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sábado, 19 de junio de 2021

Palabras de presentación de "La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII (1887-1931)" en Avila en 2020

El día 5 de marzo de 2020, la magnifica sala "El Episciopio" del Ayuntamiento de Avila, acogió la presentación del libro "La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII (1887-1931)", del que es autor al administrador del blog.

La obra, fue magníficamente presentada por el Comisario Pral. Juan José Campesino Tejero, Jefe Superior de Policía de Castilla y León. 

Reproducimos, con el permiso del autor de la presentación, sus palabras en aquella tarde abulense.

Un momento de la intervención del presentador (Diario de Avila)

"Buenas tardes. Soy Juan José Campesino Tejero, Jefe Superior de Policía de Casilla y León. Les doy las gracias a todos ustedes por la asistencia a la presentación de este Libro, “La Uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el Reinado de Alfonso XIII (1887-1931)”. Agradezco también al Ayuntamiento de Ávila su deferencia por facilitar esta histórica sala palaciega, lugar emblemático de la cultura abulense. Y cómo no, agradecer a mi amigo Eugenio el honor que me hace al ofrecerme presentar esta obra.


No es sencillo hablar de Eugenio Fernández Barallobre en lo referente a su labor de escritor, investigador, profesor, y divulgador de temas relacionados con la Policía, porque su currículo es enormemente extenso e intenso, como veremos. Lo que sí resulta fácil es definir a Eugenio por su trabajo como policía: gran profesional y mejor persona.

Nunca hemos estado destinados juntos en la Policía, pero todos los que sí han estado, coinciden en describirlo como buen compañero, altruista, generoso, siempre leal, con enorme pasión por el trabajo, y que, a pesar de ser un pozo de conocimientos, tiene la humildad y la cortesía por bandera. Así me lo han dicho y así lo digo. Pero es que lo he podido comprobar personalmente. En la primera página de este libro, en su dedicatoria, ya aparece ese amigo generoso “A mis compañeros y compañeras de la Promoción de 1979 del Cuerpo Superior de Policía, algunos de ellos muertos gloriosamente en acto de servicio, defendiendo la integridad territorial de nuestra Patria y los derechos y libertades de los españoles”.

Eugenio Fernández Barallobre es Inspector de Policía Nacional desde el año 1979, actuantemente en situación administrativa de jubilado. En una dilatada vida profesional de 40 años ha estado destinado en las Comisarías de: Bilbao, Granada, Oviedo, Vigo, Santiago de Compostela y La Coruña.

Su inquietud por formarse profesionalmente le ha llevado a realizar numerosos cursos, entre los que destacamos el de especialización en Policía Judicial, los de protección de personas y protección de edificios, los relacionados con estupefacientes y psicotrópicos, el de técnicas de Intervención Policial, o los referidos a medios de comunicación, a protocolo y a organización de actos públicos; pues, no en vano, ha sido el Jefe de prensa y relaciones públicas de la Jefatura Superior de Policía de Galicia. Si bien, el mayor número de trienios los ha confeccionado en diferentes Unidades de Seguridad Ciudadana.

Ha realizado cursos sobre Heráldica y sobre Vexilología militar española (Vexilología es el estudio de las Banderas).

Es diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.

Sus condecoraciones son numerosas. Está en posesión de dos Cruces Blancas al Mérito Policial. Medalla, Cruz, Encomienda y Placa, de la Dedicación Policial. Cruz Blanca al Mérito Militar y Cruz de Oficial de la Orden del Mérito Civil.

El mismo afán por aprender lo tiene por enseñar, pues en su experiencia docente ha sido profesor en cursos que han estado tutelados por la División de Formación y Perfeccionamiento de la PN y de la Escuela de Seguridad Pública de la Junta de Galicia. También ha sido conferenciante de temas policiales -hoy tendremos oportunidad de disfrutarlo-, y es un veterano y asiduo colaborador de la Revista mensual “Policía Nacional”, con más de 60 publicaciones sobre historia policial. Siendo, a su vez, asesor televisivo del Canal Mega para Antena 3 “Crímenes que cambiaron la Historia” en el Capítulo “El asesinato de Canalejas de 1912”.

En el Ministerio de Defensa, colabora con artículos de carácter histórico publicados en el Boletín de Infantería de Marina y en el Boletín del Tercio del Norte de la Armada.

Es el fundador del Museo Policial de La Coruña, -tuve el privilegio de visitarlo y tener como guía al propio Eugenio-, ha publicado dos catálogos del Museo. Y es el Presidente fundador de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.

Ha escrito varios libros, entre los que destacamos, “El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII (1908-1931)” o “Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí”. Actualmente tiene dos libros en publicación:“El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959”, y el de “Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en la Coruña 1908-1931”. Ha publicado libros de temática militar, como “Tiempos de amor y muerte. El infierno de Igueriben” que novela el hecho trágico, y a la vez glorioso, del Ejército español, acontecido en la guerra de Marruecos en el verano de 1921. Y es que la generosidad de Eugenio le ha llevado a ser Alférez Reservista del Cuerpo de Infantería de Marina -la infantería más antigua del mundo-, habiendo recibido formación militar en la prestigiosa Escuela Naval Militar de Marín (Pontevedra).

