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jueves, 24 de septiembre de 2020

Policías y escritores (IV)

Nuestro buen amigo, compañero y miembro de la Junta Directiva de la Orden de la Placa y el Mérito, Antonio Alonso Rodríguez, nos remite esta cuarta entrega de la serie "Policías y escritores".

COMISARIO FELIX MARTINEZ OREJON

Nace Félix Martínez Orejón el 28 de septiembre de 1914 en Madrid. Cuando cuenta 21 años aprueba las oposiciones para Auxiliares terceros del Cuerpo Auxiliar de Oficinas de la Dirección General de Seguridad que se habían convocado en enero de 1936 y que se celebraron en abril del mismo año. No hemos visto en la Gazeta su nombramiento como funcionario efectivo por lo que pensamos que el inicio de la Guerra Civil truncó su incorporación.

Comisario Félix Martínez Orejón (col. A. Alonso Rodríguez)


La guerra le sorprende realizando el servicio militar y participa en la contienda en el Bando Nacional. Sirve en el Regimiento de Infantería Aragón nº 17, que tenía su base en Zaragoza. Este Regimiento participó en numerosos combates en distintos frentes. En Madrid, donde recibió una Cruz Laureada de San Fernando colectiva por los combates en la Ciudad Universitaria entre 1936 y 1937, además de los combates en la Cuesta de las Perdices y del Cerro del Águila; en Aragón en Belchite, donde dos de sus batallones, también fueron galardonados con la Cruz Laureada de San Fernando colectiva, y Cerro Gordo; en la Batalla del Ebro y un largo etcétera. Fue ascendido a cabo y a sargento durante su servicio por méritos de guerra.

Acabada la guerra se incorpora como Auxiliar de Oficina de la Dirección General de Seguridad, oposición que había aprobado meses antes de iniciarse el conflicto y en cumplimiento a lo dispuesto por la Ley de Policía de marzo de 1941, y el posterior decreto de diciembre de 1941, (BOE 65 de 1942) que reorganiza la Policía Gubernativa del Estado, creando el Cuerpo General de Policía, por un lado y por otro el Cuerpo de Policía Armada y de Trafico, pasa a integrarse en la “Escala de Ejecución” del Cuerpo General de Policía que absorbió a los antiguos miembros de la Escala Técnica del Cuerpo de Investigación y Vigilancia, al personal dependiente de los Cuerpos Auxiliares de Investigación y Vigilancia, los Auxiliares de Oficinas Masculinos, a los antiguos Agentes conductores y a los Agentes Auxiliares Interinos. Su nombramiento como Agente de 2ª Clase aparece en el Boletín Oficial del Estado de 1 de noviembre de 1941.

En 1944, con antigüedad de 1 de enero asciende a Agente de 1ª Clase y aunque no hemos conseguido más datos sobre su carrera policial, podemos agregar que el 12 de Julio de 1967, cuando ostentaba la categoría de Comisario de 2ª Clase, recibe la Cruz al Mérito Policial con distintivo blanco.

FELIX MARTINEZ OREJON, ESCRITOR 

La carrera literaria de Félix Martínez Orejón es extremadamente prolífica. Publicó libros, además de con su nombre real, con los seudónimos de “Fel Marty”, sin duda el más conocido y que toma de “americanizar” su nombre y primer apellido; como Bromley Casson y como Martin Bradley, tocando todos los géneros literarios: Ciencia Ficción, Oeste y el policiaco, sin duda el más utilizado y donde, por razones obvias, él se sentía más cómodo. 

En el catálogo de la Biblioteca Nacional aparecen 221 registros con el nombre de Fel Marty, aunque varios de ellos son reediciones de algunas de sus obras antiguas, 8 registros a nombre de Bromley Casson (3 en 1963, siendo el primero «Telefonea el muerto», 3 en 1964 y 2 durante 1965, el último «Nicho para un cascarrabias») y uno con el nombre de Martin Bradley en 1965 («Buceando en el crimen»). 

El primer libro que publicó fue en 1949. Editado por la Editorial Rollán, fundada ese mismo año y que se especializó en la llamada «literatura popular» que tanto éxito tuvo en los años 50, y que se tituló «La llamada del "Gang"» y que posteriormente se reeditó en 1959 (numero 70 de la serie FBI, de la misma editorial Rollán) y en 1980 por la Editorial Andina y el último libro fue «Apuesto por “Grilo”» que vio a la luz por primera vez en 1962, luego fue reeditado en 1977 y finalmente en 1989. 

Sus novelas de “kiosco” tuvieron una gran popularidad, sobre todo las que tenían temática policial. Muchos de sus libros tuvieron segundas o terceras ediciones lo que indica su demanda por parte del público aficionado a esta literatura popular. Hemos leído varias de ellas y se nota, por el lenguaje y la terminología utilizada, la relación que tenía el autor con la Policía. El año 1960 fue el periodo donde publicó más libros, concretamente 20 títulos distintos.

Obras de Martínez Orejon (col. A. Alonso Rodríguez)


Sus trabajos “más literarios” también tuvieron un importante éxito. Su primera novela, en 1956, fue «Turno de Guardia» donde relata 24 horas en una Inspección de Guardia en una comisaría de Madrid, con su libro “Hombres al desnudo” llegó a ser finalista al premio Planeta en 1957 y en 1967 recibe el primer premio del certamen literario “Inmortal Ciudad de Gerona” por su obra «Cuando las cruces no se alzan al cielo» donde relata las vicisitudes de un grupo de amigos en la preguerra, durante la guerra y en la postguerra.

