sábado, 4 de junio de 2016

La evolución de las Divisas en la Policía Española (1908-2014)

Podemos definir la imagen corporativa como la síntesis visual de la identidad de una marca, empresa o -en el caso de la Administración Pública- institución. En este sentido, la razón de ser de la imagen corporativa no es otra que caracterizar a determinada organización mediante la creación de un sistema de signos físicos vinculados sólida e inequívocamente con la misma, y que permita diferenciarla de otras que tengan atribuciones competenciales similares o colindantes dentro del ordenamiento jurídico.


Hasta la creación del Cuerpo Nacional de Policía en 1986 y si hacemos excepción de lo contemplado en el Reglamento de Uniformidad dictado en 1943 para el entonces Cuerpo General de Policía, las divisas identificadores de los empleos de los Cuerpos uniformados de la Policía Española estuvieron siempre asociadas a las reglamentarias en el Ejército de Tierra, evolucionando su diseño en función de esta premisa.

La coexistencia dentro de la organización policial de dos Cuerpos claramente diferenciados; de una parte, uno de estructura y organización civil con los sucesivos nombres que adoptó (Cuerpo de Vigilancia; Cuerpo de Vigilancia e Investigación; Cuerpo General de Policía y Cuerpo Superior de Policía) y otro de carácter militar, uniformado, con mandos y empleos militares (Cuerpo de Seguridad; Cuerpo de Seguridad y Asalto; Cuerpo de Policía Armada y Cuerpo de Policía Nacional), impidió la creación de un diseño propio y específico para los Cuerpos policiales como sucedió a partir de la entrada en vigor de la Ley Orgánica 2/86 por la que se crea el Cuerpo Nacional de Policía.

La evolución de las divisas hasta ese momento fue en consonancia con la observada para el Ejército que paulatinamente, con el paso de los años, trató, en buena medida, de simplificarlas, haciéndolas más comprensibles para la generalidad de la sociedad con el fin de lograr que a simple vista se pudiese determinar el rango profesional del usuario. Atrás se fueron quedando las épocas en las que se simultaneaban empleos y grados para dejar tan solo las correspondientes al empleo del usuario lo que las hacía más fácilmente identificables.

En consecuencia, las divisas adoptadas por los Cuerpos policiales uniformados hasta 1986, se corresponden con las que figuran en el Reglamento de Uniformidad para el Ejército dictado el 23 de septiembre de 1908 que hace desaparecer definitivamente los galones identificativos de los distintos grados en las categorías de Jefe y Oficial, dejando tan solo las estrellas de ocho puntas para los empleos de Jefe (Comandante, Teniente Coronel y Coronel) y de seis para los de Oficial (Teniente y Capitán) que ya venían empleándose y que, con algunas modificaciones en su colocación, llegan hasta nuestros días. 

Divisas del Cuerpo General de Policía (1943)

Estas nuevas divisas son incorporadas de inmediato a la uniformidad del Cuerpo de Seguridad, en color blanco o plata, siguiendo la tradición iniciada desde su creación al haber adoptado las reglamentarias para el Ejército, dictadas en el Reglamento de Divisas de 1884, adaptándolas a las modificaciones operadas en los años siguientes. 

La determinación del uso de las divisas reglamentadas en septiembre de 1908 se hace extensiva al Cuerpo de Seguridad por el Reglamento de Uniformidad de 18 de diciembre de 1908 por el que se adaptan diferentes prendas a las fijadas para el uniforme del Arma de Infantería, como venía sucediendo ya con anterioridad.

Las divisas de Jefes, Oficiales, Clases y Guardias permanecieron inalteradas durante todo el reinado de S.M. el Rey D. Alfonso XIII con la salvedad de que en 1920 se crean en el Cuerpo de Seguridad los empleos de Suboficial y Brigada - este último no llegó a hacerse efectivo - adoptando los mismos distintivos de empleo que en el Ejército.

Tampoco se modificaron sustancialmente con el advenimiento de la II República (1931), si bien se hace desaparecer el empleo de Suboficial siendo sustituido por los de Subteniente, Subayudante y Sargento 1º - estos dos últimos se eliminan en 1934 - adaptando igualmente sus divisas a las reglamentarias en el Ejército. 

