Del boletín "Emblema" de junio, tomamos este artículo de nuestro buen amigo Carlos Fernández Barallobre.
En la mañana del viernes 29 de abril de 1983, el Guardia Civil PLÁCIDO PEDREIRA ÁLVAREZ, resultaba muerto en atentado terrorista ocurrido en La Coruña.
Guardia Civil Plácido Pedreira Alvarez |
Como cada día durante el curso, Plácido recogía a partir de las ocho y media a los niños. El último era precisamente el de los Salesianos a donde llegó sobre las nueve y media. Con el último niño todavía en el interior del vehículo —un microbús del parque de la Guardia Civil, se acercó a la ventanilla un joven de unos 22 años, vestido con una gabardina de color verde, y sin mediar palabra comenzó a disparar sobre el conductor con una pistola. Plácido aún tuvo arrestos para salir del microbús, ya mortalmente herido en la cabeza y diversas partes del cuerpo, y colocarse en la acera, pero no tuvo fuerzas suficientes y cayó al suelo, momento que el agresor aprovechó para dispararle nuevamente, utilizando una pistola «Astra», calibre 7,75. Acto seguido se dio a la fuga en dirección a las calles del Sol y Juan Canalejo. El sujeto se unió después a otra joven y más adelante a otra más, emprendiendo la huida los tres en la dirección indicada y según pudieron confirmar testigos.
El niño que viajaba en el microbús escapó cuando oyó los primeros tiros y se refugió en un bar cercano. Plácido Pedreira fue inmediatamente auxiliado por un taxista, y otras dos personas, que lo introdujeron un vehículo del 091, que lo trasladó al Sanatorio Modelo, donde al poco tiempo de ingresar falleció.
El parte médico decía textualmente: “Plácido Pedreira Álvarez ingresa a las 9,40 horas del día de la fecha, por heridas múltiples de arma de fuego. Fallece a los cinco minutos. A la inspección ocular presenta un orificio de entrada en región submaxilar derecha, y otra de salida en submaxilar izquierda; orificios en región sacra, lumbar derecha, coxigea, escapular derecha, hemitórax izquierdo y tercio superior de la cara interna del muslo derecho. Radiológicamente se aprecian alojados proyectiles en la región escapular derecha, región lumbar a nivel de la quinta vértebra y a nivel de la décima costilla izquierda”.
En el centro sanitario donde fue ingresado, se personaron el Delegado del Gobierno en Galicia, Domingo García Sabell; Capitán General de la VIII Región Militar. Teniente General Casado Cepeda y Gobernador Civil dé la provincia, Domingo Ferreiro, entre otras autoridades. Este último ofreció una rueda de prensa donde, además de informar sobre los pormenores del atentado, anunció la llegada para asistir a los actos del sepelio, del ministro del Interior, José Barrionuevo, y del di rector general de la Guardia Civil, Teniente general Aramburu Topete.
Plácido Pedreira Álvarez no tenía que haber realizado, ese día, el itinerario de reparto de los niños a los colegios, sino que era otro compañero, al que pidió un cambio en el turno de viajes.
A las pocas horas de conocerse la noticia, numerosas personas se acercaron hasta la puerta del colegio Salesiano para depositar ramos de flores en el lugar donde se había producido el atentado, todavía cubierto por la sangre del guardia civil asesinado. Entre estas personas se encontraba una representación de la Comandancia de Marina de La Coruña, al mando de un teniente de navío.
La capilla ardiente quedaría instalada en el Hospital Militar, donde se celebraría esta tarde-noche una Misa por el eterno descanso de su alma, que fue presidida por la viuda, familiares y las primeras autoridades regionales, provinciales y locales.
