Del boletín "Emblema", correspondiente al mes de septiembre, tomamos este interesante artículo de nuestro buen amigo el Inspector Jefe Eloy Ramos Martínez.
El 12 de abril de 1904 el Presidente del Consejo de Ministros de España, Antonio Maura y Montaner, acompañaba al Rey Alfonso XIII en un viaje oficial de éste a Barcelona. A la salida de una misa funeral por Isabel II, en la Iglesia de la Merced y al subirse Maura a su coche oficial, un joven saltó al estribo del carruaje y mientras que con una mano le extendía al Presidente un sobre y éste hacía ademán de cogerlo, con la otra le propinó una puñalada con un cuchillo de monte que llevaba oculto.
Antonio Maura Montaner |
Los pliegues del uniforme impidieron que la puñalada fuera mortal, no obstante, causó una herida de nueve centímetros de largo, tocando el esternón.
El Presidente fue atendido inmediatamente por el médico personal del Rey, José Alabern y Raspall que iba en el séquito, y que le tranquilizó al comprobar que la herida no era mortal. Efectivamente Maura se repuso a los pocos días. Había pasado menos de una semana desde su nombramiento y éste era el primer atentado contra su persona. En 1910 sufriría el segundo, también en la capital catalana
En cuanto al asesino frustrado, que intentó escapar por la calle Serra a toda velocidad, fue detenido inmediatamente, resultando ser Joaquín Miguel Artal, un joven anarquista barcelonés de 19 años, formado en el “Centro de Estudios Sociales”; hijo de un barbero barcelonés, que, después de estudiar en un colegio de monjas en la capital catalana, había entrado al servicio de don Juan Nadal, hermano del que había sido Alcalde de Barcelona, cuyo puesto de trabajo abandonó dos meses antes del atentado no sin apropiarse de un cuchillo de su patrón, que usaría en el atentado (era tallista de madera en el taller del mencionado Nadal).
Manifestó que su acto obedeció al deseo de vengar los sucesos acaecidos el uno de agosto del año anterior en la localidad gaditana de Alcalá del Vallés. En aquella localidad había habido una importante revuelta de campesinos que había terminado con la quema de edificios, entre ellos el Ayuntamiento, y la muerte en enfrentamiento con la Guardia Civil de un joven de quince años, además de producirse numerosas detenciones.
Juzgado el 11 de junio, fue condenado a prisión por diecisiete años y cuatro meses, pero no se le sentenció a muerte como era habitual en aquellos tiempos. Ingreso en la cárcel de Ceuta donde murió por enfermedad en 1910
Al efectuar su ataque profirió el grito de “¡Viva la Anarquía!”
Era francamente delicada la situación en nuestro país. Durante el año anterior había resultado imposible lograr la imprescindible estabilidad política; se habían sucedido los gobiernos de Silvela, Villaverde y Maura sin lograrla. Éste llevaba en el cargo muy poco tiempo y su nombramiento había desencadenado bastante rechazo. No obstante, se había aprobado en noviembre de 1903 La Ley de Administración Local, dirigida contra los caciques, para evitar que siguieran ostentando tanto poder; se había establecido el descanso dominical etc.
Pero junto a estos logros habían sucedido casos como el nombramiento de Arzobispo de Valencia de Bernardino Nozaleda Villa, tachado de ambicioso y traidor en Filipinas. Se produjeron muchas manifestaciones e incluso en el Congreso, Maura se negó a responder sobre el tema al diputado Vicente Blasco Ibáñez, uno de los mejores escritores hispanos de la época, que le había interrogado sobre ello.
Destacaron especialmente los graves incidentes ocurridos en el gaditano municipio de Alcalá del Vallés el 1 de agosto de 1903, a los que nos hemos referido antes.
Primer atentado contra Antonio Maura |
Estos sucesos consistieron en que unos 600 obreros y campesinos, siguiendo el llamamiento a la Huelga General hecha por la Federación Regional Española de Sociedades de Resistencia, anarquista, se manifestaron en el pueblo, surgiendo un enfrentamiento con la Guardia Civil que produjo la muerte de un joven de 15 años llamado “El Pelúo”, reproduciéndose seguidamente los hechos violentos que acabaron con el incendio del Ayuntamiento y el Juzgado Municipal y practicando la Guardia Civil más de 100 detenidos.
Los anarquistas airearon la especie de torturas y malos tratos a tales detenidos, especialmente el conocidísimo anarquista Francisco Ferrer Guardia, dándole éste, carácter internacional al caso.
Finalmente, los detenidos quedaron reducidos a cinco, que fueron indultados en 1909, cuatro de ellos, pues el quinto había fallecido.
