domingo, 26 de septiembre de 2021

Así vi la celebración del Patrón en Valladolid

El pasado viernes, 24, tuvimos el honor de asistir, invitados por nuestro gran amigo el Comisario Pral. Juan J. Campesino, Jefe Superior de Policía de Castilla y León, a la celebración del acto central de la festividad de los Santos Angeles Custodios que tuvo por escenario el incomparable marco de la Plaza Mayor de Valladolid, lugar emblemático al ser la más antigua de España, bajo la atenta mirada del Conde Per Ansúrez, fundador de la ciudad.

El acto, además de emotivo por lo que entraña en sí mismo, resultó brillante pese a que las inclemencias meteorológicas estuvieron a punto de deslucirlo, si bien, merced a la intercesión de nuestro Santo Patrón, la lluvia dio la tregua necesaria para que se desarrollase con brillantez y total normalidad.

Homenaje a los Policías muertos por España


La Plaza Mayor vallisoletana, se encontraba elegantemente engalanada con Banderas nacionales y el emblema de nuestro Cuerpo y en ella se alzaban las tribunas y acotados para los invitados, así como una amplia zona vallada para acoger a la gran cantidad de pucelanos que se sumaron a la celebración pese a que esta tuvo lugar en un día laborable.

En uno de los laterales de la Plaza, se encontraba dispuesta una formación policial integrada por una representación de las Unidades más representativas del Cuerpo -Escuela Nacional de Policía, GEO, GOES, Casa Real, UIP, UPR, Subsuelo, Guías Caninos, Brigada Móvil, Fronteras, TEDAX, Banda sinfónica, etc.- encargada de rendir honores el Ministro del Interior que presidió el acto.

Guías Caninos


Poco antes de la hora del inicio del acto, con los honores reglamentarios, se incorporó la Bandera Nacional -suponemos que la de la Jefatura Superior de Castilla y León-, con la escolta correspondiente, que ocupó su puesto en formación.

A la hora prevista, hizo acto de presencia el Ministro del Interior a quien le fueron rendidos los honores de Himno Nacional en versión breve, pasando, posteriormente, revista la formación.

Posteriormente, intervino el Director General de la Policía antes de que se procediese al siempre emotivo acto de imposición de condecoraciones que se vio resaltado con la presencia del personal del GEO que participó, en fechas pasadas, en la evacuación del personal civil de Kabul, así como de un Inspector que resultó gravemente herido en una operación contra el narcotráfico en tierras andaluzas.

Como nota simpática para cerrar esta fase del acto, la imposición de medallas como reconocimiento a los valiosos servicios prestados por diferentes perros de las Unidades caninas.

Tras la intervención del Ministro, se celebró el emocionante acto en recuerdo de los Policías de todos los tiempos muertos por España en acto de servicio.

La corona de laurel era portada y escoltada por Alumnos de segundo curso de la Escuela Nacional de Policía y acompañada por la totalidad de los guiones y banderines presentes en la formación. Los movimientos se realizaron con perfecta sincronización y marcialidad, resultando brillantes como es habitual, en tanto que se entonaba “la muerte no es el final”.

La Caballería


Tras depositar la corona a los pies de una imagen del Santo Angel, se interpretó el reglamentario toque de Oración, tras el cual, un Equipo del GEO, disparó una salva de fusilería.

Concluida la ofrenda y reintegrados los que en ella participaron a sus puestos en formación, se procedió a la solemne retirada de la Bandera Nacional con los honores correspondientes, dando paso a un brillante desfile aéreo en el que participaron varios Helicópteros del Servio de Medios Aéreos, así como al desfile de una columna motorizada compuesta por vehículos de diferentes tipos pertenecientes a la Brigada de Seguridad Ciudadana -Mando, GAC, Motos y UPR-; GEO; TEDAX; Policía Científica -LAE-; GOIT; Equipos Móviles de Documentación; Fronteras; Subsuelo; Guías Caninos; UIP; cerrando la formación una representación de las Unidades de Caballería, encabezada por Batidores, mando y guion, un Grupo de lanceros y un Equipo con uniforme del Regimiento de Celadores Reales (1825), la Unidad más antigua de la Policía Española.

Concluida la parada dinámica, se realizó una demostración de Drones que resultó muy vistosa y que dio paso a la interpretación del Himno de la Policía Nacional con la que concluyó este lucido acto.

