Hoy recordamos al subcomisario del Cuerpo Superior de Policía jubilado
Pedro Ortiz de Urbina Garayalde, asesinado por ETA en Vitoria, el día 1 de
marzo de 1984
A las 08:35 horas del 1 de marzo la banda terrorista ETA asesinaba en Vitoria al subcomisario del Cuerpo Superior de Policía jubilado Pedro Ortiz de Urbina Garayalde.
Subcomisario Pedro Ortiz de Urbina Garayalde
El subcomisario de 63
años de edad, resultó muerto, víctima de un atentado perpetrado por tres
jóvenes a cara descubierta, que utilizaron a la portera del inmueble como
escudo para llamar a la puerta del domicilio del funcionario de Policía y
disparar a quemarropa contra él, muriendo este en el acto.
La operación para
asesinar al Subcomisario Ortiz de Urbina se inició poco antes de las ocho de la
mañana, cuando tres individuos intimidaron, a punta de pistola, a Jesús María
Díaz de Heredia, propietario de un vehículo Seat Ritmo, de color rojo,
matrícula VI-2341-F, que se disponía a salir del garaje junto a su casa. Los
jóvenes situaron al propietario del vehículo en la parte trasera y, sin mediar
palabra, se dirigieron al domicilio del subcomisario retirado y veterinario, en
la avenida de Judizmendi, de la capital alavesa.
Tras penetrar en el edificio,
dos miembros del comando subieron hasta el piso de los porteros mientras un
tercero permanecía en el coche robado con el propietario retenido. Al cabo de
cinco minutos los tres individuos se reunían en el octavo piso del inmueble, y,
tras maniatar al portero y al propietario del vehículo, bajaron con la portera
al tercer piso, obligándola a llamar a la puerta del domicilio de Pedro Ortiz
de Urbina.
Al no responder nadie a
la primera llamada, los agresores tuvieron que repetir la operación al cabo de
unos minutos. En cuanto Pedro Ortiz de Urbina abrió la puerta, retiraron a la
portera y dispararon contra el funcionario de policía. Un proyectil le alcanzó
en el pecho y otro en la cabeza. Cayó muerto en el mismo umbral de la puerta.
Los asesinos huyeron en el mismo coche robado y lo abandonaron poco después en
una de las calles adyacentes al lugar de los hechos.
El atentado, el primero
que se producía en el País Vasco tras las elecciones autonómicas, no fue
reivindicado en un primer momento por la banda terrorista. Sin embargo, se
encontraron en el umbral de la puerta cuatro casquillos del calibre 9
milímetros Parabellum, marca SF, munición que habitualmente utilizaba ETA
Militar. Unos días después ETA asumía la autoría del asesinato.
Los etarras habían
recogido gran cantidad de información sobre la vida y costumbres del
subcomisario Ortiz de Urbina, lo que les permitió asesinarlo, entre ellas la
cautela que solía emplear el funcionario al abrir la puerta de su vivienda, que
tan solo lo hacía a personas conocidas. Por ello los asesinos utilizaron como
cebo a la portera de la casa.
Los vecinos de la víctima
aseguraron que Pedro Ortiz de Urbina era una persona introvertida, muy conocida
en el barrio por su gran pasión por los animales y por su refinada educación.
Acudía todos los días a Misa, a las ocho de la mañana, no escondiéndose de
nada, siendo un habitual en las lecturas epistolares de la Iglesia de San Juan.
El subcomisario había aparecido en una lista de la organización terrorista como
objetivo y sin embargo se negó a marcharse de su tierra, rechazando incluso una
oferta de trabajo como veterinario, profesión que ejerció, una vez jubilado del
Cuerpo Superior de Policía, en una provincia próxima a Vascongadas.
Los restos mortales del
veterinario municipal y antiguo subcomisario de policía Pedro Ortíz de Urbina,
fueron inhumados en el cementerio de Santa Isabel, de la capital alavesa. El
general inspector de la Policía Nacional, Félix Alcalá Galiano, y el director
general de la Policía, Rafael del Río, encabezaron la representación oficial
que asistió al entierro, junto con familiares de la víctima y otras 500
personas, entre ellas el alcalde de Vitoria, José Ángel Cuerda, así como
representantes de las principales fuerzas políticas locales. Con posterioridad
se celebró el funeral por el eterno descanso de su alma en la Iglesia de San
Juan, donde Pedro había oído Misa la mañana de su asesinato.
Pedro Ortiz de Urbina
Garayalde, que era natural de la localidad de Gamarra Mayor, ubicada en las
afueras de Vitoria, no tenía hijos. Se había quedado viudo hacía tres años y
desde entonces vivía solo en el tercer piso de la avenida Judizmendi de
Vitoria, muy cerca del matadero municipal, en donde ejercía su profesión de
veterinario. Disfrutaba de una excedencia antes de jubilarse en 1982.
¡¡Dulce et
decorum est pro patria mori!!
ResponderEliminarEn 1990 fue condenado como autor material del asesinato de Pedro Ortiz de Urbina el etarra Juan Carlos Arruti Azpitarte, alias Paterra, y Carlos Torrecilla Parra como cómplice. En 2002 fue también condenado por el asesinato del expolicía Javier Arizkuren Ruiz, alias Kantauri.