Del boletín "Emblema" de mayo tomamos este artículo de nuestro buen amigo y compañero el Inspector Jefe Eloy Ramos Martínez.
El 1 de mayo se cumple el cincuentenario del asesinato en Madrid del Subinspector del Cuerpo General de Policía don Juan Antonio Fernández Gutiérrez, de 21 años, que llevaba algo más de año y medio en la Corporación.
El Subinspector del C.G.P. Juan Antonio Fernández Gutierrez |
El 1 de mayo era la festividad del Trabajo en España y la aprovechaban los partidos comunistas y de la extrema izquierda para manifestarse en las calles profiriendo gritos subversivos, arrojando propaganda clandestina y provocando incidentes más o menos violentos.
Uno de esos grupos de la extrema izquierda “pro chinos” era el llamado Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), aunque en esa época aún se denominaba Comité Pro FRAP. Este grupo, en cuyas filas había no pocos delincuentes comunes, necesitaba una acción espectacular, ya que su poder de convocatoria de masas era prácticamente nulo, así que recurrió a la táctica de la guerrilla urbana, armando piquetes con cuchillos, navajas, hachas, lanzas improvisadas, etc. Para atender a posibles heridos propios contaban con militantes, algún médico y enfermeras que se hallaban en cafeterías próximas a los lugares donde se situaban lo guerrilleros, prestos para el traslado a sitios seguros evitando los hospitales. Se identificaban con un clavel rojo.
La hora señalada para la manifestación eran las ocho de la tarde y la Policía estableció los correspondientes servicios en las calles donde se concentrarían los manifestantes antes de la hora señalada.
En la zona comprendida por las calles Santa Isabel, doctor Mata y Glorieta de Embajadores, aparecieron grupos numerosos de personas con pancartas con textos subversivos, profiriendo gritos de la misma índole, por lo que varios inspectores de Policía se desplazaron inmediatamente allí para disolverlos o detenerlos si procediera. Hay que destacar que los inspectores del Cuerpo General de Policía habían recibido la orden de no usar las armas reglamentarias en ningún caso. Ello daría lugar a un conflicto posterior.
Los inspectores fueron atraídos con engaño hacia la confluencia de la calle Santa Isabel con la de Doctor Mata, donde se encontraron de repente rodeados por un numeroso grupo de individuos armados con cuchillos de gran tamaño, lanzas construidas con largas barras de hierro a las que se había atado en uno de sus extremos un cuchillo de grandes dimensiones.
Con una de estas improvisadas lanzas fue alcanzado don Juan Antonio Fernández Gutiérrez que recibió una profunda herida en el hemitórax izquierdo a la altura del corazón, mortal de necesidad. Fue trasladado inmediatamente a la Residencia Sanitaria Francisco Franco donde fue atendido rápidamente por el jefe de cirugía de guardia, pero murió a los pocos minutos de su ingreso.
El féretro a hombros de compañeros en Madrid |
También resultaron heridos los inspectores don Bienvenido López García, que fue intervenido quirúrgicamente de tres heridas en la espalda, bajo vientre y un brazo; don Miguel Ángel Fernández Rancaño y el conductor del vehículo policial, el policía armada don Faustino Penabad Castro, ambos con heridas de menor consideración. Todos estaban adscritos a la Brigada Regional de Investigación Social de la Jefatura de Madrid.
No se pudo comprobar la identidad de los asesinos de don Juan Antonio, pero como consecuencia de estos hechos la Policía logró desarticular la organización del FRAP en varias ciudades españolas.
La capilla ardiente del malogrado policía se instaló en el Salón Canalejas de la desaparecida Dirección General de Seguridad, en la Puerta del Sol madrileña. El entones vicepresidente del Gobierno almirante don Luis Carrero Blanco impuso sobre el féretro la Medalla de Oro al Mérito Policial concedida a don Juan Antonio a título póstumo.
A la salida del féretro esperaba el coche fúnebre en la Puerta del Sol, pero se comenzaron a oír voces de ¡A hombros! ¡A hombros! Y el féretro fue izado a hombros de compañeros y así fue llevado hasta la Plaza de España, donde se depositó en el coche para su traslado a León.
