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viernes, 1 de marzo de 2019

Las reformas de Méndez Alanís

Uno de los personajes que más contribuyó al desarrollo de la Policía Gubernativa tras la promulgación de Ley de 27 de febrero de 1908, que marca el inicio de la moderna Policía Española, fue, sin duda, Ramón Méndez Alanís quien, entre 1909 y 1915 ocupó puestos de máxima responsabilidad en la cúpula policial, primero como Jefe Superior de Policía de Madrid, en 1909, y más tarde como Director General de Seguridad, en 1912. 

Nacido el día 31 de agosto de 1867, ingresa, previa oposición, en el Cuerpo Jurídico Militar el 13 de marzo de 1883, con el empleo de Auxiliar, habiendo obtenido el número dos entre los veinte opositores presentados a aquella convocatoria. Con anterioridad a su ingreso en dicho Cuerpo desempeñó las funciones de Letrado sustituto de la Administración económica de Granada y las de Socio Profesor de la Academia de Jurisprudencia y Legislación Matritense y del Ateneo científico de Granada. 

Ramón Méndez Alanís (prensa de la época)

Perteneciendo ya al Cuerpo Jurídico Militar, prestó servicios de su clase en el Distrito de Andalucía y después en el de Granada, promoviéndosele por antigüedad al empleo de Teniente Auditor de tercera en abril de 1884, siendo destinado a la Capitanía General de Baleares. 

A petición propia pasa trasladado a la Isla de Cuba en junio de 1885, con el empleo Teniente Auditor de Segunda clase interino, donde prestó servicios, sucesivamente, en la Auditoría de la Capitanía General de dicha isla y en la de la Comandancia General de Puerto Príncipe, volviendo en noviembre de 1887 a desempeñar sus cometidos en la Capitanía General. Ascendido a su empleo, con carácter efectivo, en septiembre de 1891 regresa a la Península. 

Retorna a Cuba en marzo de 1892, quedando adscrito a la Auditoría de la Capitanía General. En agosto siguiente le fue concedida la Cruz blanca de segunda clase al Mérito Militar por su obra titulada "Comentarios al Código de Justicia Militar". En septiembre de 1893, tras modificarse la denominación de los empleos del Cuerpo Jurídico Militar, pasó a ocupar el de Teniente Auditor de primera clase; ascendiendo, en febrero de 1894, al empleo de Auditor de Brigada interino manteniéndose en guarnición de la referida isla, confirmándolo en la Escala general por antigüedad en agosto del mismo año. 

Desempeñó algún tiempo interinamente la Auditoria de la Capitanía General de Cuba, prestando extraordinarios servicios por lo cual fue recompensado con la Encomienda de Isabel la Católica. Actuando como Auditor del General en Jefe, concurrió a varias operaciones y hechos de armas desde agosto de 1895 hasta junio de 1898, participando en comisiones que desempeñó con gran acierto y grave riesgo de su vida, por lo que fue premiado con la Cruz roja de segunda clase del Mérito Militar, pensionada; la Cruz de segunda clase del Mérito Naval con distintivo rojo y dos Cruces de segunda clase de María Cristina. 

En premio por su obra "La jurisdicción de Guerra" se le concedió la Cruz blanca de segunda clase del Mérito Militar, pensionada. 

Sin perjuicio de su destino, tuvo a su cargo durante dos años, con carácter de interinidad, la Cátedra de Derecho penal y civil en la Universidad de la Habana. 

Despacho de Méndez Alanís en la D.G.S. (prensa de la época)

Regresó a la península en julio de 1898 por haber sido elegido Diputado a Cortes y quedó en situación de excedente, desempeñando dicho cargo hasta la terminación de la legislatura. 

En octubre de 1899 fue destinado a la Capitanía General de Castilla la Nueva, y en febrero de 1900 a la Comisión liquidadora de la Caja General de Ultramar. En junio de 1901 pasa a la Capitanía General de Aragón. 

