Hoy recordamos a los Policías Nacionales José Antonio Montes Gila y Juan Antonio García Andrés, que resultaron muertos a las 10,40 de la noche del día 8 de mayo de 1989, como consecuencia del estallido de un coche bomba a 700 metros de la prisión de alta seguridad de Alcalá Meco, cerca de Alcalá de Henares. en la provincia de Madrid. El coche, propiedad del funcionario de la prisión José Luís López-Montenegro Herranz, era asaltado cuando acudía a su trabajo, pasada las diez de la noche por dos encapuchados pertenecientes a ETA, que detuvieron su vehículo y le ametrallaron.
José Luis pudo apearse del coche y huir a pie campo a través para salvar la vida, recibiendo dos tiros en la espalda. A continuación, los etarras colocaron una carga explosiva en el vehículo del funcionario de prisiones, compuesta por quince kilos de amonal para emplearlo como “cebo” a fin de atentar contra un autobús policial que regresaba de efectuar el relevo de la guardia en el centro penitenciario. Poco después llegó al lugar el autobús del Cuerpo Nacional de Policía con una docena de agentes y dos vehículos particulares, ocupados también por Policías Nacionales vestidos de paisano, que escucharon disparos y vieron que un vehículo estaba parado en medio de la vía con las luces encendidas, una puerta abierta y un hombre herido en las proximidades. Uno de los vehículos, en que viajaban policías, se hizo cargo del herido y procedió a trasladarlo a un centro sanitario. Del otro coche bajaron los Policías Nacionales José Antonio Montes y Juan Antonio García, con intención de inspeccionar el interior del coche abandonado del funcionario.
Policía José Antonio Montes Gila |
En ese momento, los terroristas hicieron explotar el artefacto oculto en el interior del vehículo. La explosión causó la muerte instantánea a los dos agentes e hirió de gravedad al también Policía Nacional Gabriel Sánchez Rico, y de carácter leve al agente Pedro Fuentes Fuentes. Ambos, tras la primera inspección ocular, se dirigieron a su propio coche para informar de los hechos y eso les salvó la vida, porque en ese momento se produjo la enorme explosión del automóvil.
Después de haber provocado la explosión, los encapuchados ametrallaron el autobús policial y se dieron a la fuga en un Ford Fiesta rojo.
Un comunicado facilitado por el Ministerio del Interior, señalaba que “sobre las 22:10 horas del lunes 8 de mayo un número indeterminado de terroristas abrieron fuego contra el funcionario de prisiones José Luis López Montenegro, en el cruce entre la carretera de la cárcel y la que une Alcalá de Henares con la localidad de Meco. El funcionario pudo arrancar su vehículo, un Renault 11, matrícula de Segovia, hasta que se salió de la carretera y emprendió la huida a pie, momento en que recibió dos disparos en la espalda. Los etarras colocaron entonces un artefacto explosivo en el asiento trasero del vehículo que había abandonado López Montenegro. El funcionario fue socorrido diez minuto más tarde por los ocupantes del autobús del Cuerpo Nacional de Policía que abandonaba el centro penitenciario y, cuatro agentes, se dirigieron a inspeccionar el Renault-11, que explotó, mediante un temporizador, cuando dos de ellos—José Antonio Montes Gila y Juan Antonio García Andrés— estaban cerca del vehículo realizado un reconocimiento ocular. José Luis López Montenegro fue trasladado al Hospital de Alcalá de Henares, donde fue sometido a una intervención quirúrgica, para extraerle los dos proyectiles que tenía alojados en su cuerpo, uno, en la zona glútea y otro en la lumbar, que interesaba el intestino. Su estado era de “menos grave”.
Policía Juna Antonio García Andrés |
El Policía Nacional José Antonio Montes Gila, era natural de Pegalajar (Jaén) y tenía 36 años. Ingresó en la Policía en 1976 y cuando fue asesinado prestaba servicio en la Sexta Unidad de Radio patrullas de la comisaría madrileña de Chamartín. Estaba casado y tenía una hija. Sus restos mortales reposan en el cementerio del pueblo de Barajas en Madrid.
Juan Antonio García Andrés, tenía 33 años y estaba casado. Ingresó en la Policía en 1979 y prestaba servicio en la comisaría de Buenavista en Madrid. Natural de Navarredonda (Madrid) fue enterrado en el madrileño cementerio de La Almudena.
¡¡Dulce et decorum est pro patria mori!!
En 1992 la Audiencia Nacional condenó a Henri Parot a 105 años de prisión por el atentado que costó la vida a los dos agentes de policía.
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