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domingo, 17 de marzo de 2019

La Brigada de Investigación Político-Social

Nuestro buena amigo, colaborador y magnífico coleccionista, Simón Javier Iglesias Andrés, nos remite este artículo sobre la Brigada de Investigación Político-Social, que, con gusto, reproducimos. 

La Brigada Político-Social (BPS), cuyo nombre oficial era Brigada de Investigación Social (BSI), fue la policía secreta que existió en España durante la época franquista, encargada de perseguir y reprimir a todos los movimientos de la oposición al franquismo. Orgánicamente constituía una sección del Cuerpo General de policía (CGP). Tras la muerte de Francisco Franco, durante los años de la transición la brigada fue reestructurada y sustituida por la Brigada Central de Información, (BCI). 

Orígenes y creación 

Los orígenes de la Brigada político-social pueden rastrearse ya a comienzos del siglo XX, con la creación de la «Brigada de Informaciones» y la «Brigada de Anarquismo y Socialismo» como unidades específicas para combatir el terrorismo anarquista y el creciente movimiento obrero. Al final de la Dictadura de Primo de Rivera fue creada la llamada «División de Investigación Social», a iniciativa del general Emilio Mola y a cuyo frente quedó el comisario Santiago Martin Baguenás. 

Placas alemanas (col. Simón J. Iglesias Andrés)

Sin embargo, su antecedente inmediato fue el Decreto de 24 de junio de 1938 de los Sublevados de la Guerra Civil, que creaba, en el ámbito civil y dentro de las competencias de los Gobernadores en las distintas provincias, un Negociado político específico para "el control de las materias en la acción política" y la "prevención y represión" de cualesquiera actividades que "obstruyan o desvíen" las "directrices generales del gobierno". Muchos de sus primeros integrantes procedían del Servicio de Información y policía Militar (SIPM), el servicio secreto franquista durante la Guerra civil dirigido por el general José Ungría Jiménez. ​ En 1940, después de la visita a España del líder nazi Heinrich Himmler, este se aseguró de que un adjunto suyo que ya operaba en España Paul Winzer, instruyera a la nueva policía secreta española. Winzer era un oficial de las SS y la Gestapo que estuvo destinado en España instruyendo a los nuevos agentes de la Brigada Político-Social hasta 1944. 

La Brigada fue creada formalmente en 1941 con la «Ley sobre funcionamiento de las Jefaturas Superiores de Policía» y la «Ley de Vigilancia y Seguridad». Además su propia labor de investigación, la brigada podía contar con los informes del Servicio de Información e Investigación Información de Falange, que también hacía las funciones de policía política. 

Un informe británico de 1949 describía así a la Brigada Político-Social: 

Sus archivos están basados en el modelo nazi, asegurando una vigilancia sistemática sobre todos los enemigos sospechosos del Estado. Todos los casos políticos caen dentro de la Brigada Político-Social, que actúa por orden del jefe superior de Policía. El Interrogatorio de un prisionero puede incluir el uso de crueles artefactos, tendentes a forzar las declaraciones posteriormente llamadas "confesiones". Como reciben un extra, los mal pagados policías tienden a usar métodos cada vez más violentos y a prolongar cuanto sea posible el aislamiento de los prisioneros para obtener una confesión. 

En esta ocasión os mando una muestra fotográfica de unas defensas de mi colección. Son defensas no reglamentarias y se portaban en el bolsillo interior de la chaqueta. 

La Brigada Político Social y la Gestapo. 

La influencia de la Gestapo en la Brigada Político Social marcó un punto de inflexión en la reconfiguración de la primigenia policía franquista 

El 31 de julio de 1938 firmaron un acuerdo con Alemania que permitía el intercambio sin intervención judicial de los detenidos por los servicios policiales de ambos países. Incluso el jefe de la Gestapo en persona, Heinrich Müller, visitó Madrid en 1942, según documentos del espionaje norteamericano desclasificados medio siglo más tarde. 

Defensas no reglamentarias, usadas por la Policía de paisano (col. Simón J. Iglesias Andrés)

“La Gestapo tenía especial interés en repatriar a los judíos, comunistas y socialistas alemanes que habían combatido en las Brigadas Internacionales y habían acabado capturados por las fuerzas de Franco En contrapartida, el agregado de la Gestapo en la embajada alemana en Madrid, Paul Winzer, “dirigió un programa de instrucción para la policía política de Franco”. 

