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sábado, 1 de mayo de 2021

1935. El heroico Teniente Coronel, de Seguridad y Asalto, Carlos Silva Rivera, homenajeado en su pueblo natal de Cabra

Del boletín "Emblema" del mes de mayo, extraemos este interesante trabajo firmado por nuestro buen amigo y colaborador, Carlos Fernández Barallobre.

El día 9 de septiembre de 1935, el pueblo cordobés de Cabra, rendía un homenaje de gratitud al heroico teniente Coronel del Cuerpo de Seguridad y Asalto, Carlos Silva Rivera, por su valerosa trayectoria militar en defensa de España.

Teniente Coronel Carlos Silva Rivera


Carlos Silva ya se había distinguido al frente de sus legionarios, en diversas acciones de la guerra de Marruecos, donde caería herido varias veces.

Destinado al cuerpo de Seguridad, Carlos Silva se encontraba de guarnición en Oviedo cuando en octubre de 1934, estalló la violenta, traidora y brutal revolución socialista contra el legítimo poder establecido del gobierno radical-cedista de la II república. El entonces comandante luchó valerosa y heroicamente defendiendo, en momentos de gran peligro y angustia, el honor de España, que intentaban manchar y subvertir las turbas marxistas, sembrando de terror, bombas y asesinatos el suelo del Principado.

Carlos Silva se distinguió en la salvaguarda de Oviedo, defendiendo sus calles y edificios con encomiable arrojo y valor, destacando en la defensa del cuartel de la propia Guardia de Asalto de Santa Clara, que se convirtió en una de las posiciones fuertes e inexpugnables de los defensores ovetenses. Allí al mando del coronel Quintas y el comandante de Asalto Carlos Silva, se parapetaron bravamente, en defensa de la Patria, 143 guardias de asalto y 48 soldados, que consiguieron que los revolucionarios marxistas no tomasen el acuartelamiento.

En uno de los ataques, el comandante Silva, cuando intentaba tomar el edificio de la Diputación de Oviedo, cayó gravemente herido, en la zona de la plaza de la Escandalera, alcanzado por un disparo en una de sus piernas. De inmediato fue evacuado a un domicilio particular, propiedad de un vecino de Oviedo, donde se le practicó, casi en penumbra, una operación de urgencia, que debido a la falta de higiene en el material quirúrgico utilizado, le produjo una asepsia, no habiendo más remedio que amputarle, primero un pie, y luego la pierna, ante el peligro de que la gangrena le invadiese del todo.

Con este motivo, el heroico general Millán Astray, dirigió al que había sido su bravo y distinguido capitán en la Legión Española, la siguiente y patriótica carta:

“Mi queridísimo Carlos: Desde el primer momento no he dejado de pensar en ti, buscando noticias tuyas con el afán de un padre por su hijo.

Hoy que te veo, según tu bella carta, que publica la Prensa, en franca convalecencia, sin temor de emocionarte con mi carta, y yo también más tranquilo por tu suerte, te diré que lo que tengo dentro del alma desde que supe que tu heroísmo legendario, tu espíritu de sacrificio sirvieron para mantener en aquellos difíciles trances el valor de tu tropa y luego con tu sangre, después con tu dolor y más tarde con pedazos de tu cuerpo, has contribuido en parte principal a salvar a tantos y tantos hermanos de la muerte y del horror que les estaba decretado.

Sin soldados como tú, ¿qué sería de España en esta época de locura furiosa? Afortunadamente a la hora precisa, todos cumplimos el deber y olvidando ofensas, ultrajes, atropellos e injusticias, ofrecemos, como siempre, alma y vida, sangre y cuerpo. A ti te ha correspondido el alto honor, Carlos querido, de ofrendar un miembro que la gangrena implacable castigó, para sublimar tu sacrificio. ¡Pero no importa. Carios Silva, capitán de la Legión, espejo de soldados, no importa: reciba la tierra tu pierna, que mi brazo y mi ojo que la precedieron saludan con cariño. Nos queda aún mucho cuerpo y toda el alma, para entregar aquél a pedazos o entero y el alma entera para España, para España adorada! ¡Qué bello es sufrir por ella!

Te besa en la frente y te abraza, tu coronel, MILLAN ASTRAY.”

1934. Llegada  al Estación del Norte de Madrid del Comandante de Seguridad y Asalto Carlos Silva, herido en la revolución de Asturias de octubre


El heroico soldado recibiría también una carta del fundador y primer jefe de la Guardia de Asalto, el entonces Teniente Coronel Agustín Muñoz Grandes, en estos términos: “Mi querido amigo y compañero: Todos los días creo que al siguiente saldré para Oviedo, pero el tiempo pasa y yo me veo privado del placer de decirte a ti y a los tuyos que habéis sido unos valientes, que con vuestro sacrificio habéis dado vida a un Cuerpo que ya no puede morir, que con la sangre que habéis vertido nos honráis a los demás, que estamos orgullosos de vuestro heroísmo y en definitiva, que habéis sido muy hombres, cuando en lucha desigual, pagando las culpas ajenas, mantuvisteis a raya a los que, por cobardía de los demás, creyeron fácil el triunfo. Ánimo pues, amigo Silva, las fuerzas de Asalto necesitan de ti y tienes el deber, yo te lo exijo, de sobreponerte al dolor, tu cabeza y tu corazón se mantienen intactas y con ellos tienes facultades sobradas para dar nuevos días de gloria a este Cuerpo que imitando tu ejemplo no regateará sacrificios alguno para salvar a España que debiera ser para todos tan querida y es por todos destrozada

Un abrazo te envía tu Jefe, tu amigo, tu hermano. Agustín Muñoz Grandes. “

Para la recuperación de su grave herida, fue trasladado a Madrid donde le estaban esperando en la estación del Norte numerosos compañeros que lo recibieron como lo que era, un héroe. De la capital de España continuó viaje hasta su pueblo de Cabra, donde recibió multitud de visitas de afecto y cariño por parte de sus vecinos, preocupados por su salud.

Una vez restablecido, el ayuntamiento decidió rendirle un merecido homenaje de gratitud y admiración.

El día 9 de septiembre, coincidiendo con la fiesta de la Natividad de la Virgen, todos los vecinos de Cabra y pueblos limítrofes, se dieron cita ante la imagen de la Virgen de la Sierra, Patrona de la ciudad, para darle gracias por la recuperación del mutilado héroe, que presidió el Santo oficio de la Misa.

1935. El Teniente Coronel Carlos Silva recibe en Madrid la Encomienda de la Republica


Una vez finalizada la Misa, con las calles abarrotadas de público, que jaleó y aplaudió constantemente al Teniente Coronel Silva Rivera, el alcalde le entregó, en nombre de los egabrenses, el título de hijo predilecto de Cabra. Los actos finalizaron con un brillante desfile de una compañía del ejército de Tierra y otra de la Guardia de Asalto ante su glorioso y mutilado jefe, ejemplo vivo de los valores de una raza.

Veinte días después, con motivo del solemne acto de entrega de la Bandera Nacional al Cuerpo de Seguridad, el Teniente Coronel Silva sería condecorado en Madrid con la Encomienda de la Republica por sus valiosos servicios en defensa de la Patria.

Carlos Fernández Barallobre.

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