Por el mérito de la obra de que es autor titulada "Legislación Militar", fue recompensado con la Cruz blanca de tercera clase del Mérito Militar. Le fue también concedida, por servicios especiales, la Cruz de tercera clase del Mérito Naval con distintivo blanco. 

Su vinculación con la Policía comienza el 31 de diciembre de 1908 (Gaceta del 1º de enero siguiente), fecha en la que aparece nombrado como Jefe Superior de Policía de Madrid, figura creada por la Ley de Presupuestos de 1909, otorgándole el mando de los Cuerpos de Vigilancia y Seguridad de Madrid, quedando bajo sus órdenes tanto el Comisario General de Vigilancia como el Jefe del Cuerpo de Seguridad de la Capital de España. 

En junio de 1910 comenzó a trabajar en un nuevo proyecto de reforma policial que exigía la concesión de un crédito presupuestario de 2.000.000 pts. destinado mayoritariamente al incremento de los efectivos de los Cuerpos de Seguridad y Vigilancia y su despliegue, especialmente el de Seguridad, por las capitales de provincia de primer orden lo que supondría un aumento de la plantilla del Cuerpo en unos 2.000 Guardias. Este proyecto, que en buena medida se llevó a efecto, incluía igualmente el incremento de efectivos en aquellas ciudades donde ya existían dotaciones del Cuerpo. 

Se preveía igualmente la división territorial de España en cuatro zonas o regiones policiales con un Inspector – sería lógico pensar que su empleo sería de Comisario, caso de ser del Cuerpo de Vigilancia o de Teniente Coronel o Comandante, en el caso del de Seguridad - al frente de cada una de ellas, residiendo todos en Madrid, y con potestad para inspeccionar los servicios de sus respectivas zonas. 

El proyecto también hacía referencia a un aumento en los sueldos del personal tanto de Vigilancia como de Seguridad y la vinculación de las Secciones Especiales o Rondas Volantes con los Comisarios de los respectivos Distritos. 

Otra preocupación que, por aquellos años, ocupaba a la cúpula policial era la de avanzar en una mayor capacitación profesional e intelectual del personal de los Cuerpos integrantes de la Policía Gubernativa. En esta línea se enmarca la disposición por la que se crea, el 24 de septiembre de 1910, el Distintivo de conocimiento de idiomas para el personal del Cuerpo de Seguridad. 

Otra de las innovaciones de Méndez Alanís mientras ocupó el cargo de Jefe Superior de Policía de Madrid, fue la de suprimir el patrullaje callejero del personal del Cuerpo de Seguridad por parejas, dejándolo en individual, asignado la vigilancia nocturna de las zonas radiales a la Sección Ciclista, creada en 1905, integrada por un Teniente, dos Cabos y 14 Guardias. 

De igual modo, avanzó en la coordinación con otros Cuerpos o funciones que, por su trabajo, podían colaborar en el mantenimiento del orden público y en la prevención de la comisión de hechos delictivos, Guardias Municipales, serenos, porteros de fincas, personal del servicio de alcantarillado, cocheros, etc. 

Guardia de Caballería con uniforme de 1908 (Prensa de la época)

Durante este periodo, logró erradicar la prostitución de las calles céntricas de Madrid, reduciendo su presencia a zonas limitadas. 

Otra de sus preocupaciones fue la de conocer, en todo momento, el despliegue de los efectivos a sus órdenes, para ello dispuso la colocación en su despacho un gran plano de Madrid en el que figuraba, marcada con banderitas, la ubicación de los servicios en cada barrio. 

Con relación al Gabinete de Identificación, creado en Madrid en 1911, dispuso la publicación del Registro Manual de Identidad, para facilitar los servicios de la Policía, utilizando los medios más modernos para la identificación de las personas. 

A finales de noviembre de 1910, se producen en Madrid una serie de algaradas de las que son protagonistas los estudiantes de la Facultad de Medicina San Carlos de la Capital de España. 

El origen de estas algaradas hay que buscarlo en el estreno, en el Teatro “Novedades” de Madrid, de la obra teatral “Luz en la fábrica”, en uno de cuyos pasajes aludía, de forma muy crítica, a los estudiantes de medicina, motivo por el cual consideraron que aquella frase resultaba agraviante para todos ellos lo que provocó que se organizase una manifestación de protesta ante el Teatro. 

De nada valió que tanto el empresario como los autores indicasen a la comisión de estudiantes que se retiraría la frase de la discordia, ni tan siquiera que la obra sería retirada de cartel. Más de 800 estudiantes habían ya comprado las entradas de acceso exigiendo la puesta en escena de la pieza teatral. 

Comenzada la representación al llegar al pasaje retirado del libreto, exigieron, de forma tumultuaria, que se recitase la pieza en su totalidad; aquella exigencia, acompañada de la ocupación del escenario por algunos estudiantes, seguida de un monumental alboroto provocó la intervención de las fuerzas del Cuerpo de Seguridad, presentes en el Teatro, a las órdenes del Inspector Caro y del Teniente Rúas, que procedieron al desalojo del recinto. 

Sin embargo, aquellos hechos, que se saldaron sin heridos entre los estudiantes, tuvieron su continuación en las siguientes jornadas donde los estudiantes de medicina protagonizaron una serie de altercados, deteniendo tranvías y persiguiendo a todos los miembros del Cuerpo de Seguridad con los que se cruzaban por las calles. 

Consecuencia de estos hechos, el 30 de noviembre de 1910 (Gaceta del 1º de diciembre), se acepta la dimisión de Ramón Méndez Alanís como Jefe Superior de Policía de Madrid. 

En 1911 se le concede la Gran Cruz del Mérito Naval con distintivo blanco por haber presentado un anteproyecto de Código Marítimo y otros servicios prestados a la Marina, y desde mayo de este año formó parte como Vicesecretario con voz de la Comisión de reforma de las leyes sobre materias de justicia en las jurisdicciones de Guerra y Marina. 

En abril de 1912 le fue concedida la Cruz blanca de tercera clase del Mérito Militar pensionada, por su obra "Enciclopedia de Legislación Militar". 

El 12 de noviembre de 1912, se registra en Madrid el atentado que costó la vida al Presidente del Consejo de Ministros, José Canalejas Méndez. Este magnicidio provocó, de inmediato, que tanto el poder político como los medios de comunicación, volviesen la vista hacia la Policía, a la que culpaban, casi con exclusividad, de no haber evitado la comisión de este atentado, señalando con mayor énfasis a la denominada Sección Especial de Anarquismo que no fue capaz de controlar los pasos de Manuel Pardiñas, autor del magnicidio. 

Una de las primeras medidas que se adoptan es la recreación, por tercera vez, de la Dirección General de Seguridad como órgano directivo de la Policía. Con anterioridad, en 1858 y en 1886, ya había sido creado un organismo con idéntica denominación que, en ambos casos, tuvo efímera existencia. 

Sin embargo, hay un dato que resulta desconocido para la mayor parte de los españoles, incluso para muchos de los estudiosos de temas relacionados con la Historia de la Policía Española; un dato que puede resultar de interés conocer, incluso premonitorio de algo que finalmente sucedería pasados los años. 

Por las fechas de las que hablamos, el Gobierno, bajo la presidencia del Conde Romanones, sucesor de Canalejas tras su asesinato, trabajó en el proyecto de creación de un nuevo organismo que, con la denominación de Dirección General de la Policía, unificase, en uno solo, los dos Cuerpos integrantes de la Policía Gubernativa, el de Vigilancia y el de Seguridad. 

De esta forma, el nuevo Cuerpo resultante de la fusión, estaría constituido por cuatro Divisiones: Policía de Seguridad; Policía Gubernativa; Policía Judicial y Policía Política. No parece complicado, a la vista de esta división, colegir las funciones que asumiría cada una de ellas. De esta forma, entendemos que la Policía de Seguridad sería la responsable de asumir la dirección de los efectivos uniformados y las misiones asignadas al Cuerpo de Seguridad; la Policía Gubernativa podría atender todo lo relacionado con las funciones de policía administrativa, establecimientos, hospederías, extranjeros, pasaportes, etc. La Policía Judicial las propias de esta especialidad y la Política encargada de la represión del anarquismo y socialismo, así como todo aquello que pudiera ser de su esfera competencial en materia de investigación social. 

Guardias de Seguridad con uniforme de verano en 1912 (Archivo Municipal de La Coruña)

Sin embargo, este macroorganismo despertó recelos entre la clase política ya que para la izquierda se trataba de centralizar en un solo Cuerpo el poder absoluto en materia de orden público, mientras que para la derecha suponía dar de lado a la Guardia Civil, motivos más que suficientes, a juicio de los políticos, para que el proyecto no pasase de borrador. 

Creada, con fecha 27 de noviembre de 1912, la Dirección General de Seguridad, como instrumento canalizador al que fluya la información de todo el territorio nacional referente al mantenimiento del orden, prevención y persecución de delincuentes, terrorismo y todo aquello que sea competencia de la Policía, para que organizados, relacionados y complementados, sean base de iniciativas y órdenes que de tal Centro partan, para su cumplimiento en donde corresponda, unificando y sistematizando este servicio público en todo el Reino. A tal fin, los Gobernadores Civiles, sin perjuicio de hacerlo al Ministro, comunicarán también a la Dirección General cuantas noticias y datos tengan relacionados con tales servicios, y ésta se entenderá directamente con aquéllos a los propios objetos. Lo efectuará siempre de una manera directa con el personal de Vigilancia y Seguridad de todas las provincias. 

Al Director General se le asigna el mando de los Cuerpos de Vigilancia y Seguridad, así como de la Guardia Civil de Madrid, sin perjuicio de las funciones y cometidos al Director General de este Instituto. 

El Director General del nuevo organismo tendrá capacidad sancionadora para corregir al personal tanto del Cuerpo de Seguridad como del de Vigilancia; de igual modo que, mediante Reglamento, establecerá las relaciones del personal de ambos Cuerpos con ocasión de la realización de los distintos servicios. 

Acordará los destinos y traslados de los funcionarios de ambos Cuerpos, propuestas de ascensos, concesión de licencias y adscripción temporal a un destino de acuerdo con las necesidades. 

Organizará los servicios de los dos Cuerpos, vigilando su ejecución e introduciendo las mejores y modificaciones que se consideren necesarias, entre otras competencias. 

Consecuencia de la creación de la Dirección General, se dispone que se cree, tanto en Madrid como en Barcelona, el cargo de Inspector de Seguridad, con las atribuciones y retribución que hoy se le reconocen al Jefe Superior de Policía gubernativa de aquella provincia. 

Con esta misma fecha, 27 de noviembre (Gaceta del 28), se nombra Director General de Seguridad a Ramón Méndez Alanís. 

Su trabajo al frente de la Dirección General fue especialmente fructífero, marcando su impronta desde el primer instante de arribar al organismo. 

Una de las primeras medidas operativas que se adoptan el 30 de diciembre de 1912, es la reorganización de los servicios de Vigilancia, quedando organizado en Brigadas especializadas y asignando el personal necesario para la ejecución de las funciones que a cada una de ellas les corresponde. 

El Cuerpo de Vigilancia de Madrid, suponemos que con reflejo en las provincias 

Brigada de Investigación Criminal: Un Comisario Jefe; 4 Inspectores y 60 Agentes. 

Brigada Móvil: Un Comisario; 3 Inspectores y 60 Agentes. 

Brigada de Viajeros y Extranjeros: Un Inspector y 15 Agentes. 

Brigada de Información o de Informes: Un Inspector y 20 Agentes. 

Brigada de Espectáculos. Sin datos. 

Brigada Nocturna: Un Inspector y 40 Agentes. 

Brigada de Anarquismo y Socialismo: Dos Inspectores y 20 Agentes. 

Brigada Ciclista y de comprobación: Esta Brigada utilizaba un uniforme, empleando la bicicleta como medio de transporte, menos el Jefe que lo hacía en motocicleta. Daban escolta a los Reyes en sus recorridos callejeros. 

Brigada Especial de Barrios: Un jefe; 10 Inspectores y 100 Agentes. 

Brigada de Servicios Especiales: De esta Brigada depende la Ronda de S.M. el Rey, compuesta por un jefe y 20 Agentes y la Ronda del Presidente del Gobierno, integrada por un jefe y 16 Agentes. 

El Cuerpo de Vigilancia disponía, hasta la creación de la Brigada de Ferrocarriles, de pequeñas dotaciones en las Estaciones madrileñas de Norte, Atocha y Delicias. 

También se procede a reorganizar el patrullaje callejero del Cuerpo de Seguridad, para ello, con fecha 18 de enero de 1913 se ordena a los Capitanes jefes de las Compañías de los Distritos de Chamberí, Hospicio, Congreso y Hospital que, entre las ocho de la noche y el amanecer, se destaque una ronda compuesta por un Cabo y un Guardia que, desde los paseos de Castellana, Recoletos, Prado y Jardín Botánico, se trasladen, a paso ordinario, por un itinerario prefijado, hasta la Prevención del Distrito de Buenavista, revistando todas las parejas que se encuentren en el referido recorrido, y dando de todo ello novedad en la citada Prevención, tras lo cual retornarán la suyas respectivas por donde se les indique entrevistándose con las parejas establecidas en el itinerario de tránsito. 

A cada ronda se le señalará en tiempo que debe emplear en recorrer cada itinerario y una vez de vuelta a su Prevención se dará salida a otra ronda, de idéntica composición, para realizar el mismo recorrido. 

Igualmente, los Distritos de Inclusa, Latina, Palacio y Universidad, dispondrán también de salidas de rondas de sus Prevenciones, en iguales horas de la noche, que se dirigirán a la Prevención de Centro donde darán novedades. Por su parte, los Distritos de Buenavista y Centro, organizarán sus rondas dentro de sus demarcaciones respectivas. 

Se establece, con la misma fecha que el del establecimiento de las Rondas aludidas, el servicio diario a prestar por los efectivos dependientes del Oficial jefe de la Sección Ciclista. 

En este sentido se destinan dos Guardias Ciclistas en cada turno, mañana-tarde-noche, al Distrito de Buenavista para recorrer toda su demarcación, estableciendo los correspondientes puntos de parada y un Guardia Ciclista al Distrito de Congreso en cada uno de los tres turnos con idéntica misión que los anteriores. 

Este personal se presentará, en la Prevención respectiva, a la hora de tomar el servicio y a la de entregarlo. 

Se dispone igualmente que otros cinco Ciclistas hagan guardia, de 24 horas, en dos turnos, en la Dirección General. 

Por su parte, los salientes de servicio de guardia se establecerán, a la hora del paseo de la tarde (16,00 a 19,00 horas), en cuatro puntos distintos de los más concurridos de Madrid con sus máquinas preparadas para salir en persecución y dar alcance a cualquier automóvil que haya provocado un atropello y trate de huir o a todo malhechor que habiendo causado algún daño intente darse a la fuga; igualmente estos Guardias Ciclistas harán funciones de enlace sirviendo como elemento transmisor de cualquier orden urgente. 

Aun cuando el Gabinete de Identificación de la Jefatura Superior de Policía de Madrid comienza a funcionar el 25 de junio de 1911, antes de la creación de la Dirección General de Seguridad, desde 1912, además de la reseña dactiloscópica, se realiza la fotográfica, con equipos de filmación “Bertillón”, tomando fotografías a los reseñados en dos posiciones, perfil derecho y frente, incluyendo una cartela con el lugar, la fecha y el número de reseña. 

Dado que el proyecto de unificar los Cuerpos de Vigilancia y Seguridad de 1912 resultó fallido, en 1913, se comienza a trabajar sobre una nueva reorganización de la Policía que traería aparejada la creación de una Dirección General del Cuerpo Militar de Seguridad, con la creación de un escalafón propio de Jefes y Oficiales, una pretensión que tampoco se vio cumplida. 