El inicio de la guerra civil (1936) trae consigo una amplia modificación en las divisas utilizadas por el Ejército frente populista, manteniéndose, en el bando nacional, idénticas a las empleadas hasta entonces. En aquellas se simultanean galones, en oro para los empleos de Jefes y Oficiales, y de estambre rojo para Suboficiales y Clases, con estrellas de cinco puntos de clara inspiración soviética.

La creación de la Policía Armada en 1941 trajo como consecuencia la disolución del Cuerpo de Seguridad y Asalto; a partir de ese instante y hasta la entrada en vigor de la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, por la que se crea el Cuerpo Nacional de Policía, las divisas utilizadas en todas las Escalas son idénticas a las del Ejército, pasando, estrellas y galones, a ser de color oro en lugar de plata, motivado sin duda por el hecho de la procedencia de la mayor parte de sus cuadros de mandos (Armas de Infantería y Caballería).

Reglamento de uniformidad del Cuerpo General de Policía (Orden del Mº de Gobernación de 27/07/1943)

Este Reglamento recoge no solo la uniformidad que ha de vestir el personal del Cuerpo en actos sociales y algunos de servicio, sino también las divisas que lucirán los integrantes de las diferentes Escalas y empleos.

El Cuerpo se articula en tres Escalas, la de Mando, formada por Comisarios Jefe y Comisarios de 1ª, 2ª y 3ª clase; la de Inspección, por su parte, la integran Inspectores de 1ª y de 2ª y la de Agentes, con Agentes de 1ª, 2ª y 3ª.

En las divisas que se establecen para estos empleos se juega de una parte con entorchados, exclusivamente para la Escala de Mando, así como galones y serretas para todas las Escalas. Igualmente se utiliza como fondo, en todas ellas, el color verde policial, en tanto que los elementos que conforman las divisas son de oro para las Escalas de Mando e Inspección y de plata para los Agentes.

Por Ley de 23 de diciembre de 1947, se crea el empleo de Comisario Principal a quien se le asigna, como divisa, dos entorchados, entre serretas, de ramas de roble y palmas enlazadas, separadas por una serreta.

Igualmente, por Ley de 27 de diciembre de 1962, se crea el empleo de Inspector de 3ª lo que obliga a modificar las divisas de la Escala ejecutiva.

Divisas del Cuerpo Nacional de Policía (1988)

La imagen corporativa del Cuerpo Nacional de Policía nace a finales de los años ochenta del pasado siglo en torno a la Orden del Ministerio del Interior de 8 de febrero de 1988, que definiría sus distintivos, carné profesional, placa-emblema y divisas. El paso de los años y la fuerza de los hechos demostraron que dicha Orden se mostraba insuficiente para consolidar la imagen corporativa de una institución cualitativamente tan grande, estructuralmente tan compleja y socialmente tan relevante como el Cuerpo Nacional de Policía. Por ello, y a lo largo de más de veinticinco años, diferentes Gobiernos fueron desarrollando disposiciones legislativas que ampliaban y enriquecían la imagen corporativa de la Policía en torno a tres grandes áreas: la uniformidad, la falerística y, más recientemente, la vexilología.

Creadas las cuatro Escalas del Cuerpo - Superior, Ejecutiva, Subinspección y Básica - una Orden de 8 de febrero de 1988 establece las nuevas divisas del Cuerpo Nacional de Policía, determinando como elemento fundamental y básico de todas ellas en los diferentes empleos las ramas de laurel nervadas y frutadas, bien formando corona, bien colocadas aisladamente.

Estas divisas parten de una concepción bastante simplista que obliga, para diferenciar empleos y con el fin de huir de los estándares militares, a la utilización de un rectángulo que determina una mayor categoría en cada Escala. Se trata de un elemento innovador, jamás usado hasta entonces. 

Divisas del Cuerpo Nacional de Policía (1988)

Como novedad, se dota a la 2ª categoría de la Escala Básica de un distintivo de empleo - más tarde sucedería en los Ejércitos con el personal de Tropa -, consistente en una rama de laurel de oro nervada y frutada de lo mismo que, en el caso de la 1ª categoría de esta Escala va situada dentro del correspondiente rectángulo dorado.

