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domingo, 16 de mayo de 2021

1937. La hazaña heroica del Soldado de Infantería de Marina Manuel Lois, a bordo del Crucero Baleares

Nuestro buen amigo y colaborador Carlos Fernández Barallobre, nos remite hoy, festividad de San Juan Nepomuceno, Patrón del Cuerpo de Infantería de Marina, un interesante y documentado trabajo sobre la proeza llevada a cabo en 1937 por el Soldado Laureado de Infantería de Marina, Manuel Lois.

1937. La hazaña heroica del Soldado de Infantería de Marina Manuel Lois, a bordo del Crucero Baleares.

Soldado de Infantería de Marina Manuel Lois García

Pasaban poco minutos de las cuatro de la madrugada del día 22 de mayo de 1912, cuando en la aldea de Villaverde perteneciente al municipio coruñés de Ordenes, venía al mundo un niño. Era hijo natural de la unión de José Franqueira Franco y Dolores Lois Villaverde. El recién nacido sería inscrito en el registro con el nombre de Manuel, llevando los apellidos de su abuelo materno Manuel Lois y García. Dolores pasaría enormes dificultades para sacar adelante al infante, puesto que el padre biológico de la criatura, José Franqueira, se desentendió totalmente de él y de la madre.

El pequeño crecería dentro de una modestísima familia, que se dedicaba a las labores agrícolas. Al cumplir doce años, Manuel tendría que dejar la escuela, y por ello no aprendería a leer ni a escribir, al sufrir la dolorosa pérdida de su madre. Un año después Manuel con trece años se pone a trabajar como jornalero trabajando para diferentes casas de la zona. Hay que salir adelante a pesar de su extrema pobreza.

Manuel era un muchacho sano, despierto, fuerte, bien parecido, pero de escasa estatura, algo que soportaría estoicamente al ver como se burlaban de él, sobre todo las muchachas, que lo rechazaban por su corta talla y pobreza. Sin embargo Manuel conocería una joven llamada Consuelo Moure, a la cual cortejaría y con la que tendría una hija que se llamaría Josefina y que fallecería a los pocos meses de su nacimiento.

Por aquel problema de estatura, en el instante en que fue llamado a filas para cumplir el servicio militar, en el propio ayuntamiento de Órdenes, donde fue medido, la Junta de reclutamiento le excluyó de realizarlo por corto de talla, al medir un metro y cincuenta y cuatro centímetros, declarándole como soldado apto exclusivamente para servicios auxiliares. Manuel regresó a su casa de Órdenes, siguiendo con sus labores en el campo.

1936. Quartel de Nuestra Señora de los Dolores en El Ferrol

El lunes 20 de julio de 1936 la guarnición de El Ferrol se une al Alzamiento Militar contra el desgobierno sectario y malvado del Frente popular. La decidida y valerosa actuación en el Arsenal Militar de la Infantería de Marina, junto a un grupo de jefes y oficiales de la Armada, entre los que destacaran los hermanos Francisco y Salvador Moreno, así como en las calles de los Regimientos de Infantería de Mérida y de Artillería, hará que la ciudad departamental quede en poder de las tropas, tras tres días de enconada lucha.

La España Nacional necesita entonces jóvenes que nutran las filas del Ejército y la Armada, que van a afrontar casi tres años de lucha fratricida por los campos y mares de la Patria, a fin de liberarla del yugo marxista que la atenaza. Ante ello, Manuel Lois es llamado a filas para cumplir servicios auxiliares, siendo destinado el día 13 de agosto de ese año 1936 al Cuerpo de Infantería de Marina de guarnición en el Quartel de Dolores de El Ferrol.

La escuadra ha quedado casi en su totalidad en manos del gobierno del Frente popular tras la sublevación de las dotaciones de numerosos buques, que en la mayoría de los casos asesinaran a sus mandos de forma ignominiosa y cobarde.

La flota Nacional tiene que partir prácticamente de cero. En sus filas, además de algunas pequeñas unidades fondeadas en los puertos de Cádiz, Ceuta y Melilla, ciudades también donde ha triunfado el Alzamiento Nacional, se alinean el crucero Almirante Cervera, que se hallaba en el Arsenal de el Ferrol en las jornadas de 20 al 23 de julio de ese año 36. El viejo acorazado España, fuera de servicio, también anclado en el Arsenal Ferrolano al igual que el Destructor Velasco.

En gradas del astillero ferrolano, finalizando su puesta a punto, los modernos cruceros Canarias y Baleares, que se van a convertir en las joyas de la Marina Nacional y el azote de la flota roja.

