La muerte de este Guardia destinado en la plantilla de Barcelona se produjo en la jornada del 1º de mayo de 1931, día declarado como Fiesta Nacional por la II República.
A las 11 de la mañana de aquella jornada que al final resultaría luctuosa, un grupo de manifestantes de marcado matiz comunista, enarbolando banderas rojas, se dirigió, en manifestación, al Palacio de la Generalidad, situado en la plaza de San Jaime, que ya había sido rebautizada con el nombre de plaza de la República, con el fin de hacer llegar sus reivindicaciones socio-laborales a la Autoridad.
Entierro del Guardia Juan Ortega García (Ahora) |
En su camino hacia la citada plaza, al adentrarse en la calle Fernando, observaron la presencia del Sargento de Seguridad, José Salas Domenech, al que tras intimidar apuntándolo con varias pistolas lo desarmaron, logrando evitar posiblemente su muerte gracias a un grupo de Soldados que lograron evacuarlo de la zona.
Entonces los manifestantes siguieron hacia el Palacio de la Generalidad y una vez en la plaza, como tanto los ujieres como los Mozos de Escuadra allí de servicio cerrasen la puerta de acceso al Palacio para impedir el asalto que pretendían perpetrar las masas descontroladas, los extremistas comunistas que se hallaban entre los manifestantes comenzaron a hacer fuego indiscriminado contra los edificios lo que provocó una desbandada de los concentrados que huían presa del pánico.
Dentro del Ayuntamiento se encontraba un reducido piquete del Cuerpo de Seguridad integrado por un Teniente y catorce Guardias que, ante el cariz que tomaban los acontecimientos, optaron por salir a la calle por una puerta que conduce a la plaza de San Miguel.
Observado este movimiento por un grupo de comunistas hicieron una descarga cerrada contra los actuantes, alcanzando en la cabeza al Guardia Juan Ortega García, que cayó al suelo, siendo otros dos alcanzados por los disparos.
El intenso fuego recibido obligó a los actuantes a replegarse al interior del edificio del Ayuntamiento, quedando tendido en el exterior el Guardia Ortega García que fue brutalmente rematado haciendo varios disparos contra su cuerpo.
El cadáver del Guardia Ortega permaneció durante más de media hora tirado en la calle hasta que finalmente hicieron acto de presencia, entre aclamaciones populares, fuerzas del Ejército y de la Guardia Civil que devolvieron la tranquilidad a la zona, y en ambulancia evacuaron el cuerpo del Guardia muerto.
La jornada se saldó con gran número de heridos, algunos de gravedad; entre los menos graves el Guardia Vicente Cabrera.
Consecuencia de estos hechos se practicaron numerosas detenciones en los días siguientes.
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