Del boletín "Emblema" de noviembre", tomamos este interesante artículo de nuestro buen amigo y colaborador Carlos Fernández Barallobre.
El día 21 de agosto de 1936, ante el rumor, aireado por algún periódico como Claridad, que representaba al ala más a la izquierda del socialismo español, la facción caballerista, de que varios presos de ideología falangista planeaban una fuga carcelaria, el Comité Provincial de Investigación Publica, con la autorización del Director General de Seguridad Manuel Muñoz, decidió enviar a la cárcel Modelo un grupo de milicianos, entre los que destacaban el socialista Enrique Puente y los miembros de la Checa del Cinema Europa, Santiago Aliques Bermúdez, Pablo González Cubillo, Máximo Belloso Barbado, Miguel Cantalapiedra Martín, Alberto Chenel de la Cal, Antonio Martínez Rojas, Antonio y Narciso Segura Germán, con Felipe Sandoval “el siniestro doctor Muñiz” al frente, como máximo responsable, con la intención de realizar registros, con la principal misión de investigar a los militares y presos falangistas y derechistas. Los interrogatorios, dirigidos por Puente, Sandoval y Aliques, se completaron con el robo de objetos de carácter personal, dinero, relojes, cadenas de oro, sortijas, y todo lo de valor que tenían los presos.
1936. Entrada de la Cárcel Modelo de Madrid |
Al día siguiente, día 22, los milicianos provocaron un incendio y soltaron a los presos comunes, Al ver como las llamas se extendían por el edificio, en las puertas de la Modelo, se congregó un gran número de milicianos y otras gentes, que culpando del incendio a los presos falangistas, militares o de derechas, intentaron asaltar el recinto carcelario. Los miembros de la UGT, CNT y partido socialista, que se encontraban ya dentro de la prisión, decidieron entonces realizar una matanza entre los presos, algo que obligaría al director de la Modelo a dimitir, tras exigir varias veces efectivos policiales para garantizar la seguridad de los presos políticos al Ministerio de Gobernación, petición que no sería atendida.
Se formó entonces, por parte de unos milicianos, junto al grupo de los chequistas del cinema Europa, un tribunal revolucionario, que dentro de la prisión comenzaría a juzgar a los que consideraban culpables del incendio.
A media tarde, un grupo de milicianos se encaramaron a los tejados de la cárcel y tras colocarse en estratégicas posiciones, al ver que los reclusos huían despavoridos de las llamas, en dirección a los patios, comenzaron a ametrallarlos sin piedad, provocando la muerte de quince internos, casi todos militares, entre ellos los tenientes de Artillería Fernández Herrerín y Jiménez Martínez de Velasco; el teniente de complemento Álvaro Espinosa y el abogado falangista Manuel Chacel y del Moral, hijo del teniente coronel de Caballería Chacel Norma, que también se hallaba preso en la Modelo. Aquel alevoso y traicionero ametrallamiento, dejaría también veinte heridos.
El Teniente General Navarro, defensor de Monte Arruit en la guerra de Marruecos, que se encontraba en la Modelo detenido, consiguió parapetar del fuego indiscriminado de una de las ametralladoras a un grupo de jóvenes reclusos y aprovechando la confusión producida por el incendio pudo escapar en dirección a su casa donde sería nuevamente detenido y finalmete fusilado en las sacas de Paracuellos del Jarama en noviembre de ese mismo año.
Gracias a la serenidad y aplomo de otro general allí detenido, Osvaldo Capaz, el último conquistador español, que ensanchó el mapa e hizo crecer la tierra española tras tomar para España, el territorio africano de Ifni en 1934. y del coronel Agustín Muñoz Grandes, que ordenaron y dirigieron a los demás compañeros, a fin de colocarlos desenfilados de los disparos de los marxistas, en las esquinas de los patios, lo que consiguieron, salvando así numerosas vidas de un nutrido grupo de falangistas, de jefes y oficiales del Cuartel de la Montaña, Regimiento Wad Ras, Artilleros de Getafe, Campamento y Vicálvaro, Batallón Ciclista de Alcalá de Henares y Escuela de Tiro, que en aquellos trágicos momentos se hallaban desamparados y sin protección en los patios de la Modelo, entre ellos, además del General Capaz y el Coronel Muñoz Grandes, los coroneles Cañedo Argüelles de Artillería y Tulio López Ruiz de Infantería; los tenientes coroneles de Artillería Ortiz de Ladazuri y Molto y Molto y de Caballería Castillo Olivares; el Comandante del Batallón Ciclista, Rojo Arana; los capitanes de Artillería Marcelino Díez Sánchez, Jesús Ávila Contera, José López Varela, Juan Méndez-Vigo y Méndez-Vigo, José Pérez Buendía, Francisco Uriarte Martín, así como Bermúdez de Castro de Infantería. El teniente medico Fanjul Sedeño: los tenientes de infantería Villen Roldan y Senén Ramírez, de Artillería Esquivias Salcedo y de caballería Martín Galindo.