Tras la salida a la mar del Crucero Canarias, en septiembre de 1936, con un éxito extraordinario ya que en su primer combate contra la flota roja , en las cercanías del cabo Espartel, el Crucero Nacional hundió al destructor rojo Almirante Ferrándiz. En tiempo record el Crucero Baleares, fue puesto también en servicio, gracias a la labor incansable de su comandante el capitán de navío Manuel Vierna, que se superó así mismo, logrando dotar al buque de varios montajes artilleros y consiguiendo una tripulación voluntaria, inexperta al principio, pero leal y disciplinada al máximo, que daría un excelente resultado. El día 18 de diciembre, el crucero Baleares izó la Bandera Nacional y salió a la mar en una primera singladura de pruebas, El día 27 de diciembre abandonaba la ría de El Ferrol escoltado por los pesqueros "Tritonia", "Ignacio", "Fantástico", "Ciriza" y "Tito”, incorporándose de seguido a las operaciones bélicas, poniendo rumbo a Cádiz.

1936. Crucero Baleares


En él va a embarcar una compañía de Infantería de Marina, de la que forma parte el soldado Manuel Lois, en su puesto de combate de telefonista del cañón 4 de 120 mm. Junto a los infantes un nutrido núcleo de requetés del mar precedentes de las provincias Vascongadas y falangistas de la Falange Naval de origen andaluz, así como numerosos gallegos, hombres jóvenes de la ciudad, la costa y el campo. También embarcará una banda de música, que amenizará los numerosos ratos libres, sobre todo a media tarde, al finalizar la jornada y antes de la cena.

A las 10,15 del 7 de septiembre de 1937, cuando el Crucero Baleares navega muy cerca de las costas de Argelia, a la altura del cabo Cherchel, varios de los serviolas del buque de la Armada Nacional avistan por babor una formación de buques de la escuadra roja compuesta por los cruceros “Libertad” y “Méndez Núñez”, más siete destructores de la clase “Churruca”, que escoltan a los mercantes Antonio de Satrústegui (de 5.000 toneladas), Aldecoa (de 6.100 toneladas), Mar Caribe (6.100 toneladas), más un cuarto sin identificar, cargados de gran cantidad de material de guerra con destino al puerto de Cartagena.

En manifiesta inferioridad el Baleares maniobra decidido a batir a los cruceros y a impedir el arribo del convoy al puerto cartagenero. A las 10,44, la artillería del “Baleares” abre fuego con sus piezas de 20 centímetros, dirigidas al “Libertad” y al “Méndez Núñez”. Los navíos rojos responden al fuego del Baleares, que recibe, poco antes de que los relojes marquen las once de la mañana, un impacto de los montajes 15,24 del Libertad, que deja, durante un corto espacio de tiempo, a las torres de proa y las direcciones de tiro sin electricidad. Minutos más tarde recibe un segundo impacto que penetra en la parte alta de la caja de urgencia, situada a babor, que contiene proyectiles iluminantes, y otros de alto explosivo, incendiándose uno de los cartuchos y produciéndose una violenta explosión.

El Alférez de Navío Miguel Pardo de Donlebún, que manda la batería, cae herido a consecuencia de la explosión. Sin embargo se percata de que los gases de la propia explosión inflan la caja de urgencia con el consiguiente peligro de una detonación mayor que pondría en gravísimo peligro al crucero y a su dotación. Ante ello solicita un voluntario para abrir la caja.

Plano del combate entre el Crucero Balares y la flota roja enfrente de las costas de Argelia en septiembre de 1937


A la voz de su oficial se presenta voluntario el infante de Marina Manuel Lois, que de forma decidida, con desprecio de su propia vida, a la carrera, se dirige hacia la caja de iluminantes. Al intentar abrir la puerta esta reventó de forma violenta a causa de la presión interior, saliendo de ella una gran lengua de fuego que envolvió y prendió en el uniforme del heroico Infante coruñés.

Siendo ya una antorcha humana, Manuel Lois, con sus brazos carbonizados, que no siente, al ver un proyectil al rojo vivo, consigue hacerse con él. Inerme cae al suelo pero logra con su pecho empujar el proyectil que rueda por cubierta cayendo al mar y salvando al Crucero Baleares y a sus hombres de un situación angustiosa, de un insospechado peligro, que pudo haber conllevado, con su estallido, el hundimiento del buque y la muerte de muchos de sus más de mil tripulantes.

Sus compañeros lo auxilian, quitándole las ropas que arden y trasladándole a la enfermería. Allí el comandante del Baleares, capitán de navío Manuel Vierna, con lágrimas en los ojos y embargado de una profunda emoción, le promete, para confortarle ante aquella espeluznante situación, que tan pronto se recupere, le dará un permiso de dos meses por su arrojo y valentía.

