía acompañarse por un perro pastor alemán, pero ese día, en el momento del atentado, se encontraba solo.

Los funerales por el eterno descanso de Carlos Sanz se celebraron al día siguiente, 9 de octubre, a las siete de la tarde, en la Iglesia de San Miguel, de Pamplona. Al oficio asistieron los gobernadores civil y militar de Navarra, el vicepresidente de la Diputación de Navarra, el presidente del Parlamento Foral y el alcalde de Pamplona, así como otros altos mandos de la Policía Nacional, Ejercito y Guardia Civil. Una vez finalizada la ceremonia religiosa, unas mil personas se dirigieron hasta el edificio del Gobierno Civil, dando gritos de "Gobierno, traidor", "UCD, culpable", "ETA, asesina", "Navarra sí, Euskadi no" “España unida, jamás será vencida”.

Túmulo del Inspector Sanz Biurrun

El entierro de los restos mortales del jefe de la Brigada de Investigación Criminal Carlos Sanz, se había realizado, de nuevo a hurtadillas, a las tres de la tarde en el cementerio de Pamplona, 

El féretro partió una hora antes del Gobierno Civil donde se encontraba instalada la capilla ardiente, a hombros de compañeros, llegando hasta la plaza del Príncipe de Viana donde fue introducido en un furgón fúnebre que lo trasladaría hasta el cementerio de la capital pamplonica, seguido de una gran caravana de vehículos . En la comitiva figuraban miembros del Cuerpo Superior de Policía, Policía Nacional, Guardia Civil, A pesar de la hora, numerosísimo público aplaudió con calor el paso de comitiva, lanzando vivas a España, mueras a Eta y gritos contra el gobierno de la UCD. 

Al finalizar el entierro numerosas personas dieron gritos contra el Gobierno y a favor de una intervención militar.

La banda terrorista ETA asumió la autoría del atentado el 10 de octubre, así como un ametrallamiento que tuvo lugar el mismo 8 de octubre en un bar de San Sebastián en el que resultaron heridos varios Policías Nacionales. 

Carlos Sanz Biurrun tenía 39 años cuando fue asesinado. Era natural de Guenduláin, localidad a situada a unos quince kilómetros de Pamplona, donde los padres de los hermanos Sanz Biurrun (Carlos, Paquita y María Elena), trabajaban como jornaleros. En 1953 ingresó en el seminario diocesano de Pamplona, donde durante años estudió Filosofía y Teología, aunque no llegó a ordenarse. En Guenduláin conoció a un policía de Astráin que acabó contagiándole su entusiasmo por el trabajo policial. Durante dos años se desplazó diariamente a Pamplona para preparar el ingreso en el cuerpo. 

En 1962 ingresó en el cuerpo de Policía siendo destinado a Bilbao, regresando al poco tiempo a Pamplona e integrándose en la Brigada de Investigación Criminal. Cuando lo asesinaron le quedaban dos meses para acceder al puesto de comisario. Casado con Teresa Ilarregui, el matrimonio no tenía hijos. 

El mismo día de su asesinato el féretro se había instalado en el Salón del Trono del Gobierno Civil, y estaba siendo velado por sus compañeros del Cuerpo Superior de Policía, además de algunos amigos y familiares. De pronto un hombre de aspecto desaliñado, probablemente un delincuente habitual al que Carlos hubiese detenido alguna vez, se acercó al ataúd y, abrazándolo lloroso, exclamó: "¡Inspector eras como mi padre!" La escena no extrañó a nadie próximo a Carlos pues todos conocían la estima y el cariño que los habituales de los calabozos policiales tenían por él. El presidente de la Diputación Foral, Jaime Ignacio del Burgo declararía que el inspector Sanz Biurrun “una excelente persona y gran compañero, había sido asesinado por defender la unidad y la libertad de España”. 

De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió a Carlos la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.

Carlos Fernández Barallobre.

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