Concluida la guerra civil y tras dejar atrás las absurdas y sectarias prohibiciones de la II República y los rigores de la propia guerra, a principios de los años 40, surgió, de nuevo, la voluntad de recuperar las manifestaciones populares de la Semana Santa muy arraigas en el sentir del pueblo español.
Desgraciadamente, entre los años 1931 y 1939 fueron muchas las imágenes sagradas, algunas de un valor incalculable, que quedaron destruidas, en la mayoría de los casos, pasto de las llamas provocadas por elementos de izquierda y extrema izquierda y en otros, consecuencia de la devastación de la guerra, lo que supuso que una buena parte del patrimonio artístico español se perdiese para siempre.
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El paso del "Prendimiento" de José Rivas |
Sin embargo, a la conclusión de la guerra civil, se comenzó a trabajar, con decisión, en la recuperación de los desfiles procesionales de la Semana Mayor de tanta solera y devoción en España.
En esta recuperación jugó un papel importante el recientemente creado Frente de Juventudes que aportó, no solo a sus jóvenes, formando Centurias de honores, escolta de imágenes, bandas de cornetas y tambores, porteadores de pasos, sino también parte del dinero necesario para que esta tradición se recuperase con esplendor.
La Coruña, como el resto de las ciudades españolas, no se podía quedar al margen de esta voluntad recuperadora y así, en 1944 se crea la Cofradía de San Juan Evangelista, formada mayoritariamente por jóvenes del Frente de Juventudes y de Acción Católica.
De resultas de esta creación surge la procesión del “Dolor” que, desde ese año, comienza a salir a las calles coruñesas de la Real e Insigne Colegiata de Santa María del Campo, en la noche de Jueves Santo, si bien, en su primera salida, la de 1944, tuvo que trasladarse a las nueve y media de la noche del Viernes Santo ya que, en la jornada anterior, cuando tenía prevista su salida, hubo de ser suspendida por causa de las inclemencias meteorológicas reinantes en la ciudad.
En aquella primera salida procesional que recorrió las calles de Puerta de Aires, General Alesón, Plaza de España, Panaderas, Orzán, Pórtico de San Andrés, San Andrés, Santa Catalina, Cantón Grande, Real, Riego de Agua, María Pita, Angeles, Damas, Plaza de Azcárraga, travesía de Zapatería, Zapatería y templo, el cortejo lo abría la Banda de Cornetas y Tambores de las Falanges Juveniles de Franco, le seguía la Cruz de guía y largas filas de jóvenes portando velas eléctricas. Tras ellos, el paso del “Ecce Homo”, escoltando por Aprendices de la Fábrica de Armas.
Detrás de este “paso”, figuraba el de la “Oración en el Huerto” -el que aparece en la fotografía-, escoltado por afiliados del Frente de Juventudes y Soldados de la guarnición, seguido de largas filas de jóvenes de diferentes organizaciones religiosas y de distintos centros docentes portando sus banderas y estandartes.
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"La Oración en el Huerto", el paso que fue sustituido por el de José Rivas |
Le seguía al “paso” de la “Crucifixión”, y al pie del Crucificado las imágenes de la Dolorosa y de San Juan Evangelista, escoltado por Alféreces de la Milicia Universitaria destinados en la guarnición coruñesa.
Tras la presidencia religiosa que la ostentaba el beneficiado de la R.I. Colegiata, acompañado de varios religiosos, figuraba la civil encabezada por el Delegado Provincial de Juventudes, el Secretario Nacional del S.E.U. y el Presidente de Acción Católica.
El cortejo procesional lo cerraba una Sección de Aprendices de la Maestranza de Artillería y Fábrica de Armas, con Escuadra de Gastadores y Banda de Cornetas y Tambores.
Entre los años 1946 y 1947, el Frente de Juventudes, contando con la colaboración del Ayuntamiento coruñés, gestionó el encargo de dos pasos procesionales, destinados a participar en esta procesión, al reconocido imaginero santiagués José Rivas cuyas imágenes todavía participan en diferentes Semanas Santas de España.
