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domingo, 1 de mayo de 2022

El magnicidio de Canalejas y la reinstauración de Dirección General de Seguridad

Del boletín "Emblema", tomamos este interesante trabajo de nuestro buen amigo y compañero, el Inspector Jefe Eloy Ramos Martínez.

José Canalejas Méndez nació en El Ferrol (A Coruña) el 31 de julio de 1854. Fue el primer hijo de matrimonio compuesto por el barcelonés José Canalejas Casas y la sevillana Amparo Méndez. Tuvo dos hermanos, Amparo y Luis, menores que él pero fallecidos antes.

José Canalejas


Se casó en dos ocasiones. Enviudó de María Saint-Aubin Bonefon en 1897, sin hijos y contrajo nuevo enlace en 1908 con María Fernández Cadenas con la que tuvo cinco, cuatro mujeres y un varón.

Según José Antonio Vaca de Osma, en su obra "Alfonso XIII, el rey paradoja: "Ganó su primer acta de diputado en 1881 y fue ministro de casi todo. Dotado admirablemente, fue abogado brillante, elocuentísimo orador, combativo parlamentario y convincente, con dotes de mando y programa de gobierno, hambre de poder, conciencia de responsabilidad, incapaz de cualquier indignidad.... Un Maura con otra etiqueta, parecidísimo en el fondo y muy distinto en las formas. Esto último le ayudó favorablemente en su relación con Alfonso XIII, que fue mucho más fácil que con su ilustre contrafigura. Admirador de Napoleón, decía: "Se puede, y se debe, en los momentos supremos de la Historia, ejercer la Dictadura para bien y salvación de la Patria".

Merece destacarse un episodio de su vida: A la edad de 43 años, recién enviudado y habiendo sido ya ministro, deseaba conocer de primera mano la situación en Cuba, y así se alistó como soldado en 1897 y fue condecorado con la Medalla al Mérito Militar con distintivo Rojo. A su vuelta informó cumplidamente de la situación al entonces Presidente del Gobierno, Práxedes Mateo Sagasta, masón, por cierto, (Hermano Paz) quien no le hizo ningún caso. Al año siguiente España perdió la isla.

Canalejas era un hombre realmente impulsivo como lo prueba el hecho de que habiendo ingresado en el Partido Liberal que dirigía su mentor político Cristino Martos y Balbí, tuvo con éste una gran discusión en el Parlamento que desembocó en un duelo con sable en la madrileña calle de Alcalá el cuatro de enero de 1890. Canalejas salió con un corte en el rostro.

Pero el ilustre ferrolano era un personaje difícil para dejarse proteger; Nada había más molesto para él que sentirse vigilado. La ronda policial del presidente del Gobierno sufrió grandes contrariedades con él, porque multiplicaba los ardides para esquivar la acción de los policías, creyéndose invulnerable por su bondad contra criminales propósitos... yendo a menudo, y en horas fijas por las calles concurridas, y aún peor, por las desiertas, sin otro escudo que no temer a la perversión, fiado en que su pecho solo albergaba a la bondad.

El atentado

El día 12 de noviembre de 1912 mientras miraba un mapa de la región de los Balcanes, en el escaparate de la desaparecida Librería San Martín (una de las clásicas de Madrid, sita en plena Puerta del Sol), sufrió un mortal atentado por parte de un anarquista oscense: el pintor Manuel Pardiñas Serrano. Este individuo le disparó hasta tres veces por la espalda.

Inmediatamente se precipitó sobre el asesino el policía Borrego Robledo que le golpeó con su bastón, y el guardia número 193, Nicasio Novelda a quien también disparó Pardiñas, errando el tiro. A continuación, según la versión histórica, el magnicida se suicidó.

El señor Canalejas llevaba una escolta compuesta por tres inspectores de Policía, los señores Leonardo Borrego Robledo, Demetrio Benavides y José Martínez. El tercero iba en vanguardia observando si había algo sospechoso en la ruta a seguir y los otros dos lo hacían tras el Presidente, seguramente a demasiada distancia ese día para evitar lo ocurrido, quizás por un exceso de confianza.

Fueron testigos de los hechos, el propietario de la librería, Roberto San Martín, que intentó socorrer a Canalejas aunque ya había muerto; Víctor Galán Freige, ordenanza de la Sociedad Filarmónica, que se abalanzó sobre el asesino al que intentó sujetar por los hombros, resultando herido en un brazo y José Matías Arizmendi, Ayuda de Cámara del Conde de Villagonzalo, y antiguo novio de una doncella del señor Canalejas, al que iba a saludar en el justo momento del ataque.