Durante el trayecto fueron apareciendo las placas – insignia del Cuerpo General de Policía que los compañeros del asesinado - cientos de ellos - mostraban orgullosamente en sus americanas. Al mismo tiempo entre las numerosísimas personas que presenciaban el trayecto se oyeron gritos pidiendo la dimisión del ministro de la Gobernación, don Tomás Garicano Goñi, de quien había partido la orden de que los policías no hicieran uso de sus armas reglamentaras bajo ningún concepto.
Como curiosidad apuntaré que el paso de la comitiva fúnebre por el centro de Madrid fue presenciado entre otras muchísimas personas, por los integrantes de otro grupo de asesinos, los miembros del llamado “Comando Txikía” de la organización terrorista ETA, que, según manifestaron luego, quedaron muy impresionados al ver a los cientos de policías exhibiendo sus placas. Estaban en Madrid preparando el magnicidio del almirante Carrero.
La siguiente promoción de Subinspectores del Cuerpo General de Policía, que juró el cargo el día 3 inmediato, recibió el nombre de Promoción Juan Antonio Fernández Gutiérrez, como homenaje corporativo al vilmente asesinado.
Juan Antonio era hijo de un minero en Boñar (León), don Teodomiro Fernández Alonso, de 52 años entonces y de doña Manuela Gutiérrez Bayón, de 41. Tenían otra hija, más joven que el finado. Juan Antonio también cursaba 2º de Medicina.
En la localidad leonesa de Boñar tuvo lugar un funeral en la iglesia de San Pedro y a éste y al posterior entierro, asistieron más de 4.000 personas, presidiendo los actos el director general de Seguridad don Eduardo Blanco Rodríguez que iba acompañado del Inspector General de Personal y Servicios de la Dirección, el comisario don Jacinto Martín Herrero. También estuvo presente toda la corporación municipal de Boñar, presidida por su alcalde don Félix Población.
Creo interesante hacer una breve descripción de lo que era el llamado FRAP:
Logotipo de la banda de asesinos comunistas |
En 1956 se celebró el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. En él, Nikita Kruschev denunció los crímenes de Stalin y estableció una nueva frontera del comunismo: suavización del terror policíaco en el interior y coexistencia pacífica en el exterior. Se produjeron rebeldías entre los comunistas y también en el PCE; parte de él tomó la antorcha del comunismo chino.
En la Semana Santa de 1973 se celebró un congreso constituyente del partido, que añadía las siglas M L (marxista leninista) y se nombró presidente a Julio Álvarez del Vayo, ex ministro de la II República, comisario general del ejército rojo. Sin embargo la dirección ejecutiva del partido la ostentaría la pareja formada por Raúl Marco y Elena Odena, apodos que correspondían a los utilizados por la pareja formada por Julio Manuel Fernández Rodríguez (1936 – 2020) y Benita Ganuza Muñoz (1930 – 1985). El FRAP seria el brazo armado del partido.
El programa del partido consistía básicamente en el establecimiento de una república popular, la nacionalización y confiscación de bienes, reforma agraria y la formación de un ejército al servicio del pueblo. En España su lema era derrocar a la dictadura franquista y expulsar al imperialismo yanki. Su máxima era que el poder reside en la punta de los fusiles (como pregonaba Mao Tse Tung).
Su forma de hacer política era la guerrilla, y especialmente “ejecutando” a miembros de la Policía y Guardia Civil y del Ejército. Así lo hicieron en España.
Efectivamente, el primer asesinado fue el subinspector Juan Antonio Fernández Gutiérrez, como hemos visto, en 1973. A él le seguirían los policías armadas Lucio Rodríguez Martín y Juan Ruiz Muoz, y el teniente de la Guardia Civil Antonio Pose Rodríguez, ambos en 1975.
Sucesivas desarticulaciones practicadas por el Cuerpo General de Policía en varias ciudades españolas acabaron con la actividad de este partido de asesinos cuya última víctima mortal fue el citado teniente Pose Rodríguez.
Eloy Ramos Martínez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario