La Coruña vivió, en julio de 1920, unas jornadas de excitación social, en las que se sucedieron todo tipo de acciones violentas, como consecuencia de la huelga declarada en varios sectores de producción a imitación de lo que estaba sucediendo en el resto de España.
A la huelga de estibadores portuarios, especialmente violentos, que obligó a la venida de trabajadores de la comarca para realizar las funciones de descarga portuarias en las que también prestaban apoyo efectivos de la Armada, se unió la de camareros cuya actitud, mostrando su peor cara, provocó el cierre de la mayoría de los establecimientos hosteleros de la ciudad, por miedo a represalias, teniendo el Gobernador Civil, José Luis Castillejo, que obligar a los patronos a la apertura de las puestas de sus establecimientos.
Agente Tomás Antón Herrero (El libro de Oro de la Policía Española) |
En este mismo sentido, la primera autoridad civil coruñesa había ordenado la detención de los directivos de la Federación Obrera, instigadores de la huelga, y el cierre de su imprenta, ambas medidas habían sido acogidas con agrado por parte de la ciudadanía sumida en un estado de miedo e intranquilidad.
Pese a todo, incluso a determinadas acciones muy virulentas protagonizadas por los estibadores los días previos, la jornada más sangrienta que iba a vivir la ciudad estaba por llegar, registrándose entre las últimas horas de la noche del 19 de julio y la madrugada del 20 de 1920.
Esa tarde, La Coruña se vio sobrecogida por el rumor que de forma incesante circuló por calles y plazas: un Agente de Vigilancia había resultado muerto a tiros en una calle céntrica de la urbe.
Pronto el rumor tomó cuerpo y consistencia al comprobar su verosimilitud.
El hecho tuvo lugar alrededor de las siete de la tarde en la calle Feijoo, próxima al Muelle de Linares Rivas del puerto coruñés, donde efectivos de los Cuerpos de Vigilancia y de Seguridad habían establecido un dispositivo de control en evitación de que piquetes de estibadores huelguistas se dirigiesen al referido muelle a obstaculizar las tareas de descarga de maíz que allí se estaban llevando a efecto.
Uno de los integrantes de este servicio policial era el Agente Tomás Antón Herrero destinado en la Comisaría coruñesa.
El Agente se encontraba prestando su servicio en la zona portuaria mientras se realizaba la citada descarga de maíz; en ese instante hizo acto de presencia un grupo de huelguistas para intimidar a los trabajadores que estaban realizando las tareas de descarga; requerido el Agente por uno de los patronos procedió a identificar y cachear a dos de los componentes del piquete, resultando estos José de la Encina, a quien se le ocupó una pistola, y José López Rufo, procediendo a la detención de ambos y su traslado a la Comisaría de Vigilancia.
Al abandonar los efectivos policiales la zona portuaria conduciendo a los dos un grupo del huelguistas hizo fuego contra ellos lo que provocó que varios Agentes y Guardias de Seguridad persiguieran a los autores de los disparos; en ese instante, al llegar a las proximidades de la calle Feijoo, de otro grupo de huelguistas que seguía al Agente Antón y a los detenidos se aproximó uno de los individuos que lo integraban e hizo fuego sobre el Agente alcanzándole por la espalda quien cayó al suelo, circunstancia que aprovecharon los dos detenidos y el agresor para huir del lugar de los hechos.
Los disparos alertaron a otros Agentes y Guardias de Seguridad que, junto a varios transeúntes, acudieron al lugar de los hechos auxiliando al Agente Antón quien de inmediato fue conducido al Hospital Provincial donde se le apreció una herida de arma de fuego que afectó al pulmón donde quedó alojado el proyectil lo que provocó una fuerte hemorragia interna de resultas de la que falleció al poco de su ingreso en el centro hospitalario.
Pese a la gravedad de la herida, el Agente, pudo identificar al autor de la agresión resultando ser un obrero estibador de nombre David Ramos, con antecedentes por su conducta violenta que había puesto de manifiesto en varias ocasiones, habiendo sido procesado con anterioridad por la agresión a la Capitán del buque "Grao".
Ante la gravedad de estos hechos, el Gobernador ordenó el inmediato cierre de todas las tabernas y la detención de los sindicalistas más significados, así como de todos aquellos que se pudiese sospechar hubiesen tomado parte en el hecho.
De resultas de las pesquisas practicadas se logró la inmediata detención de José López Rufo, evadido tras los disparos, y de uno de los integrantes del piquete en el que iba David Ramos que negó su participación en la agresión.
El Agente asesinado, natural de un pequeño pueblo de la provincia de Zamora, contaba cuarenta y siete años de edad, estaba casado y era padre de cuatro hijos pequeños.
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