Entre últimas horas de la noche del día 13 y primeras del 14 de febrero de 1932, se produjo un robo sacrílego en Catedral de Valencia, en el que varios individuos tras derribar, salvajemente, valiéndose de una cuera, la imagen de la Purísima Concepción que se encontraba en su altar, destrozándola completamente, le sustrajeron todas las joyas de lucía.
Los autores del execrable hecho sustrajeron treinta y cinco sortijas, cinco pulseras, un par de pendientes de brillantes y un collar de perlas, por un valor de 5.000 pts.
Intervención de la fuerza pública en Valencia (Ahora) |
En cuanto a la imagen destrozada, la Purísima Concepción, una talla de 1781, se trataba de una obra del escultor José Esteve Bonet “el Abuelo”.
Desde que se tuvo conocimiento del hecho, los fieles abarrotaron el templo que permaneció abierto todo el día, en señal de repulsa.
Los Agentes del Gabinete de Identificación de la Brigada de Investigación Criminal del Cuerpo de Vigilancia, realizaron la correspondiente inspección técnico-policial, localizando algunas huellas de mucho valor para la investigación.
Consecuente a estos hechos, los movimientos católicos de la ciudad organizaron una manifestación de protesta que, cuando pretendía salir de la Catedral, se lo impidieron los grupos republicanos de izquierdas, generando momentos de tensión lo que provocó una serie de incidentes que fueron reprimidos por efectivos del Cuerpo de Seguridad.
La Policía practicó un total de once detenciones a las puertas del Gobierno Civil, todas ellas de personas vinculadas con el movimiento católico, entre ellos el Concejal Calatayud de la derecha regional que por proferir gritos contra la República, ingresó en prisión.
No hay constancia que se detuviese a ningún miembro del grupo republicano que fueron los que impidieron que se verificase la manifestación.
En la fotografía, aparecida en el diario “Ahora”, en su edición del 16 de febrero de 1932, se observa un momento de los incidentes, apareciendo, en primer plano, efectivos del Cuerpo de Seguridad.
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