Páginas

lunes, 19 de febrero de 2024

La muerte del Salvaguardia Bernardo Lledó (1852)

De la Gaceta correspondiente al 18 de febrero de 1852, tomamos este relato sobre los hechos que causaron la muerte, en acto de servicio, del Salvaguardia Bernardo Lledó de la plantilla de Valencia.

El Gobernador de la provincia de Valencia en 12 del actual comunica a este Ministerio, que noticioso el Comisario de protección y seguridad pública del cuartel del mercado de aquella capital de que se hallaban en la plazuela de la Figuereta dos hombres sospechosos; y presumiendo fuesen los que pocos días antes habían robado la casa de D. José Mestre, encargó su captura al celador D. José González y al salvaguardia Bernardo Lledó. Marcharon estos a la plazuela mencionada a las siete y media de la noche; y viendo un hombre con las señas que se les habían dado, avanzaron a reconocerle; pero él huyó, y siguiéndole por las calles, oyéronse dos detonaciones, resultando muerto el salvaguardia. El celador saltó por encima del cadáver, y continuó persiguiendo al asesino, que por de pronto desapareció.

Encontróle el salvaguardia Jaime Lladró, que le mandó hacer alto; pero el fugitivo le disparó un pistoletazo, felizmente sin tocarle, y entonces aquel se arrojó sobre él sin más armas que un sable, agarrándose ambos, y luchando a brazo partido, hasta que herido el salvaguardia de una puñalada en el antebrazo izquierdo, cayó contra la pared, apoderándose de su sable el contrario. Huye éste, y en su fuga tropezó con el salvaguardia Pedro López y un sereno, que le dieron la voz de alto, pero él solo contestó tirando al primero una cuchillada que le derribó en el suelo, si bien levantándose luego le siguió con el sereno hasta la entrada de la calle de la Pelota, haciéndole ambos fuego sin fruto alguno. Estaban á la sazón en la plaza de Ribot el salvaguardia Manuel Perez y el sereno José Hacer, y oyendo los tiros, entraron corriendo por la calle de la Muda, en la cual tropezaron con un hombre que huía con un sable en la mano, y mandándole detenerse, en vez de obedecer, dio al salvaguardia un sablazo que le alcanzó sobre la ceja izquierda, hiriéndole levemente; a lo que contestaron ellos disparando sus carabinas, aunque al sereno le faltó la suya. Marchó en seguida el criminal hacia la plaza de Salicofres; pero receloso de la guardia del Coronel del regimiento de Asturias, establecida en aquel punto, retrocedió amenazando a Perez y Hacer que le seguían de cerca y tratando de que le abriesen paso, en cuyo acto el sereno, que había vuelto a cebar la carabina, le disparó un tiro dejándole muerto en el sitio.

Al reconocer el cadáver se le encontró en la mano izquierda un puñal de Albacete, nuevo, una canana llena de cartuchos y balas, otro paquete de cartuchos en el bolsillo, dos piedras de chispa y pistones. La justicia ordinaria tomó conocimiento del asunto; y los heridos Perez y Lladró, el primero de alguna gravedad, fueron conducidos al hospital. S. M., enterada del brillante comportamiento de estos empleados, se ha dignado m andar dirigir al Gobernador de Valencia la Real orden siguiente:

En vista de la actividad y el valor que en la presencia del malhechor a que se refiere la comunicación de V. S., fecha 12 del corriente, han desplegado el celador Don José González y los salvaguardias Bernardo Lledó, Jaime Lladró, Pedro López, Manuel Perez, y el sereno José Hacer, al paso que lamenta las desgracias ocurridas, particularmente la muerte del bizarro salvaguardia Bernardo Lledó , ha tenido a bien disponer, con el objeto de dar un nuevo y público testimonio del aprecio que le merecen tan señalados servicios, y del interés con que mira la suerte de los que se sacrifican generosamente en el cumplimiento de sus deberes, y de las familias que con este motivo quedan en la orfandad y el desamparo:

1º. Que V, S. dé las gracias en su Real nombre al celador, salvaguardias y sereno que tan señaladamente se han distinguido en este suceso.

2º. Que se atienda á la curación de los salvaguardias Jaime Lladró y Manuel Perez por cuenta del Estado.

3º. Que proponga V. S. la recompensa a que juzgue acreedores a estos celosos empleados por su laudable comportamiento; manifestando al mismo tiempo a este Ministerio las circunstancias y estado de la viuda y familia del valiente salvaguardia Lledó, a fin de que bien enterada S. M. de la clase de reparación y consuelo con que pueden mitigarse en algún modo las consecuencias de esta desgracia, adopte la disposición que le dicte su Real munificencia. De Real Orden lo digo a V. S. para su inteligencia y efectos correspondientes.

Dios guarde a V. S. muchos años. Madrid 16 de febrero de 1852".

Pro patria mori eternum vivere.

No hay comentarios:

Publicar un comentario