Canalejas fue trasladado al ministerio de la Gobernación, donde fue reconocido por el doctor Daniel Sánchez de Ribera, que solo halló en el cuerpo del presidente una herida mortal de necesidad por arma de fuego con entrada por la apófisis mastoidea izquierda y salida por el lado derecho

El asesino fue trasladado inmediatamente a la cercana Casa de Socorro de la Plaza Mayor, a la que llegó aún con vida, expirando seguidamente.

Los preparativos

En la localidad norteamericana de Tampa (Florida) funcionaban bastantes industrias tabaqueras con personal español. Los ácratas habían constituido un Grupo de Acción, denominado “Francisco Ferrer” y dirigido por Pedro Esteve, tipógrafo, catalán de nacimiento, que en su juventud se había relacionado en Barcelona con conspicuos anarquistas como Rafael Parga Pelicer, Anselmo Lorenzo, etc. Era amigo del conocido líder Malata, presuntamente instigador de complots para atentar contra la vida del Rey Alfonso XIII, el presidente mexicano Madero y el argentino Sáez Peña.

El cuerpo del asesino con los impactos mortales


Digamos también, que en 1907 en Londres se había creado una Oficina Internacional de Anarquistas, dirigida por Malatesta, Malato y Lorenzo Portet. Al parecer, y según otro destacado anarquista, Marcelo Salinas, el italiano Malatesta, el ruso Schaifino, el francés Charles Malato y el español Lorenzo Portet, sucesor de Ferrer Guardia, acordaron llevar a cabo tres atentados, contra Sáez Peña, Madero y contra Maura (éste en venganza por la muerte de Ferrer Guardia).

Finalmente, Malatesta pidió a Esteve un español capaz de “extinguir tiranos”.

Allí, en la citada localidad de Tampa, con Francisco Martínez y el cubano Manuel Salinas, fue reclutado Pardiñas por Pedro Esteve, siguiendo las órdenes de Malatesta. Fueron a Burdeos y luego a Marsella donde el 3 de octubre se ultimaron los detalles del crimen. Pardiñas fue “puesto en condición y calentado en blanco” por Soledad Villafranca, compañera sentimental que había sido de Ferrer Guardia.

Las instrucciones las recibió Pardiñas en Burdeos (junto con dinero). Recordemos que por esas fechas los anarquistas ya habían atentado contra el rey Alfonso XIII en tres ocasiones.

Manuel Pardiñas Serrano era oriundo de El Grado (Huesca), donde había nacido en 1896. Era pintor decorador y había trabajado como tal en Zaragoza, San Sebastián, Biarritz y Bayona (en Francia). Marchó, probablemente para eludir el Servicio Militar, a Argentina, de donde fue expulsado en 1909 a raíz del asesinato del Jefe de Policía de Buenos Aires, el Coronel Ramón Lorenzo Falcón, perpetrado por el anarquista Simón Radowitzky, judío de origen ucraniano.

Pero la Policía española estaba al tanto de todo. Después de los inspectores Tomás Armiñán y Francisco Alcaraz, se envió a Burdeos a algún otro policía, todo lo cual acabó por poner en guardia a los vigilados. Añádase a ésto que precisamente en presencia de uno de nuestros policías fue reseñado en la Comisaría de Burdeos el tal Pardiñas Serrano y que, además de unas fotografías que de éste había obtenido la Policía de Buenos Aires, existía una muy interesante, hecha nada menos que al lado de Tomás Armiñán, el policía español encargado de su vigilancia en Francia, quien fingiéndose anarquista, había conseguido entablar amistad con Pardiñas. Cuando éste salió de París con dirección a Barcelona, Armiñán lo comunicó por telégrafo, ampliando detalles por correo. Lo natural era que se se le siguiese a donde fuere, pero no se hizo así. A nuestros agentes no se les proporcionó los indispensables medios para realizarlo. Se perdió la pista de Pardiñas y quien sabe si se sospechó que se abultaba un poco el servicio para conseguir méritos.

Canalejas fue informado del proyecto de magnicidio. Pero ¿por qué se interesaba su muerte?

Según Osorio y Gallardo, la represión de la huelga ferroviaria de 1912 con la militarización de sus reservistas, le costó la vida a Canalejas. Con ser verdad, no es toda la verdad: al lado del anarquismo, que amenazaba y cumplía las amenazas había algo más: el desembarco español decretado por él en la zona marroquí días antes el proyectado por el gobierno francés; el acuerdo del grupo libertario internacional reunido en Marsella en septiembre de 1912 bajo la presidencia de Soledad Villacampa que dictó a Pardiñas el cumplimiento de la sentencia dictada contra Canalejas, que aquel cumpliría como obsesionado.