También se apreciaba un notable ascenso de las candidaturas republicanas en las elecciones municipales. Finalmente, en el mes de diciembre Alfonso XIII no apoyó a Maura.
Cuando se produjo el atentado ocupaba la Presidencia del Consejo de Ministros Raimundo Fernández Villaverde y era titular de la cartera de Gobernación José Sánchez Guerra y Martínez.
El día 22 de julio de 1910, de nuevo el ex Presidente Maura sufrió un atentado, el segundo, tras haber intentado su asesinato Joaquín Miguel Artal en 1904, como hemos visto. En esta ocasión don Antonio Maura resultó herido por disparos efectuados por Manuel Posá Roca, cuando se encontraba en la Estación de Francia, en Barcelona. El señor Maura fue alcanzado en el brazo derecho y en el muslo izquierdo.
Pero en esta ocasión el atentado vino precedido de una amenaza, nada velada, vertida en el Congreso por el líder del Partido Socialista, Pablo Iglesias Posse, de cuyo discurso entresaco solamente unas frases: “Tal ha sido la indignación producida por la política del gobierno presidido por el señor Maura, que los elementos proletarios, nosotros, de quien se dice que no estimamos los intereses de nuestro país, amándolo de veras, sintiendo las desdichas de todos, hemos llegado al extremo de considerar que antes de que Su Señoría suba al poder debemos llegar al atentado personal.
Tras el atentado el Congreso formuló una moción de protesta por el mismo, protesta a la que Pablo Iglesias, claro está, no se sumó.
Una semana después del atentado, el periódico del PSOE, “El Socialista” hacía alusión humorística con el atentado: “El mismo Universo atribuye a la intervención de la Santísima Virgen el haber escapado con vida el señor Maura del infame atentado. ¡Pues fíate de la Virgen y no corras!" En páginas interiores se negaba lo evidente de la conducta del fundador del PSOE: “Las palabras de Pablo Iglesias no fueron una incitación al crimen”.
La historia de los hechos fue la siguiente:
Manuel Posá, el segundo asesino frustrado |
Sobre las once de la noche llegó en el ferrocarril de Madrid a la estación, llamada de Francia, en la capital catalana el Presidente del Gobierno en viaje a Mallorca, cuyo tramo final haría en el barco “Miramar”. La visita había sido anunciada en los periódicos. Se reunió una considerable muchedumbre en el andén con ánimo de saludarlo y allí se dirigió el llamado Manuel Posá Roca, joven barcelonés, de 19 años, neurasténico y sifilitico, provisto de una pistola Browning con la que hizo cuatro disparos contra Maura.
Le acertó con dos de ellos, uno en un brazo y con el otro en un muslo. Con el tercero no hizo blanco por la rápida intervención de una mujer, Margarita Maura Ribot, sobrina del Presidente que al percatarse de la acción asesina de Posá, le golpeó en el brazo desviando el tercer disparo. Con el cuarto aún pudo herir a un amigo de Maura, el señor Alfonso Oliveda Llopert, Archivero del Palacio Episcospal.
El señor Oliveda fue trasladado inmediatamente a la Casa de Socorro más próxima pero allí no pudieron extraerle la bala alojada en el muslo, por lo que se le llevó a bordo del “Miramar” donde fue debidamente atendido.
También sería atendido en el mencionado buque el propio Presidente
El frustrado asesino fue condenado a tres años, siete meses y trece días de prisión. Pero merece la pena recordar algo acerca del proceso. Éste se celebró en un tribunal con jurado popular en Barcelona, provincia que era feudo político de Alejandro Lerroux, a cuyo partido Radical pertenecía Manuel Posá. Los miembros del jurado fueron objeto de increíbles formas de presión, por parte de los lerrouxistas; baste decir que uno de los miembros del jurado, días antes de comenzar el juicio manifestó su opinión de que Posá debía ser condenado. Fue agredido.
El periódico “El Progreso” indicó que entre el procesado y Maura, debía elegirse al primero, etc.
Estaba preparado un homenaje al procesado con un banquete pantagruélico; quedaría, además empleado en el Ayuntamiento con un buen sueldo; el abogado Emiliano Iglesias ya durante el juicio y en voz alta, invitaba a su defendido, tuteándole, a tomar juntos una consumición el domingo día 14. Se había combinado todo para festejar la apoteosis de Posá y el asesinato político.
Cuando terminó el juicio, un buen número de miembros del jurado fueron al banquillo y calurosamente felicitaban con un apretón de manos al condenado.
Ocupaba entonces la Presidencia del Consejo de Ministros don José Canalejas Méndez, y era Ministro de la Gobernación don Fernando Merino y Villarino.
Eloy Ramos Martínez.
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