Obras de Martínez Orejón (col. A. Alonso Rodríguez)


Este premio tuvo, en su momento, un gran prestigio y sus jurados fueron literatos de gran entidad, como por ejemplo Guillermo Díaz-Plaja, José María Gironella, autor que según manifestaciones de Félix Martínez Orejón, “es para mí más que un maestro”, o Joaquín Pla Cargol. El propio Félix Martínez Orejón dice de su novela: “Se refiere a un grupo de jóvenes, que primeramente no tienen definida una ideología política, y que cuando ya la tienen estalla la guerra. Y las circunstancias geográficas, sitúan en bandos distintos a los ideológicos a los diversos protagonistas. Es la tragedia geográfica de nuestra contienda […]. Mi novela no es de guerra propiamente dicho. La guerra es el escenario donde se mueven mis personajes con toda la grandeza y la miseria de los seres humanos. Ellos lo son todo y así pueden seguir viviendo al llegar la paz, alguno todavía con el quizás un tanto pueril remordimiento de no haber sido más que un simple hombre con una insufrible carga de renunciaciones y desengaños”. 




La novela «Cuando las cruces no se alzan al cielo» fue publicada por la Editorial Planeta y fue un gran éxito en el año 1968. La síntesis que publicaron los medios literarios sobre la novela decía lo siguiente: “Relato pues, panorámico, con evidente deseo de objetividad y utilizando un lenguaje directo; muy plástico y eficaz. El principal valor de la obra radica en el ambiente, en la atmósfera que el autor ha conseguido crear”. En otros medios se decía: “Martínez Orejón nos recuerda en no pocas ocasiones, la sobriedad estilista del mejor Baroja y, acaso más acentuadamente aún, la envidiable claridad de Gironella, con el que, en efecto, la unen muchísimas afinidades electivas.”

Obras de Martínez Orejón (col. A. Alonso Rodríguez)


Para nuestro gusto su mejor novela es «Turno de Guardia», publicada por la editorial Luis de Caralt en noviembre de 1956. Refleja de manera muy certera el trabajo de la Policía. El nexo común del relato es una Inspección de Guardia de una Comisaría de Policía de Madrid. Dice el autor de esta obra: “Este Turno de Guardia no es una novela. Podía haberlo sido, mejor, muchas novelas, pero no lo es. Simplemente, veinticuatro horas de servicio de unos policías cualquiera en una comisaría cualquiera. Libro de la policía, de unos hombres, sólo hombres que piensan y sienten como hombres. Poca cosa, porque la policía es poca cosa. No se puede pedir más. Sacrificios, entregas, desvelos, sufrir con los que sufren y sentir, dentro de si, como algo propio, la tremenda desgarradura social del delito (como dice Tomás Salvador). Poca cosa”. 

Por ella pasan varios personajes, unos simpáticos, otros despreciables, pero todos interesantes. Peleas vecinales, estafadores, intentos de soborno, servicios humanitarios, etc. Basta ver el índice del libro para darse cuenta del abanico de personajes: Las furias, miseria, venganza, servicio de socorro, la redada, el rufián, carne de presidio son algunos de sus capítulos. 

La lectura de esta obra nos ha hecho recordar esas Inspecciones de Guardia que existían en todas las Comisarías de distrito de España en los años 50 a 80 y que servían de primera ayuda al necesitado, de consuelo a las víctimas de delitos e incluso mediaban en simples problemas personales o disputas familiares. Eran además perfectos conocedores de los distintos tipos humanos de su demarcación y que incluso tenían una estética similar: Una habitación mal iluminada y mal ventilada (en muchas ocasiones llena de humo), un mostrador y tras él, unos escritorios de madera, normalmente con quemaduras en sus laterales producidas al consumirse un cigarrillo, unas sillas viejas por el continuo uso, varias máquinas de escribir y dos policías muy atareados. 

En definitiva es, a nuestro gusto, un excelente libro que ocupa un lugar de honor en nuestra biblioteca.

Obras de Marínez Orejón (col. A. Alonso Rodríguez)


Descrito por muchos críticos literarios como un escritor “serio”, “nada dado a la broma” y con “fuertes dosis de pesimismo”. Tal vez lo que ocurría, como le sucede a muchos policías, que tenía una visión realista sobre la condición humana y no es que fuera pesimista, sino únicamente un optimista informado.

En una entrevista aparecida en la prensa, el redactor del diario le preguntaba si estaba arrepentido de haberse dedicado a escribir, a lo que Félix Martínez Orejón respondió: “En modo alguno. ¡Cómo voy a estar arrepentido de escribir si cada una de las páginas de mis libros tienen un poco de mi vida, de mis esperanzas y de mis ilusiones de hombre para quien la literatura es más que un simple medio de expresión de las ideas: es una necesidad ineludible e inaplazable de conversar con todos desde la aparente simplicidad de un libro! Lo que ocurre es que el diálogo queda reducido a un número muy limitado de interlocutores y nosotros, los que escribimos, quisiéramos que tuviese amplitud universal”.

Antonio Alonso Rodríguez.

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