domingo, 4 de septiembre de 2022

Algunos detalles sobre el fin de la tregua declarada en 1998

Del boletín "Emblema" de septiembre, tomamos este artículo de nuestro amigo y colaborador, el Subinspector Jesús Longueira Alvarez.

El Teniente Coronel Pedro Antonio Blanco García jamás pensó que aquel día 21 de enero del año 2000 en la capital de España sería él el encargado de abrir todos los informativos. El corazón se nos volvió a parar de golpe poco después de las ocho de la mañana cuando un coche bomba activado a distancia estallaba en la calle de La Pizarra al paso del militar, resultó herida una niña de 13 años.

Se nos volvió a parar el corazón


Antes de continuar con el asunto objeto de este artículo debemos mencionar como parte importante del caso que hubo un condenado por su asesinato, y como colaborador fue condenado Iván Apaolaza Sancho a 123 años de prisión. Considero muy importante lo anterior para los familiares de las víctimas, ya que la ausencia de “culpables” y que el crimen quede totalmente “impune” hace que según mi punto de vista aumente el sufrimiento de estos últimos.

Poco después, en las inmediaciones del lugar del atentado, se produjo un tiroteo que acabó con la vida de un joven de 25 años, al que la policía consideró sospechoso. Este abre fuego contra los agentes y acaba siendo abatido, hecho que alargó hasta la sobremesa el desenlace del caso, pero el mismo no tenía nada que ver con la actividad terrorista, aunque sí con la delincuencia común.

Ahora daremos algunos detalles del proceso de diálogo que se inició con la banda terrorista ETA con fecha 16 de septiembre de 1998 cuando se declaró una tregua indefinida que duró catorce meses. También contaremos como lo vivimos los componentes del Cuerpo Nacional de Policía, en mi caso destinado en esos momentos en un punto crítico, la ciudad de Pamplona, donde vivíamos ese proceso desde el principio con demasiada incertidumbre y poca esperanza.

Como siempre es mejor ilustrar las cosas para que se vean con más claridad y dejar con esto constancia de que no se puede confiar en la banda de canallas les dejo constancia de un suceso que sufrimos en nuestra plantilla y que ya con fecha 30 de diciembre de 1999 pudo haber causado entre nosotros otra víctima anterior a la de nuestro Teniente Coronel.

Foto tomada por el autor el día de fin de año de 1999 en el acuartelamiento de Beloso Alto


Como se ve ya lo intentaron en esa fecha, y cuando se dirigían a colocar el artefacto el mismo se inicia antes de tiempo calcinando el vehículo que utilizaban. En esta ocasión no ocurrió lo del año siguiente cuando en el alto de Bolueta de Bilbao otros cuatro de los suyos saltan por los aires cuando iban a hacer lo mismo. Los tres ocupantes de este Seat Ibiza fueron detenidos y con distintas quemaduras en su cuerpo ingresaron en prisión.

Aunque el fin de la tregua se anunció en el diario “Gara” con fecha 28 de noviembre de 1999, mis compañeros y yo lo esperábamos desde mucho antes, igual era una ilusión esperar lo contrario. Por si alguien pone en duda lo que les digo en este párrafo les comento que “el coche bomba que acabó con la vida del Teniente Coronel ya había sido sustraído por la banda en el norte meses antes de que se anunciara el fin de la tregua”, en un acto preparatorio y que da muestras de sus intenciones. Para que vean la calaña de los miserables que forman parte de la banda de asesinos.

Yo a nivel particular coincido más bien con aquellos escépticos que pensaron que la tregua, más que una clara intención de dejar la violencia fue aprovechado por la banda para llevar a cabo “un proceso de rearme y de captación de nuevos militantes” ante la presión a la que estaban sometidos y que les debilitó en varias ocasiones, cuando no para entrenar a sus “nuevas incorporaciones”.

Como ya he sobrepasado la extensión permitida en este boletín, es posible que en otra ocasión les amplíe con fotografías y vídeo, lo que allí vivíamos en aquellas fechas.

Jesús Longueira Alvarez.









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