Además de los militares, que habían fracasado en su intento de Alzamiento contra el gobierno sectario del Frente popular, falangistas y políticos derechistas, detenidos en la Modelo, allí se encontraban también, otras personas que habían ingresado voluntariamente, para evitar con ello el peligro de los "paseos", que de forma indiscriminada llevaban a cabo por toda la ciudad y alrededores, las partidas de facinerosos marxistas. Tras el asalto a los archivos y los primeros ametrallamientos de presos, por parte de los milicianos, estos, al caer la noche, fueron buscando, celda por celda, a diferente y conocidos políticos y militares, seleccionados de antemano, con un único objetivo: Asesinarlos.
Tras cesar el tiroteo Enrique Puente y Felipe Sandoval, principales cabecillas de la criminal acción y contando con la tolerancia pasiva del Ministro de la Gobernación y de los Directores Generales de Seguridad y de Prisiones, obligaron a los funcionarios de prisiones a abandonar la cárcel. Dueños por completo de la situación junto a sus milicianos comenzaron a realizar una selección de presos, unos treinta y cinco, a los que condujeron a uno de los sótanos de la prisión con amenazas de fusilarles.
En la madrugada del día 23 iniciaron aquella macabra llamada a la muerte, nombrando a voz en grito a los elegidos para el martirio.
Así caerían asesinados de forma cobarde, alevosa e indiscriminada, Melquíades Álvarez, antiguo presidente de las Cortes Españolas, decano del Colegio de Abogados de Madrid y presidente del partido Republicano Liberal Demócrata; Jesús Martínez de Velasco, Ministro de Estado de octubre a diciembre de 1935 en el gobierno presidido por Joaquín Chapaprieta y jefe del Partido Agrario; Manuel Rico Avelló, exministro de Gobernación en el gobierno que entre el 8 de octubre y el 16 de diciembre de 1933 presidiría Diego Martínez Barrio, y de Hacienda del 30 de diciembre de 1935 al 19 de febrero de 1936 en un gobierno presidido por Manuel Portela Valladares y antiguo alto comisario de España en Marruecos del 23 de enero de 1934 al 30 de diciembre de 1935; el también ex ministro Ramón Álvarez Valdés que ocupó la cartera de Justicia entre diciembre de 1933 y abril de 1934, en los gabinetes presididos por Alejandro Lerroux; José María Albiñana, médico, líder y fundador del Partido Nacionalista Español; los generales Rafael Villegas, sublevado en Madrid en julio de 1936 y el referido Oswaldo Capaz, así como el Teniente Fanjul Sedeño, hijo del general Joaquín Fanjul Goñi, detenido en el asalto al Cuartel de la Montana el día 20 de julio de 1936 y que había sido fusilado el día 17 de ese mismo mes de agosto; Santiago Martín Báguenas, que había sido comisario-jefe del Cuerpo de Investigación y Vigilancia y el Falangista, antiguo miembro del PCE, Enrique Matorras, entre otros.
Los presos de mayor edad Martínez de Velasco, Melquiades Álvarez, Álvarez Valdés y el Doctor Albiñana, subieron la escalera con la mirada perdida, insensibles a los culatazos de los milicianos y a los insultos de las mujeres que les acompañaban. Con ellos se realizó una especie de juicio sumarísimo popular con preguntas banales y ofensivas, tras lo cual fueron asesinados. Sin embargo Don Melquiades, de forma gallarda, aun tuvo arrestos para enfrentarse a aquellos miserables: “¿Quiénes sois vosotros, gente de mala catadura, para insultarnos?” “Matáis de la peor manera posible toda idea de libertad” “¡Sois una manada de cobardes y canallas!” Un sucio miliciano le ensartó entonces la bayoneta en la garganta, recibiendo posteriormente, ya mal herido, una descarga de fusilería.
