Del boletín "Emblema" del mes de noviembre, tomamos este artículo de nuestro amigo y colaborador, el Subinspector Jesús Logueira.
El primer “escrache” que me afectó como particular en mi vida se produjo en el barrio de Barañain hace ya mucho tiempo, claro que por aquel entonces ni yo ni mi compañero y amigo Pedro* sabíamos que se le acabaría llamando así, y no fue hasta años más tarde cuando al empezar a afectar a personajes relevantes de la política cuando se les empezó a condenar y a denominar de esa manera. Hasta entonces el asunto parece que no afectaba.
Como se ve en las imágenes anteriores esto era lo que teníamos que soportar en aquella zona desde hacía años y aún hoy en día lucen en los bajos de alguno de los domicilios de algunos de mis compañeros que aún residen allí, en este caso debajo de la diana con la que adornaban esas zonas ponía claramente el nombre de mi compañero.
La primera vez que lo vi pensé para mis adentros que como se podía vivir de aquella manera, aunque prestar servicio en aquella zona en mi caso fue por decisión personal y sin la familia, a otros no les quedó más remedio que hacerlo, y a la carga personal que suponía se le sumaba ver lo que debía soportar también su familia.
Un día, a eso de las ocho de la tarde, como muchas otras veces me dirigí a casa de mi amigo Pedro, la intención era salir a dar una vuelta y degustar algún producto típico de los que la cercana localidad de Haro ostenta su capitalidad, ustedes ya me entienden, y lo que me encontré al llegar fue a mi amigo Pedro en el balcón de su casa, era un primero, y justo debajo una escena parecida a esta:
Gritos de “Txacurra Pedro”, “Alde Hemendik”, “Utzi Bakean”**, y otros por el estilo adornaban la boca de tan distinguida clientela, que allí se congregaban en número superior a cuarenta, y entonces lo vi y lo escuché, no me lo podía creer en ese momento pero así ocurrió y así se lo cuento, el propio Pedro que por aquel entonces rondaría la cincuentena, con su característica barriguilla y su mostacho tipo “Años setenta” se dirige hacia ellos y les dice: “No tenéis entre todos los que estáis aquí la mitad de cojones de los que tengo yo”, “Si los tuvierais veníais de uno en uno y no todos en rebaño Hijos de Puta”. Antes de introducirse de nuevo en su domicilio los miró de nuevo y con el pulgar de su mano derecha elevado y el índice mirando al frente los señaló a todos mientras decía “Ratatata, ratatata”… mientras entraba pronunció las palabras “Cobardes, Hijos de Puta”.
Desde uno de estos balcones habló mi compañero Pedro, había que verlo |
Superó con creces la desfachatez que fueran los propios acosadores los que llamaran a la fuerza pública, aunque con solución de continuidad de la Propia Pamplona, Barañain es zona de la Guardia Civil, ante los cuales quisieron interponer denuncia.
Como pude subí al domicilio de Pedro a mostrarle mi apoyo y a ver como iba todo, mi sorpresa aumentó al verlo que estaba como si tal cosa, ¡Qué estoicidad!, tanto que lo que teníamos que hacer esa tarde-noche en los bares de la zona lo hicimos en su casa, aunque no observé en la cara de su mujer ni de sus hijos la misma “desidia y despreocupación” por lo ocurrido. Siendo sus chavales más próximos a mi edad que mi propio compañero me imaginaba lo que tendrían que haber soportado desde su infancia hasta esos momentos.
Un año más tarde, cuando prestaba servicio como escolta en esa zona, nuestro “diputado” sufrió una escena parecida de la que salió terriblemente “consternado”, cuando nos dijo que “No había derecho a tener que aguantar esto”, le respondimos que “para nosotros no era cosa nueva”.
Decidí contarles esto ya que estos días al hablar con mi compañero recordamos que es precisamente en estas fechas cuando se cumple el 25 aniversario de los hechos.
Recuerdo ahora la “hipogresía” de un partido político determinado, (muy diferente al de nuestro diputado), que fomentaba estos actos hasta que empezó a tocarles a ellos mismos sufrirlo en sus carnes, pero eso es otra historia que leerán en otro lugar, pues en esta publicación se habla de “Historias de la Policía”.
*a mi compañero Pedro le puse en este artículo un nombre supuesto.
* “Perro”, “Fuera de Aquí” y “Dejadnos en Paz” respectivamente.
Así sucedió y así se lo he contado.
Jesús Longueira.
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