Pero el bravo y heroico Manuel Lois no disfrutará de aquel permiso prometido y no volverá jamás a su querida tierra gallega. Al día siguiente del combate ante las costas argelinas, 8 de septiembre, a las siete y diez de la tarde, la dotación del Crucero Balares formada en cubierta escucha la lectura de un radiograma de felicitación del Generalísimo Franco, que entre otras cosas señala el orgullo “del valor y brillante comportamiento comandante y dotación del Crucero Baleares, acometiendo y deteniendo fuerzas navales enemigas muy superiores”. Tras el arriado de Bandera y el canto de la Oración de la Noche de la Marina Española con letra del Franciscano José María Albacete González y música de José Sancho Marraco, el comandante, jefes, oficiales, suboficiales y compañeros rezan un rosario por los caídos de la Armada Española.

Uno de los impactos que sufrió el Crucero Baleares en su combate en cabo Cherchel, en septiembre de 1937


A las nueve de la noche Manuel Lois entregaba su alma al Dios de las batallas, muriendo con enorme entereza de forma cristiana y ejemplar.

El comandante Vierna, lleno de lágrimas, afligido por una inmensa pena, impuso en el cuerpo calcinado del valeroso Infante de Marina la Medalla Naval Individual, depositándole, ante la ausencia de la madre muerta del intrépido infante de España, un beso en la frente como homenaje postrero que conllevaba también una limpia y emocionada caricia de la Patria Hispana, que perdía a uno de sus hijos más audaces. “O pequeniño” Manuel Lois, se hizo un titán a ojos de la España Inmortal. Con su emblemática acción, noble y valiente, recordando las estrofas de la Marcha Heroica, himno del Real Cuerpo de Infantería de Marina, engrandeció a la Patria y acrecentó su gloria.

Aquella valerosa acción del Crucero Baleares, que de forma solitaria hizo frente a la flota del Frente Popular, que tenía clara superioridad, poniéndola en fuga, trajo consigo el relevo en el mando de la flota roja del capitán de navío Miguel Buiza Fernández-Palacios.

EL día 11 de septiembre, el comandante del Crucero Baleares Manuel de Vierna remitió una emotiva carta al jefe del Batallón de Infantería de Marina de Cádiz teniente coronel Olivera. En sus renglones Vierna detallaba el duro combate del Cherchel, resaltando la brillante actuación de la muy leal Infantería de Marina, destacando, con el ruego de que diese publico conocimiento de ello a los infantes de Marina a sus órdenes, a fin de destacar como se merecía “el heroico comportamiento de los caídos, entre los cuales se distinguió el bravo Manuel Lois García, que fue el primero en acudir al pañol de urgencia incendiado, abriendo su puerta y sacando proyectiles, hasta que, abrasado, cayó en cubierta. A tal héroe se le ha concedido por el Almirante la Medalla Naval, y tengo la inmensa pena de que no se le pudo salvar la vida”.

Una vez llegado el Crucero Baleares la puerto de Cádiz, el cadáver del Infante de Marina Manuel Lois fue desembarcado con todos los honores militares, desfilando ante su féretro toda la dotación del Crucero. Enterrado en el nicho número 132 de la línea Sur, del patio núm. 7 del cementerio de Cádiz, sería trasladado con posterioridad el panteón de Marinos Ilustres de San Fernando. En 1965, sus restos fueron trasladados al campo santo de su pueblo natal Órdenes, donde se levantó en su honor un monumento funerario. La avenida principal de la Villa fue dedicada a su memoria, llevando desde entonces el de Alameda del Soldado Lois. Recibió también los nombramientos de Hijo Predilecto de Órdenes, y de Hijo Predilecto de la provincia de La Coruña. La muy merecida orden de concesión de la Medalla Militar Individual al Infante de Marina Lois, fue confirmada por orden de 27 de noviembre de 1937. El 30 de mayo de 1939, con España caminando ya al paso alegre de la paz, quedaba resuelto el expediente de juicio contradictorio instruido al efecto. S.E. el Generalísimo de los Ejércitos Nacionales Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España, concedía la Cruz Laureada de San Fernando, máxima condecoración de nuestros Ejércitos, al soldado de Infantería de Marina, Manuel Lois García, por su heroica actuación a bordo del Crucero Baleares.

2019. El Tercio Norte de Infantería de Marina con su coronel-Comandante Don Juan Ruesta Botella, acompañado por el alcalde de Ordenes, rinden en el Cementerio de la Villa coruñesa homenaje de imperecedera gratitud y recuerdo al soldado Laureado de San Fernando Manuel Lois García


Todos los años, cuando se cumple la fecha de su heroica acción, la Real Infantería de Marina, acude puntualmente a rendirle honores en su recuerdo. El Tercio Norte de Infantería de Marina, con sede en el Quartel de los Dolores de El Ferrol, con su coronel-comandante al frente, realiza una ofrenda floral ante su nicho en el campo Santo de la localidad coruñesa de Órdenes.

