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domingo, 29 de marzo de 2020

El buen jefe

Hace ya muchos años, cuando por vez primera tuve el honor de cruzar la puerta de un Cuartel, bajo la leyenda "Todo por la Patria", escuché aquel artículo de las Ordenanzas que hablaba del Cabo, uno de los más bajos empleos militares, sin embargo de notable importancia, que decía "se hará querer y respetar". Una consigna que procuré no olvidar en toda mi vida.

Mandar, es algo más que un mero estatus derivado de un nombramiento o de una posición de privilegio; para mandar, además de poseer los conocimientos técnicos necesarios, es preciso poseer la fuerza moral suficiente para ello e insuflar a los subordinados el ejemplo por medio de virtudes morales, de espíritu de sacrificio, de abnegación, de valor, de lealtad demostrada, no solo para el que te manda, sino también para quien te obedece que es, en definitiva, quien se partirá el pecho contigo, llegado el momento.


Sorprende, cuando no indigna, que un personaje como el actual Ministro del Interior no haya tenido una frase de reconocimiento para todos aquellos Policías y Guardias Civiles, que, bajo sur órdenes, están peleando, con bravura, dejándose la piel, contra ese enemigo, silente e invisible, llamado COVID 19 o chinovirus(1), como mejor se prefiera; Policías y Guardias que necesitan, además del ejemplo y de los medios necesarios para acometer con garantías la difícil misión que se las ha encomendado, de palabras de aliento y apoyo, especialmente venidas de quien ostenta el mando de ambos Cuerpos.

Le hemos escuchado lamentar públicamente, la muerte de una reclusa, una desgracia que todos lamentamos; sin embargo, nada le hemos oído sobre los Policías y Guardias muertos o contagiados por esta enfermedad, muchos de ellos en acto de servicio, dando la cara por las plazas y calles de nuestra amada España.

En los instantes complicados, en los momentos graves, el apoyo del que manda es necesario, imprescindible para que todos sepamos que estamos juntos en el mismo barco, navegando el mismo rumbo. Una frase de aliento; el recuerdo de las familias que sufren en sus casas viendo a maridos, mujeres, padres o hijos, salir cada mañana a la calle, vestidos de azul o de verde, para enfrentarse con el enemigo, sin saber si volverán infectados, o una simbólica palmada en el hombro dolorido, a veces es más que suficiente. Ni tan siquiera hace falta un párrafo de gracias, llega con una palabra de ánimo de aquel o aquellos que, revestidos de la fuerza moral que debe proporcionar el noble ejercicio del mando, dirigen a aquellos otros que se encuentran bajo sus órdenes.

Pero, lamentablemente, nada de esto sucede. De hecho, para el Presidente de este gobierno, tan solo hace unos días que se ha dado cuenta de que "las fuerzas del orden no son un gasto superfluo", ¿antes pensaba que lo eran? Tal vez por eso no las ha provisto de todo lo necesario para cumplir con su función, en especial contra un enemigo como este que no requiere de pistolas ni subfusiles y si de la protección necesaria para no contagiarse.

Hemos sabido, sin embargo, del cese fulminante de Juan Antonio Nieto González, Jefe del Servicio de Protección de Riesgos Laborales de la Dirección General de la Policía quien, el pasado 24 de enero, advirtió del grave riesgo de contagio, entre el personal policial, especialmente el destinado en Puestos fronterizos, si no se adoptaban las elementales medidas de autoprotección: uso de guantes de nitrilo para la inspección de equipajes y documentos; utilización de mascarillas FPP 2, para el control de pasajeros procedentes de vuelos venidos desde China.

Ahora, como alguien filtró esa nota interior a los medios de comunicación y redes sociales, ante el riesgo de que los que toman decisiones en España, se queden "con el culo al aire", han optado, como siempre, "por matar al mensajero", una vieja costumbre muy arraigada que pone en entredicho, en primer lugar, la escasa fuerza moral que poseen aquellos que, por su cargo o puesto, estaban obligados a no poner en riesgo de muerte al pueblo español.

Sr. Ministro, seguimos aguardando unas palabras de aliento y su más sentido pésame para las familias de los que han fallecido. Sí, ya sabemos, que cuando esto acabe, si al final deciden considerar estas muertes como en acto de servicio, todos serán condecorados, faltaría más. Pero ahora, es más necesario que nunca, recibir el cariñoso respaldo de todo el pueblo español, incluidos los que nos gobiernan, entre los que se encuentran, no hay que olvidarlo, los bolcheviques-bolivarianos que jaleaban a los que agredían a Policías y Guardias.

¡Que buen vasallo, si hubiera buen señor!

(1) Parece ser que, para no herir ciertas susceptibilidades, lo de llamarle "chinovirus" a este mal, es políticamente incorrecto. Ciertamente, por lo que sabemos, el COVID 19, guste o no, se originó en China, sin que por ello se tenga que culpar al pueblo de aquel país que ya bastante desgracia tiene con estar sometido bajo la despiadada bota comunista; sin embargo, esos mismos que ahora ven con malos ojos que se denomine así al enemigo, no se recatan, con absoluta ignorancia, en denominar a la pandemia de gripe de 1918, como "la gripe española", aun cuando no surgió de nuestra amada Patria.

Eugenio Fernández Barallobre,
Inspector de la Policía Nacional (R) y Alférez RH del Cuerpo de Infantería de Marina. 

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