Hoy, 10 de abril, se cumplen 210 años desde aquel lejano 10 de abril de 1814, en que la localidad francesa de Toulouse fuera escenario de la última batalla de nuestra Guerra de la Independencia tras la invasión del Ejército aliado al país galo, convertido ahora en teatro de operaciones.
Dentro del Ejército aliado hispano-anglo-portugués se encuadraba el denominado 4º Ejercito, el de Galicia, mandado por el Teniente General Freire Andrade, ascendido a este empleo tras la victoriosa batalla de San Marcial (31 de agosto de 1813), lo que también le valió posteriormente el ingreso en la Orden Militar de San Fernando; en este Ejército figuraba el 6º Regimiento de Infantería de Marina que, con tres Batallones, totalizando 2.300 hombres, habían salido del Quartel de Nuestra Señora de los Dolores en junio de 1808 para combatir integrados en el Ejército de la Izquierda mandado por el General Joaquín Blake, con desigual suerte, a lo largo la primera fase de la Guerra de la Independencia.
La batalla de Tolosa |
Fueron muchas las acciones por tierras castellanas, leonesas y gallegas, en las que estos infantes de Marina participaron heroicamente, sin cejar en el empeño de la mejor defensa de España; de nada sirvió para los intereses franceses que nuestros Ejércitos fuesen aplastados en batallas como Medina de Rioseco (julio de 1808) o Espinosa de los Monteros (noviembre de 1808), ya que, como el ave fénix, resurgían sucesivamente de sus cenizas para plantar nuevamente cara a los invasores, convirtiendo este resurgimiento, sin parangón en País alguno, a la postre en una de las claves de la victoria final en esta larga y penosa guerra.
De igual forma, los otros Ejércitos formados por la Junta Suprema o por las diferentes Juntas Provinciales contaron igualmente con el valioso concurso de los Regimientos de Infantería de Marina que estuvieron presentes en hechos de armas de tanta trascendencia como la rendición de la Escuadra francesa en Cádiz (1808); Bailén (1808); Tudela (1808); Medellín (1809); Talavera (1809); Ocaña (1809); defensa de Zaragoza; Campaña de Cataluña; defensa de Cádiz; La Albuera (1811) y, en general, en todas las acciones más importantes de nuestra Guerra de la Independencia.
Así las cosas, ya en la última fase de la Campaña, el 6º Regimiento ocupa la línea del Bidasoa tras participar, encuadrado en la División del General Juan Díaz de Porlier -quien había iniciado la carrera de las armas como voluntario en el navío Príncipe de Asturias con el que participó en los combates navales de Cabo Finisterre (julio de 1805) y Trafalgar (octubre de 1805)-, en la gloriosa batalla de San Marcial (agosto de 1813), última de la guerra que tiene como escenario el suelo español, traspasando la frontera francesa y pasando a convertir a los otrora invasores en invadidos.
En esta misma División se encuadraban Regimientos como el de Asturias; Voluntarios de La Coruña; Húsares de Cantabria; Oviedo; Batallón de Infantería de Laredo o la Milicia Honrada de La Coruña, entre otros.
Tras cruzar la frontera francesa, persiguiendo al enemigo, en esta postrera fase de la Campaña, el 6º Regimiento, participa en la batalla de Toulouse (10 de abril de 1814) que se libra bajo los muros de esta ciudad del suroeste francés entre el Ejército aliado al mando del Duque de Wellington y el galo, llamado de los Pirineos, comandado por el Mariscal Soult. Se trata de la acción militar que pone fin a la guerra.
La primera maniobra la realiza el 4º Ejército español que ataca con bravura y arrojo la parte más fortificada de la ciudad sufriendo sobre sí el peso de la artillería francesa que le causa hasta un 25% de bajas; este movimiento permite a Wellington atacar con el grueso de su ejército el lado opuesto logrando que los franceses se retiren con buen orden, dando así por concluido el combate.
Le cabe el honor al glorioso Cuerpo de la Infantería de Marina Española de ser el primero en pisar suelo francés, persiguiendo a los hasta ese momento invasores de España.
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