Incluso en septiembre de 2107, coincidiendo con ese perenne e inquebrantable recuerdo del soldado Laureado Lois, la villa fue escenario de una Jura de Bandera. Promovida por el entonces Coronel-Comandante del Tercio Norte de Infantería de Marina –hoy general de Brigada jefe de la FUPRO- el admirado y muy querido Carlos Pérez-Urruti Pérez, y recibida con especial alborozo por el alcalde de Ordenes José Luis Martínez Sanjurjo y su equipo de gobierno, medio centenar de hombres y mujeres de España juraron la Sacrosanta Bandera de la Patria, dejando entre sus pliegues de seda un beso de amor sincero, pues al besar la Bandera se está besando a la Patria España, empeñando su honor e incluso su propia vida en defenderla con la ayuda de Dios. Entre aquellos españoles tuve el inmenso honor de encontrarme y con ello poder besar con orgullo la limpia y heroica enseña del muy querido Tercio Norte de Infantería de Marina, convirtiéndome de esa forma en un Infante de Marina más.

El acto, que se inició con una Misa solemne en la Iglesia parroquial, fue presidido por el entonces Comandante General de Marina, general de División Jesús Manuel Vicente, que recibió a su llegada los honores de ordenanza y pasó revista a la fuerza formada en la alameda del Soldado Manuel Lois, que se hallaba llena de público.

2017. El autor del artículo besa la Enseña de la Patria


Tras ello el Coronel-Comandante del Tercio Norte Carlos Pérez–Urruti tomo juramento a las damas y caballeros que de seguido iban a sellar su compromiso de por vida con España. Una vez finalizada la jura, tuvo lugar el homenaje a los que dieron su vida por la Patria, con especial recuerdo al soldado Laureado Manuel Lois. A los acordes de “Ganando Barlovento” la Fuerza, que había rendido honores y participado en el acto, cerro el mismo con un vibrante desfile, entre los grandes aplausos de los vecinos e invitados. Una vez finalizado el desfile, el alcalde de Órdenes, el Comandante General de Infantería de Marina, el Coronel del Tercio Norte y otras autoridades e invitados, se desplazaron al cementerio de Piñeiro, depositando ante la tumba del héroe coruñés una corona de laurel.

En 1962, al cumplirse el 25 aniversario de aquella sin igual y heroica gesta del Infante Lois, el recordado y gran periodista coruñés José Luis Bugallal Marchesi, glosaría así la gran hazaña en un artículo publicado en el diario ABC de Madrid. En uno de sus párrafos Bugallal resaltaba la heroicidad del joven infante con estas palabras: “Manuel Lois, soldado de Infantería de Marina, uno de esos muchos hombres ignotos que Galicia tiene ocultos y guardados para las ocasiones culminantes de España.

Hago mío el final de aquella magnífica columna con un mensaje dirigido a las generaciones venideras de españoles, a fin de que conozcan, difundan y pongan en valor uno de esos actos heroicos, que llenan páginas y más páginas de la grandiosa y dilatada historia de España y que son orgullo y honor inmarcesible de la Patria. Decía Bugallal: “Español que me lees: cuando en viaje de Santiago a La Coruña, o de La Coruña a Compostela, cruces la villa de Órdenes, detente unos minutos ante la Casa Consistorial, en la carretera misma, y lee la lápida de bronce clavada en el muro lateral que mira a la “alameda del Soldado Lois”. Dice, sencillamente, así: “Honor al soldado de Infantería de Marina Manuel Lois García, condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando y Medalla Militar, por su heroico comportamiento y gloriosa muerte en el combate que sostuvo el crucero “Baleares” en aguas de Argel, el día 7-9-1937”.

¡Honor a los Héroes Caídos por España! Soldado de Infantería de Marina Manuel Lois García ¡Presente!

PD: En la festividad de San Juan Nepomuceno, Patrón de la Infantería de Marina, con el respeto y admiración hacia mis queridos Generales Juan Chicharro y Carlos Pérez-Urruti; coroneles Juan Ruesta, Juan Lariño y José María Sanz; Teniente coronel Arturo Suarez; Alférez reservista Eugenio Fernández, mi hermano, y Suboficial Mayor Manuel Martínez de Dios. Y a todos los Hombres y Mujeres que forman y han formado en las filas de la Real y Gloriosa Infantería de Marina Española, la más antigua del mundo. ¡Valientes por Tierra y por Mar!

Carlos Fernández Barallobre.






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