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jueves, 28 de noviembre de 2024

La rebelión de Sargentos y Soldados de una fracción del Regimiento Cantabria durante la expedición a Buenos Aires y Chile en el año 1818

Interesante artículo que nos remite nuestro gran amigo y compañero José Luis Calvo Pérez.

Con el objeto de reforzar las posesiones españolas de Chile, se organiza una expedición de 2.000 hombres que, zarpando del puerto de Cádiz en mayo de 1818, embarca en once buques mercantes que, además de las tropas, trasportaban diverso armamento y parque de artillería. La fragata de guerra “María Luisa”, de 40 cañones, es la encargada de dar protección al convoy.

Escudo de distinción al deshonor y a la traición concedido por el enemigo a los sublevados del RI Cantabria 


Durante la travesía empezaron a observarse algunos problemas de indisciplina, ya que la mayoría de los hombres no estaban, parece ser, dispuestos a combatir contra sus hermanos americanos. En el mercante “Trinidad” iban embarcados 160 efectivos del Regimiento Cantabria, al mando del capitán Francisco Barandán. La inquietud de las tropas era manifiesta y cuatro sargentos se encargaron de sublevar a los soldados para, en el momento de arribar a la costa americana, se pasarán al bando insurgente.

El sargento Francisco Pelegrín y otros once sargentos más, se sumaron al complot. Desde ese momento los acontecimientos se precipitan, el capitán Barandían ordena poner en lugar seguro el armamento en previsión del motín que se estaba fraguando, pero los rebeldes lograron arrebatar algunas armas con las cuales se hacen con el buque en la noche del 28 de julio. Acto seguido detienen a los oficiales a los que intentaron convencer de unirse a la intentona, de los cuales cinco oficiales aceptaron, así como también el capellán. Los oficiales restantes, que inquebrantablemente mantuvieron su fidelidad a la Corona, son asesinados y sus cadáveres arrojados a la mar.

Los sargentos Remigio Martínez y Juan González fueron elegidos como jefes de los rebeldes, alejándose a partir de este momento el mercante “Trinidad” del resto de la expedición. El 26 de agosto de 1818 el “Trinidad” arriba al puerto de Buenos Aires, en donde era esperado por el general Eustaquio Díaz Vélez, quien ofreció a los sublevados, en nombre del gobierno nacional, protección y apoyo, determinando desde ese preciso momento los hombres del Regimiento Cantabria su rendición ante el gobierno de las Provincias Unidas, entregando el buque, los cuatro cañones, 306 fusiles con sus bayonetas y todo el parque que transportaba, así como también las instrucciones reservadas y los códigos a emplear durante la expedición a Buenos Aires y Chile.

El 6 de septiembre, los efectivos sublevados del Regimiento desfilan por las calles de Buenos Aires, tras lo cual son alojados en un cuartel a la espera de su disolución definitiva.

En la orden del día del ejército de los Andes, correspondiente al 22 de septiembre de 1818 se publica la incorporación de los sargentos Remigio Martínez y Juan González, ahora nombrados segundos tenientes, así como también doce sargentos más y ocho soldados pertenecientes al Regimiento Cantabria. Asimismo, cuatro oficiales, ocho sargentos y 40 soldados del expresado regimiento, son incorporados a distintas unidades del ejército de los Andes, mientras que el resto de los efectivos del regimiento son licenciados que, junto con el capellán Miguel Pallarés, deciden voluntariamente permanecer en Buenos Aires. Los marineros, que son licenciados, se enrolan en la flotilla argentina, formada por los buques “Galvarino” e “Intrépido”, que inmediatamente salen para atacar al resto de la expedición española convoyada por el “María Isabel”.

Días más tarde, el 28 de septiembre de 1818, el general José Rondeau[1], como jefe supremo de las Provincias Unidas, como premio a la acción, concede a todos los que se pasaron a las filas enemigas un escudo de honor de paño blanco rodeado de un vivo celeste, con la inscripción “La Patria a sus nuevos hijos”.

La flota española es atacada por los dos buques antes citados, así como también por ”San Martín”, “Lautaro” “Araucano” y “Chacabuco”, que se les unieron, haciendo presas varios buques mercantes, con tropa que transportan incluida. La fragata “María Isabel", gracias a los códigos reservados robados por los amotinados del “Trinidad”, es capturada en el puerto de Talcahuano, siendo renombrada “O´Higgins”, que pasa a ser el buque insignia del almirante Blanco Escalada, luego de Lord Cocrhane y más tarde de la flota argentino-chilena que liberó Perú, terminado siendo comprada por el gobierno argentino, que la rebautiza “Buenos Aires”, para formar parte de la flota en la guerra contra Brasil.

La fragata “Maria Luisa”, que formaba parte de la flota comprada por España a Rusia, tomada por los chilenos y comprada por los argentinos, se hundió con toda su tripulación al intentar cruzar el Cabo de Hornos en octubre de 1826.

José Luis Calvo Pérez.

Notas: 

[1] En 1793 ingresa como cadete en el Regimiento de Infantería de Buenos Aires. Como capitán interviene en la defensa de Montevideo durante las invasiones inglesas de 1807, en donde es hecho prisionero y enviado a Inglaterra. Puesto en libertad, es repatriado a España, en donde toma parte en la GdI encuadrado, primero en el Escuadrón de Caballería Dragones del General y luego en los Voluntarios de Ciudad Rodrigo.

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