La muerte de este Agente de la plantilla de Barcelona del Cuerpo de Vigilancia, se produjo en la jornada del 20 de septiembre de 1909, cuando todavía la ciudad condal vivía bajo los efectos provocados por la llamada "Semana trágica".
A las diez de la noche de aquel día, en el populoso barrio del Paralelo, una zona donde abrían sus puertas teatros, cines, cafés y otros locales de ocio, se escuchó una fuerte detonación que provocó el terror en el vecindario sospechando que se trataba de un nuevo atentado por medio de un artefacto explosivo.
Efectivamente, pronto se pudo comprobar que una pared de un edificio de la calle de las Flores había hecho explosión una potente bomba, causando grandes desperfectos e hiriendo a una viandante.
Personados en el lugar de los hechos varios miembros del Cuerpo de Vigilancia, acompañados de una pareja montada del Cuerpo de Seguridad, iniciaron la inspección ocular del lugar para comprobar el alcance de la explosión.
Mientras se verificaba la inspección, uno de los caballos montados por los Guardias de Seguridad, sin que pudiesen precisarse las causas, se espantó, iniciando una veloz carrera y pese a que el Guardia trató de controlar a la bestia no pudo evitar que esta arrollase al Agente de Vigilancia Simón Oliva Freire, cayendo el animal sobre su cuerpo.
Trasladado al Hospital Clínico, se le apreciaron fracturas en la base del cráneo, cinco costillas y en la clavícula derecha, falleciendo aquella madrugada como consecuencia de estas lesiones.
El Agente Oliva contaba con cincuenta y un años de edad y una excelente hoja de servicios.
(Datos tomados de "El libro de oro de la Policía Gubernativa" (Comín Colomer).
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