La prensa española de la época, tanto republicana como franquista, se refería a Winzer como el “delegado de la policía alemana” o el “jefe de la sección española de la Gestapo”, que trabajaba “a las órdenes directas de Von Faupel [el embajador alemán en Madrid]”. Paul Winzer ingresó en el partido nazi en 1932 y dos años después en la Policía Criminal. Más tarde, tras superar un curso de capacitación, fue enviado al cuartel general de la Gestapo en Berlín. En mayo de 1936 llegó a España como agente encubierto. Así, “nos encontramos, por tanto, en 1939 en España con una bien organizada red del Servicio de Seguridad, creada por el General de la Bandera de Asalto de las SS y asesor de Asuntos Criminales. 

El convenio firmado por ambos países tenía un precedente en los acuerdos de 1934, ratificados al año siguiente, entre el gobierno derechista de la CEDA y la Gestapo alemana que incluían intercambios informativos y formativos. 

El agente de policía Pedro Urraca, que detuvo a Companys, trabajaba directamente para la Dirección General de Seguridad y se especializó en el seguimiento del exilio republicano, tanto en París como más tarde en Bruselas. En la capital francesa mantuvo una relación fraternal con la Gestapo y “formará equipo con Federico Velilla, jefe de la Falange en Francia y el agente Landstater, propuesto por la Gestapo. 

El policía y escritor Mauricio Carlavilla (su nombre real era Julián Carlavilla del Barrio), empezó su carrera en Valencia en 1921 y una década más tarde será destinado a la Brigada Social. En 1926, estando destinado en el protectorado marroquí, fue acusado de sacar tajada de la “prostitución clandestina tolerada y explotada en provecho propio”, algo que reseñó “la prensa local. En 1936 se fugó a Portugal al verse implicado en un intento de atentado contra el presidente de la República Manuel Azaña, un complot por el que fue detenido el agente de la Brigada Político Social Juan Antonio Escobar Raggio, que más tarde se convertiría en un destacado historiador de la Policía siendo ya comisario. Al estallar la Guerra Civil Carlavilla ejerció “funciones privadas al servicio de la embajada [franquista] de España en Lisboa”pero, en un extravagante giro de los acontecimientos, fue detenido por la policía política portuguesa por un turbio asunto y finalmente expulsado del país luso, según los documentos diplomáticos confidenciales que constan en su expediente. 

Otro aspecto de la colaboración entre la Gestapo y la policía española fue la persecución de la masonería. Según el preámbulo de la Ley de 1 de marzo de 1940 de Represión de la Masonería y el Comunismo, todos los males de la historia de España, desde la pérdida del imperio colonial hasta la caída de la monarquía, se debían a “la acción conjunta de la masonería y de las fuerzas anarquizantes movidas a su vez por ocultos resortes internacionales”. Como explica el historiador Pelai Pagès, “en la práctica, cuando se constituyó el primer tribunal a partir de esta ley se limitó a juzgar a masones, puesto que los comunistas ya eran convenientemente juzgados por los Consejos de Guerra”. La Ley del 30 de enero de 1938 que reestructuraba la Policía en el bando franquista “con fines cada vez más políticos, incorpora un departamento de Masonería y otro de Judaísmo (primera vez que un organismo policial franquista hacía constar que el judaísmo era objeto de investigación), ambos integrados en la cuarta Sección, Antimarxismo”, en la cual se encuadraba la Brigada Político Social. 

Aunque las prioridades represivas de nazis y franquistas no eran exactamente las mismas, “entre las competencias del Servicio de Seguridad [alemán] en España entraba la localización y vigilancia de masones que conspiraban contra los gobiernos de Alemania o España”. Para ello los responsables de la Gestapo en España y la Delegación para la Recuperación de Documentos de Salamanca intercambiaron información sobre supuestos masones alemanes en España. De hecho, el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, que guarda los archivos requisados durante la guerra por la Delegación para la Recuperación de Documentos, conserva varios índices de listados de masones españoles ordenados alfabéticamente por apellidos y que incluye la logia de pertenencia, la población en que se encuentra y la profesión. Según la descripción del propio archivo, “posiblemente se trate de un informe elaborado por la Gestapo sobre masones que se encuentran en prisiones y campos de concentración nazis 

Las relaciones bilaterales entre Heinrich Himmler y el ministro de Orden Público, el general Martínez Anido, orquestaron un modelo de cooperación policial exitoso para ambas partes. Tanto es así que, en una carta del 1 de febrero de 1945, Paul Winzer agradece a la DGS la “información referente a personas que reclutan extranjeros y los guían por el suelo francés y los traen clandestinamente a España”. “Puedo asegurar que esta información es del mayor interés para nuestros servicios en Francia y por esa razón le estoy muy agradecido”, explicaba el jefe de la Gestapo en España, que también pedía que “en el futuro siguieran de acuerdo en enviarnos información similar que fuera obtenida por sus servicios”. 

También os dejo foto de unas placas Alemanas de aquella época de mi colección. 

Simón Javier Iglesias Andrés.

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