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viernes, 17 de abril de 2020

El asesinato del Comandante Juan Camps de la Peña

El Comandante del Arma de Caballería, destinado en el Cuerpo de Seguridad, Juan Camps de la Peña, nació el 19 de enero de 1884, ingresando en la Academia de Caballería el 1 de septiembre de 1899. 

El 14 de julio de 1902, asciende a 2º Teniente, siendo destinado al Regimiento de Caballería Lanceros de Borbón nº 4. Con fecha, 14 de julio de 1905, es promovido al empleo de Primer Teniente, pasando destinado al Regimiento de Cazadores de Albuera nº 16. 

Comandante de Caballería Juan Camps de la Peña, destinado en el Cuerpo de Seguridad (Muertos por la causa)

Con fecha 4 de julio de 1925, asciende a Comandante, pasando destinado a la 4ª Sección de la Escuela Central de Tiro y el 5 de mayo de 1932, con este empleo se le destina al Cuerpo de Seguridad, asumiendo el mando del Grupo de Escuadrones de Caballería de Madrid. 

El mando de esta Unidad lo ostento hasta febrero de 1936, cuando los partidos socio-comunistas que ganaron, de forma fraudulenta, las elecciones, lo destituyeron. 

En los primeros días del Alzamiento Nacional, fue detenido en Madrid por elementos de la extrema izquierda y trasladado a la "checa" de Porlier, situada en el nº 58 de la calle a la que le da nombre el General liberal, héroe de la guerra de la Independencia, Juan Díaz Porlier “el marquesito”. 

Las “checas”, cárceles de los partidos políticos que integraban el frente popular, diseminadas por todo Madrid, fueron siniestros lugares de crimen y tortura donde se perpetró un auténtico genocidio del que fueron responsables aquellos partidos de izquierdas, llevándose por delante a militares, políticos, policías, falangistas, sacerdotes, republicanos de derechas y a todo aquel que no pensase como ellos; aquella era la “democracia” que aquellos salvajes pretendían implantar. 

Allí fue conducido el Comandante Camps, que moría vilmente asesinado, sin juicio ni formación de causa, el 16 de octubre de 1936. 

Honor y gloria a este Comandante que murió a manos de aquellas hordas marxistas que asesinaron sin piedad a todo aquel no comulgase con sus ideas y que, ahora, sus correligionarios, pretenden ocultarnos. 

Esto, también es memoria histórica aunque no de la que le gusta a los que mandan actualmente España. 

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