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sábado, 10 de agosto de 2024

Begoña Urroz Ibarrola. ¿La primera víctima de ETA?

Del boletín "Emblema" de agosto, tomamos este interesante artículo de nuestro buen amigo Carlos Fernández Barallobre.

El 28 de junio de 1960, en la clínica del Perpetuo Socorro de San Sebastián, fallecía la niña BEGOÑA URROZ IBARROLA a consecuencia de las graves quemaduras en el 90% del cuerpo y que le afectaron a las piernas, brazos y cara, que le había provocado la explosión de una bomba incendiaria, fabricada con ácido sulfúrico, mezcla de clorato de potasio y azúcar, colocada, en la tarde del día anterior, en uno de los armarios de la consigna de la estación de tren de Amara de San Sebastián. La bomba causó, heridas a otras seis personas: Valeriano Bacaicoa Azurmendi, de 15 años; la encargada de la consigna de la estación, Soledad Arruti, de 60, tía de la madre de Begoña; Pascual Ibáñez Martín, de 29 años; Francisco Sánchez Bravo, de 42, y María García Moras, de 49.

La niña Begoña Urroz Ibarrola

La madre de Begoña, Jesusa Ibarrola, había dejado a su pequeña hija, dentro de un serón, en la consigna de la estación al cuidado de la tía de esta. Había ido a comprar unos zapatos para su pequeña a un comercio próximo a la estación. Un mozo de equipajes de la estación, Emeterio Ríos Gómez, rescataría de las llamas a Begoña, con riesgo de su vida. Su acción fue reconocida por el Gobernador Civil, que lo recibió públicamente en el Gobierno Civil, unos días después, para felicitarlo. Lamentablemente su valerosa acción no sirvió para salvar la vida Begoñita.

Cinco artefactos explosionaron ese día 27, en distintos puntos de España, dos en San Sebastián, el que mató a Begoña y otro en la estación del Norte; otros dos en las estaciones de Madrid y Barcelona y uno más en el tren correo Madrid-Barcelona, a su paso por los municipios zaragozanos de Quinto y Pina de Ebro, que no causaron víctimas.

El asesinato de aquella pequeña niña, ha sido motivo de controversia y polémica. Mientras unos dicen que Begoña fue la primera víctima de la banda asesina, separatista, marxista y antiespañola ETA, en su siniestra historia de atentados y crímenes, otros sin embargo afirman que aquella muerte fue obra del DRIL (Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación)

Quienes sostienen la autoría del DRIL han aportado numerosos datos, -incluso han realizado un documental titulado “Muerte en Amara”- ente ellos el nombre de su líder, un catalán, José Muley, furibundo seguidor del líder de la revolución marxista cubana, el siniestro y despreciable Ernesto (Che) Guevara, al igual que el de sus colaboradores en el comando terrorista del DRIL: Reyes Marín Novoa, alias “Marino” de 30 años de edad, dibujante de profesión y natural de Madrid; Guillermo Santoro Sánchez, alias “Mirko”, natural de Vigo y de 26 años y Arturo González-Mata Lledó alias “Juanjo” nacido en Asturias, pintor de profesión, de 35 años de edad.

Según estas fuentes, sería el propio Che Guevara, junto a Eloy Gutiérrez Menoyo (1); el comandante del Ejército rojo, Alberto Bayo, que había organizado e intentado en la guerra de la liberación española (1936-1939) el fracasado desembarco en Mallorca y el profesor José Velo, quienes ordenarían a Muley regresar a España para iniciar una serie de atentados que socavaran los cimientos del régimen del 18 de Julio, creado tras la victoria del Generalísimo Franco el 1 de abril de 1939, con intención de derribarlo y que iniciaba en esos instantes sus planes de desarrollo que llevarían a España a convertirse en la octava potencia industrial del mundo.

Una vez en España, con el nombre Manuel Rojas, inició los contactos para preparar tales atentados, que se iniciarían con el apoyo material y crematístico del régimen castrista de Cuba, en febrero de ese año de 1960, en Madrid, donde colocaron cuatro artefactos de los cuales estallarían dos, uno de ellos provocando la muerte de uno de los integrantes del comando, el comunista José Ramón Pérez. El 29 de junio, el DRIL, reivindicaría aquellos atentados, donde moriría la niña Begoña Urroz, por medio de un comunicado enviado al diario “El Nacional” de Caracas el 29 de junio de 1960, que no se conoció en España.