Pudo haber negligencia policial pero uno de ellos -Borrego Robledo lucharía cuerpo a cuerpo con Pardiñas.

El Rey Alfonso XIII se personó inmediatamente en el edificio de Gobernación adonde había sido llevado el cuerpo de Canalejas (la estancia se llamó desde entonces Salón Canalejas). Allí fue informado por el Jefe Superior de Policía quien le dijo que la Policía española tenía fichado a Pardiñas. La respuesta del Rey fue: “Pues sí que lo han vigilado bien”.

Canalejas fue enterrado en el Panteón de Hombres Ilustres. Fue el tercer Presidente del Gobierno español asesinado; le precedieron Prim y Prats en 1870 y Cánovas del Castillo en 1897, y le seguirían en esta trágica relación Dato Iradier en 1921 y Carrero Blanco en 1973.

Los cuatro primeros citados fueron crímenes llevados a cabo por masones, que utilizaron a anarquistas partidarios de la “Propaganda por el hecho” en todos los casos, según los expertos en Masonería (Ricardo de la Cierva, José Antonio Vaca de Osma, el propio Francisco Franco, -Jakin Boor- por ejemplo).

La manipulación de los hechos

Pero el magnicidio de Canalejas, como tantos otros, fue objeto de gran manipulación. Veamos: El asesino Pardiñas murió tras el magnicidio de DOS disparos en la cabeza, uno en la sien derecha y otro en el lóbulo frontal izquierdo. Eso es sencillamente imposible para un suicida, ya que ambos disparos eran mortales de necesidad.

La eminente doctora en Medicina Legal y Forense, María del Mar Robledo realizó el estudio médico incompatible con una autolisis. Asimismo, el reputado criminólogo Javier Durán, tras pruebas realizadas con cabezas de cerdo, determinó que las heridas de Pardiñas fueron hechas a cañón tocante y, por el lugar y la trayectoria, no pudo infligírselos el supuesto suicida, porque eran ambos de muerte inmediata. No fue un suicidio pero se preparó como tal.

La doctora Robledo dijo que Pardiñas "Tiene una herida de entrada de bala en la región temporal derecha; herida de salida de bala en la región temporal izquierda; herida en el pómulo izquierdo posible orificio de salida de bala; herida contusa debajo del ojo izquierdo; herida contundente contusa irregular en pómulo derecho de tres centímetros aproximadamente; herida por objeto contundente en la región superior del tabique nasal con sangrado; heridas defensivas en ambas manos, nudillos, dedos y sangrado de uñas; herida por sable y marca de una porra en la espalda”.

La pistola usada fue una Browing, modelo 1910 de 9 mm corto, conocida luego como la "Mataduques" por el asesinato de Francisco Fernando en Sarajevo, que lleva un cargador de SEIS balas. Contando los disparos supuestos de Pardiñas, no le quedarían balas para suicidarse.

En la luna de la librería quedaron dos agujeros de bala y un tercero en el marco del ventanal. TRES. Canalejas recibió dos disparos, uno en la cabeza, mortal y otro en el codo derecho. CINCO. Víctor Galán recibió otro en el brazo y un policía que quiso detenerlo fue objeto de otro, que no le dio. SIETE. Aún aceptando que uno de los tiros de la luna pudo ser el que atravesó la cabeza de la víctima, ¿De qué pistola salieron los dos que mataron al asesino?, que por cierto presentó la particularidad única de portar consigo su fe de bautismo.

La situación española

Lo menos que se puede decir del ambiente social en la España de 1912, es que era convulso. Canalejas había sido encargado por Alfonso XIII de formar tres Gobiernos en un año, lo que indica la gran inestabilidad política.

Canalejas tenía como meta crear una potente clase media en España, era partidario del bipartidismo político, a semejanza anglosajona y quería erradicar el caciquismo

El político del Partido Liberal había cosechado bastantes éxitos, por citar los más llamativos, recordemos la autorización de otros cultos religiosos, además del católico, en 1910; se habían suprimido los impuestos sobre consumos, se había iniciado el debate sobre una ley de mancomunidades, reglamentado el trabajo en minas, prohibido el trabajo nocturno a las mujeres, se habían realizado potentes inversiones en Marruecos, especialmente vascas y catalanas, etc.

