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sábado, 6 de julio de 2024

20 de noviembre de 1980. El Grapo asesina en La Coruña al Guardia Civil Ricardo López Castiñeira

Del boletín "Emblema" de julio, tomamos este artículo de nuestro buen amigo Carlos Fernández Barallobre.

A las 8,20 de la mañana del día 20 de noviembre de 1980, un comando de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (Grapo), asesinaba en La Coruña al Guardia Civil RICARDO LÓPEZ CASTIÑEIRA,

Guardia Civil Ricardo López Castiñeira

Ese día del mes de noviembre de 1980, marcaría para siempre el paso terrorista por la ciudad de La Coruña. Alrededor de las 8,20 de la mañana del día 20 de noviembre, el Guardia Civil, Ricardo López Castiñeira, era asesinado de forma alevosa y cobarde en la calle Cuba, del barrio del Agra del Orzán, cuando se dirigía en busca de un compañero que, por fortuna para él, no iba a acudir ese día a la cita debido a un cambio en el servicio.

Ricardo acababa de salir, a las 8.20 horas, de su domicilio en la calle de Entrepeñas. Se dirigía a pie y vestido de uniforme hacia su destino en la vigilancia gubernativa de la oficina central de Correos en la Avenida de la Marina.

Cuando se encontraba cerca de la confluencia de su calle con la de Cuba, dos jóvenes un hombre y una mujer, de aspecto normal, vestidos con pantalones vaqueros y anorak de color azul, le pararon y conversaron con él por espacio de unos minutos. De pronto uno de los jóvenes, sacó una pistola y disparó a la cabeza del agente a bocajarro, utilizando munición del nueve largo, marca Geco. El proyectil entró en su cabeza por el parietal izquierdo y salió por la región occipital, causándole heridas necesariamente mortales.

Los agresores inmediatamente emprendieron la huida. Un taxista que advirtió la presencia del guardia civil herido en la calle alertó inmediatamente por teléfono a la sala de operaciones del 091.El taxista con el auxilio de un coche patrulla del 091 lo trasladarían hasta el sanatorio quirúrgico Modelo en el que fallecía a las dos horas de haber sufrido el atentado.

Según el parte médico oficial, sufrió «herida de bala con entrada por parietal izquierdo y salida por región occipital. Pronóstico, muy grave».

Durante toda la noche dieron guardia al cadáver, en la capilla ardiente, instalada en el Hospital Militar de la VIII Región, compañeros del guardia civil asesinado, familiares y representaciones del Ejército y de las Fuerzas de Orden Público. Nunca olvidaré mientras viva, los desgarradores lamentos de sus familiares, en la capilla ardiente, a la que tuve acceso. Aquellos rezos y lágrimas, nos conmovieron a todos los presentes

Ricardo López Castiñeira, sería enterrado por la mañana del día 21 en el cementerio municipal de San Amaro. A las doce en punto el féretro fue sacado del hospital Militar a hombros, envuelto en la bandera Nacional, por guardias civiles y policías nacionales, entre un impresionante silencio de los presentes. Fue conducido a la cercana Iglesia de la Venerable Orden Tercera de San Francisco. Una compañía del Ejército de tierra, con escuadra y banda, rindió los honores de ordenanza a la entrada del templo. El féretro fue colocado en un túmulo frente al altar mayor, mientras ocupaban lugares de preferencia las autoridades de la reglón, como el capitán general de Galicia, Teniente general Manuel Fernández Posse; director general de la Guardia Civil, teniente general Aramburu Topete; almirante jefe del Estado Mayor de la Zona Marítima del Cantábrico, Nalda y Díaz de Tuesta; gobernador civil, Pedro Gómez Aguerre; presidente de la Xunta de Galicia, José Quiroga Suárez; general de la Sexta Zona de la Guardia Civil, Diego Daza Ramírez; presidente de la Audiencia Territorial, José de la Torre Ruiz; presidente de la Diputación Provincial de La Coruña, Enrique Marfany Oanes; alcalde de La Coruña, Domingo Merino Mejuto; generales, jefes y oficiales, y otras autoridades, personalidades y representaciones diversas. El duelo familiar estuvo presidido por el hijo político y un hermano de la víctima

La misa fue concelebrada por el vicario castrense de la VIII Región Militar, Benito Armada, y capellanes castrenses. La homilía estuvo a cargo del vicario castrense, quien, entre otras cosas, se refirió a la primera lectura del Libro de Job. Dijo que «la situación nuestra de hoy es parecida a la del Santo Job: «Estamos abatidos, atribulados, por esta desgracia, pero en medio del corazón y del alma debe surgir la esperanza como en el corazón de Job. Está abatida una familia, está abatido Ricardo, un hombre ejemplarmente fiel a sus deberes, que ha caído en el campo del honor por el bien de todos los españoles”.

