jueves, 10 de agosto de 2023

La necesidad de crear la Sección de Historia y Cultura Policial

Lamentablemente, si de algo adolecemos, y que cada día se echa más en falta, es la existencia de un estamento, dentro de nuestra estructura orgánica, con el nivel que se le quiera dar, dedicado al estudio, metódico y sistemático, de la Historia de la Institución que, a su vez, tenga como función primordial la propagación de la cultura policial.

Doscientos años de historia al servicio de España y de los españoles, constituyendo una de las piezas fundamentales para asegurar el orden y la democracia, es tiempo más que suficiente para aglutinar hechos y personajes, muchas veces desconocidos para la mayoría, que conforman un legado histórico que necesariamente hay que conservar y hacer partícipe de él a toda la sociedad.

De hecho, si existe el proyecto fundado de crear una cátedra de historia policial, parece ilógico que, sin embargo, dentro de la estructura orgánica policial no exista un estamento que se dedique, por entero, a la investigación histórica de la evolución de nuestra organización.

Durante muchos años, la historia, nuestra historia, ha sido la gran asignatura pendiente de nuestra corporación. Si hacemos excepción de un puñado de nombres, de todos conocidos, la preocupación por la investigación y conocimiento de nuestro pasado se ha limitado a la iniciativa particular de unos pocos románticos, que se han dedicado a escarbar en archivos y viejos documentos, escrutando el pasado histórico de la Policía y cuyos trabajos, bien documentados, en algunos casos han salido a la luz en alguna publicación y en otros, la mayoría, se han quedado a dormir el sueño eterno, el mismo que dormían en archivos y bibliotecas antes de ser sacados a la luz por los investigadores.

La necesidad de la creación de un Servicio histórico viene avalada, no solo por esos doscientos años que estamos al borde de cumplir, sino también, y esto es lo más importante, por la exigencia que nos asiste de que ese conocimiento de nuestra historia sea conservado y proyectado a la sociedad en general y a los estudiosos, que busquen en nuestro legado una fuente de conocimiento para sus trabajos de investigación, en particular.

La preocupación por el conocimiento de nuestro pasado, como primer paso para comprender el presente y tratar de discernir el futuro, debe comenzar a sentar sus bases en la Escuela Nacional de Policía no solo como una asignatura de obligatorio conocimiento para todo el alumnado, sino también por medio de conferencias e incluso seminarios que aborden, primero, el conocimiento general, y más tarde, ahondando en aspectos concretos de ese devenir histórico. No deberíamos perder de vista el hecho de que para querer algo, sea lo que sea, primero hay que conocerlo y ese conocimiento va a generar ese tan necesario espíritu de Cuerpo como el elemento fundamental para cohesionar la Institución.

Hemos visto, en fechas pasadas, la gran polémica que generó el anuncio de la celebración del segundo centenario que contó, afortunadamente, con la respuesta documentada y rigurosa por parte de algún erudito quien, merced a su esfuerzo personal y a su pormenorizado estudio de nuestra historia, despejó cualquier duda que se hubiese planteado.

Sin embargo, no se pueden fiar estas respuestas al esfuerzo personal de un puñado de policías que, por cariño a la Institución, se han dedicado, durante años, a investigar nuestro pasado sin que hubiese un estamento, dentro de la orgánica policial, que los respaldase.

Es cierto que, en ocasiones, se ha hecho un esfuerzo, bien por medio de los libros editados por la Fundación Policía Española, bien por los artículos y trabajos insertados en nuestras publicaciones -Revista Policía y Ciencia Policial- para divulgar aspectos fundamentales de nuestra historia corporativa, sin embargo, eso no debería ser suficiente, de hecho, no lo es.

Es necesario un esfuerzo mucho mayor, un esfuerzo capaz de aglutinar ese conocimiento bajo un mismo paraguas para imprimirle un marchamo de oficialidad, difícilmente cuestionable, y que se constituya en una fuente imprescindible a la que tenga que recurrir cualquiera que pretenda ahondar en el conocimiento de nuestro devenir histórico.

