lunes, 8 de julio de 2024

En el cincuentenario del asesinato del guardia civil Manuel Pérez Vázquez en Ataún (Guipúzcoa)

Del boletín "Emblema" de julio tomamos este artículo de nuestro buen amigo y compañero el Inspector Jefe Eloy Ramos Martínez.

Durante 1974, en España una de las noticias más importantes del año fue la grave enfermedad del Generalísimo Franco, que propició que el entonces Príncipe de España, Jun Carlos de Borbón asumiera temporalmente la Jefatura del Estado, lo que, entre otras consecuencias, frustraría un plan de ETA para secuestrarle en Montecarlo, plan que además desbarató la Policía española.

Manuel Pérez Vázquez

Pero hubo otras noticias relevantes, en lo relativo al terrorismo, como los fusilamientos del asesino del inspector de Policía Francisco Javier Anguas Barragán, el anarquista llamado Salvador Puig Antich, junto con otro criminal conocido como Heinz Chez, polaco, aunque de verdadera identidad George Michael Wizel, alemán, autor del asesinato del guarda civil Antonio Torralbo Moral.

Naturalmente ambas ejecuciones fueron ruidosamente protestadas por las izquierdas europeas coo era habitual, pero el terrorismo también siguió causando víctimas mortales en España.

Sobre las 2,30 de la madrugada del domingo 2 de junio de 1974, el teniente de la Guardia Civil Evaristo García Sotelo, jefe de Línea en Zarauz, acompañado del cabo primero Miguel Alonso Martín, circulaba en el vehículo del Cuerpo PGC–0609-S conducido por el guardia Manuel Pérez Vázquez.

Transitaban por las inmediaciones del barrio de Ergoyena tras haber distribuido efectivos del Cuerpo por las cercanías de la carretera de Ataún hacia Aya, con el objeto de atrapar a los etarras que habían perpetrado un atraco en la Compañía Auxiliar de Ferrocarriles (CAF), en Beasaín (Guipúzcoa) y que aún no habían sido detenidos.

El atraco había sido cometido el 31 de mayo por los etarras José Manuel Pagoaga Gallastegui, "Peixoto"; Félix Eguía Jaureguizábal, "Félix"; Francisco Javier Aya Zulaica, "Trepa"; José Antonio Garmendía Artola, "Dumpe" y Juan Labordeta Vergara, "Lezo", que sería detenido al día siguiente. El botín ascendió a unos catorce millones de pesetas, pero fue recuperado con la detención del citado Labordeta.

En la madrugada indicada, en un momento dado los guardias civiles vieron que tres personas venían andando hacia ellos, por lo que al llegar a su altura les dieron el alto para identificarlos. Se trataba de una joven y dos hombres y el oficial comenzó la identificación mientras los otros dos lo cubrían.

Por motivos desconocidos, el cabo resbaló, cayéndose al suelo, lo que probablemente originó un momento de distracción en el guardia Pérez Vázquez, que fue aprovechado por uno de los individuos, el llamado "Apala", que abrió fuego con una pistola alcanzando al citado guardia, y dándose velozmente a la fuga. Logró escapar tras arrojarse a un río cercano.

Pérez fue trasladado a la clínica San Cosme y San Damián, de Tolosa, pero ya ingresó cadáver. La herida no era mortal de necesidad, pero el proyectil, alojado en la región umbilical, había roto dos vasos sanguíneos y provocado una intensa hemorragia, que sí resultó mortal.

El asesino fue identificado como Miguel Ángel Apalategui Ayerbe, "Apala", que llegaría a ser tristemente célebre y uno de los jefes de la banda terrorista. Trabajaba como administrativo en la CAF, y era quien había facilitado la información para el atraco citado.

La acción fue una estupidez, pues "Apala" todavía no era liberado, sino que era un legal. (desconocido para la Policía). No hubiera pasado nada si hubiera mostrado su carné de identidad.

Los acompañantes fueron dejados en libertad al no ver la Guardia Civil nada sospechoso en ellos, que dijeron no tenían ninguna relación con él, y que regresaban juntos accidentalmente, de un baile. Ignoraban los guardias civiles que se trataba de los etarras Maria Lourdes Auzmendi Ayerbe, y Jesús María Arín Bastarrica, "Whisky". María Lourdes era la pareja sentimental de Eduardo Moreno Bergareche "Pertur", uno de los jefes de la banda, que desaparecería en Francia tiempo después, muy probablemente asesinado por sus propios compañeros.

Apala fue abroncado por los jefes de ETA por ir armado siendo legal, como dijimos, y se defendió diciendo que tenía miedo de haber sido descubierto por el atraco de la CAF. No tomaron represalias contra él.

A partir del atentado, las operaciones de rastreo se recrudecieron con la constante actividad de tres helicópteros, perros policía y la colaboración de cerca de mil guardias civiles, todos ellos dirigidos por el director general del Cuerpo, teniente general José Vega Rodríguez. No obstante las pesquisas no resultaron positivas.

“Apala” se ocultó en Legazpia, en casa de otro etarra, Juan Amilibia Urcelay, y allí estuvo siete días, hasta que, en compañía de Juan Lorenzo Lasa Michelena, "Txikierdi", Jesús y Miren Astibia, y Aranzazu Lasa Urcelay, llegó a San Sebastián, pasando luego a Francia.

El guardia civil Manuel Pérez Vázquez, contaba 29 años, estaba soltero, llevaba cuatro en Guipúzcoa y pertenecía a la 551ª Comandancia de la Guardia Civil de San Sebastián. Llevaba dos años destinado en el cuartel de Zarauz y antes había estado otros dos en el de Orio.

Su funeral se celebró el la catedral del Buen Pastor, de San Sebastián, que resultó pequeña para la gran cantidad de gente que acudió. El funeral fue oficiado por el capellán castrense de San Sebastián, José Ignacio Ferro Roel, si bien el sitial del obispo estuvo vacío pues éste se hallaba de visita pastoral en Eibar. Presidió el acto el director general de la Guardia Civil, teniente general José Vega Rodríguez, el gobernador civil de Guipúzcoa, Eulogio Salmerón Mora, coronel jefe del 551 Tercio de la Guardia Civil y otras autoridades. El director general impuso al féretro la Cruz al Mérito Policial con distintivo rojo y la del Mérito Militar con distintivo blanco.

El gobernador civil y jefe provincial del Movimiento de Guipúzcoa, dirigiéndose a los presentes dijo: “Caballero guardia civil don Manuel Pérez Vázquez, caído en defensa del orden y la paz” al que todos respondieron “¡Presente!”.

El féretro, acompañado por sus familiares, su padre Antonio Pérez López, su hermana y un tío, partió por carretera hacia su lugar de origen. Había nacido en la localidad lucense de San Román de Retorta, en donde recibió sepultura el día 4 siguiente, siendo su cadáver acompañado por numerosas personas. Fue la segunda víctima del año a manos de terroristas. La primera había sido el Cabo Primero de la Guardia Civil Gregorio Posadas Zurrón.

Eloy Ramos Martínez.

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