jueves, 8 de diciembre de 2022

El milagro de Empel (1585)

Este milagroso hecho se produjo en el contexto de la Guerra de Flandes,

Corría el 7 de diciembre de 1585, cuando el Tercio Viejo de Zamora, del Maestre de Campo Francisco Arias de Bobadilla, compuesto por unos 5.000 hombres, se encontraba combatiendo en la isla de Bommel (Holanda), situada entre los ríos Mosa y Waal, bloqueado por completo por la escuadra holandesa del almirante Filips van Hohenlohe-Neuenstein. La situación era desesperada para el Tercio español, ya que, al estrechamiento del cerco por parte de los holandeses, había que sumar la escasez de víveres y ropas secas.

"El milagro de Empel" (A. Ferrer-Dalmau)


El almirante holandés propuso entonces una rendición honrosa pero la respuesta española fue clara y tajante: «Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos». Ante tal respuesta, Hohenlohe-Neuenstein recurrió a abrir los diques de los ríos para inundar el campamento español. Pronto, las aguas lo anegaron todo, quedando tan solo como tierra firme el montecillo de Empel, donde se refugiaron los soldados del Tercio.

Cuando ya se daba todo por perdido, un soldado del Tercio que se encontraba cavando una trinchera tropezó con un objeto de madera allí enterrado. Era una tabla flamenca con la imagen de la Virgen María.

Anunciado el hallazgo, colocaron la imagen en un improvisado altar y el Maestre Bobadilla, considerando el hecho como señal de la protección divina, instó a sus soldados a luchar encomendándose a la Virgen Inmaculada:

"El Milagro de Empel" (A. Ferrer-Dalmau)

Esa noche, se desató un viento completamente inusual e intensamente frío que heló las aguas del río Mosa. Los españoles, marchando sobre el hielo, atacaron por sorpresa a la escuadra enemiga al amanecer del día 8 de diciembre y obtuvieron una victoria tan completa que el almirante Hohenlohe-Neuenstein llegó a decir: «Tal parece que Dios es español al obrar tan grande milagro».

Aquel mismo día, entre vítores y aclamaciones, la Inmaculada Concepción es proclamada patrona de los Tercios de Flandes e Italia y, años después, en 1892, en la Regencia de María Crista, la declaró Patrona de la Infantería.

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