En esa canallesca, injustificada e injustificable jornada caería también asesinado Julio Ruiz de Alda, capitán aviador militar, héroe del Vuelo Plus Ultra, Medalla al Mérito Aéreo, Gentilhombre y miembro del Consejo Superior de Aviación, quien junto al Comandante Ramón Franco, el Teniente de Navío Juan Manuel Duran y el mecánico Pablo Rada, habían logrado para las alas españolas la gran hazaña de cruzar el océano Atlántico sur en 1926 y posteriormente uno de los fundadores de Falange Española en octubre de 1933; Fernando Primo de Rivera, médico militar, hermano de José Antonio y militante de Falange Española al igual que Antonio Gonçalves Pereira, falangista de raza negra, antiguo sargento legionario, nacido en una de las posesiones portuguesas en África, ayudante y chófer de Julio Ruiz de Alda.
El héroe del Plus Ultra encabezaría una lista de dieciocho nombres, Fue sacado a empujones por varios milicianos que le arrebatarían el reloj de pulsera que había llevado en el histórico vuelo del Plus Ultra. Con total entereza y serenidad, con un cigarrillo en la mano, fue llevado a otro lugar de los sótanos carcelarios, donde con el nombre de España en sus labios, recibió varios disparos que acabaron con la vida de aquel irrepetible navarro y español. Su vil asesinato impulsaría a un reconocido republicano como Ramón Franco Bahamonde a unirse al bando Nacional que desde el uno de octubre dirigiría para salvar a España de aquella chusma de asesinos despiadados, su hermano Francisco Franco Bahamonde.
A Pereira le dispararon quedando mal herido, siendo atendido por el doctor Groizard y por el también falangista condecorado con la palma de Plata Gerardo González Sampedro. Cuando le intentaban auxiliar de sus gravísimas heridas, una miliciana miembro de la CNT se acercó y viéndole moribundo le remató de un disparo de Mauser, diciendo “los perros fascistas no merecen vivir” Pereira “el negro de la Falange” como cariñosamente se le llamaba moriría con 32 años de edad.
Fernando Primo de Rivera seria asesinado de igual modo. Pero ante se encararía contra sus asesinos diciéndoles: “A mi podréis matarme, pero no consiento a ninguno que me ponga un dedo encima” Tras gritar ¡Arriba España! moriría atravesado por las balas de aquellos facinerosos a los 27 años de edad.
La brutalidad, la sed de sangre, el odio desenfrenado, que empleó aquella cuadrilla de asesinos marxistas, en el asalto a la cárcel Modelo, hizo exclamar al líder socialista Indalecio Prieto, tras visitar la Modelo después de las ejecuciones y comprobar que muchas autoridades frente populistas allí presentes, entre ellas el Director General de Seguridad y prisiones, Manuel Muñoz, y el ministro de gobernación, general Sebastián Pozas, no habían tomado ninguna medida por impedir la cruel matanza: “La brutalidad de lo que aquí acaba de ocurrir significa, nada menos, que con esto hemos perdido la guerra”.
Otros presos como los Generales Capaz y Villegas y el ex ministro Manuel Rico-Avello, fueron sacados de la Modelo y llevados hasta la zona de la Pradera de San Isidro, concretamente en la tapias de la Ermita Sacramental dedicada al Santo Patrón de Madrid, donde milicianos de la CNT-FAI, acabaron de forma ignominiosa y cobarde con sus vidas.
Fue uno de los sucesos más vergonzosos, cobardes, torpes y malvados de la represión roja, que incluso de forma mezquina y falsa llegó a justificar, airear y alardear, a través de la prensa cómplice, aquellos asesinatos que escandalizarían a medio mundo y se conocerían través de los relatos de los diplomáticos extranjeros acreditados en Madrid. Aquellos brutales asesinatos harían, por ejemplo, que el poderoso empresario norteamericano Torkild Rieber, propietario de la compañía de petróleos TEXACO, furibundo anti comunista, ayudase sin reservas al gobierno de la España Nacional, que en aquellos primeros momentos de la guerra se debatía en las más absoluta carestía sin industrias, dinero, combustible y armas.