Finalizada la misa, el féretro, siempre a hombros de Fuerzas de Orden Público, salió del templo, momento en que otra vez le fueron rendidos honores militares ante el silencio y la emoción de los presentes.

Al iniciarse el cortejo fúnebre hacia el cementerio de San Amaro, una voz de hombre gritó” Viva España”, que fue contestada de forma casi unánime por los asistentes. Inmediatamente después y ya el cortejo en marcha, se escucharon numerosos gritos de «Arriba España», «Viva la Guardia Civil», «Viva la Policía” “Viva el Ejercito”» y varias veces pidiendo la reimplantación de la pena de muerte.

Seguían el féretro el duelo familiar, presidencia de autoridades y un numeroso gentío, calculado en más de cuatro mil personas, número que se incrementaría al llegar al cementerio

Entre los que iban en el cortejo fúnebre y el público, que se congregó ante la iglesia de la Orden Tercera, cementerio y trayecto, asistieron más de seis mil personas.

Abría la comitiva una corona de flores de los familiares de López Castiñeira con los colores de la bandera nacional a la que seguían otras veinte, todas ellas llevadas por miembros de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, cerrando la ofrenda floral dos miembros de la Benemérita que llevaban sendos ramos de flores, uno formado por cinco rosas y el otro por claveles rojos y amarillos. Seguían la banda de música del ejército de Tierra, una compañía del Ejército, otra de la Guardia Civil y una sección de Marinería de la Armada. A la entrada a la calle de la Maestranza, el silencio fue roto por varios gritos de vivas y arribas a España y viva la Guardia Civil, que fueron coreados por el público, así como un viva Cristo Rey.

El féretro, portado a hombros, hasta el cementerio municipal de San Amaro, por miembros de la Guardia Civil y Policía Nacional que se fueron relevando iba cubierto con la bandera Nacional y sobre ella el tricornio del guardia asesinado.

La comitiva recorrió lentamente la calle de la Maestranza, Campo de la Estrada, Orillamar hasta llegar al cementerio, cuya entrada e interior estaba llena de miles de personas que esperaban la llegada del féretro, algunas de ellas llorando.

Ante el Panteón Militar se encontraban formadas una compañía de la Guardia Civil y la banda de música militar que interpretó el Toque de Oración.

A la parte Inferior del panteón pasaron el vicario y capellanes castrenses, familiares y primeras autoridades. Fue rezado un responso y el guardia civil Ricardo López Castiñeira fue sepultado en el nicho número 25 mientras sus compañeros de cuerpo cantaban, visiblemente emocionados, algunos llorando, el Himno de la Guardia Civil.

Después se oyeron numerosos vivas a la Guardia Civil, España y Ejército, que fueron coreados unánimemente por el público, así como otros gritos de «Democracia del crimen» y «Pena de muerte para los asesinos».

Tras un breve silencio, el capitán general de Galicia, Teniente General Fernández Posse, gritó «Viva España», «Viva el Rey», «Viva la Guardia Civil». Después, nuevamente se oyeron numerosos gritos de “pena de muerte para los asesinos”, «Mueran los traidores», «Democracia traidora», “Gobierno culpable, Gobierno responsable” “Gobierno dimisión”

Por el asesinato de Ricardo López Castiñeira, fue condenado a 27 años de reclusión, por la Audiencia Nacional en 1884, el miembro de los GRAPO, Alfonso González Cambeiro.

En agosto de 2001, Alfonso González Cambeiro, salió en libertad de la cárcel salmantina de Topas después de cumplir 18 años de prisión. Cambeiro había sido detenido en septiembre de 1983, cuando, en compañía de la también terrorista Josefina García Aramburu, intentaron atracar una sucursal del banco Exterior de la Coruña

Ricardo López Castiñeira era natural de Gaibor, una parroquia del municipio lucense de Begonte, Tenía una hija y un nieto. Llevaba destinado en la ciudad de La Coruña desde 1967.

De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.

Carlos Fernández Barallobre.

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