La Escala de Subinspección, por su parte, rompe con este principio y al crear una sola categoría determina el uso de una corona de laurel rodeada del rectángulo cuando en realidad, si nos atenemos al espíritu de la norma no le correspondería. 

Como resumen, la somera descripción de estas Dividas es la siguiente:

Escala Básica. 2ª Categoría, Policía, una rama de laurel de oro nervada y frutada de lo mismo situada en el centro; 1ª Categoría, Oficial, una rama de laurel de oro nervada y frutada de lo mismo dentro de un rectángulo dorado, en la misma disposición que la anterior.

Escala de Subinspección: Subinspector, una corona de laurel de oro nervada y frutada de lo mismo, situada en el centro, dentro de un rectángulo dorado.

Escala Ejecutiva: 2ª Categoría, Inspector, dos coronas de laurel de oro nervadas y frutadas de lo mismo, colocadas en vertical; 1ª Categoría, Inspector-Jefe, dos coronas de laurel de oro nervadas y frutadas de lo mismo, colocadas en vertical dentro de un rectángulo dorado.

Escala Superior. 2ª Categoría, Comisario, tres coronas de laurel de oro nervadas y frutadas de lo mismo, colocadas en vertical, llevando cada corona en su interior un bastón de mando de igual color. 1ª Categoría, Comisario Principal, tres coronas de laurel de oro nervadas y frutadas de lo mismo, colocadas en vertical dentro de un rectángulo dorado, llevando cada corona en su interior un bastón de igual color.

Paralelamente se crearon unos distintivos de cargo que primaban sobre los de empleo y lucían sobre las solapas de los cuellos los Jefes Superiores (dos bastones en oro cruzados); los Comisarios Generales/Jefes de División (dos bastones en oro cruzados dentro de una corona de laurel) y Subdirectores (tres bastones en oro cruzados dentro de una corona de laurel).

Y así llegamos al 2014 año en que se publica un nuevo Reglamento de Divisas que se encuentra en vigor actualmente. 

Las nuevas divisas en la imagen corporativa de la Policía Nacional (2014)

Será precisamente en el ámbito de la uniformidad que se promulgue la Orden INT/430/2014, de 10 de marzo. Se trata de un extenso instrumento legal que, entre numerosas cuestiones, crea un nuevo sistema de divisas esgrimiendo dos razones fundamentales: eliminar disfunciones identificativas que se producían en el modelo de 1988 y converger hacia los sistemas de divisas de los países de nuestro entorno. La importancia de las divisas en un cuerpo uniformado es absoluta, pues son los signos visuales que evidencian la existencia de una jerarquía, y por ello la Orden es exhaustiva en su tratamiento.

En el nuevo sistema las divisas pasan de diez (tres de funcionarios en formación y siete de categoría) a dieciséis (cinco de formación, siete de categoría y cuatro de cargo). Presenta un diseño que consolida dos elementos distintivos de gran carga simbólica que caracterizaron la primera uniformidad del Cuerpo de 1988 (laurel y bastón de mando), y que recupera otros dos elementos de la tradición civil española (galón y serreta). Además incluye la corona real de España como elemento institucional que, ya presente en la placa-emblema del Cuerpo, alude a la monarquía parlamentaria como forma política el estado español dada en la Constitución.

El laurel es un símbolo ancestral de victoria. Presente desde la más remota Antigüedad en las manifestaciones culturales de las civilizaciones mediterráneas, se consideró siempre un árbol vinculado a los dioses del ámbito religioso grecorromano y por tanto a su atributo más preciado: la inmortalidad, entendida ésta como la victoria sobre la muerte mediante la pervivencia del recuerdo en la memoria de las generaciones venideras. Durante siglos para artistas, atletas y generales no hubo don más preciado que ser coronados por sus compatriotas con una sencilla corona de laurel.