Un ejemplo de aquella impresentable justificación fue lo que publicó el periódico Política, de Madrid, órgano oficial del partido Izquierda Republicana el 23 de agosto de 1936, en su página cuarta: "Los fascistas provocan un incendio en la Cárcel Modelo.- El fuego fue sofocado rápidamente.- Ayer, a las cinco de la tarde, se declaró un incendio en la Cárcel Modelo. Como parecía adquirir una gran importancia, y era fácil suponer que el incendio había sido intencionado, se avisó rápidamente a todas las organizaciones obreras para que se personasen en la Cárcel y adoptasen las necesarias medidas para evitar que los fascistas allí detenidos, aprovechando la natural confusión, pudiesen escapar. También se cursaron avisos a las autoridades y al Parque de Bomberos.- Complicidades y complacencias.- El hecho tenía sus antecedentes, y no ciertamente próximos. Es sabido que los facciosos allí detenidos venían haciendo objeto de constantes amenazas y provocaciones a los milicianos y guardias encargados de la vigilancia del edificio. Un día eran cánticos estentóreamente ejecutados a coro; otro, era una fraseología del peor gusto; otro, todavía, era la organización de un descomunal escándalo. La lenidad demostrada en la represión de estos hechos vergonzosos -y que luego se comprobó no era sino complicidad placentera- dio lugar a la detención de algunos funcionarios. Sabido es que en los registros efectuados en las celdas de dos militares recientemente ajusticiados se encontraron documentos que demostraron cómo aquellos reclusos se comunicaban con el exterior, no tan sólo para transmitir noticias íntimas a sus familiares, sino para hacer propaganda del movimiento subversivo.- Venía todo ello a comprobar la existencia de un estado de indisciplina que presagiaba fatalmente la actitud intolerable adoptada ayer. Actitud anunciada en un rasgo de flamenquería por el falangista Ruiz de Alda, al decir días anteriores: «Pronto arderemos todos».- Se sofoca el incendio con toda rapidez. Apenas declarado el incendio, para provocar el cual los fascistas utilizaron sus colchones y la leñera, aquéllos promovieron un formidable tumulto. Mediante este ardid, antes pretendieron evadirse y pidieron a grandes voces que les sacasen del edificio. Y, como es lógico también, los milicianos se trasladaron a otros pabellones; lo que aumentó la indignación de los sublevados.- Al mismo tiempo que llegaban los bomberos con un tanque, comenzaron a recibirse refuerzos para la guardia del exterior e interior, consistente en milicianos y guardias de Asalto. También se personaron las autoridades, siendo de las primeras en llegar el Director General de Seguridad y el Teniente Coronel Inspector de Asalto, Sr. Sánchez Plaza. Igualmente se presentaron fuerzas de Infantería del Ejército, que inmediatamente montaron la guardia. El Servicio de Bomberos logró rápidamente localizar primero, y dominar después, el incendio.
O la noticia publicada en el diario El Liberal, de Madrid, el jueves 27 de agosto de 1936, en su página sexta: "El incendio de la Cárcel Modelo.- Desde el incendio intencionado, los milicianos del Frente Popular que, como un solo hombre, acudieron a su puesto para evitar fugas de elementos peligrosos, han controlado con energía el perfecto orden en dicha prisión.- Los días 24 y 25, por la mañana, visitaron las galerías de la Cárcel Diputados del Frente Popular, así como los Jefes de Milicias, quienes comprobaron un orden perfecto y una disciplina ejemplar, que nos alegra a todos los afectos al régimen, y que conviene decir a la opinión para que sepa que la normalidad en dicho centro es absoluta.- El Director General de Prisiones, ayer mañana, por medio del compañero Bonilla, felicitó, en nombre del Gobierno, a las milicias del Frente Popular, y muy especialmente a las milicias de Izquierda Republicana, C. N. T., comunistas y socialistas, por su disciplina y valor probado.- Se sabe que es idea del Director General de Prisiones hacer esta felicitación a todos los que se distinguieron ese día.- Felicitose también al capitán de Asalto, Sr. Serna y fuerzas que mandaba.- A partir de hoy jueves, quedan restablecidos los servicios de información, comunicaciones y encargos, en las condiciones ordinarias”.
La catadura moral y espiritual de aquellos asesinos quedaría reflejada en el traslado, al día siguiente, de los cadáveres de los asesinados. Fueron echados en camiones como si de fardos se tratase. El cadáver de Melquiades Álvarez, ante el impulso en que fue lanzado rebasó la caja del camión y cayó al otro lado, entre las carcajadas de aquellos sayones, uno de los cuales exclamó:” pesa menos que un pollo”.
EN RECUERDO IMPERECEDERO DE AQUELLOS PATRIOTAS ASESINADOS POR EL VIL, SECTARIO, MALVADO Y DESPRECIABLE MARXISMO.
¡ESPAÑOL RECUERDA Y NO OLVIDES!
MÁRTIRES DE LA CÁRCEL MODELO Y LA PRADERA DE SAN ISIDRO ¡PRESENTES!
Carlos Fernández Barallobre.
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