Pero junto a ello, otros casos, como la llamada “Ley del Candado” relativa a las órdenes religiosas, fue muy polémica, lo mismo que el establecimiento del Servicio Militar Obligatorio y destacaba la pésima situación del campo gallego, renuente a las innovaciones y ampliamente explotado por caciques y prestamistas usureros que obligaron a la emigración de 71.000 gallegos en 1911.

Además hubo una huelga general ferroviaria, estaba la impopular guerra en Marruecos y se había registrado el nacimiento de la anarquista Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que preconizaba la ya tan conocida “acción directa”.

Cuando se produjo el asesinato del Presidente ocupaba la cartera de Gobernación Antonio Barroso y Castillo.

A la muerte de Canalejas, el Rey encargó a Manuel García Prieto la formación de un nuevo Gobierno, pero por las presiones del también liberal Conde de Romanones sobre el monarca, él fue nombrado (en dos días) nuevo Presidente del Consejo de Ministros.

A los pocos días el Rey firmó el decreto que instituyó el ducado de Canalejas.

La reinstauración de la Dirección General de Seguridad.

La Dirección General de Seguridad había sido creada por Real Decreto del 26 de octubre de 1886 bajo la regencia de la reina María Cristina, viuda reciente del rey Alfonso XII. Era ministro de la Gobernación Fernando León y Castillo, que pretendió con ello defender a la Corona de movimientos revolucionarios. Pero la experiencia no fue afortunada por falta de personal adecuadamente preparado.

Otro decreto de la misma fecha nombraba Director General al mariscal de campo (hoy general de división) Antonio Dabán y Ramírez de Arellano, ilustre militar pero policialmente incapaz. Cesó el 8 de febrero de 1887 siendo relevado por el contraalmirante Cástor Ibáñez de Aldecoa que tuvo una actuación tan mala como la de su predecesor. Este cesó el 17 de abril de 1888 y el 7 de julio del mismo año se suprimió la Dirección General.

Creada la Policía Gubernativa por Decreto de 27 de febrero de 1908, se creó el cargo de Jefe Superior de Policía de Madrid y la Jefatura, que asumía el mando de los Cuerpos de Vigilancia y Seguridad. Fue Ramón Méndez Alanís, académico de Jurisprudencia, catedrático de Derecho, jurista de relieve y distinguido militar.

Se escogió un palacio señorial en la calle Princesa y allí estuvo hasta el 27 de diciembre de 1912 que por Real Decreto se creó de nuevo la Dirección General CON MOTIVO DEL ASESINATO DE CANALEJAS. Se llevó a la calle Víctor Hugo, número 4, cesando como Jefe Superior Méndez Alanís que fue nombrado Director General.

Según Romanones, la creación de la Dirección obedeció a "Crear un Centro que directa y constantemente impulse la acción de los Cuerpos de Vigilancia y Seguridad... para impedir los atentados políticos basta con disponer de una buena Policía."

¿Por qué no se llevó a efecto antes la reorganización de la Policía, inmediatamente después el atentado contra los reyes el día de la boda en mayo de 1906 cuando él era precisamente ministro de la Gobernación? Romanones se había cubierto de "gloria" con su comentario final al asesinato de Canalejas: "NO SE PUEDE AFIRMAR QUE SE TRATE DE UN CRIMEN POLÍTICO". Lo menos que daba la frase era náusea. Pero hay que señalar que, al contrario que el vulgo, los altos poderes de la nación sabían que la Policía poco podía hacer contra la eficacia de aquellos poderes internacionales. Porque a Canalejas había que eliminarlo y dos fuerzas internacionales se coaligaron para ello, ante la mirada complacida de muchos políticos envidiosos y ambiciosos: la Masonería y el Anarquismo. Mientras los primeros brindaron en Lisboa a la muerte de Canalejas, los segundos hacían lo propio en Burdeos. José Antonio Vaca de Osma narra en su libro citado, que recogió el testimonio de la nieta de un anarquista español que había oído a su abuelo relatar repetidas veces las reuniones que tuvieron con Pardiñas en el café de la Barrière de St. Génès para aprobar la ejecución del traidor Canalejas. También conviene recordar que Pardiñas era muy amigo de Pablo Iglesias que le pagaba su estancia en Madrid y se paseaba con él por la madrileña Carrera de San Jerónimo. Pablo Iglesias no llegó a preconizar el asesinato de Canalejas, como hizo con Maura pero le declaró una guerra política a muerte y desde Lisboa y París alentaba la leyenda negra española, hermosa tarea a la que se han dedicado una serie de renegados, desde Antonio Pérez, con Felipe II a otros bien recientes.



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