Sin embargo, no solo se trata de aglutinar ese legado histórico que poseemos, sino también otros aspectos de relevante interés de los que ese Servicio histórico sería el punto del que emanarían los informes, en muchos casos vinculantes y, en todo caso consultivos, a la hora de la toma de decisiones por parte del Mando.

Hablamos de aspectos tan importantes como la heráldica, la vexilología y la uniformología, esta última en su apartado histórico, que tendrían en ese Servicio histórico su principal fuente de asesoramiento.

Transitamos por tiempos en los que nos hemos dado cuenta, por fin, de que los aspectos estéticos son muy importantes y que, de hecho, cuando queremos que algo sea especial hay que convertirlo en especial, no basta con la intención, es necesario exteriorizar ese deseo y eso se plasma en las “puestas en escena” en los actos más relevantes de cuantos organiza la Institución.

Pues bien, consecuencia de todo ello, de este resurgir de los aspectos estéticos, estamos asistiendo a una gran proliferación de la emblemaria policial, un concepto que jamás había merecido la atención que le corresponde, que, en muchos casos, se diseña sin una base sólida partiendo de los imprescindibles preceptos de la ciencia heráldica, resultando, pese a la buena voluntad puesta por los diseñadores, carente del valor riguroso que debería de tener.

En igual medida, la proliferación de guiones y banderines no se ajustan, en la mayoría de los casos a los patrones marcados por la ciencia vexilológica, limitándose a confeccionar algo, más o menos vistoso, carente de todo rigor y que, probablemente, no transmite, visualmente, el mensaje pretendido.

Algo similar sucede con la reproducción de uniformes históricos, aunque en este caso si hay que señalar que, oportunamente, se creó una comisión de expertos para asesorar los nuevos que se han diseñado y que, este mismo año, se estrenarán. Una medida que sirve, más allá de cualquier cuestión, para garantizar la fidelidad de la reproducción.

Pues bien, ese mismo criterio, creación de comisiones de expertos, debería ser de aplicación para todo lo antes expuesto y de esta forma, la aprobación de un nuevo diseño precisaría del informe favorable de la comisión correspondiente que se crease dentro del Servicio histórico que proponemos.

En este sentido no se puede ni se debe de argumentar que el coste de estas comisiones sería elevado ya que, podrían estar conformadas por personal en cualquier situación administrativa, residente en la zona de España que fuese ya que, actualmente, los medios de comunicación y transmisión de datos son lo suficientemente ágiles y sin coste económico alguno, lo que permite realizar consultas sin que ello exija un desembolso dinerario.

Por otra parte, ese Servicio sería el encargado de proyectar la cultura policial a cualquier parte del territorio nacional por medio del fomento de ciclos de conferencias, cursos, exposiciones, concursos entre escolares, proyecciones cinematográficas, etc., prestándoles el apoyo necesario llegado el caso.

La proyección de la cultura policial constituye el elemento fundamental para que la imagen de la Policía incida en nuestra sociedad, contribuyendo a su mejor conocimiento y comprensión, una línea de actuación a cada paso más necesaria, incluso imprescindible si se pretende que la sociedad española se identifique con su Policía.

La articulación del Servicio podría quedar configurada de la siguiente forma:

Jefatura con la Unidad o gabinete de apoyo correspondiente, en quien descansaría la responsabilidad y dirección del Servicio, así como el órgano receptor de petición de informes y remisión de los mismos y todo el aparato burocrático necesario para que el Servicio fuese auténticamente operativo.

La espina dorsal de este Servicio vendría articulada por una Comisión de estudios históricos, encargada de trabajar en la investigación pormenorizada de nuestro pasado; la emisión de informes, tanto los solicitados por el Mando como aquellos que puedan demandar particulares; la verificación de la autenticidad y el rigor histórico en todas aquellas obras que vayan a ser publicadas, tanto por la Dirección General, como por la Fundación Policía Española. Igualmente, sería su función mantener abiertos los canales de comunicación con la Universidad y con otras Instituciones de reconocido prestigio a nivel nacional e incluso internacional.

