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domingo, 7 de mayo de 2023

El casco abrumador

Del boletín "Emblema" de mayo tomamos este artículo de nuestro buen amigo y compañero, Silvestre Barquero Baños.

Resulta curioso y sin embargo así es, que con el paso de los años los cambios continuos de la sociedad pasada, leídos que no vividos, son los mismos que vivimos hoy en dia. No nos damos cuenta apenas, pues nos embargan los continuos avances y la transformación misma tan cotidiana.


Aquí a la izquierda y aunque sea para un pasquín de publicidad podemos apreciar un sinfín de cambios que a ojos de foráneos del tema que tratamos no se percataría lo mas mínimo, en contra por supuesto nosotros si los apreciamos. Del Guardia de Seguridad panzudo, bigotudo con aspecto desaliñado, mal uniformado y de mejorable aspecto físico, vemos el actual., hablamos de finales de los años 20.

De aspecto inmaculado, uniformidad agradable a la vista, escribiendo con pluma refinada, sin bigote mostacho y con cara aniñada – quizás mostrándose inofensivo y bonachón -. Da igual que para el publico sean Guardias de Seguridad – a tenor por sus insignias – o Cuerpo de Seguridad, la imagen muestra lo que el publico pretende encontrar cuando necesite de su intervención. Estos funcionarios ya no son aquellos del principio de siglo XX, cómicos, lastrados con años de pesada incompetencia y ciertamente mejorables aptitudes, que continuamente eran mofa en las salas de variedades, cafés o antros de mala fama.

Hacia mitad de los años 10 del pasado siglo la inclusión de la fotografía en los medios escritos, dio paso a un sinfín de oportunidades incluso para estos funcionarios que habían sido medio ocultados o que simplemente nadie se percataba de ver. ¡Qué tiempos tan profusos y de cambios nos deparara el futuro¡, se dirían para sus adentros estos funcionarios cuando se veían reflejados en estos documentos, revistas, panfletos etc.


En nuestro país, al término de la Guerra del Rif en 1.927 trajo consigo buenas oportunidades, no por nuestro crecimiento interno, ya que estábamos recién salidos de una sangría económica, sino porque en algunos países de nuestro entorno se auscultaba un cierto periodo de paz y prosperidad, y eso, si repercutía aunque indirectamente sobre España. ¡Ya vendría ya!, el crack de 1.929.

Aquí en nuestro país y bajo el directorio del General Primo de Rivera nuestras fuerzas del Orden vivieron quizás unos buenos momentos de reconocimiento profesional. Conocedor el viejo General de los entresijos de ambos cuerpos, reconoció ciertos derechos que estos funcionarios llevaban tiempo reclamando. Fueron aumentadas sus retribuciones, así como reconocidos ciertos descansos laborales que hasta ese momento no existían, como el descanso dominical, tan reclamado como justo y necesario.

En el mes de Junio de 1.927 se dispone lo siguiente; En analogía con lo dispuesto en el Reglamento de uniformidad para generales, jefes, oficiales y asimilados del Ejercito, aprobado por R. orden circular de diciembre de 1.926, en las gorras actualmente reglamentarias para los jefes y oficiales de Seguridad, el emblema del Cuerpo y las insignias correspondientes a cada empleo han de ir colocadas precisamente en la forma que se describe en dicho Reglamento. Pueden continuar usando las actuales durante un plazo máximo de un año. Pasado el cual, se deberán cambiar.



¿Por qué tamaña injusticia de no autorizar el uso de la gorra también para las clases y guardias? Ya se sabia de la incomodidad del casco, nula comodidad de uso operacional y chanza de chistes etc. Infinidad de artículos y solicitudes de cambio de esta prenda, quedaron durmiendo el sueño de los justos, nada de eso fue oído.

Reproduciré aquí un extracto de lo reseñado por un Sargento de Seguridad, que como tropa era un usuario del sufrido casco de fieltro ingles., dice nuestro amigo;

“Seguramente el lector ya se ha dado cuenta del objetivo de estos razonamientos – relativos a la uniformidad en periodo estival -; y acierta de lleno, pues nos referimos, como supone, al casco u horno ambulante, que negro en invierno y revestido de una blanca funda en verano, es el constante distintivo del Cuerpo de Seguridad. El casco, como decorativo, si lo es, aunque no acaba de arraigar en nuestras costumbres: hace algunos años, con el propósito de europeizarnos, trasplantamos varias modas extranjeras y entre ellas el casco ingles: lo usó nuestro Ejercito de África ¿Quién se acuerda ya del salacof? Y el Cuerpo de Seguridad: hoy ya sólo este, y no en su totalidad, porque la oficialidad no lo usa, ni los suboficiales, ni las secciones ciclistas y motoristas, y es muy natural que así ocurra, lo raro es que aún subsista esa prenda, cara, incomoda y mala para el frio o calor”.



Dejamos aquí las reflexiones de nuestro Guardia, y no nos imaginamos cuan de incomodo debía ser bajo cualquier condición climatológica, como en el desarrollo mismo del trabajo diario. Baste unas fotografías de la época para ponernos en su lugar,

Hacia mediados de los años 20, se iniciaron con obligatoriedad los ejercicios de tiro entre las diferentes plantillas de ambos cuerpos. Para incentivar dichos ejercicios que se realizaban en los campos de tiro del Ejercito, se establecieron premios entre las plantillas. Aquí en esta fotografía se ven los Guardias con el Máuser. Igualmente también hay documentos gráficos donde se les ve en la línea de tiro con el casco y encarando el fusil. Dirá y con acierto el lector que el Ejercito en África también hizo lo propio, sin embargo sus salacof estaban preparados para el calor del terreno. En esta fotografía los uniformes son el verde kaki lo que significa que es época estival. No diré mas.



Ya me imagino la cara que pondrían nuestros Guardias cuando vieran los anuncios sobre esta prenda, que con asiduidad aparecían en los medios gráficos.

Silvestre Barquero Baños.

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