La nota oficial del Ministerio de Gobernación del Gobierno de España, relacionó aquellas explosiones con “elementos extranjeros, en cooperación con separatistas y comunistas españoles, que con estos hechos han pretendido dar cumplimiento a las consignas terroristas que vienen propugnando insistentemente”.

Curiosamente, unos días después de la nota del ministerio de la gobernación y la nota reivindicativa del DRIL en el diario caraqueño, la Oficina de Prensa de Euzkadi del Gobierno vasco en el exilio, en su boletín nº 3.189 de 1 de julio de 1960, manifestó que era difícil pronunciarse sobre su autenticidad, en relación a la autoría del DRIL (Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación), a quien durante mucho tiempo se le atribuirían los atentados.

Muley, según información desclasificada por la CIA, tras los atentados, esperó a sus compañeros de comando en Tolouse. En septiembre de ese mismo año serán detenidos en Lieja por la Policía Belga, acusados de subversión y prácticas terroristas. La justicia española reclamó a los detenidos para ser juzgados en España, pero las autoridades belgas, ante la presión mediática de socialistas y comunistas belgas, optaron por dejarlos en libertad. Según aquel informe del DRIL elaborado por la Agencia de información norteamericana, otro miembro del DRIL era Henrique Carlos da Malta Galvão, el portugués, furibundo enemigo del régimen de Antonio Oliveira Salazar, que el 22 de enero de 1961, secuestraria en alta mar, cerca de Curaçao, el buque Santa María, un trasatlántico de viajeros portugués, que cubría la ruta de Lisboa-Madeira-Tenerife-La Guaira-Curaçao-San Juan-Miami y viceversa. Tras numerosas peripecias el secuestro acabó en el puerto brasileño de Recife con la rendición de Galvao, el 2 de febrero. El nuevo presidente brasileño, Jânio Quadros, que había sustituido a Juscelino Kubitschek, les ofreció asilo político.

Por su parte, ETA no asumió nunca su autoría, pero en el ordenador del destacado miembro de ETA, José Luis Álvarez Santacristina “Txelis” capturado en la operación antiterrorista de Bidart en 1992, se encontró una cronología de la banda en la que se incluía la acción terrorista de la estación de Amara, por lo que a partir de ese instante, otras fuentes señalaron a Begoña Urror como la primera víctima de la banda separatista, marxista, antiespañola y asesina, entre ellas, el vicario general de la diócesis de Guipúzcoa, José Antonio Pagola Elorza, que en 1992 publicó el libro titulado “La ética para la paz. Los obispos del País Vasco 1968-1992”. En una de sus notas pie de página dice los siguiente:” En realidad, parece ser que la primera víctima de una acción terrorista de ETA fue la niña de 22 meses Begoña Urroz Ibarrola, muerta el 27 de junio de 1960, al hacer explosión un artefacto colocado en la estación de Amara (San Sebastián)". Aquel libro mencionó a ETA por primera vez, como responsable de aquel horrible e inexplicable crimen.

Es cierto que ETA, tras su fundación en 1958, colocó en diciembre de 1959, tres bombas en Vitoria, Bilbao y Santander con escasos daños materiales contra el Gobierno Civil de Álava, una comisaría de Policía de Bilbao y el diario Alerta de Santander. También, el 18 de julio 1961, los etarras quemaron tres banderas rojigualdas en San Sebastián e intentaron sabotear de forma infructuosa, la línea férrea por la que iba a pasar un tren en el que viajaban ex combatientes del bando nacional, vencedor de la guerra de liberación española (1936-39), que acudían a la capital guipuzcoana para conmemorar el 25º aniversario del Alzamiento Nacional. Aquellas primeras acciones permitieron a la Policía, no solo descubrir la existencia de la propia ETA, desconocida hasta entonces, sino detener a varios militantes.