Eugenio, como policía, te doy las gracias más sinceras porque con este libro contribuyes a la formación de la cultura policial, nos enseñas y divulgas la historia de la Policía. Historia que es poco conocida, no ha sido suficientemente difundida. Por desgracia, no abundan libros sobre nuestra historia, salvo honrosas excepciones.

Tú eres una de esas excepciones y tienes una singularidad peculiar. Usas de las nuevas tecnologías para divulgar la historia de la Policía española a lo largo de los casi dos siglos de servicio a España. Me refiero a tu blog “Una Historia diferente de la Policía”. Para mí, que llevo años leyendo parte de tus artículos -leerlos todos es metafísicamente imposible, no hay tiempo para ello-, y que debido a su enorme extensión, la considero la Biblia de la historia de la Policía. La alimentas continuamente y ya cuenta con más de 450.000 visitas a las más de las 3.500 entradas que has escrito. Sí han oído bien, más de 3000 entradas. Entradas que abarcan los artículos más diversos referidos a uniformes, material, organización y estructura corporativa, sucesos policiales, normativas, condecoraciones, unidades, curiosidades, etc, etc. Animo a todos ustedes a consultar este magnífico blog policial; estoy seguro que les enganchará desde la primera entrada que visiten.

A la vista de esta colosal obra, y aprovechando que estamos en tierras abulenses, de Eugenio Fernández Barallobre podríamos decir que “ha escrito más que el Tostado”. Frase hecha que ha perdurado hasta nuestros días y que hace referencia al culto y sabio obispo de Ávila del siglo XV Alonso de Madrigal, más conocido por El Tostado, que causó asombro por su enorme cantidad de escritos, pareciendo mentira que fueran escritos por una sola persona.

Con 40 años de servicio en la Policía y la ingente obra realizada, para llevarla a cabo has tenido que hacer lo de nuestros autores clásicos, “ora la espada, ora la pluma”. Una y otra vez me pregunto, ¿cómo te ha dado tiempo a llevar a cabo esta gigantesca labor? Pues todos sabemos, como se enuncia en uno de los conocidos Principios de Murphy “Las cosas llevan más tiempo de lo que parece”.

Eugenio ha escrito para todos, lo que cuenta, dice e investiga, trasciende del mero marco personal y se instaura en nuestra sociedad, pues todo ello constituye parte de nuestra historia nacional, que ahora espero, y deseo, sea más conocida.

Porque del período que abraca su libro, 1887 a 1931, transcurren 44 años, que históricamente, a mí me parecen especialmente convulsos. Se me viene a la cabeza la pérdida de Cuba y Filipinas, la semana trágica de Barcelona, las guerras del norte de África con la creación de la Legión, los constantes atentados anarquistas, el desarrollo de la revolución industrial y las inherentes huelgas laborales, la dictadura de Primo de Rivera o la llegada de la II República.

El libro que presentamos “La Uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII (1887-1931)”, de agradable lectura, analiza una parte muy concreta de la uniformidad policial, la del Cuerpo de Seguridad -creado 10 años antes por un Real Decreto de 1877-, pero que lo estudia concretamente desde el año 1887 por ser la fecha de promulgación de la 1ª Cartilla de Uniformidad, y lo termina en 1931 con la proclamación de la II República.

El antecedente más remoto de la Policía es la Real Cédula de Fernando VII de 13 enero 1824 (acabamos de celebrar su 186 aniversario) que creaba la Policía General del Reino, siendo la primera norma española que regulaba una Policía única para todo el territorio nacional. Los avatares históricos, motivados por circunstancias políticas, sociales y económicas, hicieron que a lo largo de los años esa Policía General cambiara varias veces de denominación, siendo el nombre de nuestro libro, Cuerpo de Vigilancia y de Seguridad, el de mayor pervivencia en toda nuestra historia policial, 64 años.

No es fácil encontrar libros tan específicos como éste en el mercado. Documentadamente es difícil hablar sobre la rama uniformada de la Policía, porque tradicionalmente siempre se ha escrito sobre la rama de paisano.

El trabajo de la Policía consiste en proporcionar seguridad, lo que en muchas ocasiones supone detener al delincuente y llevarlo ante la autoridad judicial con unas Diligencias que conforman el atestado policial, y una copia de éste, queda documentado y siempre archivado en Comisaría. Después se celebra el juicio y los medios de comunicación social escribirán ríos de tinta según la mayor o menor truculencia del delito.