Este vínculo entre laurel y victoria pervive a través de los siglos más allá de culturas y naciones, y cuando desde principios del siglo XVIII el reconocimiento de las virtudes cívicas y militares se concreta a través de la creación de condecoraciones en el sentido moderno del término, el laurel reaparece en ellas. Son innumerables los ejemplos de todos los órdenes falerísticos que se podrían traer a colación, pero por la especial relevancia del momento histórico en que se crea, y por lo preciado de su condición, merece la pena evocar el 31 de agosto de 1811.

Divisas de la Policía Nacional (2014)

Aquel día, las Cortes de Cádiz deciden, a través de su Decreto LXXXVIII, crear la Orden Nacional de San Fernando, precedente de la actual Real y Militar Orden de San Fernando, para que “sólo el mérito sea convenientemente premiado, y que nunca pueda el favor ocupar el lugar de la justicia”. En el diseño de sus medallas, “entre las de oro habrá algunas que tengan encima de sus aspas o brazos una corona de laurel”.

La corona real de España representa soberanía propia de la nación española, articulada tradicionalmente en forma de reino, y timbra el vigente escudo nacional según lo dispuesto en la ley 33/1981, de 5 de octubre. Es el diseño recogido en dicha ley con el que aparece en las nuevas divisas de la Policía Nacional, es decir: corona real cerrada, que es un círculo de oro, engastado de piedras preciosas, compuesto de ocho florones de hojas de acanto, visibles cinco, interpoladas de perlas y de cuyas hojas salen sendas diademas sumadas de perlas, que convergen en un mundo de azur o azul, con el semimeridiano y el ecuador de oro, sumado de cruz de oro. La corona, forrada de gules o rojo.

Es su diseño tradicional, que comenzó configurarse como tal con el surgimiento de la moderna nación española a finales del siglo XV, y que se completó durante los siglos XVI, XVII y XVIII, consolidándose su uso hasta nuestros días.

No representa a ninguna corona física que haya existido nunca, puesto que una de las peculiaridades de los reinos peninsulares medievales era que la asunción de la dignidad real no se realizaba mediante un acto de coronación, sino de proclamación mediante el cual el nuevo rey recibía la juramentación de fidelidad de sus vasallos. Pese a ello, la representación de la corona real fue en extremo frecuente en escudos heráldicos, acuñaciones de monedas e innumerables manifestaciones artísticas como símbolo alegórico de soberanía.

El bastón de mando representa la autoridad. Como el laurel, el origen de este significado es incierto, pero antiquísimo, y está presente en innumerables culturas. En nuestro entorno europeo podría decirse que es casi omnipresente desde la Antigüedad hasta nuestros días en todos los ámbitos del poder: civil, eclesiástico y militar.

El estado liberal, a lo largo del siglo XIX, organiza, burocratiza y profesionaliza la administración pública, delimitando las competencias de los órganos y departamentos que la integran y en algunos casos dotándolos de atributos externos de su autoridad. Uno de ellos, será el bastón, y en el ámbito de la seguridad pública su uso ordinario estará prescrito a los comisarios del Cuerpo de Vigilancia desde 1844 hasta que paulatinamente, por razones de operatividad, quede relegado a cuestiones protocolarias. También pasará a formar parte del diseño de la primera placa insignia de dicho Cuerpo, creada en 1920 y que en el centro llevará una cartela verde conteniendo “en sentido vertical un bastón de mando y en cada una de las mitades un óvalo. Estos dos óvalos llevarán, uno un ojo rafagado, y el otro el escudo de España”.

En el nuevo sistema de divisas está presente en un doble sentido. Por un lado, forma parte del diseño de las divisas de las tres categorías profesionales superiores de la Policía Nacional en forma de uno, dos o tres bastones de mando orlados de dos ramas de laurel nervadas y frutadas, unidas por sus troncos. Por otro, dos bastones de mando cruzados entre sí, cuyas empuñaduras estarán orientadas hacia el cuello, y acompañados de uno, dos, tres o cuatro entorchados compuestos por una línea doble de hojas de laurel nervadas, configuran las divisas de los cargos directivos de la Policía Nacional.

José Eugenio Fernández Barallobre y Alberto Táboas Hermida
(Publicado en el nº 205 de la Revista Hespérides del Mando de Canarias).

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