En resumen, un acto muy emotivo y brillante, con una perfecta organización y un servicio de protocolo a la altura que exige una celebración de estas características.

A título personal cabrían un par de comentarios. En primer lugar, creemos que la Banda sinfónica debería integrarse dentro de la formación estática y no permanecer sentados frente a la tribuna como si fuesen a ofrecer un concierto; incluso, caso de tener que permanecer frente a la tribuna, hacerlo de pie. Por otra parte, cabría utilizar música grabada durante el paso de la formación dinámica en lugar de hacerlo con marchas y pasodobles interpretados en directo.

Llegados a este punto, hay que resaltar el acierto, por parte del Director de la Banda, de interpretar, exclusivamente, música española durante todo el acto, añadiendo que es una lástima que esta Unidad no se complete con los efectivos necesarios por constituir una pieza fundamental para divulgar la imagen corporativa por medio de audiciones y conciertos.

Los Celadores Reales


En cuanto a los relatores, tan solo comentar que se echa de menos que hagan notar a los invitados los instantes en los que deben ponerse en pie y apagar sus móviles -entrada y salida de la Bandera Nacional, honores a la Autoridad que preside el acto y homenaje a los Policías muertos por España-, toda vez que no todos los asistentes observan esta conducta.

Sin embargo, lo más lamentable y de ello fuimos testigos, aunque, por supuesto, nada tiene que ver con la organización del acto en sí mismo, fue ver a un Inspector, situado unas filas más adelante del puesto que ocupábamos en la tribuna, que ni durante la interpretación del Himno Nacional, así como tampoco durante el toque de oración observó el saludo reglamentario pese a vestir de uniforme, eso sí, dejando ver su melena por la parte posterior del gorra. Algo similar, aunque más agravado, sucedió con una Policía -no podemos precisar su empleo dada la lejanía en la que se encontraba situada- quien ni tan siquiera se levantó de su asiento en ningún momento del desarrollo del acto. Lamentable.

Pese a no poder comprender estas actitudes que ensucian el nombre del Cuerpo y que ofrecen una imagen penosa ante el resto de la ciudadanía, cabría señalar que caso de querer concurrir al acto deberían hacerlo de paisano con lo cual conductas lamentables como estas pasarían inadvertidas, ya que el uniforme obliga, en primer lugar, a ofrecer un aspecto digno, y en segundo, a observar unas normas de conducta que exige la condición de policía.

Creemos que las puestas en escena en todos los sentidos son fundamentales para ofrecer una imagen de coherencia corporativa y que estas formas y maneras deben inculcarse en la Escuela Nacional de Policía. Todo el personal, le guste o no, eso es irrelevante, debe saber que al Himno Nacional se le saluda y a la Bandera Nacional, además de saludarla, se le hace una inclinación de cabeza a su paso, eso es el abc de cualquier Cuerpo uniformado que se precie, sea militar o no, ya que esas son solo muestras de educación y saber estar.

En otro orden de cosas, el día anterior a la celebración del acto, tuvimos oportunidad de ver la magnífica exposición estática montada en el Campo Grande que concitó la presencia de muchos vallisoletanos que se hermanaron con nosotros por medio de esta muestra de material y medios y que fueron magníficamente atendidos por todo el personal encargado de la recepción de visitantes. Un éxito.

A nivel personal, además de agradecer al Jefe Superior de Valladolid la amabilidad que ha tenido al invitarnos, a quien saludamos al final del acto, añadir que tuvimos la oportunidad de abrazar a viejos compañeros, desde el Comisario General de Policía Científica, de nuestra misma promoción de Inspectores en la Escuela General de Policía de Miguel Angel; hasta una diligente Policía, destinada en la Jefatura Superior de Valladolid, a la que tuve el honor de mandar en su periodo de prácticas; pasando por mis viejos amigos que viajan con el camión del LAE, el Pater de la Dirección, el Inspector-Jefe responsable de la Exposición y el Comisario Provincial de Valladolid y sus hijos, uno de ellos también Policía. En resumen, una jornada memorable.

(Fotos: C. Astray).

Eugenio Fernández Barallobre.

1 comentario:

  1. Una buena crónica y lamentable los comportamientos del Inspector y la Policía,esa gente no merece pertenecer a la Policia

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