Del boletín "Emblema" de agosto, extraemos este interesante artículo firmado por Javier de Granda Orive.
La organización de una policía gubernativa y judicial en la isla de Fernando Poo data de finales del siglo XIX cuando el Consejo de Vecinos de Santa Isabel —capital de la Guinea española— crea y sostiene una fuerza indígena con doce o catorce policías mandados por un sargento nativo a los que se les dotó de uniforme y armamento. La exposición de motivos del proyecto de ley de presupuesto para el año económico de 1902 (A) decía que para este fin «se gastaron sumas de relativa consideración, inútilmente, pues a poco de repartir a los guardias armamento y uniformes, quedaban estos estropeados o inutilizados por la dejadez y el abandono propios de la raza y por la falta de disciplina».
Para mejorar el servicio y reforzar la disciplina, durante el gobierno del capitán de fragata Francisco Dueñas (B), se nombró como jefe a un oficial de Infantería de Marina y se aumentó la plantilla a treinta policías. Los gastos continuaron a cargo del Consejo de Santa Isabel quien, al ver reducidos sus recursos por estar suspendidas las concesiones de terrenos y faltarle de este modo uno de sus principales ingresos, no pudo continuar con el sostenimiento de dicha atención lo que provocó que, para no disolverla, se llegase a un acuerdo presupuestario entre el Consejo de Vecinos, el Ministerio de Marina y el Ministerio de Estado para así seguir prestando, además del servicio municipal, el propio que en la metrópoli correspondería a la Guardia Civil. Para ello, el Ministerio de Estado, al carecerse de la partida presupuestaria correspondiente, el 19 de abril de 1901 solicita del Ministerio de Marina la posibilidad de incorporar la policía indígena a la compañía de Infantería de Marina de guarnición en Fernando Poo. Por real orden de 25 de abril de 1901 el Ministerio de Marina acepta la solicitud y dispone que, mientras rija el vigente presupuesto, se rebaje en treinta soldados el personal de la compañía y que con el importe de los haberes de estos soldados se satisfaga el sueldo de los policías.
El proyecto de presupuesto para el año 1902 incluye ya una partida para este objetivo, que se concretaría en el presupuesto aprobado definitivamente en mayo de 1902 en el que se establece que la policía indígena estará formada por un teniente de Infantería de Marina, un sargento 2º, dos cabos y cincuenta guardias.
Los inicios de esta policía gubernativa y judicial en Guinea no estuvieron exentos de problemas a tenor de lo establecido en la Memoria que para 1902 se presentó a las Cortes por el Ministro de Estado (C).
Vista de Santa Isabel en los primeros años del siglo XX (BNE) |
Dentro de esta memoria, por el informe redactado por el primer teniente de Infantería de Marina, jefe de la policía, Manuel Díaz Serra, conocemos la composición y distribución de esta Fuerza y sus principales problemas organizativos. Los cincuenta policías estaban distribuidos entre Bata (8), Elobey (4), San Carlos (1) y Santa Isabel (37). De entre los que se encontraban en Santa Isabel uno era ordenanza e intérprete del Gobernador; otro, ordenanza de las oficinas del Gobierno colonial; otro, asistente e intérprete del teniente jefe de la policía; dos, como cabos honorarios; dos, para comisiones al bosque y custodia del trabajo de presos y el resto, se hallaba dividido en tres secciones: una para el servicio diario, otra para el servicio nocturno y una tercera franca de servicio. De las secciones que se encontraban de servicio había siempre un policía en los polvorines y otro en la cárcel. A juicio del teniente, estos dos últimos puestos policiales debían ser suprimidos pues, al encontrarse solos, no ofrecían suficientes garantías de actuación y requería, además, aumentar la plantilla en cuatro nuevos policías y un cabo europeo. Añadía Díaz Serra que los individuos que habían dado mejor resultado como policías eran los senegaleses y los timinis de Sierra Leona, sin que se hubiese sacado mucho partido de los pamúes y los monrovias. Declaraba, como necesidad perentoria, establecer una cartilla de uniformidad, un reglamento de contabilidad y servicio interior del Cuerpo, un código regulador de recompensas y sanciones y lograr el acuartelamiento de la Fuerza.
Además de estos problemas de orden interno existían otros, más graves, de índole funcional, que urgían ser solucionados. Las quejas del Ministro de Estado y del juez de primera instancia e instrucción de la colonia se referían básicamente al comportamiento del oficial de Infantería de Marina: «nótase que, celosos en el desempeño de todo cuanto se relaciona con el servicio militar, primer deber de los que forman en tan digna clase, desdeñan prestar atención a todas las obligaciones de distinto orden que se les encomienden»; «encomendada su jefatura a un oficial de Infantería de Marina, la experiencia ha demostrado palpablemente que estos dignísimos oficiales no son materia dispuesta para ejercer funciones policíacas: les es penoso atender otras indicaciones que no sean puramente militares [….] tienen totalmente descuidadas sus peculiares funciones, hasta el punto de que no solo carecen de reglamento alguno, sino que, en cierto modo, repugnan el conocer sus deberes consignados, en lo que al orden judicial se refiere». Refiriéndose a la cárcel pública y, ante la falta de un director con los derechos y deberes derivados del cargo, se hacía notar que «el teniente comandante de la policía con sus subordinados naturales, atendían de hecho a estas necesidades en la forma que les parecía conveniente; pero si, observada alguna deficiencia en las visitas semanales que la ley impone el deber de hacer, se les hacía notar, venía la excusa, alegando, entre otras cosas, que su condición de oficial del Cuerpo de Infantería de Marina le impedía atender insinuaciones, y menos mandatos, que le hicieran aparecer como guardador de presos».
La solución requerida por estas autoridades era encomendar estas funciones a la Guardia Civil, idea que se plasmó definitivamente en el presupuesto para 1904 con la creación de una policía indígena compuesta por cuatro guardias civiles europeos, como mandos —un primer teniente, un segundo teniente y dos sargentos segundos— y cincuenta y dos indígenas —dos cabos y cincuenta guardias— (D).
Con posterioridad, en 1908, la función policial fue encomendada a la recién creada Guardia Colonial que la ejerció hasta 1928 cuando, por fin, se organiza en los territorios españoles del golfo de Guinea una verdadera Policía Gubernativa que perduraría hasta la independencia de Guinea Ecuatorial en 1968.
Notas:
A.- Gaceta de Madrid de 10 de noviembre de 1901.
B.- Francisco Dueñas y Martínez fue gobernador de Guinea entre diciembre de 1899 y diciembre de 1900.
C- Memoria que presenta a las Cortes el Ministro de Estado respecto a la situación política y económica de las posesiones españolas del África occidental en el año 1902, Imprenta de la sucesora de M. Minuesa de los Ríos, Madrid, 1904.
D.- Ver Emblema nº 33 de octubre 2022.
Javier de Granda Orive.
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