Al día siguiente de la muerte de Begoña, tuvo lugar su funeral presidio por el gobernador civil y Jefe Provincial del Movimiento de Guipúzcoa, José María del Moral, que estuvo acompañado por el general gobernador militar de la provincia, el teniente coronel jefe de la 143 Comandancia de la Guardia Civil, autoridades locales y prácticamente todo el pueblo.

Begoña, de apenas veintidós meses, era la primera hija del matrimonio formado por Juan Urroz, empleado en la fábrica de electrodomésticos Moulinex, y Jesusa Ibarrola, residentes en la localidad guipuzcoana de Lasarte. El matrimonio tendría otra hija a la que pondrían el nombre de Begoña, como homenaje a su hermana muerta.

A petición de su madre, en abril de 2012 el Consejo de Ministros presidido por Mariano Rajoy, acordó conceder, la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a título póstumo a Begoña Urroz Ibarrola. Begoña fue considerada como la primera víctima de la banda terrorista, separatista, marxista y antiespañola.

En 2010, el Congreso de Diputados declaró el día 27 de junio, día en la pequeña Begoña fue objeto del atentado, que le causaría la muerte, como Día de las Víctimas del Terrorismo.

Nota 1.) El madrileño Eloy Gutiérrez Menoyo, nacido el 8 de diciembre de 1934, cuyo padre fue un médico republicano, que llegaría a ser comandante del ejército rojo en la guerra de liberación española (1936-1939) y en cuya contienda encontraría la muerte uno de sus hermanos, José Antonio. Finalizada la guerra, la familia Gutiérrez Menoyo se exilió a Francia, trasladándose en 1948 a Cuba.

En 1957, se unió a los partidarios de Fidel Castro Ruz, y colaboró el 13 de marzo de es año, en los asaltos fallidos al Palacio Presidencial, residencia del presidente Fulgencio Batista y de Radio Reloj, en cuyo asalto perderían la vida un hermano de Eloy, Carlos, así como el presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y líder del Directorio Revolucionario, José Antonio Echevarría, que junto a Menelao Mora, que también caería muerto, dirigieron los ataques.

Tras su expulsión de Cuba y la llegada posterior a la sierra Maestra de Fidel Castro y el Che Guevara con intención de derrocar al presidente Batista por medio de la lucha guerrillera, Menoyo organizó el II Frente Nacional del Escambray. En aquella campaña guerrillera, que conseguiría que Fidel y sus hombres entrasen triunfalmente en La Habana, el 6 de enero de 1959, convirtiéndose junto al Che Guevara, Camilo Cienfuegos y William Alexander Morgan, en lugartenientes de Fidel Castro, Menoyo mantendría serias discrepancias con el propio Ernesto ·Che” Guevara, que se acentuarían con él y con el propio Fidel Castro a partir de 1961 cuando comprobó que el régimen castrista se convertía en un satélite comunista de la Unión Soviética. Huyó de la Habana en una balsa, instalándose en Florida, desde donde, unido al movimiento anticastrista Alpha 66, grupo financiado por la CIA norteamericana de la que Eloy se hizo agente, retornó a finales de 1964 clandestinamente a la isla para organizar un movimiento armado contra Fidel Castro, realizando varias acciones armadas contra algunas unidades de la Armada y Policía Cubanas

Al intentar un desembarco cerca de Baracoa, fue detenido por las Milicias Serranas y Fuerzas del Ejército. Juzgado fue condenado por espionaje y subversión a pena de muerte, pero la pena le fue conmutada por 30 años de reclusión. Su pena se vería incrementada en otros 25 años por diversas protestas huelgas de hambre e incluso organizó células clandestinas, que protagonizó en diferentes penales de la isla en

En diciembre de 1986, el gobiernos español, presidido por el socialista Felipe González, logró del sanguinario dictador cubano Fidel, la liberación de Eloy Gutiérrez Menoyo, que marchó a residir a Miami, donde formó en 1993, el grupo opositor moderado 'Cambio Cubano'.

Curiosamente, dos años después, se le permitió la entrada en Cuba, reuniéndose incluso con Fidel Castro, quien le permitiría, en 2003, volver a vivir en La Habana, donde fallecería de un aneurisma en octubre de 2012. La oposición cubana en el exilio le tacharía de traidor y vendido, acusándole de ser agente de la CIA.

Carlos Fernández Barallobre.

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