Sin embargo, quedaba en un segundo plano documentar, más allá de las necesidades del momento preciso, la uniformidad de los policías, sobre todo porque siempre se ha seguido la estela del Ejército en su diseño y en su confección, variando únicamente el color. La uniformología policial carece del poso y de la cultural que tiene la militar. De aquí, el mérito de escribir este libro sobre la uniformidad. Además, escribirlo a lo largo de un tiempo tan extenso y tan lejano.

A la hora de escribirlo, Eugenio se encontró con una serie de importantes limitaciones, salvadas únicamente por el tesón de su gran amor hacia la Policía y hacia la historia. Recoge en el libro que se encontró con la carencia de una colección legislativa del Cuerpo que recogiera su normativa, y con la imposibilidad de acceder a las Órdenes diarias o las Circulares emitidas por la Inspección del Cuerpo de Seguridad, que tan escasamente han llegado hasta nuestros días, teniendo que acudir permanentemente a las hemerotecas de los numerosos periódicos de la época, para leer cientos y cientos de crónicas sobre algún evento en las que se describía la uniformidad. Un periódico gallego escribía sobre un desfile: ”El conjunto luce muy bien. Los Guardias están irreprochables. ¡Qué diferencia entre esta lucida tropa, bien vestida, bien armada y equipada, y aquellos Guardias astrosos de antaño, tantas veces ridiculizados en caricaturas y sainetes”. Eugenio nos cuenta que en aquella época, cada cual se tenía que pagar su uniforme, y como el sueldo tampoco era muy cuantioso, aprovechaban al máximo su uso, estrenando uniformes con mucha menos frecuencia de lo que las circunstancias pudieran exigir.

Y esta es una característica de la uniformidad, la de transmitir la Imagen Policial corporativa. Ver un policía andrajoso y desaseado, se asocia a ineficacia policial. De aquí la importancia que cada vez más ha ido adquiriendo la uniformidad, consolidándose la tendencia de que las unidades de élite, desde el mismo momento de su creación, se diferencian en su uniforme de las unidades ordinarias, Actualmente lo podemos observar en el uniforme de los TEDAX, UIP o del GEO.

El libro es muy riguroso en cuanto al desarrollo del contenido, sustentado la descripción de las fotografías, las reflexiones o las opiniones del autor, en la normativa que creaba o modificaba los uniformes, revistiendo estas normas el carácter de: Órdenes, Circulares, Disposiciones o Reales Decretos.

Sus 215 páginas comienzan con una interesantísima Introducción y sigue con los 16 Capítulos que componen la obra, en los que va desgranando las Cartillas de Uniformidad y las consecuentes modificaciones al Reglamento de Vestuario. Modificaciones que primero lo eran para el Ejército y luego se trasladaban al Cuerpo de Seguridad con los cambios pertinentes. Describe con profusión las prendas que componen los uniformes de diario, domingo o festivo, de gala, medía gala, días de lluvia, de verano o de invierno.

Muy enriquecedor resulta leer tanta terminología de prendas de vestuario: dragonas, gola, capote y capota, borceguíes, casco con cimera, polainas, levita, ros, esclavina, salacot, tarbuc o teresiana, por citar algunas de las que me llamaron la atención.

No fue menos interesante conocer que en 1905 se crea la primera Unidad Ciclista en la Policía, que en 1908 se sustituye el sable por el machete policial –que crecía de punta y de filo para poder golpear sin causar lesiones-, que en 1930 se crea la Sección de Gimnasia que es el antecedente de las actuales UIP, o que el casco inglés de fieltro se utilizó primero en las Unidades de Caballería y posteriormente se extendió al resto de Unidades.

Por su singularidad, llama la atención el Capítulo dedicado al Cuerpo de Seguridad en el Protectorado de Marruecos.

Particularmente interesante son las consideraciones y los análisis referidos a los complementos de la uniformidad: las divisas, distintivos y condecoraciones. Me sorprendió que en aquella época, dentro de los tres tipos de distintivos: de destino, de especialidad, o de aptitud, existiera el distintivo de hablar idiomas extranjeros.

En fin, dejo al lector que complete con entusiasmo el resto de curiosidades que se recogen en el libro, pero me resisto a no referir la abundante bibliografía consultada –hay más de 50 referencias- y el despliegue de las coloridas láminas y dibujos de uniformes, complementadas con sus correspondientes descripciones.

Felicito al autor, huyendo del clásico tópico de etiqueta. Lo hago por convicción, reconociendo el mérito de esta obra, que la considero un legado, no solo a la Policía, sino también a la sociedad en general, porque contribuye a conocer la historia nacional.

Finalizo con una reflexión del autor, recogida en su blog “Una Historia diferente de la Policía” y que suscribo sin reserva alguna, “Con una denominación u otra, con el uniforme de uno u otro color, con el formato de Placa emblema vigente en cada época, la Policía, sus hombres y mujeres, nuestra Policía ha constituido, y constituye, un ejemplo de abnegación, de espíritu de sacrificio, de lealtad y de honradez, que merece la mejor de las consideraciones de todos los españoles”.

Muchas gracias".

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