El funeral de «córpore insepulto» se celebraría a las doce de la mañana del día siguiente, en la Venerable Orden Tercera de San Francisco, con asistencia de la viuda, familiares, ministro del interior, presidente de la Xunta de Galicia, Gerardo Fernández Albor; ministro del interior, José Barrionuevo delegado del Gobierno, director general de la Guardia Civil, capitán general de la VIII Región Militar, capitán general de la Zona Marítima del Cantábrico, presidente de la Audiencia Territorial, fiscal jefe de la misma, conselleiros del gobierno autonómico, presidente de la Diputación Provincial, Corporación Municipal de La Coruña con su alcalde, gobernadores militar y civil, senadores y diputados, entre estos últimos la secretaria segunda del Congreso, María Victoria Fernández - España, al igual que otras muchas autoridades y personalidades y varios miles de personas, que abarrotaron la iglesia y sus alrededores.
El féretro con los restos mortales de Plácido Pedreira, cubierto con la bandera nacional, quedó situado ante el altar mayor de San Francisco, rodeado por coronas de flores que portaban miembros de las fuerzas de orden público y custodiado por compañeros del asesinado y policías nacionales. La función religiosa fue oficiada por el obispo auxiliar monseñor Antonio Rouco Varela, que concelebraría con otros siete sacerdotes.
Llegado el momento de la homilía, el obispo auxiliar hizo una condena del crimen cometido y manifestó que se estaba asistiendo a un trance absurdo e incomprensible, que sólo pude entenderse cuando se compara con la visión de Cristo crucificado. Calificó el atentado como «acción terrible y crimen injustificable», realizado contra un hermano de los hombres que dedican su vida al servicio de los demás. Terminó con unas palabras de consuelo para los familiares, a los que recordó la bienaventuranza de que todos los que sufren, lloran, son limpios de corazón y respetan la justicia, de ellos es el Reino de los Cielos.
Finalizado el funeral y ya, en la explanada de la iglesia, el público prorrumpió en grandes aplausos y gritos de viva España y viva la Guardia Civil aplausos, mientras la Banda del Gobierno Militar interpretaba el Himno de la Guardia Civil, rindiendo honores una compañía del Benemérito Cuerpo.
Un numeroso grupo de mujeres dio gritos, como «fuera hipócritas y socialistas», «muerte a los terroristas», “Eta al paredón” “gobierno cobarde” y «Tejero, Tejero», así como numerosos vivas al Ejército, a España y a la Guardia Civil, al mismo tiempo que arreciaban los aplausos de todos los presentes.
Seguidamente fue introducido el ataúd en un furgón fúnebre y se organizó una caravana automovilística que enfiló por las calles coruñesas para continuar por la avenida de Alfonso Molina hacia el lugar de Coiro, en el término municipal de Laracha, en la provincia de La Coruña, de donde era originario el guardia civil asesinado y donde recibiría cristiana sepultura.
El 12 de septiembre de 1983, la policía detenía en La Coruña a los miembros del GRAPO, Alfonso González Cambeiro y a Carmen Cayetano Navarro, sorprendiéndoles en el interior de una la sucursal del Banco Exterior de España, que intentaban atracar. Eran los responsables, entre otros delitos, del asesinato del guardia Civil Plácido Pedreira.
En 202, Alfonso González Cambeiro, al que la Audiencia Nacional le impuso en 1984, una pena de 27 años de cárcel, alcanzó la libertar tras permanecer en prisión 18 años, al aplicarse el código penal del año 1973
En 2013, la viguesa Carmen Cayetano Navarro salía en libertad tras cumplir 31 años de prisión.
Plácido Pedreira, era natural de Coiro – Laracha, tenía 37 años de edad, estaba casado y sin hijos. Pertenecía al Parque de Automovilismo de la Comandancia de la Guardia Civil, donde estaba destinado desde hacía cinco años. Con anterioridad, había estado destinado en Vascongadas y en el puesto del puerto de Gijón. Tras aprobar un cursillo de conductor fue destinado a El Barquero (La-Coruña) y posteriormente a la capital herculina.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
Carlos Fernández Barallobre.
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