Un artículo aparecido en el nº 15.097 del periódico “la Correspondencia Militar”, fechado el 21 de agosto de 1928, firmado con el pseudónimo de "Don Nadie", bajo el título “El Colegio de Huérfanos” defendía la necesidad de crear, a imitación de lo que sucedía en los Cuerpos de la Guardia Civil y de Carabineros, un Colegio de Huérfanos donde se preparase a los hijos de los fallecidos del Cuerpo de Seguridad.
Un Colegio donde, además de preparar a los jóvenes para el mañana, se les inculcasen las virtudes del Cuerpo, vistiendo desde jóvenes su uniforme, preparándolos en materias de obligado conocimiento policial y otorgándoles el privilegio de la preferencia en el acceso a la Institución una vez cumplidos los 18 años.
Hasta ese momento, el Cuerpo de Seguridad, se limitaba a socorrer con una pequeña dotación económica a los hijos de los Oficiales, Clases y Guardias muertos, hasta cumplir los 14 años, edad en que se retiraba la ayuda.
De haber cristalizado este proyecto, vigente en alguna otra Institución civil del Estado, se hubiese logrado, como la Guardia Civil con su Colegio de Guardias Jóvenes, un vivero del que podrían haber salido auténticos profesionales de la seguridad pública, permitiéndoles incluso, a partir de los 18 años, cumplir su Servicio Militar en el Cuerpo de Seguridad.
Hay que recordar que, con motivo de la creación de la Dirección General de Orden Público en 1921, ya se dispuso la creación del Colegio de Huérfanos para personal de los dos Cuerpos integrantes de la Policía Gubernativa; sin embargo, lo que proponía el articulista en su inserción periodística era, sin duda, un proyecto de mayor alcance.
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