El primero en ser entregado fue “El Prendimiento” -visible en la fotografía-, conocido popularmente en La Coruña como “El Beso de Judas”, que fue bendecido en la Colegiata de San María del Campo en la jornada de Jueves Santo de 1946 y que no pudo salir a las calles debido a la intensa lluvia que caía aquel día sobre la ciudad.
El conjunto escultórico, que tuvimos ocasión de ver en persona en sus últimas salidas procesionales, resultaba impresionante al menos desde la óptica de un niño de siete u ocho años. Formado por un total de seis figuras policromadas, lo presidía la imagen de Nuestro Señor en el momento en que Judas, el traidor, lo besa en la mejilla antes de entregarlo. En otros planos del conjunto, aparecían un sayón y un esbirro del Sanedrín portando una antorcha y se completaba con la figura de San Pedro, espada en mano, en el momento de cortar la oreja a Malco, un sirviente Caifás. Todo ello, montado sobre una carroza de grandes dimensiones arrastrada manualmente.
Al año siguiente -1947-, la Cofradía de San Juan Evangelista recibió el segundo de los “pasos” encargados a José Rivas, la “Oración en el Huerto”, un conjunto que vino a sustituir al que participó en las procesiones de 1944 y 1945 -recordemos que, en 1946, la lluvia impidió la salida de la procesión-, de mayor espectacularidad que este y que también en su estreno, en 1947, un fuerte aguacero provocó que no pudiese ser contemplado por todos los coruñeses ya que el cortejo tuvo que retirarse al templo sin completar el itinerario.
Pese a no disponer de una fotografía de buena calidad que sirva para documentar gráficamente este nuevo “paso” -la que aportamos está tomada de la prensa-, recordamos que además de la figura de Jesús, orando junto a un olivo, a los pies de un Angel de grandes dimensiones, figuraban también varios Apóstoles durmientes, dispuestos en un primer plano inferior del conjunto escultórico que era arrastrado por el mismo sistema que el de “El Prendimiento”.
Por su parte, el paso de la “Crucifixión”, portado a hombros, estaba formado por la magnífica imagen del Cristo Crucificado, atribuido a Pedro de Mena (s. XVII), que se conserva a culto en la Colegiata de Santa María del Campo y, a sus pies, las de la Dolorosa y San Juan Evangelista que, creemos, procedían de otros templos de la ciudad.
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El Cristo de Pedro de Mena |
También, en esta procesión del Jueves Santo de 1947, la Cofradía sacó a la calle, por primera vez, a sus congregantes vestidos con hábito penitencial de color negro y capirote blanco. Igualmente, este año, como había sucedido el anterior, puso en marcha una campaña que tituló “la de las dos pesetas”, conducente a recaudar fondos para financiar su salida procesional, consistente en obsequiar a los donantes con un folleto en el que se reproducían cuadros, de pintores universalmente reconocidos, con imágenes de la Pasión.
Por motivos que ignoramos, en 1948, la procesión salió de la iglesia de San Nicolás, no participando en ella el Cristo de Mena. La novedad de aquel año vino dada por el hecho de que los diferentes “pasos” participantes se incorporaron en distintos puntos de la ciudad. “La Oración en el Huerto” lo hizo desde la puerta del Palacio Municipal; “El Prendimiento” desde la fachada principal del Gobierno Civil en la avenida de la Marina y “Jesús con la Cruz a cuestas” -suponemos que el conocido como el paso de “El Tránsito” de la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores- se incorporó en la calle Juana de Vega, a la altura de la sede de los Luises.
Pese a tratarse de una especulación, el motivo de sustituir el “paso” del “Crucificado” por este de “Jesús con la cruz a cuestas” pudo venir provocado por la apresurada retirada de la procesión el año anterior a causa de la lluvia y el temor a que las inclemencias afectasen a la imagen del Cristo de la Colegiata, motivo por el que se sustituyó por el paso de “El Tránsito”. Sin embargo, en 1950 encontramos, nuevamente, la imagen del “Crucificado” si bien no hay constancia de que fuese el de la Colegiata ya que la procesión salió nuevamente, al igual que los dos años anteriores, de San Nicolás, no siendo hasta la Semana Santa de 1951 en que nuevamente parte de la R.I. Colegiata.
