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martes, 17 de enero de 2023

El intento de regicidio de 1913

Del Espacial nº 1 del Boletín "Emblema", tomamos este interesante artículo de nuestro buen amigo, compañero y colaborador Luis Mairate de Anduiza. 

El 13 de abril de 1913, el anarquista Rafael Sancho intentó cambiar la historia de España mediante el asesinato de su rey, Alfonso XIII. Era el tercer intento anarquista de asesinar al rey, siendo los anteriores el de 1905 en París; y el más conocido de todos, el de la calle Mayor de Madrid en 1906, mediante el lanzamiento de un ramo de flores conteniendo un explosivo el día de su boda.

Como en todos los sucesos, hay una disparidad de testimonios que en unas ocasiones se complementan y en otras directamente se contradicen, habiéndose perpetuado versiones del atentado con datos que se puede dar como erróneos o falsos, como puede ser la muerte del caballo. Voy analizar el hecho desde el punto de vista de la prensa de la época.

Analizados los diarios ABC, Blanco y Negro, El Debate, El Siglo Futuro, El País, y El Socialista; seguimos el relato de ABC por ser más amplio y contener más testimonios (así como mayor facilidad de lectura del microfilm), siguiendo todos los periódicos en lo fundamental el mismo relato. La mayoría de los datos diarios proporcionados en ellos, provienen claramente de las mismas fuentes, ya que coinciden casi textualmente y presentan discrepancias sólo en los detalles, muchas veces por la lectura política que se les da.

El entorno histórico

Tras la Guerra de Melilla y la Semana Trágica, los actos de jura de bandera adquirieron cierto tinte propagandista para las distintas tendencias políticas. Así ABC (1), calificaba el evento de fiesta, “algo más que una fiesta militar: es la fiesta nacional por excelencia. Simboliza el más alto de los amores en la tierra y simboliza el más preciado valor: el del soldado que ofrece su vida en paz y en guerra por España…”, dando todo tipo de detalles, incluyendo los regimientos, horarios, y lugar que ocuparían.

Las tropas formarían a las 9:30 horas (2), se celebrará una misa, colocando un altar al pie de la estatua de Castelar (3), y a continuación se efectuará la jura (utilizando para ello la bandera del regimiento del Rey), se revistará las fuerzas y se iniciará el desfile, con el monarca presidiendo el acto desde la tribuna situada en la desembocadura de la calle Fernando el Santo (realmente lo haría delante de ella, a caballo, junto su Estado Mayor).

En su página 9 advertía de la extensión “descarada” de avisos de atentado, rumores existentes hasta tal punto que el Director de Seguridad, Sr. Méndez Alanís, salió al paso desmintiendo la presencia de anarquistas peligrosos. También salió al paso de los rumores el Presidente, el I Conde de Romanones (4).

El día 13 la jura era portada de este diario, aportando fotos de los regimientos participantes, así como de sus jefes.

Reconstrucción fotográfica del atentado de Blanco y Negro


El atentado

Al volver el rey al Palacio Real, mientras transitaba por la calle Alcalá a la altura de Marqués de Cubas, calle del Turco, proveniente del Paseo de Recoletos, el anarquista Rafael Sancho se abre hueco entre el público y encara al rey realizando tres disparos.

El rey montaba al paso adelantado a la escolta, práctica habitual del monarca.

ABC abre su edición del día 14 con una “reconstrucción fotográfica”, acompañada de fotografías que identifican tanto al anarquista como a los policías que intervinieron en primer lugar. Elogia la serenidad del rey y su presencia, así como el apoyo brindado por el público asistente, que posteriormente repite la muestra de adhesión al rey en los exteriores del Palacio.

Había un cordón de seguridad, formado por policías a pie, reforzado con caballería. Aun así, tuvo que abrir paso a la comitiva, con un poco de antelación, varios jinetes pertenecientes a la policía. Al llegar a la zona, el rey pica espuelas adelantándose un cuerpo más a su escolta.

Como se ha enunciado, ABC ofrece la que considero es la versión más depurada de lo acontecido, con todas las versiones que circulan entre público y los periodistas.

“Al llegar S.M. a la altura de La Elipa; la gente avanzó en masa, movida por el natural impulso de afecto y de curiosidad. Aprovechando ese avance, un joven rubio, decentemente trajeado […] codeando, ganó la primera fila; logrado lo cual, y desabrochándose la americana, avanzó tres o cuatro pasos más, y apuntando a S.M. a cortísima distancia, hizo fuego dos veces. […]

Hizo, pues, el primer disparo; sin detenerse oprimió el gatillo por segunda vez. Sonaba el segundo tiro cuando un hombre de uniforme, seguido de otros dos y de un paisano, caía, a salto, sobre el regicida, y ambos venían al suelo como abrazados, al tiempo que chascaba una tercera detonación.” (5).

El rey fue rodeado por la escolta, desenfundado sables, y él mandó continuar la marcha, lo que se realizó al mismo paso y como si nada hubiera ocurrido. El gentío respondió el gesto del monarca con vivas y aplausos.

Nos encontramos en el relato de ABC con el anarquista, que codeando se adelanta al público. Desenfunda un revólver, dispara una primera vez, una segunda mientras es sujetado por el Guardia de Seguridad número 19, Vicente Cancelada (6), que son derribados en el forcejeo por el Guardia de Seguridad número 91, Gumersindo Núñez de la Rosa, perteneciendo al distrito centro. Desde el suelo consigue disparar en el forcejeo una tercera vez, que alcanza en la pierna del también policía de la ronda del rey, Rafael Guijarro, que acudía en ayuda del resto. Otros relatos indican que fue Guijarro el primero en interceptar al anarquista, auxiliándole los otros dos, aunque su herida en la pierna parece indicar que no es él el que derriba al suelo a Rafael Sancho y forcejea en el suelo. Se abalanza con ellos el teniente del mismo cuerpo, D. Esteban Molino. Cancelada consigue arrebatar el revólver al anarquista, siendo éste un Puppy-Velodog.

El detenido intenta escapar, recibiendo un bastonazo de un individuo sin identificar. El público se divide entre la huida, provocando una pequeña estampida, y los que se dirigen hacia el detenido con la intención de lincharlo, consiguiendo golpearle repetidamente, y evitando el linchamiento efectivo la fuerza actuante. El anarquista, intentando evitar el linchamiento se lanza al suelo, teniendo que ser trasladado a rastras por los policías hasta un portal cercano, del que intentó escapar nuevamente sin conseguir más que otro pequeño forcejeo, al igual que al trasladarle al rellano (por si el gentío traspasaba la puerta), en que se le ató y esposó.

La multitud paseó en hombros al Guardia 19 como señal de reconocimiento y júbilo.

Al registrar a Sancho se le encontró en la cintura un estilete con puño de formón, y una cartera.

Don Forestán Aguilar, odontólogo, permitió se trasladasen a su casa para mayor comodidad y seguridad de todos. Fue el mismo médico que realizó la primera cura a Guijarro (el policía herido), en la misma casa mencionada, presentando el agente una herida en la ingle izquierda, con orificio de salida cerca de la femoral.

Una ambulancia de la Cruz Roja atendió a siete personas, entre ellas el policía Miguel Gil, con número 76, por una distensión en un pie.

Interrogado el anarquista, se confesó adepto al anarquismo, natural de Barcelona, de 26 años de edad. Había vivido en su ciudad natal hasta dos meses antes, ejerciendo el oficio de carpintero. ABC lo describe como rubio, de ojos oscuros, mediana estatura, casi bajo, de complexión ágil y fuerte. Vestía traje verde oscuro, bota negra, cuello vuelto, y corbata color granate con rayas. Se alojaba en General Pardiñas 7.

La actriz Mercedes Pérez de Vargas, fue testigo desde el balcón de su casa, y al ser entrevistada por el diario dio un testimonio coincidente con lo narrado hasta el momento, mostrando el diario como coincidente con este testimonio el del pintor Gonzalo Bilbao.

Al día siguiente se celebraría un “Tedéum” en la capilla del palacio, celebración que se repetiría en multitud de templos y provincias.

Recorte de las fotos del detenido y los primeros actuantes (ABC)


Traslado de los detenidos a la DGS

A las tres de la tarde fue trasladado el anarquista a la Dirección General de Seguridad (en adelante DGS). El traslado se realizó en un vehículo de la Presidencia del Consejo. El segundo detenido, como posible cómplice (puesto en libertad posteriormente por no participar en el atentado), fue trasladado en el vehículo de la Cruz Roja (7).

El dispositivo de seguridad del edificio de la calle Alcalá, en esos momentos, estaba siendo prestado por la Guardia Civil, que tuvo que emplearse a fondo para evitar el linchamiento. Los vehículos fueron escoltados por fuerzas de Caballería de Orden Público, fuerzas que tuvieron que cargar contra la muchedumbre aglutinada en la DGS por el nuevo intento de linchamiento.

Se constituyó el Juzgado de Guardia en la DGS, recayendo su presidencia en el Juez del distrito de Chamberí, Sr. Martínez Enríquez. Es nombrado juez especial, por ser el decano y haber iniciado la instrucción, al día siguiente (8).

Rafael Sancho declaró resumidamente que su intención era matar al rey, que el revólver lo adquirió en la calle Atocha, que trabajaba en un taller de la calle Santa Águeda, y que había sido expulsado de Francia.

Terminada la declaración, Sancho fue conducido al Gabinete de Identificación, donde se le fotografió y se le tomaron las medidas antropométricas. Después se le condujo al juzgado, en donde estuvo vigilado en todo momento para evitar el posible suicidio.

Dos señoritas reconocieron al anarquista como al autor material del atentado, declarando que el avance entre el gentío lo realizó con el revólver en la mano. Ricardo Ortiz de Zugasti, abogado, declara que el primer disparo lo efectúa una vez le ha interceptado el policía Guijarro.

Tanto el empleador de Sancho, como su casera, declararon que la Policía estaba investigando a Sancho por ser anarquista.

Entre sus pertenencias encontraron una historia manuscrita de los atentados anarquistas del último medio siglo, así como una carta dirigida a su mujer con la despedida “Ésta es la última carta que te escribo, y ya no volverás a hablar conmigo. Tú eres la autora moral de mi hecho. Si me hubieras mandado lo pedido, yo no habría hecho el atentado, por el cual, y después de esto, me afusilarán. Y siempre serás la mujer de un regicida. Cuando recibas ésta, se habrá verificado el regicidio. Salud y anarquía. Tu compañero, Rafael Sancho.” (9).

Relatos relevantes

El rey relató el suceso con un protagonismo centrado en su persona. No vio al anarquista hasta que se abalanzó rápidamente hacia su caballo, sujetando al caballo por las bridas con la mano izquierda, mientras disparaba con la derecha. El fogonazo quemó el guante del rey, que sintió el disparo pasándole cerca de la cara, reaccionando moviendo el caballo contra el anarquista consiguiendo tirarle al suelo, que de rodillas volvió a dispararle, y desde el suelo y luchando con algunas personas realizó el tercero.

El Director General de Seguridad, el Sr. Méndez Alanís, también expone su testimonio como testigo directo (10). “En aquel momento estaba yo entre los batidores del S. M. El desconocido se acercó a unos tres metros del caballo del rey, y sacando un revólver disparó dos tiros sobre Don Alfonso. Este inclinó el cuerpo al lado contrario y las balas solo rozaron el cuerpo del caballo. Súbitamente el agente Rafael Guijarro, que marchaba junto a Su Majestad, se abalanzó sobre el regicida y le atarazó el brazo derecho. Entre el agresor y el agente trábose una titánica lucha, en la que ambos cayeron al suelo. Ya en tierra el regicida, hizo otros dos disparos, uno de los cuales atravesó la pierna derecha del agente Guijarro, por su parte inferior. Entonces acudió el Guardia de Seguridad Canela, y trató de arrebatar el revólver al agresor, lo que consiguió, no sin gran esfuerzo[…]”.

Recompensa

También informa el diario que el rey se interesó por Guijarro, al que le fue entregado un donativo en metálico de 1.000 pesetas. También se premió a Francisco Fernández Prado y Vicente Canelada Alpuente con 500 pesetas. El ministro de Gobernación concedió también premios para ellos de 750 pesetas al herido y 300 pesetas a los que participaron en la detención, “sin perjuicio de la propuesta que a favor de ellos habrá de hacer el Director General de Seguridad.” (11). El Casino de Madrid y otros círculos de la corte indicaron su intención de iniciar una suscripción para poder premiar a los agentes. En la edición del mismo ABC del día 17 atribuye esta iniciativa al ejército que buscó la implicación de estas instituciones. El País atribuye la iniciativa al Cuerpo de Inválidos (12).

El Siglo Futuro en su edición del 22, anuncia que el Cuerpo de Vigilancia de toda España ha acordado ceder un día de sueldo en favor de Guijarro (El País lo cifra en más de 5.000 pesetas, y El Socialista declarará que creó gran malestar en el cuerpo por su obligatoriedad), así como el de crear una galería de retratos en la DGS para ensalzar a los policías que se distingan en el cumplimiento de su deber, que será inaugurada por el mismo agente.

Instrucción

Las pesquisas en Barcelona demuestran que el anarquista no era sospechoso ni estaba fichado por motivos políticos. Los únicos antecedentes que tenía, tanto en Barcelona como en Francia, eran por haber comido en restaurantes y no pagar.

Existe la posibilidad de que los rumores animaran a Rafael Sancho a cometer el atentado. Un anarquista altamente adoctrinado, sin recursos, violento, y que no encuentra acomodo en la sociedad a pesar de ser un trabajador cualificado. La hipótesis la fundamenta la prensa en los recortes de periódico encontrados al detenido en su bolsillo.

Rafael, en su declaración no aclara quién le detiene, ni el momento exacto. Al descubrirse su morada durante el interrogatorio en la calle Alcalá se dirigen a su domicilio la policía, encabezada por un inspector, apareciendo en varios de los medios el teniente guardia civil Montijano.

Las pesquisas indican que Rafael Sancho se alistó al ejército, siendo licenciado por ser epiléptico.

El sumario judicial se concluyó el día 19, quedando constituido por 675 folios (13).

Polémica respecto a la Policía y la DGS

Alimentada principalmente por los diarios de izquierda, la policía se ve envuelta en una eterna polémica. El atentado fue una excusa, un capítulo más en un ataque reiterado durante décadas. Así, aprovechan la oportunidad desde el primer momento, haciendo uso de los rumores de la existencia de ficha policial de Rafael Sancho como anarquista que no existió.

Una historia que sin duda nos es familiar. Fuerzas políticas que impiden el número suficiente de policías y su correcta dotación de medios, que tratan de impedir mediante la legislación su libertad de actuación que permita su correcto funcionamiento, son las que acusan a la policía de no respetar garantías… lamentándose de la falta de contundencia de los policías, o de que no vulnerasen los derechos de los ciudadanos para garantizar la seguridad.

Tanto el rey como el gobierno cierran filas defendiendo a la policía. La prensa de la época deja claro que el Presidente declaró la necesidad de reforzar cada día más los medios de nuestra policía. Lo recoge ABC con las siguientes palabras: “Ayer nuestra Policía cumplió con su deber. En casos análogos la policía extranjera no pudo evitar los atentados. Pero en el mejoramiento de este servicio y de la organización del Cuerpo yo no escatimaré la aplicación y auxilio de todo lo necesario.” (14). Y se despidió de los medios en su comparecencia con grandes elogios a la Policía.

El rey felicitó al Director General de Seguridad en la visita que hizo a ABC (15).

Queda claro, según el análisis realizado, que el despliegue de la Policía fue correcto, así como que la intervención del Cuerpo de Seguridad y del de Vigilancia impidieron que el atentado se consumara. Fuera interceptado el anarquista en el primer o en el segundo disparo, fue el despliegue y la actuación policial la que impidió que Rafael Sancho tuviera un blanco y oportunidad serena y suficiente, así como la de corregir el tiro, y de que pudieran neutralizarlo de forma eficaz.

En mi opinión, el 13 de abril de 1913 fue una de las actuaciones de la Policía con mayor repercusión en la historia, evitando un atentado que podía haber cambiado la historia de España y, sin embargo, muy desconocido.

El tiempo ha demostrado que fue perpetrado por lo que hoy llamamos un lobo solitario. Un individuo altamente adoctrinado al que los llamamientos públicos a la violencia terminan activando.

Los archivos judiciales y policiales pueden complementar este ensayo, ellos nos podrían confirmar que los controles y seguimientos a los que se había sometido a Rafael, eran los habituales por ser forastero en un ambiente de máxima alarma ante un posible atentado, que además se vio reforzado en la época por la fecha elegida para la jura, el día 13 del año 13, presidida por el monarca con el mismo ordinal.

Terminaré con las palabras de la editorial de El País, deliberadamente sacadas de contexto, porque se utilizaron precisamente para atacar a la policía.

“Nadie que esté en su juicio y que proceda sin pasión, puede exigir de la mejor policía, de la policía ideal, que no ocurran crímenes. Si el frustrado ayer lo hubiese perpetrado un delincuente sin filiación ni antecedentes sospechosos, por un loco, un solitario, las injurias a la Dirección General de Seguridad serían infundadas, arbitrarias, injustas.” (16).

Y así fue.

Notas:

1. ABC, edición del día 12
2. Ocupando el Paseo de la Castellana.
3. Azcue Brea, L., (2013). Mariano Benlliure El dominio de la materia. Consejería de Empleo, Turismo y Cultura de la Comunidad de Madrid; Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana. Madrid. pp. 127-137 «El monumento a Castelar: análisis de un proceso creativo».
4. ABC, edición del día 13, pág. 12
5. ABC, edición del día 14
6. En otros lugares aparece como Canaleda, con mismo nombre y numeral. Canela en El País
7. Esto demuestra la falta de medios de transporte mecanizados para el Cuerpo de Seguridad, que no empezó a adquirir estos medios hasta la década siguiente.
8. ABC, edición del día 15.
9. ABC, edición del día 15, literal.
10. El Siglo Futuro, edición del 14 de abril
11. Nuestro presidente José Eugenio Fernández Barallobreexplica en su libro “Historia de la Policía Nacional, (2021), Ed. La Esfera de los Libros. Madrid. Pág. 389” Cómo hasta el año 1943 el premio en metálico era habitual en el sistema premial de la policía Gubernativa, rigiéndose en esos momentos por el Reglamento del 29 de septiembre de 1906.
12. El país, edición del 16 de abril.
13. ABC, edición del 20 de abril
14. ABC, edición del 14 de abril
15. ABC, edición del 19 de abril
16. El País, portada de su edición del 14 de abril

Luis Mairata De Anduiza.



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