Una Comisión de heráldica, con la función de emitir informes para asesorar al Mando en la toma de decisiones en materia de emblemaria, tanto en distintivos de especialidades como en el de Unidades, cuya aprobación debería pasar el sesgo de esta comisión a quien se le exigiría un informe técnico y debidamente razonado de la conveniencia o no, desde el punto de vista heráldico, de la aprobación o denegación del proyecto presentado.

Una Comisión de vexilología, con la misma función que la anterior en lo concerniente a la confección de guiones y banderines, tanto para organismos de la Dirección General, como para las distintas Unidades policiales. En este sentido, esa comisión se encargaría, a propuesta del Mando, de emitir los informes técnicos pertinentes, previos a la aprobación del diseño.

Una Comisión de uniformología, con la función de ahondar en el estudio riguroso y pormenorizado de la uniformidad policial a lo largo de la historia, emitiendo informes técnicos en el supuesto que se pida autorización para la confección de uniformes de época.

Una Comisión de música y cine policial, encargada, de una parte, del estudio de la trayectoria de la música y las formaciones musicales habidas en la Policía a lo largo de su historia. Localización y conservación de himnos, marchas y partituras compuestas para la Institución desde sus orígenes y que constituyen una parte de su legado histórico. Y, de otra, la conservación y posible proyección de aquellas obras cinematográficas que, en su día, contaron con el asesoramiento policial y que abordan épocas concretas de nuestra historia.

En cuanto a su posible ubicación orgánica, bien se podría incardinar dentro del contexto del Instituto de Estudios de la Policía o bien, caso de crearse, en el Museo Policial Nacional de quien pasaría a depender.

Uno de los principales objetivos de este Servicio, tal vez el más primario, sería la localización y conservación de la información que se ha ido acumulando a lo largo de los años, que quedaría centraliza en un organismo único quien tendría como misión primordial, en lo sucesivo, su tratamiento y gestión.

No deberíamos dejar pasar la oportunidad que nos brinda el segundo centenario para activar un organismo como el propuesto, con capacidad para el análisis y estudio riguroso de nuestro pasado histórico ya que, en ningún caso, se puede dejar al albur de las iniciativas particulares algo tan fundamental como es nuestra historia.

Hoy, afortunadamente, contamos, dentro de las filas de nuestra Corporación, con auténticos eruditos en el estudio del devenir histórico policial. Policías que, sin dejar de lado su responsabilidad profesional, han trabajado y trabajan en la investigación de nuestra historia pasada, algo que no puede, en caso alguno, quedar tan solo en eso, en la voluntad investigadora de unos pocos ya que el estudio de nuestro pasado nos permite una visión más reflexiva de nuestro presente y, por supuesto, un punto de partida para mejor valorar nuestro futuro.

Hoy, se nos presenta la mejor coyuntura, la más favorable para acometer proyectos que sirvan para que nuestra historia brille con luz propia, sería una mala medida dejarla escapar.

Eugenio Fernández Barallobre.

4 comentarios:

  1. Y bien que es cierto Eugenio. Sólo apuntaría un matiz, si me lo permites. Nuestra historia y sus auxiliares, la vexilología, la heráldica y la unimorfología, tienen un claro componente militar, que nos identifica y sustancia hoy como Cuerpo de carácter civil. De ahí la importancia de procurar estar también presentes en el CEHISMI. Un fuerte abrazo.

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    1. Estoy de acuerdo contigo, amigo Julio, solo que eso de nosotros no depende tanto aunque, por lo que se, en los cursos de uniformología que organizan ya hablan algo de la Policía Armada.

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  2. Sin duda, sería un gran paso para la institución. A semejanza de la Guardia Civil o el Ejército.

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