En 1954, tal vez con la voluntad de convertir esta procesión en un recorrido por los diferentes episodios de la Pasión, se registra, de forma excepcional, la incorporación de nuevos “pasos” procesionales en este desfile del Jueves Santo coruñés. A los tradicionales de “La Oración en el Huerto”, “El Prendimiento” y el “Cristo crucificado” se unieron los de “Los Azotes”, “La Coronación de espinas” y “Jesús con la Cruz a cuestas”, que, con bastante probabilidad, procedían de las iglesias de San Jorge y San Nicolás. En esta ocasión, la comitiva procesional tuvo su salida, como en los años anteriores, desde la Colegiata, incorporando al Cristo de Pedro de Mena.
En 1958, la prensa hace referencia a la salida del “paso” del “Ecce Homo”, en sustitución del Cristo de Pedro de Mena, aunque creemos que se trata de un error de redacción.
Finalmente, el Jueves Santo de 1961, por motivos que ignoramos, esta procesión dejó de realizar su anual estación de penitencia, perdiéndose para siempre pese a que hay constancia de que, en 1963, hubo una tentativa de sacarla nuevamente a la calle que tan solo quedó en eso, en tentativa.
A lo largo de estos años, además de los afiliados del Frente de Juventudes y personal de la guarnición de la plaza, participaron los Aprendices de la Maestranza de Artillería y de la Fábrica de Armas con sus uniformes de color azul mahón, con boina negra, precedidos por su magnífica Banda de Cornetas y Tambores que recordamos perfectamente, omnipresente en la mayoría del procesionario coruñés.
El vago recuerdo que poseemos de este desfile procesional que pudimos presenciar, al menos en 1959 y 1960, nos devuelve, pese a los años transcurridos, la imagen de unas calles abarrotadas de coruñeses, en una ciudad cortada al tráfico rodado y en la que, tanto la iluminación pública como la de los establecimientos comerciales, se apagaba, en señal de respeto, para dar mayor dramatismo y recogimiento al paso del cortejo procesional.
Esta procesión de el “Dolor” fue fuente constante de anécdotas que, por diferentes motivos, no vamos a relatar. Sirva señalar que los dos “pasos” del imaginero Rivas, debido a su envergadura, nunca salieron ni regresaron a la Colegiata de Santa María del Campo, despidiéndose en la plaza de María Pita.
Por lo que recordamos, ambos “pasos”, el de la “Oración en el Huerto” y “El Prendimiento”, se guardaban en los bajos del Palacio Municipal y, tras su última salida procesional, fueron trasladados a un local municipal, sito en San Roque de Afuera, que recibía el nombre de “Casa de las Máquinas” y allí se les pierde la pista, ignorando su paradero que constituye todo un misterio, cabiendo la posibilidad de que, debido al deterioro provocado por el tiempo y por la falta de conservación, pasados los años, fuesen destruidos.
Como dato final, añadir, que en algún trabajo sobre la biografía y la obra del imaginero compostelano José Rivas, se hace referencia a un conjunto escultórico, “La caída de Jesús”, encargado en La Coruña. Nos resistimos a creer que se refiera al de “Jesús con la Cruz a cuestas” que se menciona en la salida de 1948 ya que no existe constancia fehaciente de ello ni tampoco de la existencia de una imagen de tales características en La Coruña, más allá del paso de “El Tránsito”, muy anterior a las fechas que nos ocupan, por lo que hay que considerar que se trata de un error y que los dos únicos “pasos” que salieron de su gubia con destino a nuestra ciudad fueron los dos anteriormente mencionados, cuya pista para su localización se ha perdido.
Resta, simplemente, señalar lo incomprensible de la inexplicable pérdida de estos “pasos” procesionales que, todavía hoy, tendrían que desfilar por las calles coruñesas llegada su Semana Mayor y cuya pista, misteriosamente, se ha perdido.
Eugenio Fernández Barallobre.
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