lunes, 20 de octubre de 2025

Asesinato del Magistrado Mateu Cánovas por el comando “Argala”

Del boletín "Emblema" de octubre tomamos este artículo firmado por nuestro amigo y compañero el Inspector Jefe (R) Eloy Ramos Martínez.

Unos días después del asesinato de José Luis Legasa, el 2 de noviembre de 1978, el dirigente etarra Domingo Iturbe Abásolo, “Txomin” entregó al comando de Parot datos sobre una nueva víctima:el magistrado del Tribunal Supremo, José Francisco Matéu Cánovas y les ordenó trasladarse a Madrid para su asesinato.

El Magistrado Mateu Cánovas

El grupo hizo un primer viaje y sus miembros comprobaron los datos que les habían sido facilitados: el domicilio, los horarios de entrada y salida y sus itinerarios habituales y regresaron al país vecino. Pocos días después volvieron, con Parot al frente, cuatro de ellos cruzando la frontera en dos coches en los que portaban varias pistolas y granadas de mano. En Madrid robaron dos motocicletas y con ella esperaron al magistrado cerca de su casa el 16 de noviembre.

Ese día, como era acostumbrado, salió de casa en la calle María de Molina el juez sobre las 9,30 de la mañana. Cuando había recorrido unos 200 metros, dos terroristas que estaban entre dos coches aparcados en la calle Claudio Coello (en la que se había asesinado al almirante Carrero Blanco) se abalanzaron sobre él y le dispararon a quemarropa provocándole la muerte instantánea. Seguidamente huyeron en las dos motocicletas que habían robado y en las que les esperaban otros dos terroristas. Durante la huida un cargador de pistola y arrojaron una granada contra la gente que había presenciado el crimen les increpaba como ¡Asesinos! Afortunadamente no explotó.

En el atentado resultó herido por un proyectil el portero de un edificio cercano, que fue curado de una herida en un tobillo por el rebote de una bala.

Por la tarde se instaló la capilla ardiente en en Salón de los Pasos Perdidos en la sede del Tribunal Supremo. El funeral de corpore insepulto se inició a las once de la mañana del día siguiente y a la llegada del féretro, a hombros de sus hijos el numeroso público asistente prorrumpió en aplausos y en gritos contra el Gobierno y ETA.

Presidió el ministro de Justicia, Landelino Lavilla, acompañad por los miembros de la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo, el presidente del Consejo General de la Abogacía, Antonio Pedrol Rius, el Fiscal del Reino, Juan Manuel Fanjul Sedeño y los presidentes de la Audiencias Nacional, Territorial y Provincial y miembros de las carreras judicial y fiscal.

El asesino Henri Parot

Entre el público asistente destacó la presencia de Blas Piñar, Sixto de Borbón, José Antonio Girón y José Utrera Molina. A la salida hubo momentos de tensión, Landelino Lavilla, desencajado y demudado, salió por la puerta de atrás, fuertemente escoltado por la Policía, al igual que otras autoridades. Uno de los hijos del finado arrojó una corona enviada por el Partido Comunista, entre los aplausos de los asistentes.

El senador separatista catalán Lluis María Xirinach haría unas lamentables declaraciones que dieron lugar a una investigación de la Fiscalía, por posible apología del terrorismo. Dijo que la violencia sufrida por el magistrado al ser asesinado era cualitativamente inferior a la que habían sufrido las personas condenadas por el Tribunal de Orden Público que él había presidido.

ETA reivindicó el asesinato del magistrado en llamadas a varios medios de comunicación de Bilbao.

José Francisco Matéu Cánovas había nacido el 8 de agosto de 1920 en Burjasot (Valencia), casado, el matrimonio tenía siete hijos, uno de los cuales, Ignacio Matéu Istúriz, entonces alumno de la Academia General Militar, de la que saldría como oficial para ingresar en la Guardia Civil. En 1986 resultaría también asesinado por ETA en Guipúzcoa.

El magistrado Matéu había ingresado en la carrera judicial en 1947 y estuvo destinado en los juzgados de San Vicente de la Barquera, Puente del Arzobispo, Vera, Navahermosa e Illescas. Posteriormente ingresó en el Cuerpo de Magistrados del Trabajo y como tal estuvo destinado en Lugo, Mieres y Orense. Su siguiente destino fue la Audiencia Provincial de Lérida, antes de entrar a formar parte del Tribunal de Orden Público desde su constitución en febrero de 1964 hasta su disolución en enero de 1977. De 1964 a 1968 fue juez de dicho tribunal y a partir de esa fecha ejerció como presidente del mismo.

En el momento de su asesinato era miembro del Tribunal Supremo como magistrado suplente de la Sala Sexta.

El 10 de diciembre de 1991 la Sección 2ª de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, en su sentencia n.º 56, juzgó y condenó a Henri Parot a una pena de 29 años de reclusión mayor, así como al pago de una indemnización a los herederos de la víctima por valor de 20 millones de pesetas.

Fueron considerados culpables Jean Parot y Frederic Haramboure como autores materiales; Domingo Iturbe Abásolo como autor intelectual y Henri Parot y Jean Pierre Erremundeguy como colaboradores necesarios. Sólo se condenó a Henri Parot.

Digamos que durante el juicio, celebrado el 2 de diciembre de 1991, Henri Parot fue expulsado de la sala por su indecente comportamiento. Manifestó: “No voy a contestar a ninguna pregunta. Además el TOP era lo mismo que la Audiencia Nacional y no voy a contestar a un tribunal de excepción que recibe órdenes del Ministerio del Interior” Lo hizo para provocar su expulsión de la Sala y lo consiguió.

El fiscal pidió 30 años de reclusión y solicitó que se enviara copia de la sentencia a las autoridades francesas para que se pudiera incriminar a los otros miembros del comando presos en Francia.

De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000 se le concedió a José Francisco Matéu Cánovas la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil alas Víctimas del Terrorismo a título póstumo.

También en la misma fecha de este crimen, otro comando de la banda asesinó en Mondragón a Juan Luis Aguirreurreta Arzamendi, administrativo en una empresa de pinturas. Los llamados Comandos Autónomos Anticapitalistas reivindicaron su muerte, acusándolo de ser de extrema derecha, confidente policíal, ex policía etc. Todos esos extremos fueron desmentidos por su familia.

Un hijo del señor Matéu, Ignacio Matéu Istúriz, se hallaba en la Academia Militar de Zaragoza cuando su padre fue asesinado. Desgraciadamente, ocho años más tarde él también moriría asesinado por ETA en la localidad de Arechavaleta cuando era teniente de la Guardia Civil

Eloy Ramos Martínez.

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