En 1914, se procede de nuevo a la reorganización del Cuerpo de Vigilancia, que queda articulado de la siguiente forma: 

Brigada Móvil: 1 Comisario; 1 Inspector de 2ª; 3 Inspectores de 3ª y 60 Agentes. 

Brigada de Investigación Criminal: 1 Comisario; 4 Inspectores y 60 Agentes. 

Brigada Nocturna: 1 Comisario; 2 Inspectores y 40 Agentes. 

Brigada de Espectáculos: 1 Comisario; 1 Inspector y 40 Agentes. 

Brigada Eventual: Dedicada al servicio de trenes. No aporta datos. 

Brigada de Barrios: 1 Comisario; 10 Inspectores y 107 Agentes. 

Brigada de Servicios Especiales de donde dependen los siguientes Servicios: 

A.- Servicio de Seguridad de SS.MM. los Reyes con 1 Comisario; 1 Inspector y 20 Agentes. 

B.- Servicio de Seguridad de la Presidencia del Consejo de Ministros con 2 Inspectores y 16 Agentes. 

Brigada de Anarquismo y Socialismo. Sin datos numéricos. 

Brigada Ciclista y de Comprobación. Sin datos numéricos. 

Brigada de Informaciones. Sin datos numéricos. 

Brigada de Viajeros y Extranjeros. Sin datos. 

Servicio en las Estaciones del Norte, Mediodía (Atocha) y Cáceres (Delicias). Tampoco constan datos. 

Como curiosidad señalar que, desde la llegada de Méndez Alanís a la Dirección General, ordenó colocar sobre la puerta de su despacho tres luces, una de color rojo, otra verde y una tercera blanca, a modo de código de señales. Mientras la luz roja permaneciese encendida, el Director General no podía ser molestado bajo circunstancia alguna; si la encendida era la verde, era señal de que se podrían despachar los asuntos urgentes; en tanto que la blanca indicaba que podía abordarse cualquier asunto. 

En mayo de 1914 fue ascendido al empleo de Auditor General de Ejército. 

Falleció, siendo Director General de Seguridad, en la madrugada del 5 de diciembre de 1915. El sepelio se celebró en Madrid el lunes 6 de diciembre. El acto fúnebre estuvo presidido por el marqués de la Ribera, quien ostentaba la representación de S.M. el Rey y por otras personalidades entre las que se hallaba el Infante D. Alfonso; el Presidente del Consejo de Ministros y los Ministros de la Guerra y de Gobernación. 

El cortejo lo abría una Sección de la Guardia Municipal a caballo y tras la presidencia oficial y familiar, a la que acompañaban numerosas personalidades de la vida política madrileña y personal de la Dirección General de Seguridad y de las distintas Comisarías de Distrito, desfilaban, en columna de honor, las fuerzas del Cuerpo de Seguridad francas de servicio. 

La columna la encabezaba la Sección Ciclista y tras ella la Escuadra de Gastadores, detrás una representación de cada una de las diez Compañías de la guarnición al mando de un Teniente, cerrando la formación el Escuadrón de Caballería. El mando de la columna lo ostentaba un Comandante a caballo. 

La prensa de la época se hizo eco de la marcialidad y el perfecto estado de policía mostrado por las fuerzas participantes que merecieron lo elogios de todos los que tuvieron la oportunidad de presenciar su paso por las calles madrileñas. 

Ramón Méndez Alanís, fue un personaje clave en un contexto histórico fundamental para la evolución y modernización de la Policía Española y por ello merece que su nombre se recuerde y se escriba con letras del molde en la Historia de nuestro Cuerpo. 

Bibliografía: 

Gaceta-BOE 
Historia y anecdotario de la Policía Española 1833-1931. Antonio Viqueira Hinojosa. 
El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. Mismo autor del artículo. 
Hemeroteca de ABC. 
Hemeroteca Nacional (diversas publicaciones). 
Hemeroteca de la Prensa histórica (diversas publicaciones). 
Otras fuentes. 

José Eugenio Fernández Barallobre, 
Inspector del Cuerpo Nacional de Policía.
(Artículo publicado en la revista "Policía") 





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