Del Boletín "Emblema" de abril, tomamos este artículo de nuestro buen amigo y compañero el Inspector Jefe (R) Eloy Ramos Martínez.
El pasado sábado, 18 de marzo, publicó ABC un reportaje a dos páginas sobre un nuevo libro escrito por Guillermo Gortázar, titulado “El secreto de Franco”. El libro en cuestión dice demostrar que Franco no hizo su testamento político, sino que se limito a copiar el que le fue remitido por Javier Carvajal, conocido arquitecto, fallecido en 2013.
Explica el historiador que cuando Franco se encontraba ya muy enfermo, en octubre de 1975, a Carvajal se le ocurrió que el Generalísimo no podía marcharse sin dejar nada escrito. Así que se puso en su lugar y redactó el testamento político de Franco.
Los pasos a seguir eran difíciles: Carvajal militaba entonces en el partido Unión del Pueblo Español, que capitaneaba Adolfo Suárez, por lo que a éste debía entregarle el documento en cuestión para que se lo hiciera llegar a Franco, bien a través de su hija Carmen Franco o del Jefe de la Casa Civil del Generalísimo, el general Fernando Fuertes de Villavicencio.
La carta en cuestión reforzaría la posición del entonces Príncipe Juan Carlos, frente a inmovilistas y rupturistas, dice el autor.
Lejos de mí, poner en duda la veracidad de los hechos que expone Gortázar en el libro. Este historiador, - que empezó políticamente en partidos marxistas (Bandera Roja, Partido Comunista de España) y acabó siendo miembro del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular, según aparece en su biografía de Internet, - pero siguiendo a un historiador de la categoría de Ricardo de la Cierva y Hoces, reconocido especialista en la biografía de Franco, éste en su obra “Agonía y muerte de Franco”, editado por ARC en 1976, expone lo siguiente:
“Lo contó su hija Carmen al dramaturgo Alfonso Paso en una entrevista memorable, que publicó “El Alcázar”. “Debió ser el martes 21, cuando desde la cama me dijo que fuera a su despacho y me ordenó que le pidiera la llave al ayudante...Me dijo concretamente: Entra en el despacho y debajo de los papeles encuentra un bloc. Tráemelo. Encontré el bloc junto con algunos papeles que también le llevé por si me hubiera equivocado.
Pidió quedarse a solas conmigo. Se convenció de que lo que le interesaba estaba en el bloc. Y luego, con absoluta serenidad, me dijo: Léelo, a ver si lo entiendes... el no pronunció la palabra testamento, dijo concretamente, despedida... Él me hacía corregir el texto con un bolígrafo. Me ordenó: Cuando lo pases a limpio, rómpelo. De este modo, en letra de imprenta y en la parte de encima, he aclarado algunas palabras de él que podían quedar un poco confusas. Yo desobedecí a mi padre. No rompí el original. A papá no le gustaban las tachaduras. En fin, pasé el texto a máquina y luego se lo volví a leer a él. Lo único que me hizo corregir finalmente fue el párrafo en que habla del futuro Rey de España. Mi padre precisó que detrás de esa frase fuera el nombre: Juan Carlos de Borbón, y así me lo hizo poner. Después añadió: Ponlo definitivamente en limpio y si me pasara algo se lo das al Presidente del Gobierno. Jamás pronunció las palabras: si me muero o después de mi muerte”.
Resulta cuando menos extraño, que Carmen Franco relatara así los hechos, con toda naturalidad, sin hacer mención alguna a la procedencia del aquel testamento político del que ella -se ve claramente en sus expresiones – era la primera noticia que tenía, y si fuese cierto que lo había recibido Franco, ella lo hubiera sabido aunque fuera a través del general Fuertes de Villavicencio, y con toda probabilidad también lo hubiera conocido la esposa del Generalísimo, Carmen Polo.
Por otra parte, como se afirma en ABC, si el escrito tenía por objeto potenciar la figura de Juan Carlos como sucesor, resulta extraño que Franco no lo hubiese puesto en su escrito al copiarlo.
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